ARTHUR RIMBAUD
(1854-1891)
“-Desnuda, casi desnuda;
y los árboles cotillas
a la ventana arrimaban,
pícaros, su fronda pícara.”
Arthur Rimbaud.
LA VOZ DE UN REVOLUCIONARIO DE LA POESIA
Rimbaud fue un revolucionario de la poesía. Los surrealistas lo consideraron su precursor. Para el poeta y notable dramaturgo Paul Claudel fue el profeta, la revelación de la divinidad. Uno de sus fervientes panegiristas no tenía inconveniente, unos treinta años más tarde de su muerte, en llamarle “el mayor poeta de cuantos han existido”. Su extraordinaria poesía, casi ignorada en vida del poeta, sitúa a Rimbaud entre los principales autores decadentistas y en los orígenes del surrealismo. “Yo venía de una pequeña librería íntima –nos cuenta Alberti-, cuyo librero, gran amigo de todos nosotros, acababa de conseguirme un raro ejemplar de los poemas de Rimbaud, sintiéndome infantilmente feliz aquella tarde sabiéndolo apretado bajo mi gabán para librarlo de la lluvia”.
Jean Nicolas Arthur Rimbaud nace en Charleville el 20 de octubre de 1854 y muere en Marsella el 10 de noviembre de 1891. Miembro de una familia originaria de clase media rural. Su padre era capitán del ejército y participó en la campaña de Argelia, donde obtuvo la Legión de honor. La madre era una figura conservadora rígida que llegó a prohibir a sus hijos jugar en la calle con los hijos de los obreros. Rimbaud detestaba la tiranía materna. A los dieciséis años abandonó su hogar para marchar a París, dando inicio así a una vida de vagabundeo y en perpetuo estado de rebeldía, e, incluso, se enroló en 1871 en las tropas de insurrección. Su inconformismo crecía. Atacó duramente a Napoleón III, a la burguesía y al catolicismo. En una carta a un amigo, conocida como Carta del vidente, expresó su búsqueda poética como una alquimia verbal y una exploración interna. Poseedor de una extraordinaria precocidad intelectual, escribió sus primeros versos con diecisiete años. Prometía una brillante carrera literaria, pero dejó de escribir a los veintiún años. Con el poema El barco ebrio (1871), que envió a Paul Verlaine, se inicia una turbulenta relación amorosa entre ambos. Verlaine lo introdujo en los círculos literarios de París, pero su genio variable y sus modales groseros fueron la causa de varios conflictos. Juntos viajaron a Bélgica a Inglaterra, llevando una vida bohemia. Su amistad se truncó violentamente en 1873, cuando Verlaine, en Bruselas, disparó sobre su amigo, a raíz de una discusión. Esta amistad, sin embargo, inspiró algunos de los mejores versos de ambos poetas. La fría acogida de su obra en prosa Una temporada en el infierno (1873) le impulsó a dejar de escribir y a viajar por Europa, Oriente y África: fue voluntario en el ejército colonial holandés y fue enviado a Java. Desertó y volvió a Francia. Más tarde se marchó a Chipre, Egipto, Arabia y Abisinia, realizando trabajos distintos, desde organizar caravanas a traficar con armas. Mientras tanto, Verlaine le había hecho famoso al incluirlo en su obra Los poetas malditos (1884). Un tumor en la rodilla hizo que Rimbaud regresara a Marsella en abril de 1891, le fue amputada la pierna enferma pero fue inútil. Murió meses más tarde.
Su primera obra Los regalos de los huérfanos, apareció en 1869, publicada en una revista. En ella se encuentran influencias de Víctor Hugo y de Baudelare. Más tarde renegó de esta poesía, deseando que la quemaran. Para Rimbaud el poeta ha de ser un “vidente” y casi un “visionario”, debe buscar lo nuevo, descomponer lo establecido y buscar lo desconocido. Contaba con su propio carácter pero a veces también con la ayuda de drogas o alucinógenos. En Una temporada en el infierno, publicada tras la ruptura con Verlaine, mezcla la prosa y el verso libre, pareció ya decir adiós a la poesía. Pero su última obra realmente fue Las iluminaciones (1874-1875), poemas en prosa de significado oscuro. Dijo querer romper el universo para volverlo a crear. En algunos casos más que “iluminaciones” parecen “alucinaciones”. Y como dijo el poeta francés: “La primera empresa fue, en el sendero lleno ya de destellos frescos y pálidos, una flor que me dijo su nombre.”
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
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Paz y libertad.
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Gracias.
domingo, 31 de agosto de 2008
Jorge Amado por Francisco Arias Solis
JORGE AMADO
(1912-2001)
“Yo estoy por el socialismo democrático,
donde la necesidad de atender al colectivo no haga que se reduzca,
se limite, se oprima al individuo.”
Jorge Amado. .
LA VOZ DEL ESCRITOR MILITANTE
“No olvidamos que su imagen pública y su obra literaria se identificaban con la idea del escritor militante –nos decía Mario Vargas Llosa- que usa la pluma como arma para denunciar las injusticias sociales, las tiranías y la explotación , y para ganar adeptos para el socialismo”. Jorge Amado es el mejor novelista brasileño del pasado siglo y el más conocido. Autor comprometido y optimista, empezó muy temprano su labor literaria con El país del carnaval (1931), iniciando una línea de “realismo socialista” marcada por la denuncia de las penalidades que padecen los oprimidos. Posteriormente, Amado, adopta el llamado “realismo mágico”, con un mayor interés por lo lírico y el sentimiento desbordante en una aproximación a lo fascinante, al interior del paisaje y del hombre. En los últimos años, su obra ha adquirido un sentido social, matizado por el humor y la ironía, para denunciar las injusticias y las represiones.
Jorge Amado nació en Pirangi, Bahía, el 10 de agosto de 1912 y falleció en Salvador el 6 de agosto de 2001, a punto de cumplir los ochenta y nueve años. “Mi abuela materna era india –nos contaba el propio Amado-. Un bisabuelo era negro. Soy latino y son indígena y soy negro. Sobre todo culturalmente, soy más negro que cualquier otra cosa. Más negro que latino”. Creció en una plantación de cacao, Hacienda Auricídia Estudió con los jesuitas en la ciudad de Salvador. Se graduó en la Facultad Nacional de Derecho de Río de Janeiro. A los veinte años se casó con Matilde García Rosa, de la que se separaría algunos años después. Afiliado al partido comunista brasileño en 1935 fue encarcelado por sus ideas y en 1941 tuvo que exiliare unos años, durante los cuales residió en Argentina, Uruguay, Francia y en la antigua U.R.S.S. En 1945 se casa con la escritora Zélia Gattai. En 1946 formó parte de la Asamblea Nacional Constituyente como diputado del Partido Comunista del Brasil y recibió el Premio Stalin de Literatura. Fue elegido, en 1961, miembro de la Academia Brasileña de las Letras.
Amado ha compuesto un ciclo de seis novelas sociológicas que le han colocado en primera línea entre los escritores de su país, y le dieron a conocer en el ámbito internacional: Cacao (1913), Sudor (1934), Jubiabá (1935), Mar Muerto (1936), Capitanes en la arena (1937) y Tierras del sin fin (1943), en la que se aprecia una vigorosa descripción de la selva tropical y del efecto que puede ejercer en el espíritu humano. Es destacable su trilogía política Los subterráneos de la libertad (1952), Gabriela, clavo y canela (1958) y Doña Flor y sus dos maridos (1966), llevadas ambas a la pantalla grande, su discurso narrativo se enriquece con tintes de ironía y humor, dotando a sus argumentos, ambientados la mayoría en su Bahía natal, de una inigualable frescura: La tienda de los milagros (1966), Teresa Batista cansada de guerra (1972), Tieta de Agreste (1977), Uniforme, frac y camisón de dormir (1980), evocación de los ambientes literarios y políticos de Río de Janeiro durante los años de la dictadura, y Tocaia grande (1985), extensa crónica sobre el nacimiento de una ciudad, que es vista como una epopeya colectiva. Sus últimos libros son la novela escrita a raíz del V Centenario del Descubrimiento de América, De cómo los turcos descubrieron América (1993), llena de sentido de humor, y Navegación de cabotaje (1994), conjunto de recuerdos inconexos y centrados en diversas personalidades de la literatura, la política, el arte y la música. Ha sido autor además de la biografía El caballero de la esperanza (1942), basada en la vida del dirigente comunista brasileño Luis Carlos Prestes, y del conmovedor relato juvenil El gato Manchado y la golondrina Sinhá (1976). Y como nos dijo el escritor brasileño: “La humanidad marcha fatalmente hacia el socialismo, porque la humanidad viene haciendo su decurso político, su marcha hacia adelante”.
Francisco Arias Solis
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¡Necesitamos vivir en paz!
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(1912-2001)
“Yo estoy por el socialismo democrático,
donde la necesidad de atender al colectivo no haga que se reduzca,
se limite, se oprima al individuo.”
Jorge Amado. .
LA VOZ DEL ESCRITOR MILITANTE
“No olvidamos que su imagen pública y su obra literaria se identificaban con la idea del escritor militante –nos decía Mario Vargas Llosa- que usa la pluma como arma para denunciar las injusticias sociales, las tiranías y la explotación , y para ganar adeptos para el socialismo”. Jorge Amado es el mejor novelista brasileño del pasado siglo y el más conocido. Autor comprometido y optimista, empezó muy temprano su labor literaria con El país del carnaval (1931), iniciando una línea de “realismo socialista” marcada por la denuncia de las penalidades que padecen los oprimidos. Posteriormente, Amado, adopta el llamado “realismo mágico”, con un mayor interés por lo lírico y el sentimiento desbordante en una aproximación a lo fascinante, al interior del paisaje y del hombre. En los últimos años, su obra ha adquirido un sentido social, matizado por el humor y la ironía, para denunciar las injusticias y las represiones.
Jorge Amado nació en Pirangi, Bahía, el 10 de agosto de 1912 y falleció en Salvador el 6 de agosto de 2001, a punto de cumplir los ochenta y nueve años. “Mi abuela materna era india –nos contaba el propio Amado-. Un bisabuelo era negro. Soy latino y son indígena y soy negro. Sobre todo culturalmente, soy más negro que cualquier otra cosa. Más negro que latino”. Creció en una plantación de cacao, Hacienda Auricídia Estudió con los jesuitas en la ciudad de Salvador. Se graduó en la Facultad Nacional de Derecho de Río de Janeiro. A los veinte años se casó con Matilde García Rosa, de la que se separaría algunos años después. Afiliado al partido comunista brasileño en 1935 fue encarcelado por sus ideas y en 1941 tuvo que exiliare unos años, durante los cuales residió en Argentina, Uruguay, Francia y en la antigua U.R.S.S. En 1945 se casa con la escritora Zélia Gattai. En 1946 formó parte de la Asamblea Nacional Constituyente como diputado del Partido Comunista del Brasil y recibió el Premio Stalin de Literatura. Fue elegido, en 1961, miembro de la Academia Brasileña de las Letras.
Amado ha compuesto un ciclo de seis novelas sociológicas que le han colocado en primera línea entre los escritores de su país, y le dieron a conocer en el ámbito internacional: Cacao (1913), Sudor (1934), Jubiabá (1935), Mar Muerto (1936), Capitanes en la arena (1937) y Tierras del sin fin (1943), en la que se aprecia una vigorosa descripción de la selva tropical y del efecto que puede ejercer en el espíritu humano. Es destacable su trilogía política Los subterráneos de la libertad (1952), Gabriela, clavo y canela (1958) y Doña Flor y sus dos maridos (1966), llevadas ambas a la pantalla grande, su discurso narrativo se enriquece con tintes de ironía y humor, dotando a sus argumentos, ambientados la mayoría en su Bahía natal, de una inigualable frescura: La tienda de los milagros (1966), Teresa Batista cansada de guerra (1972), Tieta de Agreste (1977), Uniforme, frac y camisón de dormir (1980), evocación de los ambientes literarios y políticos de Río de Janeiro durante los años de la dictadura, y Tocaia grande (1985), extensa crónica sobre el nacimiento de una ciudad, que es vista como una epopeya colectiva. Sus últimos libros son la novela escrita a raíz del V Centenario del Descubrimiento de América, De cómo los turcos descubrieron América (1993), llena de sentido de humor, y Navegación de cabotaje (1994), conjunto de recuerdos inconexos y centrados en diversas personalidades de la literatura, la política, el arte y la música. Ha sido autor además de la biografía El caballero de la esperanza (1942), basada en la vida del dirigente comunista brasileño Luis Carlos Prestes, y del conmovedor relato juvenil El gato Manchado y la golondrina Sinhá (1976). Y como nos dijo el escritor brasileño: “La humanidad marcha fatalmente hacia el socialismo, porque la humanidad viene haciendo su decurso político, su marcha hacia adelante”.
Francisco Arias Solis
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sábado, 30 de agosto de 2008
Antonio Gramsci por Francisco Arias Solis
ANTONIO GRAMSCI
(1891-1937)
“La conquista del poder cultural es previa
a la del poder político y esto se logra
mediante la acción concertada de los intelectuales
llamados “orgánicos” infiltrados en todos los medios
de comunicación, expresión y universitarios.”
Antonio Gramsci.
LA VOZ DE LA FILOSOFÍA DE LA PRAXIS
Gramsci, político, pensador y escritor de una claridad ejemplar, es una de figuras clave de la cultura italiana del siglo XX. Su papel es fundamental para entender tanto las últimas transformaciones sociales como la influencia de los intelectuales en la revolución socialista.
Antonio Gramsci nació en Ales, Cagliari, el 22 de enero de 1891 y falleció en Roma el 27 de abril de 1937. Hijo de una familia muy humilde, cuando sólo contaba nueve años de edad su padre fue encarcelado, acusado de malversación de fondos, lo que agravó aún más la penuria de su familia. Sufrió una caída a los tres años de edad, que le causó un traumatismo con la producción de una deformación en su columna y la dificultad para un crecimiento físico normal. Siendo todavía niño tuvo que trabajar en una oficina para poder contribuir a la economía doméstica. Una beca le permitió estudiar en la Universidad de Turín, donde en 1915 se afilió al ala izquierda del socialismo, y debido a su intervención en la insurrección obrera de 1917 fue elegido secretario general de la Sección socialista.
Gramsci fundó L’Ordine Nuovo (1919) y L’Unitá, órgano de prensa del partido comunista, y dirigió la huelga general política de 1921 de la que surgió el partido comunista, fue uno de los fundadores de éste último y después se convirtió en 1924 en su secretario general. Diputado en la XXVII legislatura, fue detenido en 1926 y condenado a 20 años de cárcel, pero falleció once años después a causa de las malas condiciones de la prisión. Para escapar a la censura carcelaria llamó al marxismo “filosofía de la praxis”, que él entiende como la forma moderna y actual del humanismo destinada a ser la base del nuevo Estado. Pero la praxis no es solo acción, sino la forma en que el individuo está dentro de su mundo cultural.
La mayor parte de su producción como escritor se publicó póstumamente: Cartas desde la cárcel (1947), en las que reflexiona sobre temas filosóficos y políticos, y los seis volúmenes de 32 Cuadernos desde la cárcel, entre los que se incluyen: El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce (1947), Los intelectuales y la organización de la cultura (1949), Notas sobre Maquiavelo, la política y el Estado moderno (1949), Literatura y vida nacional (1950) y Pasado y presente (1951). Los escritos de Gramsci han ejercido una gran influencia sobre el pensamiento político y filosófico del siglo XX. Y como decía el pensador italiano: “Un libro se lee por impulsos prácticos y se relee por razones artísticas. La emoción estética casi nunca se experimenta con la primera lectura”.
Francisco Arias Solis
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La paz pide una oportunidad.
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a la del poder político y esto se logra
mediante la acción concertada de los intelectuales
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Antonio Gramsci.
LA VOZ DE LA FILOSOFÍA DE LA PRAXIS
Gramsci, político, pensador y escritor de una claridad ejemplar, es una de figuras clave de la cultura italiana del siglo XX. Su papel es fundamental para entender tanto las últimas transformaciones sociales como la influencia de los intelectuales en la revolución socialista.
Antonio Gramsci nació en Ales, Cagliari, el 22 de enero de 1891 y falleció en Roma el 27 de abril de 1937. Hijo de una familia muy humilde, cuando sólo contaba nueve años de edad su padre fue encarcelado, acusado de malversación de fondos, lo que agravó aún más la penuria de su familia. Sufrió una caída a los tres años de edad, que le causó un traumatismo con la producción de una deformación en su columna y la dificultad para un crecimiento físico normal. Siendo todavía niño tuvo que trabajar en una oficina para poder contribuir a la economía doméstica. Una beca le permitió estudiar en la Universidad de Turín, donde en 1915 se afilió al ala izquierda del socialismo, y debido a su intervención en la insurrección obrera de 1917 fue elegido secretario general de la Sección socialista.
Gramsci fundó L’Ordine Nuovo (1919) y L’Unitá, órgano de prensa del partido comunista, y dirigió la huelga general política de 1921 de la que surgió el partido comunista, fue uno de los fundadores de éste último y después se convirtió en 1924 en su secretario general. Diputado en la XXVII legislatura, fue detenido en 1926 y condenado a 20 años de cárcel, pero falleció once años después a causa de las malas condiciones de la prisión. Para escapar a la censura carcelaria llamó al marxismo “filosofía de la praxis”, que él entiende como la forma moderna y actual del humanismo destinada a ser la base del nuevo Estado. Pero la praxis no es solo acción, sino la forma en que el individuo está dentro de su mundo cultural.
La mayor parte de su producción como escritor se publicó póstumamente: Cartas desde la cárcel (1947), en las que reflexiona sobre temas filosóficos y políticos, y los seis volúmenes de 32 Cuadernos desde la cárcel, entre los que se incluyen: El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce (1947), Los intelectuales y la organización de la cultura (1949), Notas sobre Maquiavelo, la política y el Estado moderno (1949), Literatura y vida nacional (1950) y Pasado y presente (1951). Los escritos de Gramsci han ejercido una gran influencia sobre el pensamiento político y filosófico del siglo XX. Y como decía el pensador italiano: “Un libro se lee por impulsos prácticos y se relee por razones artísticas. La emoción estética casi nunca se experimenta con la primera lectura”.
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viernes, 29 de agosto de 2008
Los hermanos Goncourt por Francisco Arias Solis
EDMOND Y JULES HUOT DE GONCOURT
(1822-1896) Y (1830-1870)
“En este mundo, las guerras no se terminarán
por un acceso de sensibilidad, o un golpe de corazón del hombre,
sino por la falta de mano de obra barata para la muerte.”
Hermanos Goncourt.
LAS VOCES DEL REALISMO IMPRESIONISTA
Los hermanos Edmond y Jules Goncourt, más conocidos como los hermanos Goncourt, novelistas franceses, escribían en colaboración obras históricas y críticas ampliamente documentadas. Aparte de los ensayos, sus novelas, más que narraciones históricas, son anecdóticas. Son los creadores de uno de los premios literarios más importantes de Francia, otorgado cada año a una novela. Gracias a la herencia de su padre pudieron dedicarse por entero a la literatura. Son el puente que enlaza el realismo pesimista de Flaubert con el naturalismo que culmina en Zola. Pretenden describir de forma científica los casos patológicos, como la historia de Germinia, sistema que utilizaría Zola más adelante. Con estilo vibrante tienden a dar una impresión colorista de los hechos, un realismo impresionista que acumula los rasgos de costumbres o de caracteres para componer una novela. Como escritores, dedicaron sus primeras obras al estudio sobre el siglo XVIII, con una minuciosa documentación.
Edmond Huot de Goncourt nació en Nancy el 26 de mayo de 1822 y falleció en Camprosay el 16 de julio de 1896. Su hermano Jules nació en París el 17 de diciembre de 1830 y murió en Auteil el 20 de junio de 1870. Su familia procedía de Goncourt en Haute-Marne. Su padre antiguo oficial de Napoleón, era rentista. Ambos hermanos estudiaron en el liceo Condorcet. Al morir Edmond dejó, en memoria suya y de su hermano, una considerable suma para la creación de la Academia Goncourt, que concede una vez al año el Premio Goncourt, el premio literario más importante de la literatura francesa, otorgado por vez primera en 1903.
Escribieron en colaboración obras históricas como Historia de la sociedad francesa durante la Revolución y bajo el Directorio (1854) y obras críticas como El arte del siglo XVIII (1859-1875), reflejo de su pasión por el arte y el coleccionismo.
Como novelistas conquistaron un lugar importante en la literatura francesa; entre sus novelas, de un acentuado realismo, destacan: La hermosa Filomena (1861), Renata Mauperin (1864), Madame Gervasia (1869), Los hermanos Zemganno (1879), que empezaron junto y terminó Edmond, y Germinia Lacerteux (1864), que han sido traducidas a numerosas lenguas. A la muerte de Jules, Edmond siguió escribiendo (Elisa, 1877; La Faustin, 1882; Chérie, 1884). La obra más destacable de los Goncourt es, sin embargo, el Diario, cuya edición completa, formada por veinticinco volúmenes y publicados los primeros en vida de los autores, y los últimos con posteridad a la muerte de Edmond, supone un retrato de la vida literaria e intelectual de la época (Charles Augustin Sainte-Beuve, Gustave Flaubert, Émile Zola, entre otros). Y como dijeron los hermanos Goncourt: “El amor es la poesía del hombre que no hace versos, la idea del hombre que no piensa y la novela del hombre que no escribe”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias
Será vano el intento de humanizar las guerras. Lo humano es evitarlas.
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(1822-1896) Y (1830-1870)
“En este mundo, las guerras no se terminarán
por un acceso de sensibilidad, o un golpe de corazón del hombre,
sino por la falta de mano de obra barata para la muerte.”
Hermanos Goncourt.
LAS VOCES DEL REALISMO IMPRESIONISTA
Los hermanos Edmond y Jules Goncourt, más conocidos como los hermanos Goncourt, novelistas franceses, escribían en colaboración obras históricas y críticas ampliamente documentadas. Aparte de los ensayos, sus novelas, más que narraciones históricas, son anecdóticas. Son los creadores de uno de los premios literarios más importantes de Francia, otorgado cada año a una novela. Gracias a la herencia de su padre pudieron dedicarse por entero a la literatura. Son el puente que enlaza el realismo pesimista de Flaubert con el naturalismo que culmina en Zola. Pretenden describir de forma científica los casos patológicos, como la historia de Germinia, sistema que utilizaría Zola más adelante. Con estilo vibrante tienden a dar una impresión colorista de los hechos, un realismo impresionista que acumula los rasgos de costumbres o de caracteres para componer una novela. Como escritores, dedicaron sus primeras obras al estudio sobre el siglo XVIII, con una minuciosa documentación.
