sábado, 4 de abril de 2009

Nicolás Salmerón por Francisco Arias Solis

NICOLAS SALMERON
(1838-1908)

“El punto de cita, si vale decir, en que se prepara
ese grandioso concierto, es el cerebro humano.”
Nicolás Salmerón.

LA VOZ DEL PRESIDENTE DIMISIONARIO

Nicolás Salmerón, que viene del krausismo, acepta el reto de la ciencia moderna y de la filosofía positivista que le sirve de legitimación epistemológica, para convertirse en “el representante más caracterizado de la inflexión positiva del krausismo” o, como también se ha dicho, en “cabeza de fila de los krausopositivistas”. Esta vía de conciliación y de diálogo aparece ya claramente formulada en los “Prólogos” que escribe para las obras de Draper y Giner de los Ríos.

Nicolás Salmerón nace en Alhama la Seca, provincia de Almería, el 10 de abril de 1838 y muere en la ciudad francesa de Pau, el 20 de septiembre de 1908. Discípulo directo de Sanz del Río y amigo del maestro de Ronda, Francisco Giner de los Ríos, será uno de los puntales de la escuela krausista a pesar de una dedicación política, que le irá absorbiendo cada vez más. Fundador del Partido Centro Republicano, la trayectoria política de Salmerón le llevará a las más diversas vicisitudes biográficas, desde la cárcel en 1876 a ministro de Gracia y Justicia y presidente de la I República en 1873. Salmerón dimitió de dicha presidencia por no querer firmar la sentencia de muerte de los cantonalistas de Cartagena.

Salmerón alcanzó puestos eminentes de la docencia universitaria; ganó la cátedra de Historia Universal en Oviedo, aunque no llegara a tomar posesión de la misma, y fue catedrático de Metafísica en la Universidad Central de Madrid desde 1869; así como realizó una labor de estímulo y aliento a través de numerosas empresas, entre las que es obligado destacar el Colegio Internacional (1806-1874). No olvidemos que esta experiencia es un antecedente directo de la Institución Libre de Enseñanza y así ha sido considerada por quienes se han ocupado de ella; concebida como institución privada, constituyó una mezcla de “colegio”, casa familiar y embrión de Universidad.

Es evidente que Salmerón era, ante todo, un orador y quizá esto, explica que aún no tengamos unas obras completas de este pensador, a pesar de que sus escritos abarcan por completo el arco filosófico de su época. Una exposición completa del pensamiento de Salmerón está, pues, aún por hacerse. La filosofía del presidente dimisionario no podrá entenderse nunca plenamente, si no partimos del impacto que el desarrollo del positivismo tuvo en España durante los años setenta. Las obras de su primer período revelan una fuerte impregnación krausista y espiritualista, como ocurre con las siguientes: El Pontificado y la civilización moderna, Concepto de la Metafísica y plan de su parte analítica. Pero a partir de 1875, la presencia del positivismo es patente en Salmerón, como lo podemos comprobar en el “Apéndice”, que firma con González Serrano, a la obra de Tiberghien, Ensayo teórico e histórico sobre la generación de los conocimientos humanos, así como en el “Prólogo” a la obra de Draper, Historia de los conflictos entre la Religión y la ciencia y en el que también puso a la de Hermenegildo Giner de los Ríos, Filosofía y Arte.

Es interesante destacar el importante número de discípulos de Salmerón que escribieron manuales de psicología en una dirección monista, sin contar las Lecciones sumarias de Psicología, de Francisco Giner. Casi todos los pensadores incluidos en esta línea, o bien escriben manuales de Psicología, en los que generalmente se plantea la transición de la Psicología filosófica a la científica..., o bien desde sus cátedras y escritos van a despertar la afición a su cultivo... De este modo, el krauso-positivismo influirá decisivamente... en la formación de toda una corriente psicológico- científica a fines de siglo XIX. En el epitafio del monumento funerario levantado en el cementerio civil de Madrid para dar sepultura definitiva a los restos de Nicolás Salmerón, queda constancia de la altura moral y política de su dimisión: “Dejó el poder por no firmar una sentencia de muerte”.

Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias

Te matan y después
piden perdón al cadáver.

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Gracias

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