lunes, 3 de marzo de 2008

JOSEFINA DE LA TORRE POR FRANCISCO ARIAS SOLIS

JOSEFINA DE LA TORRE
(1907-2002)

“Ya no comprendo nada.
El mundo se me ha vuelto
un compañero extraño
que camina a mi lado
y no conozco.”
Josefina de la Torre.

LA VOZ DE UNA CANARIA PRODIGIOSA.

La generación del 27 significó por una parte, la última ruptura con el modernismo, y la primera decisión inconforme con las pequeñas veleidades ultraístas. Ambas actitudes no implicaban unidad del credo estético, sino en la medida que procedían todos del segundo Juan Ramón, que, sobre los años veinte, trazó su primera estética personal. Por lo demás, incluían, a su modo la clásica duplicidad de la estética española, agrupando con Guillén, Gerardo Diego, Salinas, Bergamín, la manera más enjuta y conceptual de Castilla y en Villalón, Lorca, Alberti, Cernuda, Aleixandre, Prados, Altolaguirre e Hinojosa las formas más desbordantes y vitalistas de un cierto neoculturanismo andaluz. Junto a ellos, la antologías incluyen, también figuras femeninas como Concha Méndez Cuesta, Rosa Chacel y Ernestina de Champourcín. Y la fresca voz de una poetisa canaria; Josefina de la Torre, que, con un libro, Versos y Estampas (1927), se ganó el derecho a figurar en tan gozosa compañía.

Incluir a Josefina de la Torre en la órbita lírica de Pedro Salinas -prologuista de su primer libro- es una obviedad estética. Bajo el halo luminoso de Salinas, Josefina de la Torre encuentra el cauce de su expresión propia y personal. Gerardo Diego en su famosa Antología Poesía Española Contemporánea (1932-1934), incluye a Josefina de la Torre y a Ernestina de Champourcín, como únicas representantes de la poesía escrita por mujeres.

Josefina de la Torre Millares nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1907, en el seno de una familia dedicada a las artes. Su hermano Claudio de la Torre, fue poeta, dramaturgo, novelista y director de cine. Josefina estuvo casada con el actor Ramón de Corroto. Ella misma nos cuenta su vida. “Nací en la isla de Gran Canaria. Escribí el primer poema a los siete años y desde entonces he seguido escribiendo. He sido siempre muy aficionada a la música y desde muy pequeña he cantado. Mis estudios de música fueron: violín, piano y guitarra (...). Mi primer viaje a Madrid fue, siendo aún niña en el año 1924, y aunque en los años siguientes hice otros viajes, no volví a Madrid hasta 1927, haciendo entonces mi primera visita a París. A fines de este año se publicó mi primer libro Versos y estampas. Así como dirigió Claudio aquel pequeño teatro, me guió en mis trabajos literarios siempre. Mi segundo libro, Poemas de la isla, se publicó en 1930. Actualmente tengo terminado otro, inédito. He publicado en Alfar, Verso y Prosa, Azor y Gaceta Literaria. Me gusta dibujar. Juego al tennis. Me encanta conducir mi auto, pero mi deporte predilecto es la natación. He sido durante dos años Presidenta del primer Club de Natación de mi tierra. Otras aficiones: el cine y bailar”. Josefina de la Torre falleció en Madrid el 12 de julio de 2002, a los 95 años de edad.

Su tercer libro; Marzo incompleto (1968), tiene prólogo de Juan Rodríguez Doreste. Tiene un nuevo libro de poemas Medida del tiempo (1989). Ha publicado en la colección “La novela del Sábado” la titulada Memorias de una estrella, colaborando asimismo en diversos publicaciones, con poemas y cuentos. También publicó el drama Una mujer entre los brazos (1956).

En 1936 hace su debut como soprano en la Residencia de Estudiantes. Toma parte en varios conciertos, entre otros, en el Monumental; con la Orquesta Sinfónica de Madrid, bajo la dirección del maestro Benedito, en “El Mesías”, de Haendel, y en “La Pascua Rusa”, de Rimsky Korsakoff.

Como actriz, aparte de en su propia compañía ha trabajado en el Teatro Nacional María Guerrero, donde fue primera actriz, también trabajó en diversas compañías de prestigio como las de Ismael Merlo, Amparo Soler Leal y Nuria Espert. Fue actriz radiofónica y de doblaje siendo la voz en español de Marlene Dietrich. También interpretó papeles importantes como actriz cinematográfica.

Josefina de la Torre busca la verdad de la irrealidad. “Si yo pudiera, amor, / engañarme a mí misma. / Yo buscaré detrás de tu mirada / la imagen de mi imagen”. El “leimotiv” de este juego mental y afectivo es el sueño del hijo, de la hija, que nunca existieron: la prolongación vital que no le fue dada para robustecimiento de su propia humanidad consciente. “Bajo el techo seguro, / con el árbol, el hijo. / ¡Qué sencillo!”

Es, pues, poesía no retórica, de música menor, suficiente para llevar, como un vilo, la emoción sostenida. Una pura ingrávida, delicia. Y como dijo la prodigiosa poetisa canaria: “No quiero cadenas, muertas / inmovilidad culpable. / ¡Libre, libre, libertada! / ¡Mía, solamente mía!”.

Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
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Gracias.

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