Edmond Huot de Goncourt nació en Nancy el 26 de mayo de 1822 y falleció en Camprosay el 16 de julio de 1896. Su hermano Jules nació en París el 17 de diciembre de 1830 y murió en Auteil el 20 de junio de 1870. Su familia procedía de Goncourt en Haute-Marne. Su padre antiguo oficial de Napoleón, era rentista. Ambos hermanos estudiaron en el liceo Condorcet. Al morir Edmond dejó, en memoria suya y de su hermano, una considerable suma para la creación de la Academia Goncourt, que concede una vez al año el Premio Goncourt, el premio literario más importante de la literatura francesa, otorgado por vez primera en 1903.
Escribieron en colaboración obras históricas como Historia de la sociedad francesa durante la Revolución y bajo el Directorio (1854) y obras críticas como El arte del siglo XVIII (1859-1875), reflejo de su pasión por el arte y el coleccionismo.
Como novelistas conquistaron un lugar importante en la literatura francesa; entre sus novelas, de un acentuado realismo, destacan: La hermosa Filomena (1861), Renata Mauperin (1864), Madame Gervasia (1869), Los hermanos Zemganno (1879), que empezaron junto y terminó Edmond, y Germinia Lacerteux (1864), que han sido traducidas a numerosas lenguas. A la muerte de Jules, Edmond siguió escribiendo (Elisa, 1877; La Faustin, 1882; Chérie, 1884). La obra más destacable de los Goncourt es, sin embargo, el Diario, cuya edición completa, formada por veinticinco volúmenes y publicados los primeros en vida de los autores, y los últimos con posteridad a la muerte de Edmond, supone un retrato de la vida literaria e intelectual de la época (Charles Augustin Sainte-Beuve, Gustave Flaubert, Émile Zola, entre otros). Y como dijeron los hermanos Goncourt: “El amor es la poesía del hombre que no hace versos, la idea del hombre que no piensa y la novela del hombre que no escribe”.
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jueves, 28 de agosto de 2008
Erasmo de Rotterdam por Francisco Arias Solis
ERASMO DE ROTTERDAM
(1467-1536)
“La paz más desventajosa es mejor
que la guerra más justa.”
Erasmo de Rotterdam.
LA VOZ DEL MÁS GRANDE HUMANISTA DEL RENACIMIENTO
Erasmo de Rotterdam fue el más grande humanista del Renacimiento y sin duda el escritor más elegante y agudo de su tiempo. Hombre esencialmente de letras, su doctrina dio origen al movimiento erasmista. Abierta su mente a toda las cuestiones, hombre de saber enciclopédico, erudito ingenioso y defensor de la pureza de costumbres. Erasmo es un precursor del liberalismo y del espíritu moderno. Su ideal fue puramente ético: reforma gradual y pacífica de la Iglesia y de la sociedad civil. Propugnaba un cristianismo más auténtico y menos formulista mediante una vuelta a la Iglesia primitiva y a las Sagradas Escrituras y la supresión de ritualismos, lo que preludiaba la Reforma protestante; censuraba la superstición y la relajación que se había introducido en la religión. Sentía verdadera pasión por los estudios clásicos, aunque reconoce que estos ofrecen un ideal humano que no puede aceptarse como definitivo y aconseja un perfeccionamiento superior, por la acción de la Gracia. En su humanismo cristiano, pretende unir ciencia y virtud.
El pensador holandés Desiderio Erasmo de Rotterdam, cuyo nombre latinizado era Desiderius Erasmus Roterodamus y originariamente llamado Geert Geertsz nació en Gonda, cerca de Rotterdam, el 28 de octubre de 1467 y falleció en Basilea el 12 de julio de 1536. Huérfano a los catorce año, ingresó sin vocación en el convento de los agustinos de Steyn, cerca de Guda, siendo ordenado sacerdote en el año 1492; Julio II más tarde le dispensó de los votos. Estuvo varias veces en París y en Inglaterra, donde hizo amistad con Tomás Moro y Juan Colet. En Italia se doctoró en teología por la universidad de Turín y se relacionó con Aldo Manucio, que editó algunas de sus obras. Residió en Roma haciendo amistad con gran número de humanistas. Volvió de nuevo a Inglaterra y enseñó teología en la Universidad de Cambridge. De regreso a su país, Carlos V le nombró consejero. En 1521 se estableció en Basilea, en donde imprimió una edición general de sus obras.
Erasmo dedicó mucho tiempo a la lectura de Lutero, con quien mantuvo serias polémicas: escribió contra él Sobre el libre albedrío (1524), que provocó Sobre el albedrío esclavo (1526), réplica de Lutero; sin embargo, por sus críticas contra las costumbres eclesiásticas, por su libertad y forma racionalista de enfocar las cuestiones y por su traducción del Nuevo Testamento (1516), se le acusó de haber preparado la Reforma.
La primera edición completa de su producción fue la publicada por Frobenio: Ópera omnia Desidérii Erasmi. Entre sus obras escritas en latín y en un estilo serio y brillante, destacan Adagios (1500), colección de sentencias recogidas de autores clásicos, Elogio de la locura (1511), que dedicada a Tomás Moro ha sido su obra más difundida, Manual del caballero cristiano (1502), Doctrina del príncipe cristiano (1516), escrito para Carlos V, Coloquios (1518), El ciceroniano (1527) y Sobre la pureza de la Iglesia cristiana (1536).
La influencia de sus ideas llega hasta nuestros días, pero es mayor en su época, especialmente en España, en 1517, el cardenal Cisneros invitó a Erasmo a venir a España, para enseñar en la Universidad de Alcalá, pero el viaje nunca se realizó. No obstante, su influencia fue tan profunda que él mismo llegó a decir: “Debo a España más que a los míos ni a otra nación alguna”.
Francisco Arias Solis
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La paz no se reduce a la ausencia de guerras
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(1467-1536)
“La paz más desventajosa es mejor
que la guerra más justa.”
Erasmo de Rotterdam.
LA VOZ DEL MÁS GRANDE HUMANISTA DEL RENACIMIENTO
Erasmo de Rotterdam fue el más grande humanista del Renacimiento y sin duda el escritor más elegante y agudo de su tiempo. Hombre esencialmente de letras, su doctrina dio origen al movimiento erasmista. Abierta su mente a toda las cuestiones, hombre de saber enciclopédico, erudito ingenioso y defensor de la pureza de costumbres. Erasmo es un precursor del liberalismo y del espíritu moderno. Su ideal fue puramente ético: reforma gradual y pacífica de la Iglesia y de la sociedad civil. Propugnaba un cristianismo más auténtico y menos formulista mediante una vuelta a la Iglesia primitiva y a las Sagradas Escrituras y la supresión de ritualismos, lo que preludiaba la Reforma protestante; censuraba la superstición y la relajación que se había introducido en la religión. Sentía verdadera pasión por los estudios clásicos, aunque reconoce que estos ofrecen un ideal humano que no puede aceptarse como definitivo y aconseja un perfeccionamiento superior, por la acción de la Gracia. En su humanismo cristiano, pretende unir ciencia y virtud.
El pensador holandés Desiderio Erasmo de Rotterdam, cuyo nombre latinizado era Desiderius Erasmus Roterodamus y originariamente llamado Geert Geertsz nació en Gonda, cerca de Rotterdam, el 28 de octubre de 1467 y falleció en Basilea el 12 de julio de 1536. Huérfano a los catorce año, ingresó sin vocación en el convento de los agustinos de Steyn, cerca de Guda, siendo ordenado sacerdote en el año 1492; Julio II más tarde le dispensó de los votos. Estuvo varias veces en París y en Inglaterra, donde hizo amistad con Tomás Moro y Juan Colet. En Italia se doctoró en teología por la universidad de Turín y se relacionó con Aldo Manucio, que editó algunas de sus obras. Residió en Roma haciendo amistad con gran número de humanistas. Volvió de nuevo a Inglaterra y enseñó teología en la Universidad de Cambridge. De regreso a su país, Carlos V le nombró consejero. En 1521 se estableció en Basilea, en donde imprimió una edición general de sus obras.
Erasmo dedicó mucho tiempo a la lectura de Lutero, con quien mantuvo serias polémicas: escribió contra él Sobre el libre albedrío (1524), que provocó Sobre el albedrío esclavo (1526), réplica de Lutero; sin embargo, por sus críticas contra las costumbres eclesiásticas, por su libertad y forma racionalista de enfocar las cuestiones y por su traducción del Nuevo Testamento (1516), se le acusó de haber preparado la Reforma.
La primera edición completa de su producción fue la publicada por Frobenio: Ópera omnia Desidérii Erasmi. Entre sus obras escritas en latín y en un estilo serio y brillante, destacan Adagios (1500), colección de sentencias recogidas de autores clásicos, Elogio de la locura (1511), que dedicada a Tomás Moro ha sido su obra más difundida, Manual del caballero cristiano (1502), Doctrina del príncipe cristiano (1516), escrito para Carlos V, Coloquios (1518), El ciceroniano (1527) y Sobre la pureza de la Iglesia cristiana (1536).
La influencia de sus ideas llega hasta nuestros días, pero es mayor en su época, especialmente en España, en 1517, el cardenal Cisneros invitó a Erasmo a venir a España, para enseñar en la Universidad de Alcalá, pero el viaje nunca se realizó. No obstante, su influencia fue tan profunda que él mismo llegó a decir: “Debo a España más que a los míos ni a otra nación alguna”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
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La paz no se reduce a la ausencia de guerras
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Gracias.
miércoles, 27 de agosto de 2008
Silvio Pellico por Francisco Arias Solis
SILVIO PELLICO
(1789-1854)
“El deber va unido inevitablemente a nuestro ser,
nos lo advierte la conciencia cuando apenas
comenzamos a tener uso de razón.”
Silvio Pellico.
LA VOZ DE UN POETA ROMÁNTICO EN SUS PRISIONES
Silvio Pellico, uno de los fundadores y secretario de la publicación Il Conciliatore (1818-1819), cayó en manos de la policía austriaca en 1820 por sus ideas políticas de afiliado a la sociedad carbonaria y condenado a muerte, primero, vio después conmutada la pena por quince años de prisión. De ellos cumplió nueve, y amnistiado en 1830, vivió después en voluntario retiro y oscuridad, alejado de la política. De este encarcelamiento nació su célebre libro Le mie prigioni, que hizo popular al autor desde que aquél apareció en 1832, siendo traducido a todas las lenguas. La forma en que está escrito impresiona al lector; el fondo es de una humildad y resignación extremas, que aparecen aprendidas de Manzoni e inspiradas por su larga permanencia en las mazmorras austriacas. Cuenta el autor italiano de su carcelero, el suizo Schiller, un viejo soldado que tenía que trabajar de esclavo en su vejez para poder comer, que cierto día le dijo: “Soy malo, señor, me hicieron prestar juramento al que no faltaré jamás, Estoy obligado a tratar a todos los prisioneros sin respeto alguno a su condición, sin indulgencia, sin concesión de abusos y tanto más a los prisioneros de Estado. El Emperador sabe lo que hace, yo debo obedecerle”. Cuando el Emperador de Austria, Francisco de Habsburgo, leyó Mis prisiones, exclamó: “¡Hasta ese jesuita de Pellico ha querido tomarse su venganza!”
El escritor piamontés, perteneciente al grupo romántico de Milán, Silvio Pellico nació en Saluzzo, Piamonte, el 25 de junio de 1789 y falleció en Turín el 31 de enero de 1854. Realizó estudios en Pinerolo, Turín y Lyon, donde se dedicó durante cuatro años a profundizar en la literatura francesa. Posteriormente se estableció en Milán donde trabajó como profesor de francés. Fue amigo de Ugo Foscolo y tuvo relaciones con los personajes de la cultura extranjera como Madame de Staël, Thorvaldsen y Lord Byron. Problemas familiares y físicos hacen que tenga que interrumpir su actividad literaria en el último año de su vida y trabaja en la casa de la Marquesa de Barolo como secretario.
En 1815 se dio a conocer con las tragedias Laodamina y Francesca da Rimini; esta última, con un rotundo éxito de público fue traducida al inglés por Lord Byron.
Pellico escribió varias piezas románticas –Eufemio di Messina, de 1820, Iginia d’Asti y Ester d’Engaddi, compuestas en prisión y publicadas en 1830, o Leoniero da Dertona, de 1834 –poemas y una obra sobre temática moral, Los deberes del hombre (1834); pero su consagración se debe a Mis prisiones (1832), memorias del tiempo pasado en cautividad, considerada una obra emblemática de la causa de la independencia de Italia, dominada entonces por los austriacos. Y como dijo el poeta italiano: “El que se encoleriza ante la posibilidad de no ser amado es un tirano. Si te arriesgas a hacer el mal para conseguir un placer, renuncia a ese placer. Si te arriesgas a ser un tirano por un amor, renuncia a ese amor”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias
La primera condición para la paz es la voluntad de lograrla.
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(1789-1854)
“El deber va unido inevitablemente a nuestro ser,
nos lo advierte la conciencia cuando apenas
comenzamos a tener uso de razón.”
Silvio Pellico.
LA VOZ DE UN POETA ROMÁNTICO EN SUS PRISIONES
Silvio Pellico, uno de los fundadores y secretario de la publicación Il Conciliatore (1818-1819), cayó en manos de la policía austriaca en 1820 por sus ideas políticas de afiliado a la sociedad carbonaria y condenado a muerte, primero, vio después conmutada la pena por quince años de prisión. De ellos cumplió nueve, y amnistiado en 1830, vivió después en voluntario retiro y oscuridad, alejado de la política. De este encarcelamiento nació su célebre libro Le mie prigioni, que hizo popular al autor desde que aquél apareció en 1832, siendo traducido a todas las lenguas. La forma en que está escrito impresiona al lector; el fondo es de una humildad y resignación extremas, que aparecen aprendidas de Manzoni e inspiradas por su larga permanencia en las mazmorras austriacas. Cuenta el autor italiano de su carcelero, el suizo Schiller, un viejo soldado que tenía que trabajar de esclavo en su vejez para poder comer, que cierto día le dijo: “Soy malo, señor, me hicieron prestar juramento al que no faltaré jamás, Estoy obligado a tratar a todos los prisioneros sin respeto alguno a su condición, sin indulgencia, sin concesión de abusos y tanto más a los prisioneros de Estado. El Emperador sabe lo que hace, yo debo obedecerle”. Cuando el Emperador de Austria, Francisco de Habsburgo, leyó Mis prisiones, exclamó: “¡Hasta ese jesuita de Pellico ha querido tomarse su venganza!”
El escritor piamontés, perteneciente al grupo romántico de Milán, Silvio Pellico nació en Saluzzo, Piamonte, el 25 de junio de 1789 y falleció en Turín el 31 de enero de 1854. Realizó estudios en Pinerolo, Turín y Lyon, donde se dedicó durante cuatro años a profundizar en la literatura francesa. Posteriormente se estableció en Milán donde trabajó como profesor de francés. Fue amigo de Ugo Foscolo y tuvo relaciones con los personajes de la cultura extranjera como Madame de Staël, Thorvaldsen y Lord Byron. Problemas familiares y físicos hacen que tenga que interrumpir su actividad literaria en el último año de su vida y trabaja en la casa de la Marquesa de Barolo como secretario.
En 1815 se dio a conocer con las tragedias Laodamina y Francesca da Rimini; esta última, con un rotundo éxito de público fue traducida al inglés por Lord Byron.
Pellico escribió varias piezas románticas –Eufemio di Messina, de 1820, Iginia d’Asti y Ester d’Engaddi, compuestas en prisión y publicadas en 1830, o Leoniero da Dertona, de 1834 –poemas y una obra sobre temática moral, Los deberes del hombre (1834); pero su consagración se debe a Mis prisiones (1832), memorias del tiempo pasado en cautividad, considerada una obra emblemática de la causa de la independencia de Italia, dominada entonces por los austriacos. Y como dijo el poeta italiano: “El que se encoleriza ante la posibilidad de no ser amado es un tirano. Si te arriesgas a hacer el mal para conseguir un placer, renuncia a ese placer. Si te arriesgas a ser un tirano por un amor, renuncia a ese amor”.
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martes, 26 de agosto de 2008
Virginia Woolf por Francisco Arias Solis
VIRGINIA WOOLF
(1882-1941)
“Es obvio que los valores de las mujeres difieren
con frecuencia de los valores creados por el otro sexo
y sin embargo son los valores masculinos los que predominan.”
Virginia Woolf.
LA VOZ DEL FLUJO DE CONCIENCIA
La obra de Virginia Woolf representa una permanente búsqueda de nuevas técnicas narrativas. A ella se debe el empleo de fórmulas que ha incorporado plenamente la novela contemporánea. En este sentido, ocupa un lugar importante en la novelística europea, junto con Joyce y Proust. Su obra es de una alta calidad lírica, casi diríamos que son novelas poéticas. Un caleidoscopio de instantes fugaces, situaciones como soñadas, impresionismo tenue en el que se difumina el horizonte entre realidad y sueño, recuerdo o presente todo un mundo creado. “La vida es un sueño –decía Virginia Woolf-, el despertar es lo que nos mata”. Woolf introduce en la literatura inglesa la influencia de Freud.
La novelista inglesa Virginia Woolf, cuyo nombre de soltera era Adeline Virginia Stephen, nació en Londres el 25 de enero de 1882 y falleció en Lewes, Sussex, el 28 de marzo de 1941. Hija de sir Leslie Stephen, distinguido crítico, biógrafo, filósofo e historiador, vivió en torno a él la cultura y las preocupaciones, en las que participa activamente desde muy pronto. De formación autodidacta debido a su delicada salud e inestabilidad mental. Tras la muerte de su padre (1905) se estableció con su hermana Vanesa Bell, en el barrio de Bloomsbury, convirtiéndose años más tarde su casa en el centro de llamado “Bloomsbury Set” compuesto por un grupo de intelectuales que dominó la vida cultural inglesa a lo largo de tres décadas, y del que Virginia Woolf fue uno de los miembros más destacados. En 1912 se casó con Leonard Woolf, historiador, economista, ensayista y miembro también del grupo, con quien cinco años después, funda la editorial The Hogarth Press, que editó las obras de importantes escritores coetáneos (T.S. Eliot, Katherine Mansfield, Edward Morgan Forster, y la propia Virginia Woolf ). Sus desequilibrios nerviosos que le acompañaron durante toda su vida le llevaron al suicidio mediante ahogamiento en el río Ouse, cerca de su casa.
Sus primeras novelas Viaje de ida (1915) y Noche y día (1919), pasaron prácticamente inadvertidas, y sólo con la publicación de El cuarto de Jacob (1922), La señora Dalloway (1925) y Al faro (1927) comenzó a ser elogiada por la crítica por su originalidad literaria . Sus novelas posteriores (Orlando, 1928; Las olas, 1931; Entre actos, 1941) la consagraron finalmente como una de las figuras más representativas de la novelística inglesa experimental y de la narrativa mundial moderna. En ellas, la autora exhibe un magnífico dominio de la técnica del monólogo interior o “flujo de conciencia” e introduce su preocupación por la temporalidad humana. Influida por Marcel Proust y comparada con James Joyce, Woolf consiguió establecer un lenguaje narrativo en el que se equilibran perfectamente los universos racional e irracional.
En sus ensayos prevalece una temática centrada en la condición de la mujer, en la que destacan la opresión sexual, la construcción social de la identidad femenina y el papel de la mujer escritora, como se pone de manifiesto en Una habitación propia (1929), libro emblemático para la crítica feminista actual, y Tres guineas (1938). Mantuvo una estrecha amistad con la escritora Vita Sackville-West a quien dedicó su novela Orlando, y en quien se basó para construir la protagonista de la misma. Y como dijo la novelista inglesa: “La vida es un halo luminoso, una envoltura semitransparente que nos envuelve desde que tenemos conciencia hasta el final”.
Francisco Arias Solis
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La fórmula salvadora es paz, libertad y justicia.
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(1882-1941)
“Es obvio que los valores de las mujeres difieren
con frecuencia de los valores creados por el otro sexo
y sin embargo son los valores masculinos los que predominan.”
Virginia Woolf.
LA VOZ DEL FLUJO DE CONCIENCIA
La obra de Virginia Woolf representa una permanente búsqueda de nuevas técnicas narrativas. A ella se debe el empleo de fórmulas que ha incorporado plenamente la novela contemporánea. En este sentido, ocupa un lugar importante en la novelística europea, junto con Joyce y Proust. Su obra es de una alta calidad lírica, casi diríamos que son novelas poéticas. Un caleidoscopio de instantes fugaces, situaciones como soñadas, impresionismo tenue en el que se difumina el horizonte entre realidad y sueño, recuerdo o presente todo un mundo creado. “La vida es un sueño –decía Virginia Woolf-, el despertar es lo que nos mata”. Woolf introduce en la literatura inglesa la influencia de Freud.
La novelista inglesa Virginia Woolf, cuyo nombre de soltera era Adeline Virginia Stephen, nació en Londres el 25 de enero de 1882 y falleció en Lewes, Sussex, el 28 de marzo de 1941. Hija de sir Leslie Stephen, distinguido crítico, biógrafo, filósofo e historiador, vivió en torno a él la cultura y las preocupaciones, en las que participa activamente desde muy pronto. De formación autodidacta debido a su delicada salud e inestabilidad mental. Tras la muerte de su padre (1905) se estableció con su hermana Vanesa Bell, en el barrio de Bloomsbury, convirtiéndose años más tarde su casa en el centro de llamado “Bloomsbury Set” compuesto por un grupo de intelectuales que dominó la vida cultural inglesa a lo largo de tres décadas, y del que Virginia Woolf fue uno de los miembros más destacados. En 1912 se casó con Leonard Woolf, historiador, economista, ensayista y miembro también del grupo, con quien cinco años después, funda la editorial The Hogarth Press, que editó las obras de importantes escritores coetáneos (T.S. Eliot, Katherine Mansfield, Edward Morgan Forster, y la propia Virginia Woolf ). Sus desequilibrios nerviosos que le acompañaron durante toda su vida le llevaron al suicidio mediante ahogamiento en el río Ouse, cerca de su casa.
Sus primeras novelas Viaje de ida (1915) y Noche y día (1919), pasaron prácticamente inadvertidas, y sólo con la publicación de El cuarto de Jacob (1922), La señora Dalloway (1925) y Al faro (1927) comenzó a ser elogiada por la crítica por su originalidad literaria . Sus novelas posteriores (Orlando, 1928; Las olas, 1931; Entre actos, 1941) la consagraron finalmente como una de las figuras más representativas de la novelística inglesa experimental y de la narrativa mundial moderna. En ellas, la autora exhibe un magnífico dominio de la técnica del monólogo interior o “flujo de conciencia” e introduce su preocupación por la temporalidad humana. Influida por Marcel Proust y comparada con James Joyce, Woolf consiguió establecer un lenguaje narrativo en el que se equilibran perfectamente los universos racional e irracional.
