martes, 29 de abril de 2008

Jonathan Swift por Francisco Arias Solis

JONATHAN SWIFT
(1667-1745)

“La libertad de conciencia se entiende hoy día,
no sólo como la libertad de creer lo que uno quiera,
sino también de poder propagar esa creencia”
Jonathan Swift.


LA VOZ DEL MAESTRO DE LA SÁTIRA

Swift es el escritor inglés más poderosamente original de la época clásica. Fue hombre de carácter excéntrico, vivió amargado por desengaños políticos y por su tendencia a la misantropía, lo que le llevó al cultivo de la sátira, en la que fue temible maestro desde sus primeras obras. Escritor vigoroso, lleno de fuerza y de gracejo y de ingenio, apenas pinta sino aquello que es feo u odioso. Es el más temible de los libelistas y el más agrio de los humoristas; es el maestro de todos ellos, pero su ironía es particularmente acre y corrosiva. No hay quien le aventaje en desarrollar imperturbablemente las consecuencias absurdas de un principio que finge admitir. A través de la ironía Swift expresa su visión del mundo y del hombre; el humor no basta para ocultar un cierto pesimismo, basado en su desconfianza en la virtud humana.

Jonathan Swift nació en Dublín el 30 de noviembre de 1667 y falleció en la misma ciudad el 19 de octubre de 1745. Fue educado por un tío suyo, ya que su padre falleció antes de que él naciera. Estudió en el Trinity College de Dublín y tras estallar la guerra civil se trasladó a Inglaterra, donde se puso al servicio de sir William Temple, pariente lejano suyo. En la casa de éste conoció a Esther Johnson, mujer que después se convertiría en la destinataria de las cartas recogidas en su Diario para Stella (publicado póstumamente en 1766) y con la que Swift según parece, se casó en secreto. Regresó a Irlanda y recibió las órdenes sagradas (1694). Después de trabajar un año en la parroquia de Kilroot, vuelve a Londres, donde participa activamente en la vida política, religiosa y literaria y llega a ser una de las figuras más relevantes de la ciudad durante el periodo “augusto”. Defensor primero de los whigs, en 1710 inicia una evolución que le acercará al gobierno torie, cuya política apoyó abiertamente en las páginas del Examiner. En 1714, con la caída del gobierno, sus aspiraciones políticas sufren un grave revés, por lo cual decide trasladarse nuevamente a Irlanda, donde pasará prácticamente el resto de su vida, llegando a ser deán de la catedral de San Patricio en Dublín. Su apasionada posición en favor de los irlandeses contra las condiciones de la denominación inglesa lo hizo ser considerado como casi un héroe nacional.

El nombre de Swift ha trascendido, no obstante, gracias a la excelencia de su producción literaria. En 1704, y de forma anónima, apareció su primer libro, La batalla entre los antiguos y los modernos, en el que tomó partido a favor de los “antiguos” en la reedición de la clásica querelle francesa. Tras varias publicaciones de carácter fundamentalmente satírico-religioso (Cuento del barril, 1704), político (La conducta de los aliados, 1711) y social (Modesta proposición para impedir que los hijos de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o para el país, 1726: auténtica joya del humor negro más sangrante), la obra que indiscutiblemente le aseguró la gloria literaria fue la novela Viajes de Gulliver (1726), catalogado hoy, por un sarcástico malentendido, como literatura infantil. La dimensión humorística del relato le permitió dar rienda suelta a su misantrópico desprecio y poner al descubierto la supuesta corrupción y estupidez de las religiones, de la enseñanza, de las academias, en fin, de la sociedad en general, valiéndose para ello de una amarga alegoría de la vida del ser humano: gigante entre enanos, enano entre gigantes, y víctima siempre de la maldad de sus allegados. Entre el resto de su producción merece mencionarse: Cadennus y Vanessa (1729), poema en el que inmortalizó sus amores con Esther Vanhomrigh, Versos sobre la muerte del Dr. Swift (1731), en los que revela su obsesión por la propia muerte, y El vestidor de la señora (1732).

Su vida terminó teniendo completamente perturbadas las facultades mentales, de lo que ya antes parecía haber en él indicios. Enterrado en la catedral de la que fue deán, junto al sepulcro de Stella. En su tumba, escrito por él mismo en latín, puede leerse este epitafio: “Aquí yace el cuerpo de Jonathan Swift, doctor en teología, deán de esta catedral, en un lugar en que la ardiente indignación no puede ya lacerar su corazón. Sigue, caminante, e intenta imitar a un hombre que fue un irreductible defensor de la libertad”.

Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aariasWIKIPEDIA: http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Arias_Sol%C3%ADs


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Gracias.

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