JOHANN LUDWIG TIECK
(1773-1853)
“Y el amor al humano corazón vuelve templando
ahora sus doradas cuerdas, y dice el alma animosa:
siento lo que es más bello lo que yo aspiro, nostalgia,
pena, pesares del amor.”
Johann Ludwig Tieck.
LA VOZ DEL PRIMER ROMÁNTICO
Hacia fines del siglo XVIII es cuando nació el romanticismo en Alemania, Friedrich von Schlegel fue uno de esos poetas decidido partidario de la nueva escuela romántica, se convirtió, junto con su hermano August Wilhelm von Schlegel, en el jefe y definidor de todos ellos. Amigo de ellos fue Johann Ludwig Tieck, que pronto se afilió a la nueva escuela quizá más por su misma novedad que por honda convicción, pues su movilidad de espíritu le llevaba con facilidad a asimilarse a cuantas ideas estaban de moda. Así y todo, le llaman algunos el primer romántico, aunque para otros sea éste Novalis. Fue crítico también como los Schlegel, pero sin su profundidad, distinguiéndose más bien por su ingenio, y escribió dramas, comedias, cuentos, novelas y poesías, todo con talento, y obedeciendo a diversas inspiraciones y tendencias según las distintas épocas. Escribió versos melodiosos, en especial sonetos; sintió bastante hondamente el misterio de los bosques y de las soledades, se dejó encantar por la música, el claro de luna, las estrellas, las flores y los pájaros; en sus dramas es donde se encuentran sus mejores poesías líricas. Tieck desenterró también no pocas obras antiguas de los teatros alemán e inglés (con August Wilhelm von Schlege tradujo la obra de Shakespeare) y es autor de una traducción del Quijote (1799-1801) que ha sido calificada de obra maestra.
Johann Ludwig Tieck nació en Berlín el 31 de mayo de 1773 y falleció en la misma ciudad el 28 de abril de 1853. Hijo de un cordelero, estudió en las universidades de Halle, Gotinga y Erlangen filología y literatura clásica y moderna. Vivió en Inglaterra, Italia, Frankfurt, Dresde, Postdam y Berlín, donde ocupó el cargo de consejero teatral de la corte, y fue amigo de los hermanos Schlegel, Goethe, Schelling, Novalis, Fichte y Solger, cuya filosofía le influyó notablemente.
Dotado de sólida cultura y exuberante fantasía, Lieck las reflejó en sus obras, entre las que destacan: Historia del señor William Lovell (1795-1796), novela en forma epistolar representativa del primer romanticismo alemán, la tragedia Karl van Berneck (1797), la novela Peregrinaciones de Franz Sternbald (1798), ambientadas ambas en la Edad Media, los cuentos El caballero Barba Azul (1797) y El gato con botas (1797), incluidos junto con El rubio Eckbert (1796), su mejor novela corta, en Phantasus (1812-1816), Vida y muerte de Santa Genoveva (1800) y El emperador Octaviano (1804), dramas que no llegaron a representarse, la celebrada sátira Anti-Fausto o la historia de un diablo lerdo (1801), la historia de terror La montaña de las runas (1802) y la novela histórica Vittoria Accorombona (1840). Y como dijo el primer romántico: “Y se consumen por los besos y en tristeza y en amor perecen y en quieta humildad se agostan las que dulce rieron en un tiempo”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
Será vano el intento de humanizar las guerras. Lo humano es evitarlas.
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Gracias
viernes, 25 de julio de 2008
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