En sus ensayos prevalece una temática centrada en la condición de la mujer, en la que destacan la opresión sexual, la construcción social de la identidad femenina y el papel de la mujer escritora, como se pone de manifiesto en Una habitación propia (1929), libro emblemático para la crítica feminista actual, y Tres guineas (1938). Mantuvo una estrecha amistad con la escritora Vita Sackville-West a quien dedicó su novela Orlando, y en quien se basó para construir la protagonista de la misma. Y como dijo la novelista inglesa: “La vida es un halo luminoso, una envoltura semitransparente que nos envuelve desde que tenemos conciencia hasta el final”.
Francisco Arias Solis
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lunes, 25 de agosto de 2008
Thornton Wilder por Francisco Arias Solis
THORNTON WILDER
(1897-1975)
“Los mejores momentos de la vida vienen por si solos,
no tiene sentido ir a esperarlos.”
Thornton Wilder.
LA VOZ DE UN RENOVADOR DEL TEATRO
El narrador y dramaturgo estadounidense Thornton Wilder es uno de los escritores más importantes e influyentes del pasado siglo. Obtuvo un gran éxito popular, siendo galardonado tres veces con el Premio Pulitzer, en 1927, por la novela El puente de San Luis Rey , y, en los años 1938 y 1943, por sus obras de teatro Nuestra ciudad y La piel de nuestros dientes. Wilder está considerado uno de los grandes renovadores del teatro contemporáneo. Los temas de sus obras son: la predestinación, la muerte y el destino de la Humanidad. En su teatro, intenta implicar al espectador en la representación.
Thornton Niven Wilder nació en Madison, Wisconsin, el 17 de abril de 1897 y falleció en New Haven, Connecticut, el 7 de diciembre de 1975. Hijo de un diplomático pasó su adolescencia en Shangai y Hong Kong, ciudades en las que comenzaría sus estudios que más tarde continuó en su país, graduándose en 1915 por la Berkeley High School. Durante la primera guerra mundial prestó servicio en la Guardia Costera. Estudió arqueología en la Universidad de Yale. Participó en la segunda guerra mundial como teniente coronel de las fuerzas aéreas. Terminada la guerra estuvo en Barcelona. “ A lo mejor no me cree –le confesó al periodista Jaime Arias-. Me trae por aquí mi hobby favorito: Lope de Vega”. Fue profesor de las universidades de Hawai, Hardward y Chicago. En 1957 la Asociación de editores y libreros alemanes le distinguió con el Premio de la Paz y en 1967 ganó el Premio Nacional de Literatura por su obra El octavo día.
Tras la publicación de La cábala (1926), obtuvo el Premio Pulitzer y un éxito internacional con su segunda novela, El puente de San Luis Rey (1927), ambientada en el Perú del siglo XVIII, y que ilustra su particular visión cristiana del destino. La siguieron La mujer de Andros (1930) y la novela histórica Los idus de marzo (1948), cuyo marco son los últimos días de la República romana. Es característico en su obra la combinación de un estilo impecable y convencional con insinuaciones experimentales. Entre su amplia producción dramática hay que reseñar Cena de navidad (1931), la célebre Nuestra ciudad (1938, Premio Pulitzer), en la que recrea, con métodos pirandellianos, un ambiente provinciano, La piel de nuestros dientes (1942, Premio Pulitzer 1943), La casamentera (1954), Comedia por Bleeker street (1962), El octavo día (1967), Teophilus North (1974) y el musical Hello Dolly (1964), basado en La casamentera, se estrenó en Nueva York protagonizado pro Caroll Chaning y en 1966, lo representó Mary Martín en Londres, pero la versión más famosa de esta obra es la cinematográfica con Barbara Streisand. Y como dijo el popular escritor norteamericano: “Es difícil dejar de convertirse en la persona que los demás creen que uno es”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias
El futuro se gana, ganando la libertad.
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(1897-1975)
“Los mejores momentos de la vida vienen por si solos,
no tiene sentido ir a esperarlos.”
Thornton Wilder.
LA VOZ DE UN RENOVADOR DEL TEATRO
El narrador y dramaturgo estadounidense Thornton Wilder es uno de los escritores más importantes e influyentes del pasado siglo. Obtuvo un gran éxito popular, siendo galardonado tres veces con el Premio Pulitzer, en 1927, por la novela El puente de San Luis Rey , y, en los años 1938 y 1943, por sus obras de teatro Nuestra ciudad y La piel de nuestros dientes. Wilder está considerado uno de los grandes renovadores del teatro contemporáneo. Los temas de sus obras son: la predestinación, la muerte y el destino de la Humanidad. En su teatro, intenta implicar al espectador en la representación.
Thornton Niven Wilder nació en Madison, Wisconsin, el 17 de abril de 1897 y falleció en New Haven, Connecticut, el 7 de diciembre de 1975. Hijo de un diplomático pasó su adolescencia en Shangai y Hong Kong, ciudades en las que comenzaría sus estudios que más tarde continuó en su país, graduándose en 1915 por la Berkeley High School. Durante la primera guerra mundial prestó servicio en la Guardia Costera. Estudió arqueología en la Universidad de Yale. Participó en la segunda guerra mundial como teniente coronel de las fuerzas aéreas. Terminada la guerra estuvo en Barcelona. “ A lo mejor no me cree –le confesó al periodista Jaime Arias-. Me trae por aquí mi hobby favorito: Lope de Vega”. Fue profesor de las universidades de Hawai, Hardward y Chicago. En 1957 la Asociación de editores y libreros alemanes le distinguió con el Premio de la Paz y en 1967 ganó el Premio Nacional de Literatura por su obra El octavo día.
Tras la publicación de La cábala (1926), obtuvo el Premio Pulitzer y un éxito internacional con su segunda novela, El puente de San Luis Rey (1927), ambientada en el Perú del siglo XVIII, y que ilustra su particular visión cristiana del destino. La siguieron La mujer de Andros (1930) y la novela histórica Los idus de marzo (1948), cuyo marco son los últimos días de la República romana. Es característico en su obra la combinación de un estilo impecable y convencional con insinuaciones experimentales. Entre su amplia producción dramática hay que reseñar Cena de navidad (1931), la célebre Nuestra ciudad (1938, Premio Pulitzer), en la que recrea, con métodos pirandellianos, un ambiente provinciano, La piel de nuestros dientes (1942, Premio Pulitzer 1943), La casamentera (1954), Comedia por Bleeker street (1962), El octavo día (1967), Teophilus North (1974) y el musical Hello Dolly (1964), basado en La casamentera, se estrenó en Nueva York protagonizado pro Caroll Chaning y en 1966, lo representó Mary Martín en Londres, pero la versión más famosa de esta obra es la cinematográfica con Barbara Streisand. Y como dijo el popular escritor norteamericano: “Es difícil dejar de convertirse en la persona que los demás creen que uno es”.
Francisco Arias Solis
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domingo, 24 de agosto de 2008
Benedetto Croce por Francisco Arias Solis
BENEDETTO CROCE
(1866-1952)
“Hay quien pone en duda el porvenir de la libertad.
Nosotros respondemos que tiene más que un porvenir: posee eternidad.”
Benedetto Croce.
LA VOZ DEL FILÓSOFO DE LA LIBERTAD
Croce es uno de los más destacados representantes del idealismo italiano y uno de los renovadores de la cultura italiana contemporánea. Ha abierto nuevas sendas con su Estética (1902), que ha hecho de él un jefe de escuela, principalmente en Italia: discípulo de Hegel, erudito minucioso, teorizante audaz, escritor de talla, pasa fácilmente de la historia literaria a la filosofía. Una de sus ideas fundamentales es que “el pensador que trata de sustraerse al mundo condena a muerte su inteligencia”. Su pensamiento político es un himno a la libertad.
El filósofo, historiador, político, crítico literario e hispanista italiano Benedetto Croce nació en Pescasseroli, Abruzos, el 25 de febrero de 1866 y falleció en Nápoles el 20 de noviembre de 1952. Hijo de familia adinerada, cursó sus primeros estudios en un colegio barnabita de Nápoles, en 1883 perdió a sus padres y única hermana, cuando disfrutaban de unas vacaciones en Casamicciola, en la isla de Ischia, debido a un terremoto que destruyó la casa donde se alojaban, permaneciendo él durante bastante tiempo enterrado entre los escombros. Estudió derecho en la Universidad de Roma, dedicándose, sin embargo, muy pronto a estudios históricos y filológicos, y después, a la filosofía. En 1903 fundó en Nápoles la revista La crítica, desde la cual, y también con sus obras, ejerció una influencia notable en las ideas artísticas y literarias de su época. En 1910 fue nombrado senador. De 1920 a1921 fue nombrado ministro de Instrucción Pública. Tras el asesinato del político socialista Giacomo Matteoti en 1924, se enfrenta al fascismo. En 1925 se publica el Manifiesto de los intelectuales fascistas, de Giovanni Gentile, e inmediatamente Croce publica el Manifiesto de los intelectuales antifascistas, en el que denuncia la falta de libertad y la violencia del régimen fascista. Croce se enfrenta al régimen de Mussolini, si bien éste no se atreve a impedir la publicación de la escritos de Croce, debido a su gran prestigio. La Iglesia incluye sus obras en el Índice. Al advenimiento de la República fue ministro del Gobierno italiano y ejerció diversos cargos públicos. En 1943 es nombrado secretario del Partido Liberal. En 1946 funda el Instituto Italiano para los Estudios Históricos.
Su concepción filosófica, de origen hegeliano, se vio influida sucesivamente por Antonio Labriola, De Sancti y sobre todo por Giambattista Vico. Obras importantes son Materialismo histórico y economía marxista (1900), Filosofía del espíritu, de clara resonancia hegeliana, cuyo primer volumen, Estética, aparece en 1902 y La historia como pensamiento y como acción (1938), donde expone su pensamiento histórico, calificado de historicismo absoluto, en el que confluyen el historicismo de Vico, el idealismo hegeliano, el espíritu positivista, el marxismo y el pragmatismo. A pesar de su hegelianismo, no acepta totalmente las teorías del pensador alemán (Lo vivo y lo muerto de la filosofía de Hegel ). Para Croce la vida y la realidad son sólo historia. Coincide con Hegel en que el conocimiento es intuición de lo singular, en rechazar la abstracción, pero discrepa de Hegel al no admitir la distinción espíritu-naturaleza. Como hispanita escribió España en la vida italiana durante el Renacimiento (1907) y una obra de juventud escrita en español Los tratadistas españoles de conceptismo y Baltasar Gracián (1889).
Sostiene Croce que el escritor y el artista son creadores y deben permanecer al margen de la política y de la propaganda, pero en contrapartida, la personalidad del artista tiene sus raíces en la conciencia moral, por lo que se opuso al irracionalismo, el arte por el arte, el decadentismo y otras formas del esteticismo. Y como dijo el filósofo de la libertad: “La libertad es singular, siempre que exista la libertad plural”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
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La libertad no la tienen los que no tienen su sed.
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Gracias.
(1866-1952)
“Hay quien pone en duda el porvenir de la libertad.
Nosotros respondemos que tiene más que un porvenir: posee eternidad.”
Benedetto Croce.
LA VOZ DEL FILÓSOFO DE LA LIBERTAD
Croce es uno de los más destacados representantes del idealismo italiano y uno de los renovadores de la cultura italiana contemporánea. Ha abierto nuevas sendas con su Estética (1902), que ha hecho de él un jefe de escuela, principalmente en Italia: discípulo de Hegel, erudito minucioso, teorizante audaz, escritor de talla, pasa fácilmente de la historia literaria a la filosofía. Una de sus ideas fundamentales es que “el pensador que trata de sustraerse al mundo condena a muerte su inteligencia”. Su pensamiento político es un himno a la libertad.
El filósofo, historiador, político, crítico literario e hispanista italiano Benedetto Croce nació en Pescasseroli, Abruzos, el 25 de febrero de 1866 y falleció en Nápoles el 20 de noviembre de 1952. Hijo de familia adinerada, cursó sus primeros estudios en un colegio barnabita de Nápoles, en 1883 perdió a sus padres y única hermana, cuando disfrutaban de unas vacaciones en Casamicciola, en la isla de Ischia, debido a un terremoto que destruyó la casa donde se alojaban, permaneciendo él durante bastante tiempo enterrado entre los escombros. Estudió derecho en la Universidad de Roma, dedicándose, sin embargo, muy pronto a estudios históricos y filológicos, y después, a la filosofía. En 1903 fundó en Nápoles la revista La crítica, desde la cual, y también con sus obras, ejerció una influencia notable en las ideas artísticas y literarias de su época. En 1910 fue nombrado senador. De 1920 a1921 fue nombrado ministro de Instrucción Pública. Tras el asesinato del político socialista Giacomo Matteoti en 1924, se enfrenta al fascismo. En 1925 se publica el Manifiesto de los intelectuales fascistas, de Giovanni Gentile, e inmediatamente Croce publica el Manifiesto de los intelectuales antifascistas, en el que denuncia la falta de libertad y la violencia del régimen fascista. Croce se enfrenta al régimen de Mussolini, si bien éste no se atreve a impedir la publicación de la escritos de Croce, debido a su gran prestigio. La Iglesia incluye sus obras en el Índice. Al advenimiento de la República fue ministro del Gobierno italiano y ejerció diversos cargos públicos. En 1943 es nombrado secretario del Partido Liberal. En 1946 funda el Instituto Italiano para los Estudios Históricos.
Su concepción filosófica, de origen hegeliano, se vio influida sucesivamente por Antonio Labriola, De Sancti y sobre todo por Giambattista Vico. Obras importantes son Materialismo histórico y economía marxista (1900), Filosofía del espíritu, de clara resonancia hegeliana, cuyo primer volumen, Estética, aparece en 1902 y La historia como pensamiento y como acción (1938), donde expone su pensamiento histórico, calificado de historicismo absoluto, en el que confluyen el historicismo de Vico, el idealismo hegeliano, el espíritu positivista, el marxismo y el pragmatismo. A pesar de su hegelianismo, no acepta totalmente las teorías del pensador alemán (Lo vivo y lo muerto de la filosofía de Hegel ). Para Croce la vida y la realidad son sólo historia. Coincide con Hegel en que el conocimiento es intuición de lo singular, en rechazar la abstracción, pero discrepa de Hegel al no admitir la distinción espíritu-naturaleza. Como hispanita escribió España en la vida italiana durante el Renacimiento (1907) y una obra de juventud escrita en español Los tratadistas españoles de conceptismo y Baltasar Gracián (1889).
Sostiene Croce que el escritor y el artista son creadores y deben permanecer al margen de la política y de la propaganda, pero en contrapartida, la personalidad del artista tiene sus raíces en la conciencia moral, por lo que se opuso al irracionalismo, el arte por el arte, el decadentismo y otras formas del esteticismo. Y como dijo el filósofo de la libertad: “La libertad es singular, siempre que exista la libertad plural”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias
La libertad no la tienen los que no tienen su sed.
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Gracias.
sábado, 23 de agosto de 2008
George Orwell por Francisco Arias Solis
GEORGE ORWELL
(1903-1950)
“Mi libro sobre la guerra civil española, Homenaje a Cataluña,
es, desde luego, un libro decididamente político, pero está escrito
en su mayor parte con cierta atención a la forma y bastante objetividad.
Procuré en él decir toda la verdad sin violentar mi instinto literario.”
George Orwell.
LA VOZ DE LA VERDAD SOBRE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
En julio de 1937, George Orwell comenzó a escribir Homenaje a Cataluña, que quizá sea su libro mejor escrito y una de las mejore novelas sobre la guerra civil española, que se publicó en abril de 1938. La obra de Orwell es considerada por parte de los ensayistas e historiadores como fuente fidedigna y se ha convertido en uno de los testimonios literarios más citados de loe existentes sobre nuestra guerra civil, cuya etapa final terminó con las esperanzas de Orwell y le produjo una profunda melancolía. Había llegado a España, en diciembre, de 1936, como corresponsal del órgano del Partido Laborista Independiente (ILP), New Leader, siéndolo también de otros diarios y revistas. “Casi por accidente me afilié a las milicias del POUM –nos contó el escritor británico-, en lugar de a la Brigada Internacional, lo que ha sido en parte una lástima pues significa que nunca veré el frente de Madrid”. Y añadía el célebre escritor: “Cada línea seria que he escrito desde 1936 ha sido, directa o indirectamente, contra el totalitarismo, y a favor del socialismo democrático, tal como yo lo entiendo”.
George Orwell, seudónimo del escritor británico de origen indio Eric Blair, nació en Motihari el 25 de junio de 1903 y falleció en Londres el 21 de enero de 1950. Hijo de un “funcionario del imperio” y aunque se educó en una escuela privada y después, gracias a una beca, en el colegio de Eton como “estudiante real”, donde fue un buen estudiante, nunca dejó de sentir su inferioridad de modesto burgués frente a sus acaudalados compañeros. En 1922 ingresa en el cuerpo de la Policía Imperial del Ministerio de la India sirviendo varios años en Birmania (1922-1928), etapa en la que sacó una conciencia de culpabilidad sobre el colonialismo, experiencia que posteriormente recogería en Días birmanos (1934). “Desde muy corta edad –escribía Orwell-, quizá desde los cinco o seis años, supe que cuando fuese mayor sería escritor. Entre los diecisiete y los veinticuatro años traté de abandonar ese propósito, pero lo hacía dándome cuenta de que con ello traicionaba mi verdadera naturaleza y que tarde o temprano habría de ponerme a escribir libros”.
A su regreso a Europa, tras ejercer diversos oficios en Gran Bretaña y Francia, vivió en condiciones de extrema pobreza en París, donde sufrió un grave neumonía y es hospitalizado en un hospital público. Narró sus avatares en Sin blanca en París y Londres (1933). Su conocimiento de las capas más bajas de la sociedad le inclina hacia el compromiso político, aunque nunca se afilió en ningún partido, sino que se dejó guiar únicamente por su conciencia. En 1935 contrajo matrimonio con Eileen O’Shaughnessy. Tras un viaje a una zona minera en crisis, prepara su libro El camino de Wigan Pier (1937). En España sufrió una herida de bala en la garganta, durante su participación en la guerra civil a favor del ejército republicano. Aunque nunca abandonó sus ideas socialistas, su libro Homenaje a Cataluña, constituye una dura requisitoria contra el estalinismo, lo que le valió la enemistad de buena parte de la izquierda europea. Su consagración como escritor se produjo con la publicación de Rebelión en la granja (1945), fábula mordaz sobre el estalinismo ruso. En 1945 muere su esposa Eileen y se volvió a casar, cuatro años más tarde, con Sonia Brownell. Su célebre novela 1984 (1949), anticipa una sociedad futura automatizada y prisionera del totalitarismo. Aparte de sus novelas, son sumamente interesantes sus ensayos, donde manifiesta sus ideas sin ropaje literario, por ejemplo, los escritos durante la guerra titulados England, your England. Y como dijo el escritor británico: “En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”.
Francisco Arias Solis
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(1903-1950)
“Mi libro sobre la guerra civil española, Homenaje a Cataluña,
es, desde luego, un libro decididamente político, pero está escrito
en su mayor parte con cierta atención a la forma y bastante objetividad.
Procuré en él decir toda la verdad sin violentar mi instinto literario.”
George Orwell.
LA VOZ DE LA VERDAD SOBRE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
En julio de 1937, George Orwell comenzó a escribir Homenaje a Cataluña, que quizá sea su libro mejor escrito y una de las mejore novelas sobre la guerra civil española, que se publicó en abril de 1938. La obra de Orwell es considerada por parte de los ensayistas e historiadores como fuente fidedigna y se ha convertido en uno de los testimonios literarios más citados de loe existentes sobre nuestra guerra civil, cuya etapa final terminó con las esperanzas de Orwell y le produjo una profunda melancolía. Había llegado a España, en diciembre, de 1936, como corresponsal del órgano del Partido Laborista Independiente (ILP), New Leader, siéndolo también de otros diarios y revistas. “Casi por accidente me afilié a las milicias del POUM –nos contó el escritor británico-, en lugar de a la Brigada Internacional, lo que ha sido en parte una lástima pues significa que nunca veré el frente de Madrid”. Y añadía el célebre escritor: “Cada línea seria que he escrito desde 1936 ha sido, directa o indirectamente, contra el totalitarismo, y a favor del socialismo democrático, tal como yo lo entiendo”.
George Orwell, seudónimo del escritor británico de origen indio Eric Blair, nació en Motihari el 25 de junio de 1903 y falleció en Londres el 21 de enero de 1950. Hijo de un “funcionario del imperio” y aunque se educó en una escuela privada y después, gracias a una beca, en el colegio de Eton como “estudiante real”, donde fue un buen estudiante, nunca dejó de sentir su inferioridad de modesto burgués frente a sus acaudalados compañeros. En 1922 ingresa en el cuerpo de la Policía Imperial del Ministerio de la India sirviendo varios años en Birmania (1922-1928), etapa en la que sacó una conciencia de culpabilidad sobre el colonialismo, experiencia que posteriormente recogería en Días birmanos (1934). “Desde muy corta edad –escribía Orwell-, quizá desde los cinco o seis años, supe que cuando fuese mayor sería escritor. Entre los diecisiete y los veinticuatro años traté de abandonar ese propósito, pero lo hacía dándome cuenta de que con ello traicionaba mi verdadera naturaleza y que tarde o temprano habría de ponerme a escribir libros”.
A su regreso a Europa, tras ejercer diversos oficios en Gran Bretaña y Francia, vivió en condiciones de extrema pobreza en París, donde sufrió un grave neumonía y es hospitalizado en un hospital público. Narró sus avatares en Sin blanca en París y Londres (1933). Su conocimiento de las capas más bajas de la sociedad le inclina hacia el compromiso político, aunque nunca se afilió en ningún partido, sino que se dejó guiar únicamente por su conciencia. En 1935 contrajo matrimonio con Eileen O’Shaughnessy. Tras un viaje a una zona minera en crisis, prepara su libro El camino de Wigan Pier (1937). En España sufrió una herida de bala en la garganta, durante su participación en la guerra civil a favor del ejército republicano. Aunque nunca abandonó sus ideas socialistas, su libro Homenaje a Cataluña, constituye una dura requisitoria contra el estalinismo, lo que le valió la enemistad de buena parte de la izquierda europea. Su consagración como escritor se produjo con la publicación de Rebelión en la granja (1945), fábula mordaz sobre el estalinismo ruso. En 1945 muere su esposa Eileen y se volvió a casar, cuatro años más tarde, con Sonia Brownell. Su célebre novela 1984 (1949), anticipa una sociedad futura automatizada y prisionera del totalitarismo. Aparte de sus novelas, son sumamente interesantes sus ensayos, donde manifiesta sus ideas sin ropaje literario, por ejemplo, los escritos durante la guerra titulados England, your England. Y como dijo el escritor británico: “En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”.
