sábado, 12 de septiembre de 2009

Enrique de Villena por Francisco Arias Solís

ENRIQUE DE VILLENA
(1384-1434)

“... después de elegido el Rei don Fernando,
en cuyo servicio vino Don Enrique de Villena,
el cual procuró la Reformación del Consistorio
i señaláronle por el principal dellos”.
Enrique de Villena.

LA VOZ DEL AUTOR DEL PRIMER TRATADO DE MÉTRICA

Enrique de Villena es uno de los escritores más interesantes del siglo XV español. Su vida estuvo rodeada de cierta leyenda; parece que fue muy aficionado a todo género de placeres, especialmente eróticos y gastronómicos. Pero fue también un hombre de estudios, interesado por los temas más diversos, cuya curiosidad refleja, por una parte, el mundo y la cultura medievales y anuncia ya las preocupaciones del humanismo prerrenacentista, por otra. Como humanista tradujo la Eneida (1428) y la Divina Comedia (1427), las primeras en castellano; pese a sus deficiencias y errores serían los útiles indispensables del naciente humanismo.

Enrique de Villena, maestre de Calatrava, nació en Cuenca en 1384. Aunque nunca fue marqués se le ha conocido como marqués de Villena y es uno de los personajes ilustres de la época. Nieto de Enrique II de Castilla y biznieto del infante Pedro de Aragón. Quedó huérfano a temprana edad, su padre que había sido desposeído del título de marqués de Villena murió en la Batalla de Aljubarrota en 1398. Educado en la corte de su abuelo Enrique II y posteriormente en la de Enrique III, estudió matemáticas, filosofía y astrología y alquimia. Aficionado a las artes mágicas, tuvo fama de brujo y encantador. Fue destituido de la dignidad de la orden de Calatrava, otorgada por Enrique III. Su capacidad moral ha sido puesta repetidas veces en tela de juicio y Pérez de Guzmán asegura que “fue avido en pequeña reputación de los reyes de su tiempo y en poca reverencia de los cavalleros”, como parecen demostrar algunas bajezas tales como acceder al divorcio para que su mujer, doña María de Albornoz, se convirtiera en amante de Enrique III. A su muerte, ocurrida en Madrid en 1434, casi todas sus obras fueron quemadas por el obispo Lope de Barrientos por orden de Juan II de Castilla.

Entre los títulos que nos han llegado de lo que dejó escrito, se halla el Arte de trovar (1424), dedicado al marqués de Santillana, muy importante para la historia de la literatura ya que es el primer tratado de métrica de nuestra lengua, del que sólo se conservan fragmentos, y del que parece se inspiraba en su gran conocimiento de libros de los trovadores provenzales y catalanes. Otros títulos de sus obras son: el Tratado de la lepra; el Tratado del Arte de cortar del cuchillo o Arte cisoria (1423), la primera obra de recetas culinarias; el Libro de aojamiento o fascinología, compendio de datos médicos y supersticiosos con interesantes descripciones sobre usos pintorescos; Los doce trabajos de Hércules (1417), obra que escribió primero en catalán a ruegos de su amigo el caballero mosén Pero Pardo, y que tradujo luego al castellano, reformándola algo; siguiendo a Dante, Petrarca, Villena hace tras cada trabajo una exposición alegórica, “la verdad de la historia y su aplicación moral”, distinta según los estados o clases sociales del mundo, doce trabajos que se aplican a los doce estados del mundo: “estado de príncipe: estado de perlado: estado de cauallero: estado de religioso: estado de cibdadano: estado de mercader: estado de labrador: estado de oficial: estado de maestro: estado de discípulo: estado de solitario: estado de mujer”.

Francisco Arias Solís

La primera condición para la paz es la voluntad de lograrla.

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