ALESSANDRO MANZONI
(1785-1873)
“Cualquier hombre está obligado a defender la verdad,
aunque no consiga siempre hacerla triunfar.”
Alessandro Manzoni.
LA VOZ DEL ROMANTICISMO ITALIANO
El romanticismo en Italia no apareció como escuela definida hasta 1816, con la Carta semiseria de Crisóstomo, debida a Giovanni Berchet, tuvo en Milán su órgano en el liberal Il Conciliatore, que no duró más que desde 1818 a 1819, suprimido por la censura austriaca como enemigo político. Puede decirse que al caer la bandera literaria de aquella publicación la recogió la titulada L’Antología, fundada en Florencia en 1821 Todas aquellas ideas eran, sin embargo, de exportación, aunque se unieran a las de patriotismo. Mas, en medio de todo ello, pronto se reveló el genio de Manzoni, que quedó convertido en jefe indiscutible de la nueva escuela. El romanticismo de Manzoni era religioso y patriótico, manifestándose en la poesía, en el teatro y de modo principalísimo en la novela histórica. El conde Alessandro Manzoni, ofrece la curiosa circunstancia, muy comentada en los libros de la década posterior a su muerte, de que aquel campeón del catolicismo a los treinta años, era un fogoso revolucionario, librepensador y anticlerical rabioso, a la temprana edad de quince, como se pudo comprobar con la publicación de sus obras póstumas, muy buscadas en la citada década, se aumentó quizá tal tendencia con su ida a París en 1805, a los veinte años, acompañado de su madre, pasando allí muy larga temporada en que fue presentado en el salón de Madame de Condorcer, viuda de Cabanis, donde conoció a no pocos cultivadores de la filosofía harto sensualista y libre que estaba de moda en Francia. Allí contrajo matrimonio con la hija de un banquero genovés, siendo su esposa protestante y convirtiéndose unos años después al catolicismo, ejemplo que quizá arrastrara a su esposo, que se transformó al fin, en el más ferviente católico por convencimiento, después de sus años de escepticismo. De modo que el incrédulo a los quince y a los veinte era firmísimo creyente a los treinta.
Alessandro Manzoni nació en Milán el 7 de marzo de 1785 y falleció en la misma ciudad el 22 de mayo de 1873. De origen noble, fue educado en colegios religiosos. En 1805 se traslada a París y en 1808 se casó con Enriqueta Blondel, que abjuró de su creencia calvinista y se convirtió al catolicismo, lo que influyó en Manzoni, hasta el punto de firmar en 1810 también él acta de abjuración Participó en la revuelta milanesa contra la dominación austriaca de 1848, que fracasó, y en 1860 fue elegido senador de la primera legislatura del recién nacido reino de Italia. Sus comienzos como poeta se movieron aun en la estética neoclásica, pero desde 1810 se convirtió en uno de los principales abanderados del Romanticismo en Italia.
Mientras estudiaba en Milán escribió El triunfo de la libertad (1801); publicado después de la muerte de Manzoni), poema de orientación republicana y jacobina. Su posterior romanticismo cristiano aparece ya en los cinco Himnos sacros (1812-1822), en los que canta a las festividades católicas, y se manifiesta en las odas Marzo de 1821, sobre la insurrección piamontesa de aquel año, y El cinco de mayo (1821), escrita esta a raíz de la muerte de Napoleón, y en los dramas El conde de Carmagnola (1816-1819) y Aldechi (1820-1822). Pero la gran celebridad del artista provino de la publicación de la novela histórica Los novios en 1827 (con revisiones en 1840-1842), popularizada en España por la clásica traducción de otro poeta célebre, Juan Nicasio Gallego, considerada la obra maestra de Manzoni y un clásico universal. Ambientada en la Lombardía del siglo XVII, durante la dominación española, la novela cuenta la historia de una pareja de jóvenes campesinos que ha de huir de su señor, quien, enamorado de la novia, trata de impedir la boda, tras numerosas vicisitudes y la muerte del señor en la peste de Milán de 1630, la pareja puede cumplir su amor. Junto a los ideales patrióticos y religiosos que recorrerán toda la novela, encontramos en ella una acertada descripción psicológica de los personajes, al tiempo que ofrece un magnifico fresco histórico de la época. Entre sus aportaciones ensayísticas se cuentan Historia de la columna infame (1840) y Sobre la novela histórica (1845).
Con Los novios, de Manzoni, pareció haberle salido un terrible rival a Walter Scott, que halló el libro admirable; pero Manzoni gran novelista enmudeció después de su bella obra maestra y de declararse discípulo del famoso escritor escocés. Y como dijo el pota y novelista del romanticismo italiano: “Manda el que puede obedece el que quiere”.
Francisco Arias Solis
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Gracias.
viernes, 15 de agosto de 2008
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