Francisco Arias Solis
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viernes, 22 de agosto de 2008
Platón por Francisco Arias Solis
PLATON
(427-347 a.C.)
“La filosofía es la ciencia de los hombres libres.”
Platón.
LA VOZ DEL ALTÍSIMO FILOSOFO GRIEGO
Se ha dicho alguna vez que, en la filosofía occidental, lo que no es Platón es Aristóteles. Quizá se trate de una exageración, pero lo cierto es que estas dos gigantescas figuras han dejado sus profunda huella en todo el pensamiento universal, en mucha mayor medida que cualquier otro pensador.
Diálogos tituló Platón la mayoría de sus obras, porque en esta forma las escribió. Sobre unos cuarenta y dos poseemos, y en ellos los hay metafísicos o dialécticos, morales y políticos, estéticos. Poseemos además una colección de cartas, una de definiciones y de epigramas, etc.; pero la crítica ha dudado muchas veces acerca de su autenticidad de todo lo que se ha atribuido a Platón, y época hubo en que los mismos Diálogos fueron quedando reducido a muy pocos. Los hay que parecen compuestos descuidadamente, aunque no falte quien los halle todos perfectos, y los hay, en cambio, que son verdaderas obras de arte, como Protágoras, El Banquete, Fedón, famosos siempre por los críticos, Fedro, La República, Lisias y otros, suelen añadirse también. La influencia ejercida por Platón ha sido grandísima, aun, a pesar de su paganismo, sobre la filosofía cristiana, gracias a la orientación ultraterrenal que dio a la suya propia. Dice Guillermo Nestle, en su Historia de la Literatura griega, que La República de Platón “pudo servir de modelo a San Agustín para su Ciudad de Dios”
Nació Platón en Atenas, según la fecha más probable, en el año 427 a.C., de familia aristocrática. Discípulo de Sócrates durante ocho años, al ser condenado a muerte su maestro (399) se retiró a Megara. Luego, según se dice, viajó por Cirenaica, Egipto e Italia meridional. En el año 390 viajó a Sicilia con la esperanza de poner en práctica sus ideales políticos, pero el tirano Dionisio acabó haciéndole prisionero. Fueron también desafortunados dos viajes siguientes a Sicilia, en 368 y en 361. En Atenas fundó una escuela de filosofía, la denominada Academia, así llamada por tener su sede en el jardín de Academo. Allí realiza hasta su muerte, una fecunda labor intelectual, en la que participó activamente su discípulo Aristóteles. Murió octogenario, en Atenas, en el año 347 a.C.
Platón cultivó en su juventud la poesía, pero el haber conocido a Sócrates y estudiar desde los veinte años de edad bajo su dirección, hizo de él, un altísimo filósofo, en que asoma con frecuencia el poeta que llevaba en el fondo de su naturaleza, como también el ironista, a ratos, y otras veces, el escritor grave, majestuoso. Su más importante aportación a la filosofía es la teoría de las ideas de las que procede todo. Opone al mundo de los fenómenos, pasajeras sombras de una realidad superior, el mundo de la ideas, eternos e inmutables arquetipos que solo por la razón pueden aprehenderse.
La unidad de las ideas se cifra en la idea del Bien, razón y causa de todas las cosas que representa en el mundo inteligible lo que el Sol en el mundo sensible. Explica la formación del Universo como obra de una inteligencia infinita y afirma no solo la inmortalidad del alma, sino su existencia con anterioridad al nacimiento, y señala premios y castigos en la otra vida, viniendo a coincidir con Sócrates en la doctrina moral.
Propugna en política la supremacía de la sociedad sobre el individuo en un sistema de castas presidido por la clase superior de los filósofos. Hay, en fin, en su doctrina huellas de la filosofía pitagórica y de los misterios órficos, junto con el magisterio de Sócrates. Su pensamiento dominó en la cristiandad hasta el siglo XII, en que se produjo un cambio brusco de las ideas debido a Alberto Magno y a Tomás de Aquino. La influencia de Platón sufrió entonces un eclipse, sucediéndole la hegemonía de su discípulo Aristóteles, pero su influencia renació en el siglo XVI; los sistemas de Descartes, Spinoza y Leibniz son de inspiración en gran parte platónica. El platonismo constituye el alma de los trascendentalismo germánicos de Hegel y Schelling y, más aún, de Fichte. La influencia de Platón, tanto en la historia de las ideas como de las formas, ha sido tan enorme que es, indiscutiblemente, uno de los pilares donde descansa la cultura occidental. Y como dijo este altísimo filósofo griego: “La libertad está en ser dueños de la propia vida”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
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Se ama la libertad como se ama y se necesita el aire, el pan y el amor.
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(427-347 a.C.)
“La filosofía es la ciencia de los hombres libres.”
Platón.
LA VOZ DEL ALTÍSIMO FILOSOFO GRIEGO
Se ha dicho alguna vez que, en la filosofía occidental, lo que no es Platón es Aristóteles. Quizá se trate de una exageración, pero lo cierto es que estas dos gigantescas figuras han dejado sus profunda huella en todo el pensamiento universal, en mucha mayor medida que cualquier otro pensador.
Diálogos tituló Platón la mayoría de sus obras, porque en esta forma las escribió. Sobre unos cuarenta y dos poseemos, y en ellos los hay metafísicos o dialécticos, morales y políticos, estéticos. Poseemos además una colección de cartas, una de definiciones y de epigramas, etc.; pero la crítica ha dudado muchas veces acerca de su autenticidad de todo lo que se ha atribuido a Platón, y época hubo en que los mismos Diálogos fueron quedando reducido a muy pocos. Los hay que parecen compuestos descuidadamente, aunque no falte quien los halle todos perfectos, y los hay, en cambio, que son verdaderas obras de arte, como Protágoras, El Banquete, Fedón, famosos siempre por los críticos, Fedro, La República, Lisias y otros, suelen añadirse también. La influencia ejercida por Platón ha sido grandísima, aun, a pesar de su paganismo, sobre la filosofía cristiana, gracias a la orientación ultraterrenal que dio a la suya propia. Dice Guillermo Nestle, en su Historia de la Literatura griega, que La República de Platón “pudo servir de modelo a San Agustín para su Ciudad de Dios”
Nació Platón en Atenas, según la fecha más probable, en el año 427 a.C., de familia aristocrática. Discípulo de Sócrates durante ocho años, al ser condenado a muerte su maestro (399) se retiró a Megara. Luego, según se dice, viajó por Cirenaica, Egipto e Italia meridional. En el año 390 viajó a Sicilia con la esperanza de poner en práctica sus ideales políticos, pero el tirano Dionisio acabó haciéndole prisionero. Fueron también desafortunados dos viajes siguientes a Sicilia, en 368 y en 361. En Atenas fundó una escuela de filosofía, la denominada Academia, así llamada por tener su sede en el jardín de Academo. Allí realiza hasta su muerte, una fecunda labor intelectual, en la que participó activamente su discípulo Aristóteles. Murió octogenario, en Atenas, en el año 347 a.C.
Platón cultivó en su juventud la poesía, pero el haber conocido a Sócrates y estudiar desde los veinte años de edad bajo su dirección, hizo de él, un altísimo filósofo, en que asoma con frecuencia el poeta que llevaba en el fondo de su naturaleza, como también el ironista, a ratos, y otras veces, el escritor grave, majestuoso. Su más importante aportación a la filosofía es la teoría de las ideas de las que procede todo. Opone al mundo de los fenómenos, pasajeras sombras de una realidad superior, el mundo de la ideas, eternos e inmutables arquetipos que solo por la razón pueden aprehenderse.
La unidad de las ideas se cifra en la idea del Bien, razón y causa de todas las cosas que representa en el mundo inteligible lo que el Sol en el mundo sensible. Explica la formación del Universo como obra de una inteligencia infinita y afirma no solo la inmortalidad del alma, sino su existencia con anterioridad al nacimiento, y señala premios y castigos en la otra vida, viniendo a coincidir con Sócrates en la doctrina moral.
Propugna en política la supremacía de la sociedad sobre el individuo en un sistema de castas presidido por la clase superior de los filósofos. Hay, en fin, en su doctrina huellas de la filosofía pitagórica y de los misterios órficos, junto con el magisterio de Sócrates. Su pensamiento dominó en la cristiandad hasta el siglo XII, en que se produjo un cambio brusco de las ideas debido a Alberto Magno y a Tomás de Aquino. La influencia de Platón sufrió entonces un eclipse, sucediéndole la hegemonía de su discípulo Aristóteles, pero su influencia renació en el siglo XVI; los sistemas de Descartes, Spinoza y Leibniz son de inspiración en gran parte platónica. El platonismo constituye el alma de los trascendentalismo germánicos de Hegel y Schelling y, más aún, de Fichte. La influencia de Platón, tanto en la historia de las ideas como de las formas, ha sido tan enorme que es, indiscutiblemente, uno de los pilares donde descansa la cultura occidental. Y como dijo este altísimo filósofo griego: “La libertad está en ser dueños de la propia vida”.
Francisco Arias Solis
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jueves, 21 de agosto de 2008
Turguenev por Francisco Arias Solis
IVAN TURGUENEV
(1818-1883)
“... ¡Gogol ha muerto!.. ¿Qué corazón ruso no se conmociona
por estas tres palabras? ... Se ha ido, el hombre que ahora tiene el derecho,
el amargo derecho que nos da la muerte, de ser llamado grande...”
Iván Turguenev.
LA VOZ DE INCONFUNDIBLE ORIGINALIDAD
Pocos años más tarde que Nikolái Gogol nacía Iván Turguenev perteneciente también a aquella generación de 1840 que mezclaba el realismo con el humanitarismo. Como figura literaria es completamente distinto a Gogol: más refinado y suave, más artista literario que él, más asequible también para lectores de países extranjeros al suyo, más occidental, y por residencia más afrancesado. Un artículo excesivamente encendido, escrito a la muerte de Gogol (1852), le costó el confinamiento durante un año. Autorizado a abandonar Rusia, se instaló en Francia y Alemania, donde siguió escribiendo hasta su muerte. Por largo tiempo estuvo representando en Francia y en otros países la literatura rusa, como gran escritor de los de primera fila entre los contemporáneos europeos. Amigo de Gustave Flaubert, Berthold Auerbach, Émile Zola, Henry James, profundo psicólogo y gran estilista, supo registrar en su obra la época que le tocó vivir con sensibilidad, sobriedad y sentido del matiz. Lamartine le llamó genio porque revelaba algo nuevo, inesperado, trascendental, algo que llevaba el sello inconfundible de la originalidad. Inglaterra, que opinaba lo mismo, le colmó de elogios, de agasajos y ovaciones hasta el exceso, en un viaje que a ella hizo, y, en general, se veía en él no sólo a un gran novelista y literato, sino la revelación de una Rusia para todos desconocida e interesantísima.
Iván Sergéievich Turguenev nació en Orel, el 9 de noviembre de 1818 y falleció en Bougival, cerca de París, el 3 de septiembre de 1883. Pasó su infancia en la hacienda familiar, donde estudió bajo la tutela de un preceptor. En 1833 ingresó en la facultad de filosofía de San Petersburgo y posteriormente amplió estudios en Berlín. De regreso en Rusia (1841) ocupó, por un breve espacio de tiempo, un cargo de funcionario en la administración estatal y conoció a la cantante Paulina Viardot, quien fue el gran amor de su vida.
En su país, los escritores estaban divididos entre dos corrientes de ideas opuestas, la de los eslavófilos, enemigos de la cultura extranjera, que consideraban nociva, y la de los occidentales, que la creían necesaria, y se enfurecían con aquel autor que imparcialmente pintaba lo que veía y no acababa de afiliarse incondicionalmente a ninguno de los dos bandos. Unos y otros se tenían por calumniados cuando la imagen reproducida en aquel espejo no les era grata. Y esa exactitud, esa verdad en la reproducción de las imágenes, era precisamente lo que ansiaba Turguenev, en vista de un propósito social, reformador; pero conforme a su propio criterio y no al de los demás. Sólo con el tiempo se convirtió en triunfos en su país lo que antes había sido recibido con hostilidad por la mayoría. Buscaba él, ante todo, el personaje vivo, característico, y no la idea abstracta ni el argumento cuidadosamente preparado para mantener anhelante la curiosidad del lector hasta el final. Consecuencia de ello ha sido que la colección de tipos que nos presenta, el ambiente y los pormenores felizmente observados de que los rodea, es lo que hoy nos interesa más en su obra total, una vez desaparecido ya el valor de la oportunidad que sus libros pudieran tener. No falta quien le considere en la actualidad como un excelente cuentista, más bien que como un maestro de la novela extensa y bien construida.
Su primera obra narrativa importante apareció en 1844 con el título de Andréi Kolossov, pero lo que lo colocaría entre los más destacados escritores rusos sería sobre todo la recopilación de cuentos Relatos de un cazador (1852), publicados primero en la revista El Contemporáneo. Se trata de una serie de viñetas realistas acerca de la dura vida de los siervos, de un realismo sencillo y que no gustaron a las autoridades.
Entre su vastísima obra destacan las novelas: Nido de hidalgos (1859), Primer amor (1860), La víspera (1860), Padres e hijos (1862), que tiene verdadera importancia, por su alcance político y social, pues en ella aparece, en su protagonista Bazarov, el tipo nihilista, palabra inventada por Turguenev y que tanto habría de usarse después; Humo (1867), traducida al castellano por Emilia Pardo Bazán, quien afirmaba que “dos genios hay para mí en Rusia dignos de las épocas clásicas: Puchkin y Turguenev”; Aguas primaverales (1872), El canto del amor triunfante (1881) y Clara Milic (1882); las piezas teatrales: Panes ajenos (1848), El soltero (1849), Una canción del mariscal de la nobleza (1849) y Un mes en el campo (1950); cuentos como Dos amigos (1853) y Yákov Pánsikv (1855); y las composiciones de Poemas sin rima (1882).
Turguenev ha sido comparado con Tolstoi y Dostoievski y está considerado uno de los grandes novelistas de todos los tiempos. Y como nos dijo el escritor ruso: “Soy, ante todo un realista a quien sólo le interesa la verdad... Amo la libertad más que nada en el mundo”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias
El futuro se gana, ganando la libertad.
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(1818-1883)
“... ¡Gogol ha muerto!.. ¿Qué corazón ruso no se conmociona
por estas tres palabras? ... Se ha ido, el hombre que ahora tiene el derecho,
el amargo derecho que nos da la muerte, de ser llamado grande...”
Iván Turguenev.
LA VOZ DE INCONFUNDIBLE ORIGINALIDAD
Pocos años más tarde que Nikolái Gogol nacía Iván Turguenev perteneciente también a aquella generación de 1840 que mezclaba el realismo con el humanitarismo. Como figura literaria es completamente distinto a Gogol: más refinado y suave, más artista literario que él, más asequible también para lectores de países extranjeros al suyo, más occidental, y por residencia más afrancesado. Un artículo excesivamente encendido, escrito a la muerte de Gogol (1852), le costó el confinamiento durante un año. Autorizado a abandonar Rusia, se instaló en Francia y Alemania, donde siguió escribiendo hasta su muerte. Por largo tiempo estuvo representando en Francia y en otros países la literatura rusa, como gran escritor de los de primera fila entre los contemporáneos europeos. Amigo de Gustave Flaubert, Berthold Auerbach, Émile Zola, Henry James, profundo psicólogo y gran estilista, supo registrar en su obra la época que le tocó vivir con sensibilidad, sobriedad y sentido del matiz. Lamartine le llamó genio porque revelaba algo nuevo, inesperado, trascendental, algo que llevaba el sello inconfundible de la originalidad. Inglaterra, que opinaba lo mismo, le colmó de elogios, de agasajos y ovaciones hasta el exceso, en un viaje que a ella hizo, y, en general, se veía en él no sólo a un gran novelista y literato, sino la revelación de una Rusia para todos desconocida e interesantísima.
Iván Sergéievich Turguenev nació en Orel, el 9 de noviembre de 1818 y falleció en Bougival, cerca de París, el 3 de septiembre de 1883. Pasó su infancia en la hacienda familiar, donde estudió bajo la tutela de un preceptor. En 1833 ingresó en la facultad de filosofía de San Petersburgo y posteriormente amplió estudios en Berlín. De regreso en Rusia (1841) ocupó, por un breve espacio de tiempo, un cargo de funcionario en la administración estatal y conoció a la cantante Paulina Viardot, quien fue el gran amor de su vida.
En su país, los escritores estaban divididos entre dos corrientes de ideas opuestas, la de los eslavófilos, enemigos de la cultura extranjera, que consideraban nociva, y la de los occidentales, que la creían necesaria, y se enfurecían con aquel autor que imparcialmente pintaba lo que veía y no acababa de afiliarse incondicionalmente a ninguno de los dos bandos. Unos y otros se tenían por calumniados cuando la imagen reproducida en aquel espejo no les era grata. Y esa exactitud, esa verdad en la reproducción de las imágenes, era precisamente lo que ansiaba Turguenev, en vista de un propósito social, reformador; pero conforme a su propio criterio y no al de los demás. Sólo con el tiempo se convirtió en triunfos en su país lo que antes había sido recibido con hostilidad por la mayoría. Buscaba él, ante todo, el personaje vivo, característico, y no la idea abstracta ni el argumento cuidadosamente preparado para mantener anhelante la curiosidad del lector hasta el final. Consecuencia de ello ha sido que la colección de tipos que nos presenta, el ambiente y los pormenores felizmente observados de que los rodea, es lo que hoy nos interesa más en su obra total, una vez desaparecido ya el valor de la oportunidad que sus libros pudieran tener. No falta quien le considere en la actualidad como un excelente cuentista, más bien que como un maestro de la novela extensa y bien construida.
Su primera obra narrativa importante apareció en 1844 con el título de Andréi Kolossov, pero lo que lo colocaría entre los más destacados escritores rusos sería sobre todo la recopilación de cuentos Relatos de un cazador (1852), publicados primero en la revista El Contemporáneo. Se trata de una serie de viñetas realistas acerca de la dura vida de los siervos, de un realismo sencillo y que no gustaron a las autoridades.
Entre su vastísima obra destacan las novelas: Nido de hidalgos (1859), Primer amor (1860), La víspera (1860), Padres e hijos (1862), que tiene verdadera importancia, por su alcance político y social, pues en ella aparece, en su protagonista Bazarov, el tipo nihilista, palabra inventada por Turguenev y que tanto habría de usarse después; Humo (1867), traducida al castellano por Emilia Pardo Bazán, quien afirmaba que “dos genios hay para mí en Rusia dignos de las épocas clásicas: Puchkin y Turguenev”; Aguas primaverales (1872), El canto del amor triunfante (1881) y Clara Milic (1882); las piezas teatrales: Panes ajenos (1848), El soltero (1849), Una canción del mariscal de la nobleza (1849) y Un mes en el campo (1950); cuentos como Dos amigos (1853) y Yákov Pánsikv (1855); y las composiciones de Poemas sin rima (1882).
Turguenev ha sido comparado con Tolstoi y Dostoievski y está considerado uno de los grandes novelistas de todos los tiempos. Y como nos dijo el escritor ruso: “Soy, ante todo un realista a quien sólo le interesa la verdad... Amo la libertad más que nada en el mundo”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
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El futuro se gana, ganando la libertad.
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Gracias.
miércoles, 20 de agosto de 2008
Eugene O'Neill por Francisco Arias Solis
EUGENE O’NEILL
(1888-1953)
“El amor nunca tiene razones,
y la falta del amor tampoco. Todo son milagros.”
Eugene O´Neill.
LA VOZ DEL PADRE DEL TEATRO NORTEAMERICANO
O’Neill, que fue galardonado en 1936 con el premio Nobel de Literatura, es el verdadero padre del teatro norteamericano actual. Su intensidad pasional y su sentido del juego escénico hacen que se le perdonen fácilmente sus excesos de retórica y de simbolismo. Creó una serie de dramas representativas de la vida americana que están a la altura de la mejor novela y poesía de su tiempo. Fue ganador cuatro veces (una de ellas a título póstumo) del premio Pulitzer de teatro.
Eugene Gladstone O’Neill nació en Nueva York el 16 de octubre de 1888 y falleció en Boston el 27 de noviembre de 1953. Hijo de un emigrante irlandés, célebre actor e intérprete del Conde de Montecristo, hasta los siete años vive en constante gira con la compañía teatral de sus padres. Estudia en varias escuelas católicas y se matricula en la Universidad de Princeton (1906). Abandona los estudios un año más tarde y con espíritu aventurero es buscador de oro, subdirector de una compañía teatral, marino, actor, periodista y siempre viajero incansable. En 1913 enfermó de tuberculosis e, internado en un sanatorio, se dedicó a leer, despertándose su vocación de dramaturgo. En 1915 se unió al grupo teatral Provincetown Players, renovador del teatro estadounidense de los años veinte.
Cuando O’Neill comenzó a escribir, la literatura dramática norteamericana carecía de una tradición en la que afincarse. Tiene que crearla él mismo; de ahí los tanteos de sus dramas experimentales, influidos por Joyce, Elliot y la filosofía de Nietzsche. Escritor de gran fuerza creadora, O’Neill se distinguió por enlazar en su concepción dramática los mitos griegos y bíblicos, el psicoanálisis, el expresionismo y el naturalismo.
Entre sus obras destacan: Más allá del horizonte (1920; premio Pulitzer), El Emperador Jones (1920), alucinante monólogo de un dictador antillano con fondo de tambores, El mono velludo (1922), introspección sobre el “yo” profundo, Anna Christie (1922, premio Pulitzer), Deseo bajo los olmos (1924), cuya decoración representa una casa sin techo, El gran dios Brown (1926), donde utiliza máscaras con el sentido que tienen en la tragedia griega, Extraño interludio (1928; premio Pulitzer), la trilogía A Electra le sienta bien el luto (1931), su obra más ambiciosa, en la que traslada la casa de Atreo a la Nueva Inglaterra de la Guerra Civil americana, y la autobiográfica Viaje de un largo día hacia la noche (1940), representada en 1957 y premio Pulitzer de ese año. Y como dijo el gran dramaturgo norteamericano: “Creer en el sentido común es la primera falta de sentido común”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
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La paz pide una oportunidad.
