GIUSEPPE PARINI
(1729-1799)
“Allí bajo el cielo nacen dos gemelos
El placer y la virtud
Y uno de ellos llevará a la tierra
Un tesoro casi escondido;
El más grande del mundo
La primera juventud.”
Giuseppe Parini.
LA VOZ DE UNA GLORIA DE LA ESCUELA NEOCLÁSICA
Con el siglo murió (1799) un poeta de verdad, Giuseppe Parini, nacido en 1729, que en sus setenta años de vida austera y respetada fue sacerdote, profesor, poeta, y sacó a la literatura italiana de aquel círculo perpetuo de formas almibaradas o harto enfáticas en que se movía y entre las cuales triunfaba y formaba escuela el hoy olvidado Carlos Frugoni. Sintiendo muy profundamente a Dante, a Petrarca, a Ariosto y a los poetas clásicos de la antigüedad, Parini imprimió a sus versos ya la sobriedad vigorosa y digna aprendida en el primero, ya el arte, la armonía de los segundos y de los que unos y otros tuvieron por maestros insuperables. Parini fue una gloria de la escuela neoclásica italiana en que figuraron Alfieri, Monti y Fóscolo.
Uno de los fenómenos más representativos de la primera mitad del siglo XVIII en Italia es el llamado Risorgimento, por el que este país logra superar la decadencia cultural iniciada a finales del siglo XVI. Esto es posible gracias a la Arcadia, academia política romana fundada a finales del siglo XVII por Cristina de Suecia, con la intención de contrarrestar la hinchazón barroca, concretamente contra Marino y el marinismo. Los afiliados a la Arcadia oponen la naturalidad y la sencillez, aun cuando estas magníficas palabras queden entendidas inicialmente sólo como inconsistencia bucólica, convencionalismos y expresiones dulzonas sin apenas vigor. La poesía, que seguía los moldes clásicos va cediendo al estilo de la Arcadia, y los tópicos bucólicos a un lenguaje cada vez más auténtico. Parini es un compendio de esta corriente y de las ideas de la Ilustración.
Giuseppe Parini nació en Bosisio, Lecho, el 23 de mayo de 1729 y falleció en Milán el 15 de agosto de 1799. Hijo de un modesto comerciante de seda, inició su formación guiado por su párroco, que además era un pariente de su madre. A condición de seguir los estudios eclesiásticos recibe una herencia de un familiar suyo. En 1751 es ordenado sacerdote, sin vocación, aunque persevera hasta su muerte. Tres años más tarde fue preceptor del duque de Serbelloni. Interviene en política y en 1768 es nombrado por el conde Firmian poeta oficial del teatro Regio Ducale de Milán. Un año más tarde fue nombrado director de la Gaceta de Milán y ocupa la cátedra de Bellas Letras en las Escuelas Palatinas. Durante la ocupación francesa, fue nombrado en 1796 miembro del ayuntamiento de Milán.
Sus obras más importantes son el gran poema Il giorno y sus Odi. El poema es satírico y está escrito en versos libres, teniendo por asunto la instrucción de un caballero joven a quien el autor enseña, irónicamente, el modo de ocupar el día en los más frívolos quehaceres. Por eso había de constar de cuatro partes: Mattino, Meriggio, Vespro y Notte, comenzando el día, para aquel señorito, a la hora del mediodía, que es cuando se levanta, y terminando cuando el canto del gallo le cierra a él los ojos y se los abre a tantos otros. Pero en vida del autor sólo se publicaron La mañana (1763) y El mediodía (1765). Póstumamente se publicaron El atardecer y La noche (1801). De monotonía se ha tachado al poema, y es natural que así sea; mas hay en él una ironía finísima y continua, en pomposo estilo, que lo salva, y luego la intención moral y los curiosos datos para el estudio de las costumbres. De 1757 a 1795 escribió unas veinte odas morales, patrióticas, literarias y sentimentales. En las odas vuelve a verse, acaso demasiado, ese propósito moral del autor, como lo revela, desde el título, L’educazione, una de las más conocidas y resplandecen ya la gracia y la ingenuidad antiguas, ya la belleza y novedad de las ideas y de las imágenes, ora el recuerdo de Horacio, hasta el punto que entusiasma a sus adoradores, como ocurre con su oda sáfica Alla musa. Otras obras destacables son: Algunas poesías de Ripano Eupilino (1752), Diálogo sobre la nobleza (1757), Discurso sobre la poesía y las piezas teatrales, la Iside salvada y Ascanio en Alba, esta última musicada posteriormente por Mozart, fue representada por primera vez en 1771. Y como dijo el poeta italiano: “La virtud no se enfrenta / a los deleites honestos y bellos”.
Francisco Arias Solis
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Por esa libertad bella como la vida.
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Gracias.
viernes, 30 de enero de 2009
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