EN EL BICENTENARIO DE JUAN DONOSO CORTÉS
(1809-1853)
“En lo pasado está la historia del futuro”.
Juan Donoso Cortés.
LA VOZ DE UN ULTRAMONTANO
El literato, filósofo, político y diplomático Juan Donoso Cortés, marqués de Valdegamas, combate el liberalismo planteando un falso problema, o lo que es lo mismo, enfrentando el liberalismo contra el catolicismo que ha hecho sus pruebas. Sus discursos parlamentarios y su acción política, le sitúan como uno de los más inquebrantables defensores del catolicismo. Donoso es también jefe de una escuela neocatólica, que agrupó a escritores y pensadores a lo largo de todo el siglo.
Juan Donoso Cortés y Fernández Canedo nació en Valle de la Serena, Badajoz, el 6 de mayo de 1809 y falleció en París el 3 de mayo de 1853. Estudió derecho en las universidades de Sevilla y Salamanca y ejerció como abogado en Don Benito y Madrid. Fue diputado por Cádiz en las Cortes de 1837 y desterrado durante la dictadura de Espartero de 1840 hasta 1843. Alejado temporalmente de la Iglesia, vuelve a la misma. De nuevo en España, fue diputado por Badajoz en cinco legislaturas y director de estudios de la reina Isabel II. En 1846 recibe el título de marqués de Valdegamas, y en 1848 ingresa en la Real Academia Española. Fue embajador en Berlín en 1850 y un año más tarde en París. Formó en las filas del partido moderado, dentro del cual dirigió una fracción llamada “neocatolicismo”, en sus escritos, de correcta prosa y en sus brillantes discursos propugnó un absolutismo de tipo monárquico-religioso como contenido, pero dotado de forma nuevas. En 1829, con ocasión de la apertura del Colegio de humanidades de Cáceres pronunció un alegato del romanticismo que causó gran polémica. Fue un asiduo colaborador de muchos periódicos, tales como, El Porvenir, El Mensajero, El Heraldo y El Correo Nacional.
Para Donoso la razón por la que Europa está abocada a catástrofes insospechadas se debe a la ceguera de la sociedad y de los gobernantes, que deliberadamente han dejado al margen a Dios, para organizar un mundo en el que se ha eliminado la máxima realidad.
Su obra más conocida es el Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo (1851), en la que resume la ideología visceralmente reaccionaria, antiliberal, antisocial y católica a ultranza en que había desembocado tras unos comienzos totalmente opuestos. El mismo contenido, en un tono exaltado y retórico -lo que a veces le lleva curiosamente, a afirmaciones poco ortodoxas-, aparece en sus discursos y conferencias, cartas, colaboraciones periodísticas, etc.
Citaremos otras obras: Memoria sobre la monarquía (1832), Discurso sobre la dictadura (1849), Discurso sobre Europa (1850) y Discurso sobre España (1850). En esta última ataca la corrupción social. Considera que la lucha de clases se debe al abandono de la caridad por los ricos y de la paciencia por los pobres. La solución estaría en la reinstauración de estas virtudes. Su ultramontanismo le llevó a propugnar la pena de muerte: “ ... la sangre del hombre no puede ser expiatoria del pecado original, que es el pecado de la especie, el pecado humano por excelencia, puede ser y es, sin embargo, expiatoria de ciertos pecados individuales, de donde se sigue no sólo la legitimidad, sino también la necesidad y la conveniencia de la pena de muerte”.
Francisco Arias Solis
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Paz, queramos paz.
Aviso: Se ruega a los internautas que pongan en sus páginas el logotipo o banner de Internautas por la Paz y la Libertad que figura en la URL: http://www.arrakis.es/~aarias/internau.htm.
Gracias
sábado, 7 de febrero de 2009
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