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Gracias.
(1888-1953)
“El amor nunca tiene razones,
y la falta del amor tampoco. Todo son milagros.”
Eugene O´Neill.
LA VOZ DEL PADRE DEL TEATRO NORTEAMERICANO
O’Neill, que fue galardonado en 1936 con el premio Nobel de Literatura, es el verdadero padre del teatro norteamericano actual. Su intensidad pasional y su sentido del juego escénico hacen que se le perdonen fácilmente sus excesos de retórica y de simbolismo. Creó una serie de dramas representativas de la vida americana que están a la altura de la mejor novela y poesía de su tiempo. Fue ganador cuatro veces (una de ellas a título póstumo) del premio Pulitzer de teatro.
Eugene Gladstone O’Neill nació en Nueva York el 16 de octubre de 1888 y falleció en Boston el 27 de noviembre de 1953. Hijo de un emigrante irlandés, célebre actor e intérprete del Conde de Montecristo, hasta los siete años vive en constante gira con la compañía teatral de sus padres. Estudia en varias escuelas católicas y se matricula en la Universidad de Princeton (1906). Abandona los estudios un año más tarde y con espíritu aventurero es buscador de oro, subdirector de una compañía teatral, marino, actor, periodista y siempre viajero incansable. En 1913 enfermó de tuberculosis e, internado en un sanatorio, se dedicó a leer, despertándose su vocación de dramaturgo. En 1915 se unió al grupo teatral Provincetown Players, renovador del teatro estadounidense de los años veinte.
Cuando O’Neill comenzó a escribir, la literatura dramática norteamericana carecía de una tradición en la que afincarse. Tiene que crearla él mismo; de ahí los tanteos de sus dramas experimentales, influidos por Joyce, Elliot y la filosofía de Nietzsche. Escritor de gran fuerza creadora, O’Neill se distinguió por enlazar en su concepción dramática los mitos griegos y bíblicos, el psicoanálisis, el expresionismo y el naturalismo.
Entre sus obras destacan: Más allá del horizonte (1920; premio Pulitzer), El Emperador Jones (1920), alucinante monólogo de un dictador antillano con fondo de tambores, El mono velludo (1922), introspección sobre el “yo” profundo, Anna Christie (1922, premio Pulitzer), Deseo bajo los olmos (1924), cuya decoración representa una casa sin techo, El gran dios Brown (1926), donde utiliza máscaras con el sentido que tienen en la tragedia griega, Extraño interludio (1928; premio Pulitzer), la trilogía A Electra le sienta bien el luto (1931), su obra más ambiciosa, en la que traslada la casa de Atreo a la Nueva Inglaterra de la Guerra Civil americana, y la autobiográfica Viaje de un largo día hacia la noche (1940), representada en 1957 y premio Pulitzer de ese año. Y como dijo el gran dramaturgo norteamericano: “Creer en el sentido común es la primera falta de sentido común”.
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martes, 19 de agosto de 2008
Pasolini por Francisco Arias Solis
PIER PAOLO PASOLINI
(1922-1975)
“Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo:
horas y horas de soledad son el único modo
para que se forme algo, que es fuerza, abandono,
vicio, libertad, para dar estilo al caos.
Yo, ahora tengo poco tiempo: por culpa de la muerte
que se viene encima, en el ocaso de la juventud.
Pero por culpa también de este nuestro mundo humano
que quita el pan a los pobres, y a los poetas la paz.”
Pier Paolo Pasolini.
LA VOZ VILMENTE SILENCIADA
La obra de Pasolini se caracteriza por una actitud dialéctica y crítica hacia la realidad social, asumiendo la transferencia del centro de interés temático desde el héroe individual a la colectividad o al personaje representativo de una determinada clase social.
Considerado una de las personalidades más controvertidas, fascinantes, provocadoras y complejas del siglo XX, denunció con vehemencia en su obra los mecanismos destructores de las sociedades industrializadas, tratando de conjugar marxismo, cristianismo y las teorías freudianas y de revalorizar las formas de expresión popular utilizando el lenguaje dialectal. Su fascinación por la marginación y el mundo del subproletariado, así como su tratamiento de la sexualidad provocaron el escándalo de los sectores más conservadores de la sociedad italiana.
El escritor, filólogo, ensayista, guionista y director de cine italiano Pier Paolo Pasolini nació en Bolonia el 5 de marzo de 1922 y murió asesinado en Ostia el 2 de noviembre de 1975. Al terminar los estudios de bachillerato accede, con diecisiete años, a la facultad de Letras de la Universidad de Bolonia. Durante la segunda guerra mundial fue llamado a filas por el ejército italiano en 1943, capturado por los alemanes, logró escapar. Terminada la guerra se afilió al Partido Comunista Italiano, del que fue expulsado por su homosexualidad. En 1950 se traslada a Roma, donde ejerce de profesor en una escuela privada. Posteriormente, viajó por diversos países extranjeros: Sudán, Kenia, Ghana, Nigeria, Guinea, Israel, Jordania, Estados Unidos, Uganda y Tanzania. En 1973 inicia sus colaboraciones en el Corriere della sera. En la mañana del 2 de noviembre de 1975, en un descampado de la ciudad de Ostia, se encuentra el cadáver de Pier Paolo Pasolini, quien había sido brutalmente apaleado hasta su muerte, víctima de una conspiración política.
Entre su obra narrativa y poética hay que destacar Poesía dialéctica del siglo XX (1952), La mejor juventud (1954), Muchachos de la calle (1955), Las cenizas de Gramsci (1957), quizás lo mejor de su poesía, Una vida violenta (1959), Poesías en forma de rosa (1964) y Amado mío , publicado en 1982; en el campo cinematográfico, los guiones de La mujer del río, Las noches de Cabiria y Jóvenes maridos, y la dirección de las películas Accatone (1961), Mamma Roma (1962), El evangelio según san Mateo (1964), Edipo rey (1967), Teorema (1968), El decamerón (1971), Los cuentos de Canterbury (1972), Las mil y una noches (1974) y Saló o los 120 días de Sodoma (1975), que se estrenó tras su fallecimiento. Es autor también de tragedias como Orgía (1968) y Calderón (1973), y de los ensayos Empirismo herético (1971) y Escritos corsarios (1975), publicado a título póstumo. Y como dijo el poeta italiano, en su poema “Muerte” : “Ahora me das miedo de verdad, / porque estás de verdad, cerca, incluida / en mi estado de rabia, de oscura / hambre, de ansia casi de criatura nueva”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias
Será vano el intento de humanizar las guerras. Lo humano es evitarlas.
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(1922-1975)
“Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo:
horas y horas de soledad son el único modo
para que se forme algo, que es fuerza, abandono,
vicio, libertad, para dar estilo al caos.
Yo, ahora tengo poco tiempo: por culpa de la muerte
que se viene encima, en el ocaso de la juventud.
Pero por culpa también de este nuestro mundo humano
que quita el pan a los pobres, y a los poetas la paz.”
Pier Paolo Pasolini.
LA VOZ VILMENTE SILENCIADA
La obra de Pasolini se caracteriza por una actitud dialéctica y crítica hacia la realidad social, asumiendo la transferencia del centro de interés temático desde el héroe individual a la colectividad o al personaje representativo de una determinada clase social.
Considerado una de las personalidades más controvertidas, fascinantes, provocadoras y complejas del siglo XX, denunció con vehemencia en su obra los mecanismos destructores de las sociedades industrializadas, tratando de conjugar marxismo, cristianismo y las teorías freudianas y de revalorizar las formas de expresión popular utilizando el lenguaje dialectal. Su fascinación por la marginación y el mundo del subproletariado, así como su tratamiento de la sexualidad provocaron el escándalo de los sectores más conservadores de la sociedad italiana.
El escritor, filólogo, ensayista, guionista y director de cine italiano Pier Paolo Pasolini nació en Bolonia el 5 de marzo de 1922 y murió asesinado en Ostia el 2 de noviembre de 1975. Al terminar los estudios de bachillerato accede, con diecisiete años, a la facultad de Letras de la Universidad de Bolonia. Durante la segunda guerra mundial fue llamado a filas por el ejército italiano en 1943, capturado por los alemanes, logró escapar. Terminada la guerra se afilió al Partido Comunista Italiano, del que fue expulsado por su homosexualidad. En 1950 se traslada a Roma, donde ejerce de profesor en una escuela privada. Posteriormente, viajó por diversos países extranjeros: Sudán, Kenia, Ghana, Nigeria, Guinea, Israel, Jordania, Estados Unidos, Uganda y Tanzania. En 1973 inicia sus colaboraciones en el Corriere della sera. En la mañana del 2 de noviembre de 1975, en un descampado de la ciudad de Ostia, se encuentra el cadáver de Pier Paolo Pasolini, quien había sido brutalmente apaleado hasta su muerte, víctima de una conspiración política.
Entre su obra narrativa y poética hay que destacar Poesía dialéctica del siglo XX (1952), La mejor juventud (1954), Muchachos de la calle (1955), Las cenizas de Gramsci (1957), quizás lo mejor de su poesía, Una vida violenta (1959), Poesías en forma de rosa (1964) y Amado mío , publicado en 1982; en el campo cinematográfico, los guiones de La mujer del río, Las noches de Cabiria y Jóvenes maridos, y la dirección de las películas Accatone (1961), Mamma Roma (1962), El evangelio según san Mateo (1964), Edipo rey (1967), Teorema (1968), El decamerón (1971), Los cuentos de Canterbury (1972), Las mil y una noches (1974) y Saló o los 120 días de Sodoma (1975), que se estrenó tras su fallecimiento. Es autor también de tragedias como Orgía (1968) y Calderón (1973), y de los ensayos Empirismo herético (1971) y Escritos corsarios (1975), publicado a título póstumo. Y como dijo el poeta italiano, en su poema “Muerte” : “Ahora me das miedo de verdad, / porque estás de verdad, cerca, incluida / en mi estado de rabia, de oscura / hambre, de ansia casi de criatura nueva”.
Francisco Arias Solis
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Será vano el intento de humanizar las guerras. Lo humano es evitarlas.
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Gracias
lunes, 18 de agosto de 2008
Faulkner por Francisco Arias Solis
WILLIAM FAULKNER
(1897-1962)
“Vivir en cualquier parte del mundo hoy
y estar contra la igualdad por motivo de raza o de color
es como vivir en Alaska y estar contra la nieve.”
William Faulkner.
LA VOZ DEL MAESTRO DE LA NARRATIVA ESTADOUNIDENSE
Faulkner es uno de los más famosos novelistas norteamericanos. Está considerado el gran cronista de las transformaciones sociales de los estados del Sur después de la guerra de Secesión y uno de los maestros de la narrativa estadounidense. Fue periodista y poeta pero su aportación más notable es la narración. En la obra de Faulkner se encuentran muchos de los elementos de la tradición estadounidense, como el naturalismo de Hernan Melville y Nathaniel Hawtorne, y el humor y la atmósfera gótica de Edgar Allan Poe. Utilizó innovaciones narrativas como el punto de vista múltiple, el monólogo interior y la fusión de tiempo pasado y tiempo presente. Su estilo es críptico, caracterizado por frases de gran extensión, en la que los detalles significativos están entremezclados con una gran cantidad de información, lo que exige un gran esfuerzo por parte del lector. El tono de sus novelas es sombrío y elegíaco, pero su prosa está cargada de un extraordinario lirismo poético. Sus temas principales son el conflicto entre el bien y el mal y el fracaso de intentar retener los esplendores del pasado. Casi todos sus personajes tienen dificultades para aceptarse y para construir su futuro. A Faulkner le atrae ante todo el misterio del sur y por eso indaga sobre el alma de esta región tal como se manifiesta en sus gentes, en el paisaje, en rincones escondidos, en alejadas aldeas o cabañas perdidas. Para ambientar sus obras creó un lugar imaginario llamado Yoknapatawpha, en el que se resume su visión de aquellas tierras. Ello proporciona cierta unidad a todas las novelas del autor.
William Faulkner, cuyo verdadero apellido es Falkner, cambiado por razones de impacto editorial desde su primer libro, nació en New Albany, Mississippi, el 25 de septiembre de 1897 y falleció en Oxford, Missisippi, el 6 de julio de 1962. Su familia pertenecía a un viejo clan sudista arruinado durante la guerra de Secesión, y en el que se habían dado tipos casi legendarios. Faulkner se inspira en algunos de ellos para crear sus personajes literarios más inolvidables. Desde 1902 reside en Oxford, donde el padre obtiene un puesto administrativo. Se alistó en las fuerzas aéreas canadienses, estudió un año en la Universidad de Mississippi y desempeñó los trabajos más diversos: cartero, pintor, carpintero, granjero, obrero nocturno en una central eléctrica, empapelador y periodista. Se trasladó a Nueva Orleans, donde entró en contacto con Sherwood Anderson, cuyo realismo psicológico le influyó, T.S. Eliot y James Joyce. Viaja por Europa y Asia. Su primera novela la publicó en 1926 y desde entonces su actividad literaria fue incesante hasta su muerte. Reside algunos años en Hollywood, adaptando sus novelas a guiones cinematográficos. Fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1949 y con el Premio Pulitzer en 1955.
La paga de los soldados (1926) y Mosquitos (1927) son las dos primeras novelas de Faulkner, todavía alejadas de lo que será su universo novelístico, que comienza con Sartoris (1929). Entre sus obras destacan: El ruido y la feria (1929), Mientras agonizo (1930), Santuario (1931), Luz de agosto (1932), ¡Absalón, Absalón! (1936), Los invictos (1938), Las palmeras salvajes (1939), El villorrio (1940), Intruso en el polvo (1948), Gambito de caballo (1949), Réquiem por una mujer (1951), Una fábula (1954), La ciudad (1957), El campo (1959) y Los rateros (1962). Y como dijo el escritor estadounidense: “Un hombre es la suma de sus desdichas. Se podría creer que la desdicha terminará un día por cansarse, pero entonces es el tiempo el que se convierte en nuestra desdicha”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias
No se puede ser libre más que entre libres.
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(1897-1962)
“Vivir en cualquier parte del mundo hoy
y estar contra la igualdad por motivo de raza o de color
es como vivir en Alaska y estar contra la nieve.”
William Faulkner.
LA VOZ DEL MAESTRO DE LA NARRATIVA ESTADOUNIDENSE
Faulkner es uno de los más famosos novelistas norteamericanos. Está considerado el gran cronista de las transformaciones sociales de los estados del Sur después de la guerra de Secesión y uno de los maestros de la narrativa estadounidense. Fue periodista y poeta pero su aportación más notable es la narración. En la obra de Faulkner se encuentran muchos de los elementos de la tradición estadounidense, como el naturalismo de Hernan Melville y Nathaniel Hawtorne, y el humor y la atmósfera gótica de Edgar Allan Poe. Utilizó innovaciones narrativas como el punto de vista múltiple, el monólogo interior y la fusión de tiempo pasado y tiempo presente. Su estilo es críptico, caracterizado por frases de gran extensión, en la que los detalles significativos están entremezclados con una gran cantidad de información, lo que exige un gran esfuerzo por parte del lector. El tono de sus novelas es sombrío y elegíaco, pero su prosa está cargada de un extraordinario lirismo poético. Sus temas principales son el conflicto entre el bien y el mal y el fracaso de intentar retener los esplendores del pasado. Casi todos sus personajes tienen dificultades para aceptarse y para construir su futuro. A Faulkner le atrae ante todo el misterio del sur y por eso indaga sobre el alma de esta región tal como se manifiesta en sus gentes, en el paisaje, en rincones escondidos, en alejadas aldeas o cabañas perdidas. Para ambientar sus obras creó un lugar imaginario llamado Yoknapatawpha, en el que se resume su visión de aquellas tierras. Ello proporciona cierta unidad a todas las novelas del autor.
William Faulkner, cuyo verdadero apellido es Falkner, cambiado por razones de impacto editorial desde su primer libro, nació en New Albany, Mississippi, el 25 de septiembre de 1897 y falleció en Oxford, Missisippi, el 6 de julio de 1962. Su familia pertenecía a un viejo clan sudista arruinado durante la guerra de Secesión, y en el que se habían dado tipos casi legendarios. Faulkner se inspira en algunos de ellos para crear sus personajes literarios más inolvidables. Desde 1902 reside en Oxford, donde el padre obtiene un puesto administrativo. Se alistó en las fuerzas aéreas canadienses, estudió un año en la Universidad de Mississippi y desempeñó los trabajos más diversos: cartero, pintor, carpintero, granjero, obrero nocturno en una central eléctrica, empapelador y periodista. Se trasladó a Nueva Orleans, donde entró en contacto con Sherwood Anderson, cuyo realismo psicológico le influyó, T.S. Eliot y James Joyce. Viaja por Europa y Asia. Su primera novela la publicó en 1926 y desde entonces su actividad literaria fue incesante hasta su muerte. Reside algunos años en Hollywood, adaptando sus novelas a guiones cinematográficos. Fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1949 y con el Premio Pulitzer en 1955.
La paga de los soldados (1926) y Mosquitos (1927) son las dos primeras novelas de Faulkner, todavía alejadas de lo que será su universo novelístico, que comienza con Sartoris (1929). Entre sus obras destacan: El ruido y la feria (1929), Mientras agonizo (1930), Santuario (1931), Luz de agosto (1932), ¡Absalón, Absalón! (1936), Los invictos (1938), Las palmeras salvajes (1939), El villorrio (1940), Intruso en el polvo (1948), Gambito de caballo (1949), Réquiem por una mujer (1951), Una fábula (1954), La ciudad (1957), El campo (1959) y Los rateros (1962). Y como dijo el escritor estadounidense: “Un hombre es la suma de sus desdichas. Se podría creer que la desdicha terminará un día por cansarse, pero entonces es el tiempo el que se convierte en nuestra desdicha”.
Francisco Arias Solis
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No se puede ser libre más que entre libres.
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domingo, 17 de agosto de 2008
Francis Bacon por Francisco Arias Solis
FRANCIS BACON
(1561-1626)
“No hay cosa que haga más daño a una nación
como el que la gente astuta pase por inteligente ”
Francis Bacon.
LA VOZ INGLESA DEL METODO INDUCTIVO
Francis Bacon, filósofo, político y ensayista inglés, se creyó siempre destinado a realizar en el mundo una gran misión que lo revolucionaría, y para poner en práctica su ideal, no pensó más que proporcionarse la riqueza que le parecía imprescindible. Tal preocupación llegó a destruir en él su sentido moral, aunque acaso influyera también no poco en ello la lectura de las máximas de Maquiavelo, aquel que, según él, escribió “acerca de lo que los hombres hacen, no acerca de lo que debieran hacer”. Así adoptó como norma de su conducta que hay que evitar siempre lo que pueda repelernos, y no bogar nunca contra la corriente; que en la fama y la reputación conviene mucha publicidad, pero en las costumbres gran secreto; que hay que saber disimular a tiempo y fingir cuando no hay más remedio; que la falsedad es semejante a la aleación en las monedas de oro y plata: ayuda a dar resistencia al metal; que el mejor procedimiento para triunfar en el mundo es acercarse a los grandes hombres, entregándoseles uno atado de pies y mano. Esto y más practicó él en su vida de perpetua adulación al fuerte, sin perjuicio de que luego fuera desleal y traidor con su protector Essex, cuando le vio caído. Oportunista en política, su falta de escrúpulos le llevó a ser destituido de su cargo de Lord Canciller, bajo la acusación de haberse dejado sobornar, lo que él mismo reconoció renunciando a defenderse.
Si en el concepto moral Bacon, ocupa bajísimo lugar, en el concepto intelectual y literario se le asigna el más alto después de Shakespeare, en la época del Renacimiento en Inglaterra. La tendencia de su labor científica y filosófica es lo que le ha dado importancia ante la posteridad; pero sus cualidades literarias han contribuido también a ello.
Francis Bacon, barón de Verulam, nació en Londres el 22 de enero de 1561 y falleció en su ciudad natal el 9 de abril de 1626. Perteneciente a una ilustre familia, pues su padre era Lord encargado de la custodia del Gran Sello y su tío el primer ministro de la reina Isabel. Estudió en el Trinity College de Cambridge, ejerció la abogacía y fue miembro del Parlamento a partir de 1584. Fue el agregado diplomático más joven que había en la Embajada inglesa de París, lo que le aficionó a la vida diplomática y ayudó a su precoz experiencia y ambición. Pocas veces se han visto en un hombre tan firmemente enlazadas como en él, desde su juventud, el más práctico materialismo y el más soñador idealismo. Se le otorgó el título de barón de Verulam y gozó de la absoluta confianza de Jacobo I, quien en 1621 le nombró vizconde de Saint Albans; pero ese mismo año fue acusado de venalidad y sancionado, aunque el hecho tuvo como única consecuencia el fin de su carrera política.
Bacon escribió en latín y en inglés, lamentándose de esto último, porque el latín era, en su concepto, el único que conducía a la inmortalidad. Ante la ciencia, representó la convicción de que la verdad no puede ser hija de la autoridad de ningún sabio, sino de la experiencia y de la experimentación humanas. Su principal objeto fue derribar los métodos deductivos de Aristóteles y de los escolásticos medievales, que él halló triunfantes, y por cuyo medio se probaban teorías preconcebidas, sin apoyarlas en hecho. Se erigió, pues, en campeón del método inductivo en Inglaterra, y sólo lo que la fría luz de la razón iluminaba existía para él. Promovió así un movimiento intelectual, que impulsó, principalmente, el estudio de las ciencias de aplicación.
Sus obras capitales en inglés son: Essays, ensayos sobre la enseñanza, los estudios, la vanagloria, etc.; The Advancement of Learnign, traducida como El avance del conocimiento, The New Atlantis (Nueva Atlántida), novela filosófica que dejó sin terminar y que fue publicada en 1627, en la que proyectó un estado utópico científicamente organizado. De sus obras latinas la principal es su célebre Novum Organum (1620), en la que se expone la nueva lógica o método de su filosofía, en oposición, con el Organum aristotélico. Y como dijo el célebre escritor inglés: “El conocimiento se adquiere leyendo la letra pequeña de un contrato; la experiencia, no leyéndola”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
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La paz no se reduce a la ausencia de guerras
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(1561-1626)
“No hay cosa que haga más daño a una nación
como el que la gente astuta pase por inteligente ”
Francis Bacon.
