sábado, 29 de marzo de 2008

LA BUENA FE DE ANTONIO MACHADO POR FRANCISCO ARIAS SOLIS

LA BUENA FE DE ANTONIO MACHADO

“Creo en la libertad y en la esperanza.”
Antonio Machado.

POETA INTEGRO Y HOMBRE DE PAZ

Decía Goethe que lo que vale de nuestra vida es el sentido o significado que pudimos darle. La vida de un poeta no puede valorarse por el ingenio o acierto exclusivo de sus versos. El “gran español” Antonio Machado era un poeta, un gran poeta. El sentido y significado de su vida es inseparable de su poesía. Su pensar y decir poético lo es, esencialmente y profundamente, español. Y por serlo así, tan particularmente español, alcanza universalidad verdadera.

La vida pública española, la política en sentido ético y social, obligó a este español a tener que salir de España, a ser desterrado de su patria. El destierro de Antonio Machado duró unos días; porque en él, le llegó la muerte.

Leyendo a los grandes escritores de la aquella dolorida generación del 98, advertimos una extraña coincidencia, mejor convergencia, conversión en ese dolorido “se sentir”, que es un sentirse a sí mismos, en un estremecimiento español. Aprended a hablar un lenguaje pacífico, parecen decir a los españoles, tan propensos a la interjección bélica y al grito, estos maestros del decir bien, que es pensar y sentir bien del mismo modo. Les duele España a estos españoles en el corazón. El dolor se les hizo, a esos españoles del 98, se nos hizo, por ellos, dolor tan vivo, que les hizo, nos hizo, sentir nuestra historia como un remordimiento, y como un arrepentimiento de ella nuestra poesía. La historia como remordimiento, la poesía como arrepentimiento, van componiendo extrañamente un tejido de desesperación y esperanza; una delicadísima trama de engaños y desengaños.

Antonio Machado es uno de los poetas más trascendentales de la Literatura española, un poeta íntegro y hombre de paz, que canta al pueblo sano, cacareado en el mitin y el discurso y olvidado siempre después. De los ideales políticos españoles suyos, Antonio Machado, escribió constantemente. En su verso siempre palpita la pasión de su vida, que es pasión de una vida española. “Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto que el de ser hombre”. Así hablaba Juan de Mairena formulando en palabras lo que su creador practicaba. Y también nos dejó dicho: “Si quieres la paz, prepárate a vivir en paz con todos los hombres”.

Su poesía se levanta en aquellas horas, trágicas, heroicas, nos dice, manifestándosenos, mejor que nunca, con aquel sentido vivísimo de su bondad, aquel buen sentido que, como delicada ironía, el había confesado en su famoso verso: “Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”. No era un doctrinario, un sectario, un profesional de la aventura política, desde luego. Toda su conducta, expresamente manifiesta en su vida, confirma el sentido político, el significado de esa bondad. Su tristísimo éxodo hacia la frontera francesa en 1939 no sólo confirma el buen sentido de su bondad, sino que la supera y verifica, inmortalizándola, como en Don Quijote, con su muerte. El significado entero de su vida quedó así definitivamente claro, verdadero, ineludible. Y es ese su ejemplo.

¿Qué nos dice este ejemplo? Porque a nosotros lo que nos parece que dice muy claro es la verdad, la autenticidad de una vida y una poesía recíprocamente independiente. Su pasión política no enturbia el “manantial sereno” de su poesía. Y supo estar a lo que llamaba él: “a la altura de las circunstancias”.

Saber esperar -nos dice el poeta-: aprende a esperar. Porque el que espera aprende, que la victoria es suya: aprende a saber de su propio vencimiento que en eso consiste la victoria. Venciéndose a sí mismo, convenciéndose a sí mismo con los demás. El saber esto da al verso andaluz del poeta arraigado sabor senequista. Este vencimiento victorioso, este convencimiento humano, nos dice, por esa voz tan sabia y sabrosa del poeta andaluz, que todo el que espera, “sabe que la victoria es suya”: “porque la vida es larga y el arte es un juguete”. La vida es larga, el arte corto. Hagamos como él, esperar, seguir esperando, esperar siempre.

Sabio, vivo, verdadero, el decir poético de Antonio Machado al proponernos este aprendizaje de la esperanza; por real y soñadora. Porque lo que importa para Antonio Machado -lo que importa siempre y para siempre, y por eso se sueña y se espera-, es la verdad, la paz, la libertad, la poesía. Y como dijo el poeta: “¿Tu verdad? No, la Verdad / y ven conmigo a buscarla”.

Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
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Gracias.

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