lunes, 7 de julio de 2008

Théophile Gautier por Francisco Arias Solis

THEOPHILE GAUTIER
(1811-1872)

“Yo soy un hombre para quien
el mundo exterior existe.”
Théophile Gautier.

LA VOZ DE UN DESTACADO ESTILISTA

Apóstol entusiasta del romanticismo, Théophile Gautier ocupó un lugar importante en el movimiento literario de su época (Baudelaire le dedicó a él su libro Las flores del mal). Fue a la vez poeta, novelista, dramaturgo, arqueólogo, crítico literario, crítico de arte y un destacado estilista que dio nueva vida al idioma francés. Gozó de enorme popularidad. Durante gran parte de su vida se dedicó al periodismo colaborando en los diarios más prestigiosos de Francia. Con él se cierra el Romanticismo y comienza el movimiento parnasiano que tiene como norte “el arte por el arte”. Centra la literatura en la imagen y en la palabra, es decir en la forma. El virtuosismo pictórico, las notas de color y el culto a la belleza se extienden a toda su producción, lo que hace, a veces, que apenas distinga entre novela y poesía.

Pierre Jules Théophile Gautier nace el 31 de agosto de 1811 en Tarbes, Pirineos, y muere el 28 de octubre de 1872 en Neuilly-sur-Seine, a las afueras de París. En su infancia se traslada a vivir a París. En un primer momento estuvo interesado por la pintura, pero sus inclinaciones literarias le llevaron a la poesía. En el colegio conoce a Gérard Nerval con quien mantuvo una gran amistad. Participó en 1830 en el grupo romántico denominado “La jeune France”, durante esa época adopta las ideas revolucionarias de aquel tiempo y vive como un bohemio. Colabora en La Presse y La Revue de París. Viajó por muchos países, entre los que citamos España, Rusia, Italia, Argelia, Egipto, escribiendo relatos de marcado acento romántico. Sus libros de viaje son considerados de los mejores del siglo XIX. En España cubrió la contienda carlista como periodista. Fue rechazado tres veces por la Academia Francesa, siendo apoyado por el crítico literario más influyente de su época, Charles Augustin Sainte-Beuve, quien le consideró el mejor columnista de periódico. Junto con personajes destacados de su época, como Baudelaire, pertenece al club dedicado a la experimentación de drogas, principalmente hachís, llamado el Club des Hashischins.

Su labor se calcula en más de 300 volúmenes. Se citan entre sus novelas: Mademoiselle de Maupin (1855); La novela de la momia (1856) y El capitán Fracasse (1863). En el campo de la poesía hay que señalar Poesía (1830), el largo poema Alberto o el alma y el pecado (1933) y su célebre colección Esmaltes y camafeos (1852). De sus libros de viajes, Viaje por España (1845) y Viaje por Rusia (1867). Por último, son interesantes sus libros de crítica Los Grotescos (1825) e Historia del Romanticismo que no llegó a terminar y que se publicó póstumamente en 1874.

“Yo soy un hombre para quien el mundo exterior existe” –decía el poeta Gautier-. La creencia en la realidad exterior ha originado obras poéticas admirables en literatura. La creencia en la realidad de ese mundo es la que nos lo presenta como exterior, como existente. El arte podrá tratar de definirse como imitación de la naturaleza, siempre que creamos en la realidad exterior y existente –artística- del mundo de la naturaleza . El enunciado de “realismo” en el arte, en la literatura, suele ser hermano gemelo del llamado “naturalismo”. Ambos toman expresión de escuela o tendencia en la relación reciproca: poesía, mundo, arte y naturaleza. Estamos, pues, hablando de exterioridad y existencia de un mundo cuya realidad hemos empezado por creer desde que Gautier nos lo dijo en su afortunada frase. Tan ingeniosa, como esta otra: “Nacer es solamente comenzar a morir”.


Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias


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