LA VOZ INGLESA DEL METODO INDUCTIVO
Francis Bacon, filósofo, político y ensayista inglés, se creyó siempre destinado a realizar en el mundo una gran misión que lo revolucionaría, y para poner en práctica su ideal, no pensó más que proporcionarse la riqueza que le parecía imprescindible. Tal preocupación llegó a destruir en él su sentido moral, aunque acaso influyera también no poco en ello la lectura de las máximas de Maquiavelo, aquel que, según él, escribió “acerca de lo que los hombres hacen, no acerca de lo que debieran hacer”. Así adoptó como norma de su conducta que hay que evitar siempre lo que pueda repelernos, y no bogar nunca contra la corriente; que en la fama y la reputación conviene mucha publicidad, pero en las costumbres gran secreto; que hay que saber disimular a tiempo y fingir cuando no hay más remedio; que la falsedad es semejante a la aleación en las monedas de oro y plata: ayuda a dar resistencia al metal; que el mejor procedimiento para triunfar en el mundo es acercarse a los grandes hombres, entregándoseles uno atado de pies y mano. Esto y más practicó él en su vida de perpetua adulación al fuerte, sin perjuicio de que luego fuera desleal y traidor con su protector Essex, cuando le vio caído. Oportunista en política, su falta de escrúpulos le llevó a ser destituido de su cargo de Lord Canciller, bajo la acusación de haberse dejado sobornar, lo que él mismo reconoció renunciando a defenderse.
Si en el concepto moral Bacon, ocupa bajísimo lugar, en el concepto intelectual y literario se le asigna el más alto después de Shakespeare, en la época del Renacimiento en Inglaterra. La tendencia de su labor científica y filosófica es lo que le ha dado importancia ante la posteridad; pero sus cualidades literarias han contribuido también a ello.
Francis Bacon, barón de Verulam, nació en Londres el 22 de enero de 1561 y falleció en su ciudad natal el 9 de abril de 1626. Perteneciente a una ilustre familia, pues su padre era Lord encargado de la custodia del Gran Sello y su tío el primer ministro de la reina Isabel. Estudió en el Trinity College de Cambridge, ejerció la abogacía y fue miembro del Parlamento a partir de 1584. Fue el agregado diplomático más joven que había en la Embajada inglesa de París, lo que le aficionó a la vida diplomática y ayudó a su precoz experiencia y ambición. Pocas veces se han visto en un hombre tan firmemente enlazadas como en él, desde su juventud, el más práctico materialismo y el más soñador idealismo. Se le otorgó el título de barón de Verulam y gozó de la absoluta confianza de Jacobo I, quien en 1621 le nombró vizconde de Saint Albans; pero ese mismo año fue acusado de venalidad y sancionado, aunque el hecho tuvo como única consecuencia el fin de su carrera política.
Bacon escribió en latín y en inglés, lamentándose de esto último, porque el latín era, en su concepto, el único que conducía a la inmortalidad. Ante la ciencia, representó la convicción de que la verdad no puede ser hija de la autoridad de ningún sabio, sino de la experiencia y de la experimentación humanas. Su principal objeto fue derribar los métodos deductivos de Aristóteles y de los escolásticos medievales, que él halló triunfantes, y por cuyo medio se probaban teorías preconcebidas, sin apoyarlas en hecho. Se erigió, pues, en campeón del método inductivo en Inglaterra, y sólo lo que la fría luz de la razón iluminaba existía para él. Promovió así un movimiento intelectual, que impulsó, principalmente, el estudio de las ciencias de aplicación.
Sus obras capitales en inglés son: Essays, ensayos sobre la enseñanza, los estudios, la vanagloria, etc.; The Advancement of Learnign, traducida como El avance del conocimiento, The New Atlantis (Nueva Atlántida), novela filosófica que dejó sin terminar y que fue publicada en 1627, en la que proyectó un estado utópico científicamente organizado. De sus obras latinas la principal es su célebre Novum Organum (1620), en la que se expone la nueva lógica o método de su filosofía, en oposición, con el Organum aristotélico. Y como dijo el célebre escritor inglés: “El conocimiento se adquiere leyendo la letra pequeña de un contrato; la experiencia, no leyéndola”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
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La paz no se reduce a la ausencia de guerras
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Gracias.
sábado, 16 de agosto de 2008
Caldwell por Francisco Arias Solis
ERSKINE CALDWELL
(1903-1987)
“Un escritor es una persona con ideas simples
y tener eso presente. No es una gran mente,
no es un gran pensador, no es un gran filósofo,
es un contador de historias.”
Erskine Caldwell.
LA VOZ DE UNO DE LOS MEJORES NARRADORES
DE LA GENERACIÓN PERDIDA
El novelista y escritor estadounidense Erskine Caldwell, cronista de la decadencia de las sociedades sureñas, aristocráticas y racistas, es uno de los componentes de la mal llamada “generación perdida”, junto a John Dos Passos, James Thomas Farrell y William Faulkner, entre otros.
Caldwell fue costumbrista y crudo en sus descripciones, sobre todo de las miserias y pobreza de ciertos sectores de algunos estados del Sur.
Erskine Caldwell nació en White Oak, Georgia, el 17 de diciembre de 1903 y falleció en Paradise Valley, Arizona, el 11 de abril de 1987. Hijo de un pastor presbiteriano, estudió en las universidades de Virginia y Pennsylvania. Trabajó en los más diversos oficios, obrero en una fábrica, taxista, jugador profesional de fútbol americano, guardaespaldas, periodista, lector de universidad y guionista de cine. En 1939 se casó con Margaret Bourke-White. El matrimonio regentó una librería en Augusta. Durante la segunda guerra mundial, Caldwell viajó por Europa como corresponsal de guerra. A su regreso a Estados Unidos en 1945, se separó de su esposa, y se instaló en San Francisco.
Su primera novela Bastardo (1929), fue inmediatamente prohibida, tal vez por su título. Entre sus obras figuran los cuentos Tierra americana (1931) y las novelas El camino del tabaco (1932) y La parcela de Dios (1933), ambas llevadas después al cine, que le dieron un amplio prestigio no solo entre los más destacados autores negros de Estados Unidos, sino entre los mejores narradores de su generación. La aparición de La parcela de Dios supuso el arresto del autor, acusado de obscenidad, la novela tuvo una versión castellana en Argentina con el título La chacrita de Dios, y cuenta la historia de un granjero de Georgia, que dedica las cosechas de una parcela de sus tierras a Dios, pero en la búsqueda de un supuesto oro que puede estar escondido bajo ellas. Esta novela se publicará por primera vez en castellano en España, en el próximo mes de septiembre, con setenta y cinco años de retraso desde que la escribiera Caldwell.
Esencialmente preocupado por la identidad del negro sureño y por las dificultades presentadas en una sociedad violentamente racista, Caldwell se convirtió, al lado de Richard Wright, en portavoz e intérprete de esta realidad, recreada en la casi totalidad de sus novelas y relatos, donde amplía temas y situaciones que, en el fondo, tratan más de las injustas y violentas acciones segregacionistas propiciadas por la sociedad blanca que de la identidad étnica y cultural del negro.
Entre las numerosas obras de Caldwell, citaremos: los cuentos Arrodillarse ante el sol naciente (1935), Caminos del sur (1939) y Los héroes no vuelven (1961); la autobiografía Moscú bajo las llamas: diario de guerra (1941); las novelas Un muchacho de Georgia (1943), Suelo trágico (1944), La segura mano de Dios (1947), Esta tierra verdadera (1948), Un lugar llamado Estherville (1949), Sucedió en Palmetto (1950), Amor y dinero (1954), El sacrilegio de Alan Kent, Pobre loco, Cuando pienses en mí (1959), La mosca en el ataúd y Muerte lenta (1960), En busca de Bisco (1965), Los hijos de Mamma Aimée (1967), Summertime Island (1969), La vecindad de Earnshaw (1971), Annette (1973) y Tardes en Mid-América, ceremonia del inocente (1976). En 1953 apareció la recopilación Todos los cuentos de Erskine Caldwell. Y como dijo el escritor estadounidense: “Un buen gobierno es como una buena digestión; mientras funciona, casi no la percibimos”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias
Ningún hombre considera que su situación es libre si no es al mismo tiempo justa, ni justa si no es libre.
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(1903-1987)
“Un escritor es una persona con ideas simples
y tener eso presente. No es una gran mente,
no es un gran pensador, no es un gran filósofo,
es un contador de historias.”
Erskine Caldwell.
LA VOZ DE UNO DE LOS MEJORES NARRADORES
DE LA GENERACIÓN PERDIDA
El novelista y escritor estadounidense Erskine Caldwell, cronista de la decadencia de las sociedades sureñas, aristocráticas y racistas, es uno de los componentes de la mal llamada “generación perdida”, junto a John Dos Passos, James Thomas Farrell y William Faulkner, entre otros.
Caldwell fue costumbrista y crudo en sus descripciones, sobre todo de las miserias y pobreza de ciertos sectores de algunos estados del Sur.
Erskine Caldwell nació en White Oak, Georgia, el 17 de diciembre de 1903 y falleció en Paradise Valley, Arizona, el 11 de abril de 1987. Hijo de un pastor presbiteriano, estudió en las universidades de Virginia y Pennsylvania. Trabajó en los más diversos oficios, obrero en una fábrica, taxista, jugador profesional de fútbol americano, guardaespaldas, periodista, lector de universidad y guionista de cine. En 1939 se casó con Margaret Bourke-White. El matrimonio regentó una librería en Augusta. Durante la segunda guerra mundial, Caldwell viajó por Europa como corresponsal de guerra. A su regreso a Estados Unidos en 1945, se separó de su esposa, y se instaló en San Francisco.
Su primera novela Bastardo (1929), fue inmediatamente prohibida, tal vez por su título. Entre sus obras figuran los cuentos Tierra americana (1931) y las novelas El camino del tabaco (1932) y La parcela de Dios (1933), ambas llevadas después al cine, que le dieron un amplio prestigio no solo entre los más destacados autores negros de Estados Unidos, sino entre los mejores narradores de su generación. La aparición de La parcela de Dios supuso el arresto del autor, acusado de obscenidad, la novela tuvo una versión castellana en Argentina con el título La chacrita de Dios, y cuenta la historia de un granjero de Georgia, que dedica las cosechas de una parcela de sus tierras a Dios, pero en la búsqueda de un supuesto oro que puede estar escondido bajo ellas. Esta novela se publicará por primera vez en castellano en España, en el próximo mes de septiembre, con setenta y cinco años de retraso desde que la escribiera Caldwell.
Esencialmente preocupado por la identidad del negro sureño y por las dificultades presentadas en una sociedad violentamente racista, Caldwell se convirtió, al lado de Richard Wright, en portavoz e intérprete de esta realidad, recreada en la casi totalidad de sus novelas y relatos, donde amplía temas y situaciones que, en el fondo, tratan más de las injustas y violentas acciones segregacionistas propiciadas por la sociedad blanca que de la identidad étnica y cultural del negro.
Entre las numerosas obras de Caldwell, citaremos: los cuentos Arrodillarse ante el sol naciente (1935), Caminos del sur (1939) y Los héroes no vuelven (1961); la autobiografía Moscú bajo las llamas: diario de guerra (1941); las novelas Un muchacho de Georgia (1943), Suelo trágico (1944), La segura mano de Dios (1947), Esta tierra verdadera (1948), Un lugar llamado Estherville (1949), Sucedió en Palmetto (1950), Amor y dinero (1954), El sacrilegio de Alan Kent, Pobre loco, Cuando pienses en mí (1959), La mosca en el ataúd y Muerte lenta (1960), En busca de Bisco (1965), Los hijos de Mamma Aimée (1967), Summertime Island (1969), La vecindad de Earnshaw (1971), Annette (1973) y Tardes en Mid-América, ceremonia del inocente (1976). En 1953 apareció la recopilación Todos los cuentos de Erskine Caldwell. Y como dijo el escritor estadounidense: “Un buen gobierno es como una buena digestión; mientras funciona, casi no la percibimos”.
Francisco Arias Solis
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viernes, 15 de agosto de 2008
Alessandro Manzoni por Francisco Arias Solis
ALESSANDRO MANZONI
(1785-1873)
“Cualquier hombre está obligado a defender la verdad,
aunque no consiga siempre hacerla triunfar.”
Alessandro Manzoni.
LA VOZ DEL ROMANTICISMO ITALIANO
El romanticismo en Italia no apareció como escuela definida hasta 1816, con la Carta semiseria de Crisóstomo, debida a Giovanni Berchet, tuvo en Milán su órgano en el liberal Il Conciliatore, que no duró más que desde 1818 a 1819, suprimido por la censura austriaca como enemigo político. Puede decirse que al caer la bandera literaria de aquella publicación la recogió la titulada L’Antología, fundada en Florencia en 1821 Todas aquellas ideas eran, sin embargo, de exportación, aunque se unieran a las de patriotismo. Mas, en medio de todo ello, pronto se reveló el genio de Manzoni, que quedó convertido en jefe indiscutible de la nueva escuela. El romanticismo de Manzoni era religioso y patriótico, manifestándose en la poesía, en el teatro y de modo principalísimo en la novela histórica. El conde Alessandro Manzoni, ofrece la curiosa circunstancia, muy comentada en los libros de la década posterior a su muerte, de que aquel campeón del catolicismo a los treinta años, era un fogoso revolucionario, librepensador y anticlerical rabioso, a la temprana edad de quince, como se pudo comprobar con la publicación de sus obras póstumas, muy buscadas en la citada década, se aumentó quizá tal tendencia con su ida a París en 1805, a los veinte años, acompañado de su madre, pasando allí muy larga temporada en que fue presentado en el salón de Madame de Condorcer, viuda de Cabanis, donde conoció a no pocos cultivadores de la filosofía harto sensualista y libre que estaba de moda en Francia. Allí contrajo matrimonio con la hija de un banquero genovés, siendo su esposa protestante y convirtiéndose unos años después al catolicismo, ejemplo que quizá arrastrara a su esposo, que se transformó al fin, en el más ferviente católico por convencimiento, después de sus años de escepticismo. De modo que el incrédulo a los quince y a los veinte era firmísimo creyente a los treinta.
Alessandro Manzoni nació en Milán el 7 de marzo de 1785 y falleció en la misma ciudad el 22 de mayo de 1873. De origen noble, fue educado en colegios religiosos. En 1805 se traslada a París y en 1808 se casó con Enriqueta Blondel, que abjuró de su creencia calvinista y se convirtió al catolicismo, lo que influyó en Manzoni, hasta el punto de firmar en 1810 también él acta de abjuración Participó en la revuelta milanesa contra la dominación austriaca de 1848, que fracasó, y en 1860 fue elegido senador de la primera legislatura del recién nacido reino de Italia. Sus comienzos como poeta se movieron aun en la estética neoclásica, pero desde 1810 se convirtió en uno de los principales abanderados del Romanticismo en Italia.
Mientras estudiaba en Milán escribió El triunfo de la libertad (1801); publicado después de la muerte de Manzoni), poema de orientación republicana y jacobina. Su posterior romanticismo cristiano aparece ya en los cinco Himnos sacros (1812-1822), en los que canta a las festividades católicas, y se manifiesta en las odas Marzo de 1821, sobre la insurrección piamontesa de aquel año, y El cinco de mayo (1821), escrita esta a raíz de la muerte de Napoleón, y en los dramas El conde de Carmagnola (1816-1819) y Aldechi (1820-1822). Pero la gran celebridad del artista provino de la publicación de la novela histórica Los novios en 1827 (con revisiones en 1840-1842), popularizada en España por la clásica traducción de otro poeta célebre, Juan Nicasio Gallego, considerada la obra maestra de Manzoni y un clásico universal. Ambientada en la Lombardía del siglo XVII, durante la dominación española, la novela cuenta la historia de una pareja de jóvenes campesinos que ha de huir de su señor, quien, enamorado de la novia, trata de impedir la boda, tras numerosas vicisitudes y la muerte del señor en la peste de Milán de 1630, la pareja puede cumplir su amor. Junto a los ideales patrióticos y religiosos que recorrerán toda la novela, encontramos en ella una acertada descripción psicológica de los personajes, al tiempo que ofrece un magnifico fresco histórico de la época. Entre sus aportaciones ensayísticas se cuentan Historia de la columna infame (1840) y Sobre la novela histórica (1845).
Con Los novios, de Manzoni, pareció haberle salido un terrible rival a Walter Scott, que halló el libro admirable; pero Manzoni gran novelista enmudeció después de su bella obra maestra y de declararse discípulo del famoso escritor escocés. Y como dijo el pota y novelista del romanticismo italiano: “Manda el que puede obedece el que quiere”.
Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
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Se ama la libertad como se ama y se necesita el aire, el pan y el amor.
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(1785-1873)
“Cualquier hombre está obligado a defender la verdad,
aunque no consiga siempre hacerla triunfar.”
Alessandro Manzoni.
LA VOZ DEL ROMANTICISMO ITALIANO
El romanticismo en Italia no apareció como escuela definida hasta 1816, con la Carta semiseria de Crisóstomo, debida a Giovanni Berchet, tuvo en Milán su órgano en el liberal Il Conciliatore, que no duró más que desde 1818 a 1819, suprimido por la censura austriaca como enemigo político. Puede decirse que al caer la bandera literaria de aquella publicación la recogió la titulada L’Antología, fundada en Florencia en 1821 Todas aquellas ideas eran, sin embargo, de exportación, aunque se unieran a las de patriotismo. Mas, en medio de todo ello, pronto se reveló el genio de Manzoni, que quedó convertido en jefe indiscutible de la nueva escuela. El romanticismo de Manzoni era religioso y patriótico, manifestándose en la poesía, en el teatro y de modo principalísimo en la novela histórica. El conde Alessandro Manzoni, ofrece la curiosa circunstancia, muy comentada en los libros de la década posterior a su muerte, de que aquel campeón del catolicismo a los treinta años, era un fogoso revolucionario, librepensador y anticlerical rabioso, a la temprana edad de quince, como se pudo comprobar con la publicación de sus obras póstumas, muy buscadas en la citada década, se aumentó quizá tal tendencia con su ida a París en 1805, a los veinte años, acompañado de su madre, pasando allí muy larga temporada en que fue presentado en el salón de Madame de Condorcer, viuda de Cabanis, donde conoció a no pocos cultivadores de la filosofía harto sensualista y libre que estaba de moda en Francia. Allí contrajo matrimonio con la hija de un banquero genovés, siendo su esposa protestante y convirtiéndose unos años después al catolicismo, ejemplo que quizá arrastrara a su esposo, que se transformó al fin, en el más ferviente católico por convencimiento, después de sus años de escepticismo. De modo que el incrédulo a los quince y a los veinte era firmísimo creyente a los treinta.
Alessandro Manzoni nació en Milán el 7 de marzo de 1785 y falleció en la misma ciudad el 22 de mayo de 1873. De origen noble, fue educado en colegios religiosos. En 1805 se traslada a París y en 1808 se casó con Enriqueta Blondel, que abjuró de su creencia calvinista y se convirtió al catolicismo, lo que influyó en Manzoni, hasta el punto de firmar en 1810 también él acta de abjuración Participó en la revuelta milanesa contra la dominación austriaca de 1848, que fracasó, y en 1860 fue elegido senador de la primera legislatura del recién nacido reino de Italia. Sus comienzos como poeta se movieron aun en la estética neoclásica, pero desde 1810 se convirtió en uno de los principales abanderados del Romanticismo en Italia.
Mientras estudiaba en Milán escribió El triunfo de la libertad (1801); publicado después de la muerte de Manzoni), poema de orientación republicana y jacobina. Su posterior romanticismo cristiano aparece ya en los cinco Himnos sacros (1812-1822), en los que canta a las festividades católicas, y se manifiesta en las odas Marzo de 1821, sobre la insurrección piamontesa de aquel año, y El cinco de mayo (1821), escrita esta a raíz de la muerte de Napoleón, y en los dramas El conde de Carmagnola (1816-1819) y Aldechi (1820-1822). Pero la gran celebridad del artista provino de la publicación de la novela histórica Los novios en 1827 (con revisiones en 1840-1842), popularizada en España por la clásica traducción de otro poeta célebre, Juan Nicasio Gallego, considerada la obra maestra de Manzoni y un clásico universal. Ambientada en la Lombardía del siglo XVII, durante la dominación española, la novela cuenta la historia de una pareja de jóvenes campesinos que ha de huir de su señor, quien, enamorado de la novia, trata de impedir la boda, tras numerosas vicisitudes y la muerte del señor en la peste de Milán de 1630, la pareja puede cumplir su amor. Junto a los ideales patrióticos y religiosos que recorrerán toda la novela, encontramos en ella una acertada descripción psicológica de los personajes, al tiempo que ofrece un magnifico fresco histórico de la época. Entre sus aportaciones ensayísticas se cuentan Historia de la columna infame (1840) y Sobre la novela histórica (1845).
Con Los novios, de Manzoni, pareció haberle salido un terrible rival a Walter Scott, que halló el libro admirable; pero Manzoni gran novelista enmudeció después de su bella obra maestra y de declararse discípulo del famoso escritor escocés. Y como dijo el pota y novelista del romanticismo italiano: “Manda el que puede obedece el que quiere”.
Francisco Arias Solis
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Se ama la libertad como se ama y se necesita el aire, el pan y el amor.
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jueves, 14 de agosto de 2008
Beckett por Francisco Arias Solis
SAMUEL BECKETT
(1906-1989)
“Quisiera que mi amor muriese
y que lloviera sobre el cementerio
y las callejas por las que camino
llorando a aquella que creyó que amaba.”
Samuel Beckett.
LA VOZ DEL TEATRO DEL ABSURDO
Este escritor irlandés en lenguas inglesa y francesa es uno de los dramaturgos más originales y que mayor influencia ha ejercido en los escritores contemporáneos. Su teatro se caracteriza por la ruptura de las técnicas tradicionales. Sus obras cada vez más estáticas, sin acción y sin trucos escénicos, presentan un mundo interior sin relación con el exterior: son la apoteosis de la soledad humana sin el menor atisbo de esperanza. En su producción destaca la pieza teatral de dimensión filosófica Esperando a Godot (1952), con la que inició al mismo tiempo que el rumano Eugène Ionesco, el llamado “teatro del absurdo”, alcanzando con ella fama mundial.
