RAFAEL MORALES
(1919-2005)
“Y entró en la tabernilla donde el vino
abre las puertas de la libertad,
los grandes ventanales de la dicha.
Pero allí estaban la pobreza y el hambre,
el llanto y la blasfemia,
pero allí estaba el dolor de ser hombre.”
Rafael Morales.
LA VOZ PIONERA DE LA POESIA SOCIAL
Rafael Morales, allí junto al Tajo rompió a cantar en sonetos que sonaban maravillosamente bien. Allí había un encinar y unos toros: “Toda la noche sueña y se estremece / fundida con toros y paisaje / rueda redonda, caudalosa crece”. Es fácil decir que estos versos al toro suenan a Villalón, a Lorca, a Alberti, a Miguel Hernández, pero es muy difícil demostrarlo.
“Yo quiero ser siempre -escribía Rafael Morales- un poeta libre y entero. Pero si ser poeta social quiere decir ser poeta con los dos ojos muy abiertos para la verdad, la libertad, el amor y la justicia, a mí me honra muchísimo ser considerado como tal”. Rafael Morales fue el primer poeta en presentar un libro decididamente social con Los desterrados en 1947. Tras el cual vendría el libro Defensa del hombre (1950) de Ramón de Garciasol. Y seguirán entre otros, Las cartas boca arriba (1951) de Gabriel Celaya, Nuevos cantos de vida y esperanza (1952) de Victoriano Crémer, Antología y poemas del suburbio (1954) y Pido la paz y la palabra (1955) de Blas de Otero.
Rafael Morales Casas nace en Talavera de la Reina el 31 de julio de 1919. Graduado en Filología Románica por la Universidad de Madrid, ejerció la enseñanza de la literatura en diversos centros privados. Fue director del Aula de Literatura del Ateneo de Madrid. Crítico literario de diversos diarios y revistas, dirigió La Estafeta Literaria. Fue profesor de Literatura en la Universidad Complutense. En 1954 obtuvo el Premio Nacional de Literatura. En 1993 obtiene el premio internacional de poesía Ciudad de Melilla con su libro Entre tantos adioses. Rafael Morales muere en Madrid el 20 de junio de 2005.
Con sus Poemas del toro (1943) inició la famosa colección “Adonais” de poesía y una nueva corriente literaria en la que lo afectivo primaría sobre lo conceptual. A través de los poemas que forman su primer libro vemos al toro, no como elemento de la fiesta nacional, sino como ser solitario cuya plenitud se alcanza sólo en contacto directo con la naturaleza.
El corazón y la tierra está impregnada de dolor y amor por los seres olvidados y desdichados que continuará en Los desterrados y culminará en Canción sobre el asfalto. Los desterrados abre más nítidamente la poesía llamada social en España. Morales se ocupa de los más perseguidos por la injusticia. Lo específico de estos seres es el rechazo por parte de los otros seres humanos, los “normales”, su soledad, su desamparo, que parece rodearles con una malla.
Canción sobre el asfalto, Premio Nacional de Literatura, es un libro triste, con mucho pozo amargo. “El dolor de lo mínimo, de lo leve y lo viejo”, dice muy bien lo característico de las cosas inservibles, a las que tiernamente canta Morales porque evocan un pasado que fue vivo, fue presente. En el fondo, es el paso del tiempo lo que Morales lamenta. La “Cancioncilla de amor a mis zapatos” es uno de los más felices poemas de Morales. “Los zapatos en que espero / el tiempo de mi partida, / tienden dos alas de nuevo / para sostener mi vida...”
En La máscara y los dientes fustiga la hipocresía y la mentira. La rueda y el viento es un libro que continúa el anterior. De sus libros en prosa, Dardo, el caballo del bosque es una narración para adolescentes y Granadeño, toro bravo intenta penetrar en el mundo psíquico del toro. Morales ha publicado numerosas narraciones y leyendas para niños: Narraciones de la vieja India, Leyendas del Río de la Plata, Leyenda del Caribe, Leyenda de los Andes, Leyenda del Al-Andalus... En 1982 publica Reflexiones sobre mi poesía. De sus últimos libros, citaremos: Entre últimos adioses (1993) y Poemas de la luz y la palabra (2003).
Entre los sesenta años transcurridos desde su primer libro hasta el último, vemos la constante preocupación del poeta por un solo asunto: el hombre y su vivir angustioso dentro de una sociedad profundamente egoísta y deshumanizada.
Rafael Morales traía de su Talavera, “la de las claras plazas / de calles maternales y geranios”, nada menos que una de las claves por las que siempre se salvará la poesía, el noble gusto por la palabra, la primacía del sentimiento, de la verdad humana. Versos de un franciscanismo que no rehuye en llamar a las cosas sencillas por su nombre, pero que el amor y el entendimiento de la poesía levantan a la zona que los grandes poetas han situado los temas que llamamos clásicos. Como en los dos tercetos del soneto con que se termina La rueda y el viento: “Y el viento sigue y sigue y sopla fuerte / en la rueda del mundo giradora, / donde la vida su inclemencia advierte. / Y el hombre, llanto a llanto, hora tras hora, / en las ruedas dentadas de la muerte, / todo su anhelo y su esperanza llora”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
WIKIPEDIA: http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Arias_Sol%C3%ADs
Se ama la libertad como se ama y se necesita el aire, el pan y el amor. Aviso: Se ruega a los internautas que pongan en sus páginas el logotipo o banner de Internautas por la Paz y la Libertad que figura en la URL:http://www.arrakis.es/~aarias/internau.htm
Gracias.
miércoles, 20 de junio de 2007
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