viernes, 14 de mayo de 2010

Marcos Ana ~ Francisco Arias Solís


MARCOS ANA
FERNANDO MACARRO CARRILLO

“Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto del río
cuando se cubre de pájaros.

Habladme del mar habladme
del olor ancho del campo,
de las estrellas, del aire.”
Marcos Ana.

LA VOZ DE LA POESÍA EN LA CÁRCEL

Mientras algunos han recibido los títulos y galardones de mano de los verdugos, la gran mayoría de los poetas, señalan valientemente su enfrentamiento en páginas esplendorosas de la literatura y saben de todos los caminos de la valentía y la huella profunda del impacto físico del dolor sobre sus vidas.

Cuando se han perdido cuarenta años de dictadura, los trabajadores del verbo y la palabra han adoptado distintas posturas en un país, que como alguien ha dicho, hemos vivido en un estado de libertad vigilada. No sólo hubo prisión física, sino también a la que se sometieron las ideas y conceptos cuando intentaron expresarse: la prisión del lenguaje.

Precisamente en su libro La arboleda perdida, escribía Rafael Alberti: «Cómo no recordar también a mi gran amigo y camarada Marcos Ana, en algún momento el preso más antiguo de Europa -veintitrés años-, cuyo estremecedor poema “Todo mi corazón es patio” me trae a la memoria aquel cuadro famoso de Van Gogh en que una cuerda de presos gira en el sombrío espacio de una pequeña cárcel”.

En su libro Decidme cómo es un árbol, el propio Marcos Ana nos cuenta: “Ingresé a primeros de mayo de 1939 y ya no abandonaría la cárcel hasta 23 años después, dejando en las prisiones toda mi juventud y la mitad de mi vida”. Antes nos había dicho: “Fue el 17 de noviembre de 1961. No recuerdo la sensación de calor o frío, de oscuridad o luz que tuve al salir de la prisión. Iba en una nube, inadaptado y feliz... Pero no podía huir de mí mismo. La cárcel me seguía como mi sombra. Atenazado por una gran angustia me sentía como si me hubieran arrancado de cuajo de mi universo natural. Por mi cabeza desfilaban los rostros entrañables de los camaradas que dejaba en el Penal, hermanos ejemplares, con los que había compartido tantas luchas y esperanzas”. Su constante lucha por la libertad le hizo objeto durante su largo tiempo de prisión de frecuentes torturas y de periodos de incomunicación.

El poeta Marcos Ana, seudónimo, en recuerdo de sus padres, de Fernando Macarro Carrillo, nace en la pedanía de San Vicente, del municipio de Alconada, Salamanca, el 20 de enero de 1920. Aunque pasó su infancia en Ventosa del Río Almar, una aldea salmantina, en el seno de una familia muy pobre de jornaleros del campo. En 1929 se traslada con su familia a Alcalá de Henares, asiste a una escuela pública y a los doce años comienza a trabajar como dependiente en una tienda. En enero de 1936 ingresa en Juventudes Socialistas. La rebelión militar del general Franco le sorprende en Alcalá de Henares y se incorpora al “Batallón Libertad”, “a detener a los fascistas -nos cuenta Marcos Ana- que avanzaban sobre Madrid”. Una vez regularizado el ejército, lo menores de edad se vieron obligados a abandonar el campo de batalla. Su padre muere en el brutal bombardeo que sufrió Alcalá de Henares el 8 de enero de 1937. En 1938 se encuentra en el Pardo, es nombrado comisario de la primera compañía de la 44 Brigada Mixta y al poco tiempo pasa a ser instructor político de la juventud de la 8ª División. Al finalizar la guerra marcha al puerto de Alicante, donde miles de hombres y mujeres tenían la esperanza de ser recogidos por barcos ingleses y franceses, pero son rodeados por la División Littorio, y conducidos por las fuerzas italianas al campo de Los Almendros, y, desde allí, es llevado al campo de concentración de Albatera, de donde consigue salir, pero es detenido en Madrid, y comienza su peregrinaje por las cárceles franquistas, iniciado en la prisión de Porlier. En 1941 es sometido a un Consejo de Guerra, acusado de adhesión a la rebelión, y condenado a muerte. Dos años pasó esperando su final desenlace, hasta que se anuló el proceso por defecto de forma y nuevamente tuvo que ir a un Consejo de Guerra, nuevo juicio, en el que fue condenado a muerte por segunda vez. En el penal de Ocaña, el 6 de abril de 1944 le conmutaron la pena de muerte por dos condenas de treinta años años de prisión, una de ella por actividad subversiva en la prisión. Después de pasar unas semanas en la prisión de Alcalá de Henares, le trasladan al penal de Burgos, “de terrible historia”. Allí, en una celda de castigo, inició su aventura poética, consiguiendo sacar clandestinamente sus poemas con la firma de Marcos Ana al exterior. Entre varios presos crean la revista literaria La Aldaba y, posteriormente, Muro. “La cárcel fue mi universidad”, diría más tarde. En sus quince años en el penal de Burgos desarrolla una intensa actividad cultural y reivindicativa. Fue de los primeros presos españoles defendidos por Amnístía Internacional.

Una vez liberado en 1961, se convierte en un mito de la cultura antifascista y un apóstol de sus convicciones políticas. Con ayuda del Partido Comunista de España, en el que militaba, llega a París, donde funda y dirige, hasta el final de la dictadura franquista, el Centro de Información y Solidaridad con España (CISE), que preside Pablo Picasso. Con el apoyo de personalidades de la cultura y de la política, este Centro organiza la defensa de los derechos humanos, la acción por la Amistía general y la ayuda moral y material a todas las víctimas de la represión franquista. Viaja por Europa e Iberoamérica, es recibido en Parlamentos, Universidades, y en concentraciones populares, organizando la solidaridad con los presos políticos del franquismo y denunciando las torturas y las prácticas fascistas con las que eran maltratados y vejados, al tiempo que realiza una vigorosa actividad política para recuperar la democracia en nuestro país. “Lo que yo he sufrido me ha hecho comprender -dirá el poeta- que no sería nunca más capaz de ejercer la violencia contra nadie”. Regresa a España en 1976, una vez muerto el dictador, y es candidato por el Partido Comunista al Congreso de los Diputados. Actualmente con sus sesenta y siete años “de vida” y noventa “de edad” todavía sigue luchando por una sociedad "donde el sol salga y caliente para todos, una sociedad sin armas y sin guerras, donde hombres y mujeres sean verdaderamente libres y puedan gozar en paz de una nueva primavera del mundo". Muy recientemente nos había dicho: “Si apartan a Garzón como juez será una vergüenza”.

De su obra destacan títulos como Poemas desde la cárcel (1960), España a tres voces (1963), en colaboración con Luis Alberto Quesada y Jesús López Pacheco, Las soledades del muro (1977) y Decidme como es un árbol (2007).

Y como dijo el poeta Marcos Ana: “Mi vida, / os la puedo contar en dos palabras: / Un patio. / Y un trocito de cielo / por donde a veces pasan / una nube perdida / y algún pájaro huyendo de sus alas.”

Francisco Arias Solís.

Cádiz con Garzón.

DEMÓCRATAS CON EL JUEZ BALTASAR GARZÓN
Asociación por una justicia democrática y una judicatura digna.
Internautas por la Paz y la Libertad y Foro Libre.
URL: http://www.internautasporlapaz.org

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