Samuel Beckett nace en Foxrock, cerca de Dublín, el 13 de abril de 1906 y muere en París el 22 de diciembre de 1989. Después de asistir a una escuela protestante de clase media en el norte de Irlanda, estudia en el Trinity College de Dublín, donde obtiene la licenciatura en lenguas romances en 1927 y el doctorado en 1931. Emigra a París como lector de la Ecole Normale Superieure. En ese periodo, inicia su amistad con otro famoso escritor irlandés, James Joyce, del que fue secretario y que ejerció una gran influencia en sus obra. Se ilustra con textos de René Descartes y Arthur Schopenhauer. Entre 1932 y 1937 escribe y viaja sin descanso, desempeñando diversos trabajos para incrementar los ingresos de la pensión anual que le ofrecía su padre, cuya muerte en 1933 le supuso un duro golpe. En 1937 se establece definitivamente en París. En enero de 1938 y estando en París, debido a que rechazó los reclamos que le hacía un mal afamado proxeneta, que por ironía se llamaba Prudent, Becket fue apuñalado en el pecho y se salvó por muy poco de la muerte. James Joyce consiguió para el herido un habitación privada en el hospital. La publicidad que generó el accidente atrajo la atención de Suzanne Deschevaux-Dumesnil, lo que dio lugar al inicio de una relación sentimental que terminaría en boda en 1961. En la primera audiencia judicial que tuvieron Beckett le preguntó a su atacante el motivo de su apuñalamiento y Prudent le contestó simplemente: “No sé, señor, lo siento”. Beckett levantó los cargos contra su atacante, en parte para evitarse otras molestias procesales pero también porque encontró que Prudent era agradable y de buenas maneras. A partir de mediados de los cuarenta Beckett escribe preferentemente en francés. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial y Francia fue ocupada por el ejército nazi, Beckett apoya a la Resistencia Francesa y es perseguido por la Gestapo. En 1961 le otorgan el Premio Internacional de Literatura compartido por Jorge Luis Borges por su contribución a la literatura mundial y en 1969 el Premio Nobel de Literatura.
Beckett inicia su carrera literaria en el ámbito de la poesía con Whoroscope (1930). Al año siguiente escribe un ensayo crítico Proust, que sentaría las bases filosóficas de su vida y de su obra. Sus primeras novelas, Murphy (1938) y Watt (1953), intentan recoger las posibilidades humorísticas de la lengua inglesa, en combinación con su obsesión por el lenguaje y el orden lógico de éste impuesto por la mente humana; en ellas aparece ya una de sus ideas claves: la impotencia individual. Todo ello se hace más palpable en su trilogía de novelas escritas en francés Malone muere (1951), El innombrable (1953) y Como es (1961), a las que habría que añadir Molloy (1951). En ellas a la inseguridad mental de sus personajes se une su conversión en objetos inmóviles físicamente; todo ello manifestado a través de un lenguaje deliberadamente deformado, en el que, sin embargo, Beckett introduce su comicidad no exenta de simbolismo. Su obra más famosa es una pieza teatral, En attendant Godot (Esperando a Godot) (1952), sobre la historia, absurda en apariencia, de dos mendigos que esperan a un supuesto señor Godot y se encuentran con un extraño rico y su esclavo, planea una compleja red simbólica (que los críticos no han sido capaces de descifrar), a la vez que un lenguaje vulgarista y tópico, acorde con la inanidad de los personajes; como en otras ocasiones, el nihilismo de la obra de Beckett se salva por el humor. Otras obras del autor, que siguen la misma línea son Final de partida (1957), escrita en inglés, Días felices (1961) y Acto sin palabras (1962).. Y como dijo el gran dramaturgo irlandés: “Las palabras es todo lo que tenemos”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
Paz y libertad.
Aviso: Se ruega a los internautas que pongan en sus páginas el logotipo o banner de Internautas por la Paz y la Libertad que figura en la URL:http://www.arrakis.es/~aarias/internau.htm
Gracias.
(1906-1989)
“Quisiera que mi amor muriese
y que lloviera sobre el cementerio
y las callejas por las que camino
llorando a aquella que creyó que amaba.”
Samuel Beckett.
LA VOZ DEL TEATRO DEL ABSURDO
Este escritor irlandés en lenguas inglesa y francesa es uno de los dramaturgos más originales y que mayor influencia ha ejercido en los escritores contemporáneos. Su teatro se caracteriza por la ruptura de las técnicas tradicionales. Sus obras cada vez más estáticas, sin acción y sin trucos escénicos, presentan un mundo interior sin relación con el exterior: son la apoteosis de la soledad humana sin el menor atisbo de esperanza. En su producción destaca la pieza teatral de dimensión filosófica Esperando a Godot (1952), con la que inició al mismo tiempo que el rumano Eugène Ionesco, el llamado “teatro del absurdo”, alcanzando con ella fama mundial.
Samuel Beckett nace en Foxrock, cerca de Dublín, el 13 de abril de 1906 y muere en París el 22 de diciembre de 1989. Después de asistir a una escuela protestante de clase media en el norte de Irlanda, estudia en el Trinity College de Dublín, donde obtiene la licenciatura en lenguas romances en 1927 y el doctorado en 1931. Emigra a París como lector de la Ecole Normale Superieure. En ese periodo, inicia su amistad con otro famoso escritor irlandés, James Joyce, del que fue secretario y que ejerció una gran influencia en sus obra. Se ilustra con textos de René Descartes y Arthur Schopenhauer. Entre 1932 y 1937 escribe y viaja sin descanso, desempeñando diversos trabajos para incrementar los ingresos de la pensión anual que le ofrecía su padre, cuya muerte en 1933 le supuso un duro golpe. En 1937 se establece definitivamente en París. En enero de 1938 y estando en París, debido a que rechazó los reclamos que le hacía un mal afamado proxeneta, que por ironía se llamaba Prudent, Becket fue apuñalado en el pecho y se salvó por muy poco de la muerte. James Joyce consiguió para el herido un habitación privada en el hospital. La publicidad que generó el accidente atrajo la atención de Suzanne Deschevaux-Dumesnil, lo que dio lugar al inicio de una relación sentimental que terminaría en boda en 1961. En la primera audiencia judicial que tuvieron Beckett le preguntó a su atacante el motivo de su apuñalamiento y Prudent le contestó simplemente: “No sé, señor, lo siento”. Beckett levantó los cargos contra su atacante, en parte para evitarse otras molestias procesales pero también porque encontró que Prudent era agradable y de buenas maneras. A partir de mediados de los cuarenta Beckett escribe preferentemente en francés. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial y Francia fue ocupada por el ejército nazi, Beckett apoya a la Resistencia Francesa y es perseguido por la Gestapo. En 1961 le otorgan el Premio Internacional de Literatura compartido por Jorge Luis Borges por su contribución a la literatura mundial y en 1969 el Premio Nobel de Literatura.
Beckett inicia su carrera literaria en el ámbito de la poesía con Whoroscope (1930). Al año siguiente escribe un ensayo crítico Proust, que sentaría las bases filosóficas de su vida y de su obra. Sus primeras novelas, Murphy (1938) y Watt (1953), intentan recoger las posibilidades humorísticas de la lengua inglesa, en combinación con su obsesión por el lenguaje y el orden lógico de éste impuesto por la mente humana; en ellas aparece ya una de sus ideas claves: la impotencia individual. Todo ello se hace más palpable en su trilogía de novelas escritas en francés Malone muere (1951), El innombrable (1953) y Como es (1961), a las que habría que añadir Molloy (1951). En ellas a la inseguridad mental de sus personajes se une su conversión en objetos inmóviles físicamente; todo ello manifestado a través de un lenguaje deliberadamente deformado, en el que, sin embargo, Beckett introduce su comicidad no exenta de simbolismo. Su obra más famosa es una pieza teatral, En attendant Godot (Esperando a Godot) (1952), sobre la historia, absurda en apariencia, de dos mendigos que esperan a un supuesto señor Godot y se encuentran con un extraño rico y su esclavo, planea una compleja red simbólica (que los críticos no han sido capaces de descifrar), a la vez que un lenguaje vulgarista y tópico, acorde con la inanidad de los personajes; como en otras ocasiones, el nihilismo de la obra de Beckett se salva por el humor. Otras obras del autor, que siguen la misma línea son Final de partida (1957), escrita en inglés, Días felices (1961) y Acto sin palabras (1962).. Y como dijo el gran dramaturgo irlandés: “Las palabras es todo lo que tenemos”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
Paz y libertad.
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Gracias.
miércoles, 13 de agosto de 2008
Roa Bastos por Francisco Arias Solis
AUGUSTO ROA BASTOS
(1917-2005)
“Escribo para evitar que al miedo de la muerte
se agregue el miedo de la vida.”
Augusto Roa Bastos.
LA VOZ DEL PERPETUO EXILIADO
Roa Bastos es el escritor paraguayo más importante del pasado siglo y uno de los novelistas más representativo de la literatura latinoamericana. Pasó más de la mitad de su vida fuera de su país, hasta el punto de que él mismo se calificara como el perpetuo exiliado.
Augusto Roa Bastos nació en Asunción el 13 de junio de 1917 y falleció en la misma ciudad el 26 de abril de 2005. De origen humilde, pasó su infancia en el pequeño pueblo de Iturbe de la región Guairá, . Luchó en la guerra del Chaco con tan solo quince años, fue corresponsal en Europa durante la segunda guerra mundial y, a raíz de la guerra civil de 1947, hubo de exiliarse a Buenos Aires, donde escribió gran parte de su obra, hasta el comienzo de la dictadura militar argentina. Vivió posteriormente en Francia y, tras regresar a su tierra, tuvo que volver al destierro en 1982. En 1983 obtuvo la nacionalidad española y posteriormente dio clases de literatura en la Universidad de Touluse. En 1989 decidió volver a su país tras la caída del dictadura de Alfredo Stroesner. “La más larga y oprobiosa dictadura –escribía Roa Bastos- que registra la cronología de los regímenes de fuerza en suelo sudamericano”. En 1989 le fue concedido el Premio Cervantes por el conjunto de su obra literaria.
Inició su carrera publicando un libro de poemas de escasa repercusión, El ruiseñor de la aurora (1942). Es a partir de los relatos breves recogidos en El trueno entre las hojas (1953) cuando este narrador halla su vertiente poética y realista de mayor envergadura. Con la novela Hijo de hombre (1960), basada en la guerra del Chaco, la más conmovedora expresión del drama social de su país, inicia su trilogía paraguaya y alcanza renombre internacional. Le siguió la novela más famosa, Yo, el Supremo (1974), una vasta y compleja panorámica sobre la vida del dictador José Gaspar Rodríguez de Francia, expuesta desde la perspectiva de su protagonista y que abarca un siglo de historia paraguaya. La trilogía se cierra con El fiscal (1993). Entre sus restantes obras destacan el poemario El naranjal ardiente (1960); los libros de cuentos El baldío (1966), Madera quemada (1969), Cuerpo presente (1971), El sonámbulo (1976), Lucha hasta el alba (1979) y Contar un cuento (1984); los guiones cinematográfico de Hijo de hombre (1960), comercializada con el título de La sed, Shunko (1960), Alias Gardelito (1961) y Don Segundo Sombra (1970); y las novelas La vigilia del almirante (1992), basada en la figura de Cristóbal Colón y Contravida (1995), recreación del Paraguay de la época de la dictadura con ciertos matices de carácter autobiográfico. Y como dijo el escritor paraguayo: “A fuerza de morir tantas veces los personajes de los libros alcanzan una especie de relativa inmortalidad”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
Se ama la libertad como se ama y se necesita el aire, el pan y el amor. Aviso: Se ruega a los internautas que pongan en sus páginas el logotipo o banner de Internautas por la Paz y la Libertad que figura en la URL:http://www.arrakis.es/~aarias/internau.htm
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(1917-2005)
“Escribo para evitar que al miedo de la muerte
se agregue el miedo de la vida.”
Augusto Roa Bastos.
LA VOZ DEL PERPETUO EXILIADO
Roa Bastos es el escritor paraguayo más importante del pasado siglo y uno de los novelistas más representativo de la literatura latinoamericana. Pasó más de la mitad de su vida fuera de su país, hasta el punto de que él mismo se calificara como el perpetuo exiliado.
Augusto Roa Bastos nació en Asunción el 13 de junio de 1917 y falleció en la misma ciudad el 26 de abril de 2005. De origen humilde, pasó su infancia en el pequeño pueblo de Iturbe de la región Guairá, . Luchó en la guerra del Chaco con tan solo quince años, fue corresponsal en Europa durante la segunda guerra mundial y, a raíz de la guerra civil de 1947, hubo de exiliarse a Buenos Aires, donde escribió gran parte de su obra, hasta el comienzo de la dictadura militar argentina. Vivió posteriormente en Francia y, tras regresar a su tierra, tuvo que volver al destierro en 1982. En 1983 obtuvo la nacionalidad española y posteriormente dio clases de literatura en la Universidad de Touluse. En 1989 decidió volver a su país tras la caída del dictadura de Alfredo Stroesner. “La más larga y oprobiosa dictadura –escribía Roa Bastos- que registra la cronología de los regímenes de fuerza en suelo sudamericano”. En 1989 le fue concedido el Premio Cervantes por el conjunto de su obra literaria.
Inició su carrera publicando un libro de poemas de escasa repercusión, El ruiseñor de la aurora (1942). Es a partir de los relatos breves recogidos en El trueno entre las hojas (1953) cuando este narrador halla su vertiente poética y realista de mayor envergadura. Con la novela Hijo de hombre (1960), basada en la guerra del Chaco, la más conmovedora expresión del drama social de su país, inicia su trilogía paraguaya y alcanza renombre internacional. Le siguió la novela más famosa, Yo, el Supremo (1974), una vasta y compleja panorámica sobre la vida del dictador José Gaspar Rodríguez de Francia, expuesta desde la perspectiva de su protagonista y que abarca un siglo de historia paraguaya. La trilogía se cierra con El fiscal (1993). Entre sus restantes obras destacan el poemario El naranjal ardiente (1960); los libros de cuentos El baldío (1966), Madera quemada (1969), Cuerpo presente (1971), El sonámbulo (1976), Lucha hasta el alba (1979) y Contar un cuento (1984); los guiones cinematográfico de Hijo de hombre (1960), comercializada con el título de La sed, Shunko (1960), Alias Gardelito (1961) y Don Segundo Sombra (1970); y las novelas La vigilia del almirante (1992), basada en la figura de Cristóbal Colón y Contravida (1995), recreación del Paraguay de la época de la dictadura con ciertos matices de carácter autobiográfico. Y como dijo el escritor paraguayo: “A fuerza de morir tantas veces los personajes de los libros alcanzan una especie de relativa inmortalidad”.
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martes, 12 de agosto de 2008
Sócrates por Francisco Arias Solis
SÓCRATES
(470-399 a.C.)
“Sólo sé que no sé nada; y esto cabalmente
me distingue de los demás filósofos,
que creen saberlo todo.”
Sócrates.
LA VOZ DEL FUNDADOR DE LA FILOSOFIA GRIEGA
No dejó escritas sus doctrinas Sócrates, dándose el raro caso de que del fundador indiscutible de la filosofía griega no podemos mencionar ni una sola obra; pero nos sirve de guía lo que nos han transmitido sus discípulos, como Platón y Jenofonte; y también los escritos de Aristóteles. En la Apología de Sócrates, de Platón, le vemos como si viviera aún, y admiramos su entereza de ánimo al defenderse, como jugando con la muerte, de las acusaciones de impiedad y de corruptor de la juventud de que le hicieron víctima los enemigos que su ironía y su afición a presentar la verdad desnuda le suscitaron. Melito, Anyto y Licón fueron los tres acusadores, representando el primero a los poetas, el segundo a los políticos y artistas, y el tercero a los oradores. A todo les había estando demostrando uno y otro día que nada sabía, aunque pretendieran saberlo todo. “Convencidos así de ignorancia –le hace decir Platón a Sócrates-, se vuelven contra mí y no contra ellos, y van diciendo por ahí que hay un tal Sócrates que es un malvado y un infame corruptor de jóvenes. Y cuando se le pregunta qué es lo que hace o enseña, no saben decirlo; pero por no quedarse corridos, acuden a las censuras que ordinariamente suelen hacerse a los filósofos, y dicen que inquiere lo que pasa en el cielo y en la tierra, que no cree en los dioses y que hace buenas las causas peores, porque no se atreven a decir la verdad de los hechos sorprendida por Sócrates cuando descubre que, aparentando saber, no saben”. Y este hombre que ha de defenderse de una sentencia de muerte, se entretiene serenamente en disquisiciones dialécticas con sus acusadores, enfureciéndolos más y más; diciéndoles que sólo Dios le parece que es verdaderamente sabio, que la diferencia que hay entre él, Sócrates, y los demás, estriba en que él sabe que no sabe nada, mientras los otros no sabiendo nada creen saberlo todo; que no ignora que con lo que dice va enconando más la llaga, que no le inquieta el peligro de muerte; que ésta no es un mal, sino un gran bien; que él es incapaz de ceder ante nadie por temor a morir, como demostró en la única ocasión que fue senador, primero cuando Atenas estaba gobernada por el pueblo y luego bajo el poder de los Treinta Tiranos.
Cuando después de deliberar los jueces, le condenan a muerte, tal vez, en gran parte, exasperados por su misma actitud, les dice que si piensan que les basta con matarle a los que le acusan de vivir mal, se engañan; que él va a ser entregado a la muerte, pero ellos, por la fuerza de la verdad, serán entregados a la infamia y la vergüenza, porque contra ellos se elevarían muchas gentes, reprendiéndoles. Sea de Platón, sea de Sócrates, como se nos presenta todo lo hasta aquí transcrito, el hecho es que la inmortalidad ha sido el premio conseguido por el segundo, quien sacrificó sus intereses, hasta quedar en la pobreza, su familia y su vida misma, por no faltar a la verdad, por cuidar de la virtud ajena y por su constante amor a la Filosofía. “Atenienses, tened presente que yo no puedo obrar de otro modo –decía Sócrates, en su defensa ante el tribunal que le condenó a beber la cicuta-, ni aunque se me impongan mil penas de muerte...”
Con Sócrates se inicia en Grecia el rumbo que definitivamente habría de tener la filosofía en el futuro. Deja de ser ésta una especulación centrada en el mundo físico para volver a su mirada al hombre; es profundamente significativo el que todo el largo periodo del pensamiento griego se denomine “presocrático”. Sócrates es un genial maestro del saber, un héroe de su propia vocación, una gigantesca figura que sigue viva, apasionante y enigmática, después de veintiséis siglos.
Sócrates nació en Alopeke, Ática, en el año 470 a.C. y falleció en Atenas, en el 399 a.C. Hijo de un escultor y de una comadrona, siente muy joven la llamada a la tarea de enseñar a sus conciudadanos y se entrega a ella totalmente. Sus biógrafos le describen humilde, honesto, irónico, arrastrando tras de sí a la juventud ateniense. Sócrates aparece a primera vista como un sofista más, cuando es precisamente la antitesis del sofista. Su palabra y su ejemplo generan una auténtica revolución espiritual, que concita la enemistad de muchos dirigentes.
La actitud de Sócrates era irritante. Deambula por Atenas y, como ignorante, pregunta a todos acerca de las cosas que él ignora; pero resulta que, al final, los ignorantes suelen ser los otros. Esta actitud es la ironía socrática, que combina con la mayéutica o “arte de partear los espíritus”, es decir, de llevar al interlocutor a conocer la verdad. Pero la verdad que busca Sócrates es una verdad universal, es decir, una definición; quiere saber qué es la justicia, qué es la belleza, etc., es decir, está poniendo las bases para la teoría del conocimiento que desarrollarían después Platón y Aristóteles. Por eso, este último dice, en su Metafísica, que a Sócrates hay que atribuir, con justicia, dos cosas: los conceptos universales y el razonamiento inductivo.
La gran preocupación de Sócrates fue moral. Puede afirmarse que él crea la Ética como rama de la Filosofía. El centro de la ética socrática es el concepto de virtud; para Sócrates la virtud se identifica con el saber, esto es, quien conoce lo que es el bien lo practica necesariamente. El pensamiento de Sócrates se continúa en los filósofos llamados socráticos, de los que Platón es el de mayor categoría. Y como dijo el genial maestro del saber: “Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
No disparar donde haya niños. Stop.
En la gloria no necesitamos más ángeles.
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(470-399 a.C.)
“Sólo sé que no sé nada; y esto cabalmente
me distingue de los demás filósofos,
que creen saberlo todo.”
Sócrates.
LA VOZ DEL FUNDADOR DE LA FILOSOFIA GRIEGA
No dejó escritas sus doctrinas Sócrates, dándose el raro caso de que del fundador indiscutible de la filosofía griega no podemos mencionar ni una sola obra; pero nos sirve de guía lo que nos han transmitido sus discípulos, como Platón y Jenofonte; y también los escritos de Aristóteles. En la Apología de Sócrates, de Platón, le vemos como si viviera aún, y admiramos su entereza de ánimo al defenderse, como jugando con la muerte, de las acusaciones de impiedad y de corruptor de la juventud de que le hicieron víctima los enemigos que su ironía y su afición a presentar la verdad desnuda le suscitaron. Melito, Anyto y Licón fueron los tres acusadores, representando el primero a los poetas, el segundo a los políticos y artistas, y el tercero a los oradores. A todo les había estando demostrando uno y otro día que nada sabía, aunque pretendieran saberlo todo. “Convencidos así de ignorancia –le hace decir Platón a Sócrates-, se vuelven contra mí y no contra ellos, y van diciendo por ahí que hay un tal Sócrates que es un malvado y un infame corruptor de jóvenes. Y cuando se le pregunta qué es lo que hace o enseña, no saben decirlo; pero por no quedarse corridos, acuden a las censuras que ordinariamente suelen hacerse a los filósofos, y dicen que inquiere lo que pasa en el cielo y en la tierra, que no cree en los dioses y que hace buenas las causas peores, porque no se atreven a decir la verdad de los hechos sorprendida por Sócrates cuando descubre que, aparentando saber, no saben”. Y este hombre que ha de defenderse de una sentencia de muerte, se entretiene serenamente en disquisiciones dialécticas con sus acusadores, enfureciéndolos más y más; diciéndoles que sólo Dios le parece que es verdaderamente sabio, que la diferencia que hay entre él, Sócrates, y los demás, estriba en que él sabe que no sabe nada, mientras los otros no sabiendo nada creen saberlo todo; que no ignora que con lo que dice va enconando más la llaga, que no le inquieta el peligro de muerte; que ésta no es un mal, sino un gran bien; que él es incapaz de ceder ante nadie por temor a morir, como demostró en la única ocasión que fue senador, primero cuando Atenas estaba gobernada por el pueblo y luego bajo el poder de los Treinta Tiranos.
