jueves, 24 de junio de 2010

Jacobo Sureda ~ Francisco Arias Solís


JACOBO SUREDA MONTANER
(1901-1935)

“Apagada la lumbre de su vida
Sólo entonces se apaga su cigarro.
Al cementerio va en negro carro.
Pasan los años y luego se le olvida.”
Jacobo Sureda.


LA VOZ DE UN HOMBRE TOTAL

Aunque el poeta Jacobo Sureda estuvo vinculado a las vanguardias, especialmente al Ultraísmo, en algunos poemas recogidos en su única obra, El prestidigitador de los cinco sentidos (1926), ilustrada, impresa y compuesta por su autor, se observan influencias de movimientos literarios precedentes, que nos llevan a un modernismo evolucionado e incluso al romanticismo. Del poeta mallorquín llegó a decir su gran amigo Jorge Luis Borges, con quien mantuvo una extensa correspondencia: “Baroja, Unamuno y Jacobo Sureda son de los pocos hombres totales que cuenta el siglo”. El 15 de febrero de 1921 Borges firmó en la revista Baleares, junto con Juan Alomar, Fortunio Villanova y Sureda, el “Manifiesto del Ultra”, en el que de manera entusiasta manifiestan su fe en el nuevo arte: “Nuestro credo audaz y consciente es no tener credo. Es decir, desechamos las recetas y corsés absurdamente acatados por los espíritus exotéricos. La creación por la creación puede ser nuestro lema. La poesía ultraica tiene tanta cadencia y musicalidad como la secular. Posee igual ternura. Tiene igual visualidad y tiene más imaginación... No pretendemos rectificar el alma, ni siquiera la naturaleza. Lo que renovamos son los modos de expresión". A pesar de todo ello, Jacobo Sureda, sigue siendo un gran desconocido en la literatura española

Según Llorenç Villalonga, Sureda: “Fue crítico, heteredoxo y original. Contrariamente al sentir de Spengler, los revolucionarios surgen de las élites. Sólo en ciertas esferas se cosecha ese humorismo corrosivo que las masas desconocen y que les asusta”.

El poeta y pintor Jacobo Sureda Montaner nace en Palma de Mallorca en 1901 muere en Gènova, Mallorca, en junio de 1935, en plena juventud, a los 34 años de edad, a consecuencia de una tuberculosis pulmonar que padecía desde 1931. Hijo del mecenas Juan Sureda y de la pintora Pilar Montaner. Desde L'Almudaina defiende el Ultraísmo. Colaboró también en las publicaciones Brisas, Almanac de les lletres, Baleares, El Día, Grecia, La Revista, y Prisma y Proa, de Buenos Aires. Enfermo de tuberculosis pasa una larga temporada en la Selva Negra (Alemania) lo que le permite conocer la pintura expresionista. En invierno de 1935, poco antes de morir, escribe el siguiente poema: “¡Este velar sin ver más que el vacío / Y el gran desierto de vivir sin causa / Que justifique tanto afán! Y el brío / Del corazón que late sin dar pausa / A su ritmo tenaz y entrecortado / Me llena de horror de estar con vida, / me cansa, me repele, me enloquece, / Y busco inútilmente la salida. / No hay ninguna visión. Todo aparece / Duro, concreto, fuerte y perfilado”.

De los veintiocho haikus o hai-kais publicados en su obra, nos parece particularmente bello el siguiente: “Un copo de nieve desciende / Columpio, paracaídas de un alma / Que regresa a la tierra / dulcemente”.

Francisco Arias Solís

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