viernes, 26 de diciembre de 2008

Luis de Camoens por Francisco Arias Solis

LUIS DE CAMOENS
(h.1524-1580)


“Mudan los tiempos y las voluntades;
se muda el ser, se muda la confianza;
el mundo se compone de mudanza
tomando siempre nuevas calidades.”
Luis de Camoens

LA VOZ DEL MÁS INSIGNE DE LOS POETAS PORTUGUESES

Luis de Camoens es la figura más insigne de toda la historia literaria portuguesa y ocupa un lugar importante en la literatura universal. De que Camoens es un gran artista literario dan fe sus obras menores, quizá mejor aún que su magno poema Os Lusíadas, aunque menos aparatosas. Sus sonetos, que pasan de trescientos, nos le muestran como un excelente petrarquista que llega a rivalizar con su maestro, y entre estos sonetos los hay celebérrimos y que constituyen verdaderos modelos. No menos dignas de mención son sus canciones, sus elegías y églogas, que han ayudado no poco a que fuera de Portugal, en Francia, un distinguido crítico haya llegado a afirmar que “Camoens es el artista más completo del Renacimiento”. No fue solo artista escribiendo en portugués, sino en verso castellano, que manejaba admirablemente, por lo que merece también un lugar en el Parnaso español. Pero siempre se tendrá como su mayor gloria el ser autor del que Menéndez y Pelayo llamó “incomparable monumento de nuestra poesía épica”.

Luis de Vaz de Camoens nació en Lisboa hacia 1524 y falleció en la misma ciudad el 10 de junio de 1580, si bien sobre la fecha y el lugar de nacimiento han abundado las dudas y contradicciones. Son muy pocos los datos que se conocen de su vida. Camoens eras de familia noble y originaria de Galicia, a pesar de lo cual no se muestra nada suave al hablar de los gallegos. Se cree que hizo sus estudios en Coimbra y poco después empezó una vida harto azarosa. Viajó a Lisboa en 1542, donde se señala como poeta y tiene sus primeros amores con una dama qua oculta bajo el nombre de Natercia y que murió en plena juventud. En 1546 fue desterrado a Ribadetejo por culpa de uno de sus escritos que desagradó al rey; perdió luego el ojo derecho combatiendo en Ceuta. Volvió a Lisboa en 1549; condenado a causa de una riña, consigue el perdón a cambio de embarcarse para la India. En 1556 se trasladó a Macao, donde trabajó como inspector de herencias y compuso su obra maestra, Los lusíadas con la que ganó fama universal. Acusado de malversación, pasó dos años en una cárcel de Goa, y tras varios años de vida turbulenta, en 1570 regresó a Lisboa, donde publicó finalmente Los lusíadas (Os Lusíadas, 1572), dedicado a cantar las glorias de los portugueses, es decir, de los descendientes de Luso, que la mitología hace compañero o hijo de Baco, y de ahí proviene el nombre de Lusitania. Por su patriótica epopeya recibe el poeta del rey don Sebastián una pensión de 15.000 reis, cantidad que, según opina uno de sus críticos, no era tan despreciable como algunos han supuesto. Sin embargo, Camoens murió en la miseria, socorrido y cuidado por un criado indio que le fue siempre fiel, por lo que, como de costumbre, se ha hablado no poco de la ingratitud de su patria, harto cierta, al parecer.

La epopeya nacional Os Lusíadas nos refiere la expedición de Vasco de Gama al Cabo de Buena Esperanza y a las Indias en 1497; pero el autor entrelaza su relato con todo lo que puede recordar el mundo de la época de las glorias y de los grandes descubrimientos de su patria o con episodios que ayuden al interés del poema. Se trata de un poema épico que, siguiendo la línea trazada por los poemas de Homero, Virgilio, Ariosto y Torquato Tasso, canta las hazañas de la expansión imperial portuguesa mezclándolas con elementos mitológicos o maravillosos y con sus experiencias personales. Sobre estos elementos históricos, mitológicos y legendarios, Camoens levanta su profunda originalidad, que reside, quizás, en que su visión no es sólo de poeta, sino de guerrero y navegante, y con ella le infunde su profunda vitalidad.

Camoens escribió también piezas líricas de influencia petrarquista (sonetos, églogas, elegías, odas, canciones, etc.), algunas en castellano, como sus Rimas, publicadas póstumamente en 1585, así como tres obras teatrales Anfitrión, escrita en Coimbra como diversión escolar, El rey Seleuco (1545), en la que trata la cesión que este rey hizo de su propia mujer a su hijo, que le valió la malevolencia real, al sentirse Juan III aludido en ella; y Filodemo que fue representada en la India en 1555 y más que propiamente teatro, es una complicada novela de aventuras, condensada en un prólogo en prosa y un solo acto en redondillas. Y como nos dijo el gran poeta portugués: “... y que tan solo si el Amor os mueve / habréis la compresión de mis poemas”.

Francisco Arias Solis
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La libertad no la tienen los que no tienen su sed.


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