Cuando después de deliberar los jueces, le condenan a muerte, tal vez, en gran parte, exasperados por su misma actitud, les dice que si piensan que les basta con matarle a los que le acusan de vivir mal, se engañan; que él va a ser entregado a la muerte, pero ellos, por la fuerza de la verdad, serán entregados a la infamia y la vergüenza, porque contra ellos se elevarían muchas gentes, reprendiéndoles. Sea de Platón, sea de Sócrates, como se nos presenta todo lo hasta aquí transcrito, el hecho es que la inmortalidad ha sido el premio conseguido por el segundo, quien sacrificó sus intereses, hasta quedar en la pobreza, su familia y su vida misma, por no faltar a la verdad, por cuidar de la virtud ajena y por su constante amor a la Filosofía. “Atenienses, tened presente que yo no puedo obrar de otro modo –decía Sócrates, en su defensa ante el tribunal que le condenó a beber la cicuta-, ni aunque se me impongan mil penas de muerte...”
Con Sócrates se inicia en Grecia el rumbo que definitivamente habría de tener la filosofía en el futuro. Deja de ser ésta una especulación centrada en el mundo físico para volver a su mirada al hombre; es profundamente significativo el que todo el largo periodo del pensamiento griego se denomine “presocrático”. Sócrates es un genial maestro del saber, un héroe de su propia vocación, una gigantesca figura que sigue viva, apasionante y enigmática, después de veintiséis siglos.
Sócrates nació en Alopeke, Ática, en el año 470 a.C. y falleció en Atenas, en el 399 a.C. Hijo de un escultor y de una comadrona, siente muy joven la llamada a la tarea de enseñar a sus conciudadanos y se entrega a ella totalmente. Sus biógrafos le describen humilde, honesto, irónico, arrastrando tras de sí a la juventud ateniense. Sócrates aparece a primera vista como un sofista más, cuando es precisamente la antitesis del sofista. Su palabra y su ejemplo generan una auténtica revolución espiritual, que concita la enemistad de muchos dirigentes.
La actitud de Sócrates era irritante. Deambula por Atenas y, como ignorante, pregunta a todos acerca de las cosas que él ignora; pero resulta que, al final, los ignorantes suelen ser los otros. Esta actitud es la ironía socrática, que combina con la mayéutica o “arte de partear los espíritus”, es decir, de llevar al interlocutor a conocer la verdad. Pero la verdad que busca Sócrates es una verdad universal, es decir, una definición; quiere saber qué es la justicia, qué es la belleza, etc., es decir, está poniendo las bases para la teoría del conocimiento que desarrollarían después Platón y Aristóteles. Por eso, este último dice, en su Metafísica, que a Sócrates hay que atribuir, con justicia, dos cosas: los conceptos universales y el razonamiento inductivo.
La gran preocupación de Sócrates fue moral. Puede afirmarse que él crea la Ética como rama de la Filosofía. El centro de la ética socrática es el concepto de virtud; para Sócrates la virtud se identifica con el saber, esto es, quien conoce lo que es el bien lo practica necesariamente. El pensamiento de Sócrates se continúa en los filósofos llamados socráticos, de los que Platón es el de mayor categoría. Y como dijo el genial maestro del saber: “Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia”.
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lunes, 11 de agosto de 2008
Chesterton por Francisco Arias Solis
GILBERT KEITH CHESTERTON
(1874-1936)
“La Biblia nos enseña a amar al prójimo y a amar
a nuestros enemigos: probablemente porque
se trata de la misma gente.”
G. K. Chesterton.
LA VOZ DE UNA PALPITANTE PARADOJA
El poeta, narrador, periodista, ensayista y crítico británico G.K. Chesterton es un profundo pensador, de sorprendente originalidad y con un gran dominio del idioma, llegó por la paradoja al humorismo en retorsiones inverosímiles de las más audaces ideas. Desde los primeros escritos se advierte ya su estilo paradójico, que más tarde constituye una de sus más importantes claves literarias.
Sus comienzos literarios fueron en el periodismo, aunque su actividad principal ha sido la del ensayo, de fuertes tintes polémicos y apologéticos; incluso puede afirmarse que sus novelas no son otra cosa que la continuación de su labor ensayística. Sus polémicas furibundas con los escritores George Bernard Shaw, H.G. Wells, Rudyard Kipling, hicieron las delicias del público inglés. Esta rara originalidad le llevó a crear el extraño personaje del padre Brown, clérigo-detective, y fue, hasta en su propia reacción espiritual, una palpitante paradoja, con su conversión al catolicismo en 1922, que alguien socarronamente enjuició diciendo que lo hizo así para ser un protestante en Inglaterra. Una vez convertido al catolicismo, sus escritos se impregnan de fe y sólida doctrina. Cantor del optimismo y de una visión a la vez honda y amable del hombre, su popularidad es universal. “Era demasiado bueno para ser político... –nos dijo Graham Greene- Escribió sus pensamientos con frescura, sencillez y la ilusión del descubrimiento”.
Gilbert Keith Chesterton nació en Londres el 29 de mayo de 1874 y falleció en Beaconsfield el 14 de junio de 1936. Hijo de una familia perteneciente a la clase media culta. Los Chestertons son desde el siglo XVIII populares corredores de fincas. Estudia en la St. Paul School , y dudando entre ser pintor o periodista, se decide por esto último. Después de la Segunda Guerra Mundial , fue uno de los líderes del distribuismo, una tercera vía económica, que propiciaba la división de la propiedad en partes pequeñas y una distribución igualitaria entre todas las personas. Visita España y su experiencia se refleja en Lepanto (1929) quizá su mejor poema, y en El regreso de Don Quijote (1930).
Sus obras principales, muy leídas y traducidas a todos los idiomas, están constituidas por novelas y cuentos: El club de los negocios raros (1908), La esfera y la cruz (1910), El Napoleón de Notting Hill, Las paradojas de mister Pond, El candor del padre Brown (1911), El secreto del padre Brown (1927). Obras de crítica: Robert Louis Stevenson, Charles Dickens, Chaucer (1932), George Bernard Shaw (1910), William Blake (1910) y La época victoriana en la literatura (1913). Ensayos y misceláneas: La nueva Jerusalén, Hablando en general, Alarmas y disgresiones, Ortodoxia, La superstición del divorcio, San Francisco de Asís (1923) y Santo Tomás de Aquino (1933). Su Autobiografía aparece en 1936. Y como dijo el escritor inglés: “Un gran clásico es un hombre del que se puede hacer el elogio sin haberlo leído”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
Cuando hay libertad, todo lo demás sobra. Aviso: Se ruega a los internautas que pongan en sus páginas el logotipo o banner de Internautas por la Paz y la Libertad que figura en la URL:http://www.arrakis.es/~aarias/internau.htm
Gracias.
(1874-1936)
“La Biblia nos enseña a amar al prójimo y a amar
a nuestros enemigos: probablemente porque
se trata de la misma gente.”
G. K. Chesterton.
LA VOZ DE UNA PALPITANTE PARADOJA
El poeta, narrador, periodista, ensayista y crítico británico G.K. Chesterton es un profundo pensador, de sorprendente originalidad y con un gran dominio del idioma, llegó por la paradoja al humorismo en retorsiones inverosímiles de las más audaces ideas. Desde los primeros escritos se advierte ya su estilo paradójico, que más tarde constituye una de sus más importantes claves literarias.
Sus comienzos literarios fueron en el periodismo, aunque su actividad principal ha sido la del ensayo, de fuertes tintes polémicos y apologéticos; incluso puede afirmarse que sus novelas no son otra cosa que la continuación de su labor ensayística. Sus polémicas furibundas con los escritores George Bernard Shaw, H.G. Wells, Rudyard Kipling, hicieron las delicias del público inglés. Esta rara originalidad le llevó a crear el extraño personaje del padre Brown, clérigo-detective, y fue, hasta en su propia reacción espiritual, una palpitante paradoja, con su conversión al catolicismo en 1922, que alguien socarronamente enjuició diciendo que lo hizo así para ser un protestante en Inglaterra. Una vez convertido al catolicismo, sus escritos se impregnan de fe y sólida doctrina. Cantor del optimismo y de una visión a la vez honda y amable del hombre, su popularidad es universal. “Era demasiado bueno para ser político... –nos dijo Graham Greene- Escribió sus pensamientos con frescura, sencillez y la ilusión del descubrimiento”.
Gilbert Keith Chesterton nació en Londres el 29 de mayo de 1874 y falleció en Beaconsfield el 14 de junio de 1936. Hijo de una familia perteneciente a la clase media culta. Los Chestertons son desde el siglo XVIII populares corredores de fincas. Estudia en la St. Paul School , y dudando entre ser pintor o periodista, se decide por esto último. Después de la Segunda Guerra Mundial , fue uno de los líderes del distribuismo, una tercera vía económica, que propiciaba la división de la propiedad en partes pequeñas y una distribución igualitaria entre todas las personas. Visita España y su experiencia se refleja en Lepanto (1929) quizá su mejor poema, y en El regreso de Don Quijote (1930).
Sus obras principales, muy leídas y traducidas a todos los idiomas, están constituidas por novelas y cuentos: El club de los negocios raros (1908), La esfera y la cruz (1910), El Napoleón de Notting Hill, Las paradojas de mister Pond, El candor del padre Brown (1911), El secreto del padre Brown (1927). Obras de crítica: Robert Louis Stevenson, Charles Dickens, Chaucer (1932), George Bernard Shaw (1910), William Blake (1910) y La época victoriana en la literatura (1913). Ensayos y misceláneas: La nueva Jerusalén, Hablando en general, Alarmas y disgresiones, Ortodoxia, La superstición del divorcio, San Francisco de Asís (1923) y Santo Tomás de Aquino (1933). Su Autobiografía aparece en 1936. Y como dijo el escritor inglés: “Un gran clásico es un hombre del que se puede hacer el elogio sin haberlo leído”.
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domingo, 10 de agosto de 2008
Dante Gabriel Rosseti por Francisco Arias Solis
DANTE GABRIEL ROSSETTI
(1828-1882)
“Tú has sido mía antes;
no sé decir hace cuánto fue:
pero cuando esa golondrina remontó,
y giró tu cuello, cayó algún velo;
lo supe al instante.”
Dante Gabriel Rossetti.
LA VOZ DEL PRERRAFAELISMO
Dante Gabriel Rossetti, hijo de un refugiado italiano que fue poeta en su país, heredó el talento del padre, aumentado en él hasta la altura del genio, pues lo demostró así como artista y como poeta inglés. En ambos conceptos fue sumamente personal e innovador, y sus obras han sido con razón, y continúan siendo, regalo de paladares delicados. Es el más antiguo de los prerrafaelistas (cuyo grupo fundó con los pintores Holman Hunt y Millais), que intentaron resucitar el arte de los primitivos italianos, y así comenzó su carrera, como pintor, no dándose a conocer hasta más tarde como poeta. La escuela prerrafaelista se extendió a la literatura; se exaltó en ella la Edad Media, y el Renacimiento fue vituperado, como una perversión sensual del ideal. Sus obras poéticas están contenidas en dos breves volúmenes, Poemas, de 1870, y Baladas y sonetos, de 1881; pero valen más que toda una larga serie de tomos. El misticismo, la pasión, la riqueza de la forma y lenguaje, a lo Keats, son en él característicos. El espiritualismo místico de Rosetti no le impidió esgrimir ardorosamente la pasión, ni hacer revivir felizmente en sus baladas históricas las antiguas leyendas.
El posromántico esteticista, el primitivista o prerrafaelista Dante Gabriel Rosseti nació en Londres el 12 de mayo de 1828 y falleció en Birchington-on-Sea, Kent, el 10 de abril de 1882. Hermano del crítico William Michael Rossetti y de la popular poetisa Christina Rossetti, que escribió poesía para niños y fábulas fantásticas dominadas por el amor a la naturaleza. Rossetti se educó en el King’s College y en la Real Academia de Bellas Artes de Londres. Su pintura influida por Ford Madox Brown, evolucionó en 1850 hacia el naturalismo simbólico y los temas históricos que, con el romanticismo místico y el idealismo, caracterizan el prerrafaelismo.En 1860 se casa con la sombrerera Elizabeth Eleanor Siddal, que tenía una especial y enigmática belleza, que inmortalizaría en muchas de sus obras más conocidas. La muerte de Elizabeth en 1862 supuso un doloroso y duro golpe para el artista. Dejó una producción pictórica muy abundante y personal.
Dante Gabriel Rossetti publicó sus primeras poesías en la revista prerrafaelista The Germ, fundada por él. Entre sus obras inspiradas en las leyendas medievales y en temas de la poesía inglesa e italiana, destacan Poemas, colección de versos manuscritos enterrados en la tumba de su esposa en 1862 y recuperados y publicados en 1870, y Baladas y sonetos (1881), que contiene La casa de la vida, serie de bellos sonetos amorosos. Fue autor, además, de Poetas italianos primitivos (1881), colección de traducciones de Dante y otros autores. Considerado uno de los grandes sonetistas de la lengua inglesa, en sus poemas recrea el mundo medieval italiano que, a través de la sutileza y morbidez, aparece intensamente moderno. Y como dijo la voz del prerrafaelismo: “Yo estuve aquí antes, / no sé decir cómo y cuando fue: / conozco los prados detrás de la puerta / el dulce aroma penetrante, / los sonidos suspirantes, / las luces a lo largo de la orilla”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
Por esa libertad bella como la vida. Aviso: Se ruega a los internautas que pongan en sus páginas el logotipo o banner de Internautas por la Paz y la Libertad que figura en la URL:http://www.arrakis.es/~aarias/internau.htm
Gracias.
(1828-1882)
“Tú has sido mía antes;
no sé decir hace cuánto fue:
pero cuando esa golondrina remontó,
y giró tu cuello, cayó algún velo;
lo supe al instante.”
Dante Gabriel Rossetti.
LA VOZ DEL PRERRAFAELISMO
Dante Gabriel Rossetti, hijo de un refugiado italiano que fue poeta en su país, heredó el talento del padre, aumentado en él hasta la altura del genio, pues lo demostró así como artista y como poeta inglés. En ambos conceptos fue sumamente personal e innovador, y sus obras han sido con razón, y continúan siendo, regalo de paladares delicados. Es el más antiguo de los prerrafaelistas (cuyo grupo fundó con los pintores Holman Hunt y Millais), que intentaron resucitar el arte de los primitivos italianos, y así comenzó su carrera, como pintor, no dándose a conocer hasta más tarde como poeta. La escuela prerrafaelista se extendió a la literatura; se exaltó en ella la Edad Media, y el Renacimiento fue vituperado, como una perversión sensual del ideal. Sus obras poéticas están contenidas en dos breves volúmenes, Poemas, de 1870, y Baladas y sonetos, de 1881; pero valen más que toda una larga serie de tomos. El misticismo, la pasión, la riqueza de la forma y lenguaje, a lo Keats, son en él característicos. El espiritualismo místico de Rosetti no le impidió esgrimir ardorosamente la pasión, ni hacer revivir felizmente en sus baladas históricas las antiguas leyendas.
El posromántico esteticista, el primitivista o prerrafaelista Dante Gabriel Rosseti nació en Londres el 12 de mayo de 1828 y falleció en Birchington-on-Sea, Kent, el 10 de abril de 1882. Hermano del crítico William Michael Rossetti y de la popular poetisa Christina Rossetti, que escribió poesía para niños y fábulas fantásticas dominadas por el amor a la naturaleza. Rossetti se educó en el King’s College y en la Real Academia de Bellas Artes de Londres. Su pintura influida por Ford Madox Brown, evolucionó en 1850 hacia el naturalismo simbólico y los temas históricos que, con el romanticismo místico y el idealismo, caracterizan el prerrafaelismo.En 1860 se casa con la sombrerera Elizabeth Eleanor Siddal, que tenía una especial y enigmática belleza, que inmortalizaría en muchas de sus obras más conocidas. La muerte de Elizabeth en 1862 supuso un doloroso y duro golpe para el artista. Dejó una producción pictórica muy abundante y personal.
Dante Gabriel Rossetti publicó sus primeras poesías en la revista prerrafaelista The Germ, fundada por él. Entre sus obras inspiradas en las leyendas medievales y en temas de la poesía inglesa e italiana, destacan Poemas, colección de versos manuscritos enterrados en la tumba de su esposa en 1862 y recuperados y publicados en 1870, y Baladas y sonetos (1881), que contiene La casa de la vida, serie de bellos sonetos amorosos. Fue autor, además, de Poetas italianos primitivos (1881), colección de traducciones de Dante y otros autores. Considerado uno de los grandes sonetistas de la lengua inglesa, en sus poemas recrea el mundo medieval italiano que, a través de la sutileza y morbidez, aparece intensamente moderno. Y como dijo la voz del prerrafaelismo: “Yo estuve aquí antes, / no sé decir cómo y cuando fue: / conozco los prados detrás de la puerta / el dulce aroma penetrante, / los sonidos suspirantes, / las luces a lo largo de la orilla”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
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Gracias.
Stevenson por Francisco Arias Solis
ROBERT LOUIS STEVENSON
(1850-1894)
“No hay deber que descuidemos tanto
como el deber de ser felices”
Robert Louis Stevenson.
LA VOZ DEL CONTADOR DE HISTORIAS
Una vez más se debe a los anglosajones, en las postrimerías del siglo XIX, el resurgir del cuento y de la novela de aventura. Stevenson ha sido considerado como uno de los mejores novelistas de aventuras pero el carácter de su obra desborda este rasgo básico de su obra narrativa y ofrece un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Espíritu originalísimo, Stevenson siguió a Meredith en lo trabajado de su estilo; pero hay en él unas facultades descriptivas, un humorismo, cierta tendencia a interesar al público menos refinado y una gran maestría de narrador, que revelan un carácter muy propio. Su fama de novelista y su atractivo como interesante figura literaria, que fue a morir en las lejanas y pintorescas tierras de Samoa, se conservan siempre.
El escritor escocés es el más claro exponente de la novela-narración, el “romance”, cuyo ámbito definía como aquel al que corresponden “los problemas del cuerpo y la inteligencia práctica, la aventura al aire libre y abierto, el choque de las armas y la diplomacia de la vida”. Le fascinaron los problemas éticos; la ambigüedad moral de sus personajes, provoca efectos dramáticos que solo son posibles en un universo muy consciente de la existencia del Bien y del Mal.
Robert Louis Balfour Stevenson nació en Edimburgo el 13 de noviembre de 1850 y falleció en Vailima, Upolu, Samoa occidental, el 3 de diciembre de 1894. Su padre era ingeniero y él estudió también ingeniero náutico en la universidad de Edimburgo, y posteriormente, leyes, llegando a practicar la abogacía. En 1876, conoció, en Francia, a la norteamericana Fanny Osboume, con la que contrajo matrimonio en los Estados Unidos, una vez que ella tramitó el divorcio. En 1882, enfermó de tisis, enfermedad que le obligó a viajar buscando climas más benignos y que acabó con él doce años más tarde. En su tumba, en una isla de los mares del Sur a la que se retiró en 1891, está grabado el apodo que le dieron los samoanos: “Tusitala”, que en español significa “el contador de historias”.
Cantor del coraje y de la alegría, dejó una vasta obra llena de encanto con títulos inolvidables, entre los que se cuentan: Viaje en burro por las Cévennes (1879), la recopilación de artículos Virginibus puerisque (1881), el volumen de narraciones Nuevas noches árabes (1882), La isla del tesoro (1883), El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde (1886), obra maestra del terror fantástico, Secuestrado (1886), La flecha negra (1888), El señor de Ballantrae (1889), Catriona (1893); y la novela póstuma El Weir de Hermiston (1896). Stevenson es también poeta, y no desprovisto de un encanto que imprimió igualmente a su prosa. “ El contador de historias” es autor asimismo de un abundante epistolario en el que muestra una profunda humanidad. Y como dijo el escritor escocés: “La manera de conseguir la felicidad es haciendo felices a los demás”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
Si quieres la paz, prepárate a vivir en paz con todos los hombres.
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Gracias.
(1850-1894)
“No hay deber que descuidemos tanto
como el deber de ser felices”
Robert Louis Stevenson.
LA VOZ DEL CONTADOR DE HISTORIAS
Una vez más se debe a los anglosajones, en las postrimerías del siglo XIX, el resurgir del cuento y de la novela de aventura. Stevenson ha sido considerado como uno de los mejores novelistas de aventuras pero el carácter de su obra desborda este rasgo básico de su obra narrativa y ofrece un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Espíritu originalísimo, Stevenson siguió a Meredith en lo trabajado de su estilo; pero hay en él unas facultades descriptivas, un humorismo, cierta tendencia a interesar al público menos refinado y una gran maestría de narrador, que revelan un carácter muy propio. Su fama de novelista y su atractivo como interesante figura literaria, que fue a morir en las lejanas y pintorescas tierras de Samoa, se conservan siempre.
El escritor escocés es el más claro exponente de la novela-narración, el “romance”, cuyo ámbito definía como aquel al que corresponden “los problemas del cuerpo y la inteligencia práctica, la aventura al aire libre y abierto, el choque de las armas y la diplomacia de la vida”. Le fascinaron los problemas éticos; la ambigüedad moral de sus personajes, provoca efectos dramáticos que solo son posibles en un universo muy consciente de la existencia del Bien y del Mal.
Robert Louis Balfour Stevenson nació en Edimburgo el 13 de noviembre de 1850 y falleció en Vailima, Upolu, Samoa occidental, el 3 de diciembre de 1894. Su padre era ingeniero y él estudió también ingeniero náutico en la universidad de Edimburgo, y posteriormente, leyes, llegando a practicar la abogacía. En 1876, conoció, en Francia, a la norteamericana Fanny Osboume, con la que contrajo matrimonio en los Estados Unidos, una vez que ella tramitó el divorcio. En 1882, enfermó de tisis, enfermedad que le obligó a viajar buscando climas más benignos y que acabó con él doce años más tarde. En su tumba, en una isla de los mares del Sur a la que se retiró en 1891, está grabado el apodo que le dieron los samoanos: “Tusitala”, que en español significa “el contador de historias”.
Cantor del coraje y de la alegría, dejó una vasta obra llena de encanto con títulos inolvidables, entre los que se cuentan: Viaje en burro por las Cévennes (1879), la recopilación de artículos Virginibus puerisque (1881), el volumen de narraciones Nuevas noches árabes (1882), La isla del tesoro (1883), El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde (1886), obra maestra del terror fantástico, Secuestrado (1886), La flecha negra (1888), El señor de Ballantrae (1889), Catriona (1893); y la novela póstuma El Weir de Hermiston (1896). Stevenson es también poeta, y no desprovisto de un encanto que imprimió igualmente a su prosa. “ El contador de historias” es autor asimismo de un abundante epistolario en el que muestra una profunda humanidad. Y como dijo el escritor escocés: “La manera de conseguir la felicidad es haciendo felices a los demás”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
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