jueves, 30 de abril de 2009

Rafael Cansinos-Asséns por Francisco Arias Solis

RAFAEL CANSINOS-ASSÉNS
(1882-1964)

“Allí me aduermo silencioso,
frente al Sur invisible
hacia el que está imantado mi cuerpo,
frente al Sur donde soy
eternamente niño.”
Rafael Cansinos-Asséns.


LA VOZ DE UN HIJO DEL SUR

“Me vuelvo hacia el Sur- escribía Cansinos-Asséns-, y veo caras tristes y hurañas; ¿por qué en la tierra más rica esas caras de indigentes?”. Y añadía: “El Sur es la efusión, la llama viva, el cielo que lanza sin cesar estrellas errantes a todo los puntos del horizonte... El Sur es la eterna seducción generosa que incita al Norte a ser florido y pródigo. Para defenderme de la aridez, yo exprimo la esponja empapada en dulzuras de mi corazón del Sur”.

Crítico, novelista y poeta, Cansinos-Asséns fue el propulsor de los movimientos vanguardistas, en especial del ultraísmo. Movimiento que nace alrededor de Cansinos-Asséns, en su tertulia del café Colonial, de Madrid. El manifiesto ultra se publicó en otoño de 1918. Lo encabezaba la firma de Cansinos-Asséns e iba firmado -entre otros- por Xavier Bóveda, Cesar A. Comet, Pedro Garfias y J. Rivas Panedas. Inmediatamente las revistas controladas por Cansinos, excelente crítico literario apoyaron el movimiento: Cervantes y Grecia. Pero el auténtico portavoz del movimiento será la revista Ultra que aparece en enero de 1921 y finaliza en febrero del año siguiente. El ultraísmo constituye una veta que influirá más o menos subterráneamente no sólo en los poetas de movimiento sino en los de la generación de los años 20, especialmente en Gerardo Diego, Juan Larrea, Pedro Salinas e incluso, tangencialmente, en el propio Juan Ramón Jiménez.

Rafael Cansinos-Asséns nace en Sevilla el 24 de noviembre de 1882. En el colegio de los padres escolapios realiza sus primeros estudios. A los once años fallece su padre. A los doce años se traslada a Madrid. Allí comienza a estudiar idiomas y entra en el periódico La Correspondencia de España.

Su primer cuento aparece en la revista literaria El Arte hacia 1898, también aparecen cosas suyas en Vida Nueva, revista de la generación del 98, dirigida por el gaditano Dionisio Pérez, y en el periódico El País.

Cansinos fue desde muy pronto un modernista convencido, colabora en Helios (1903), Revista Latina y Renacimiento (1907). Su primer libro El candelabro de los siete brazos, considerado como una de las primeras tentativas de implantar la prosa poética, data de 1914. Coincidiendo con los inicios del Ultraísmo , Cansinos pasa a dirigir la revista Cervantes, al tiempo que figura como redactor de la prestigiosa revista sevillana Grecia.

Cansinos fue el introductor en España de Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges y Miguel Ángel Asturias. “Cuando se queda sin esos brillantes huéspedes –decía Gómez de la Serna-, vuelve a su calle solitaria y le acompañan los perros de pastor que encuentra”. Entre 1918 y 1925, la estrella de Cansinos llega a su cenit. Su actividad literaria es ingente e incesante. Mantiene tertulias en viejos cafés como “El Colonial” o “El Pilar”. Autor prolífico, dio a la imprenta multitud de estudios literarios y ensayos, libros de poesía, novelas, evocaciones, etc. Entre sus novelas, citaremos: El secreto de la sabiduría, La que tornó de la muerte, La huelga de los poetas, En la tierra florida, Los sobrinos del diablo, La pobre Meca y El movimiento V.P., novela en clave que señala su ruptura con el ultraísmo. Entre sus ensayos destacan: España y los judíos españoles, Ética y estética de los sexos, Poetas y prosistas del Novecientos, El divino fracaso, El amor en El Cantar de los Cantares y la serie La Nueva Literatura. Las novelas de Cansinos representan un esfuerzo considerable de innovación. En la tierra florida exalta su nostalgia y su amor por Andalucía y Sevilla, designadas bajo los términos “la tierra florida” y “la ciudad florida”.

En 1925, Cansinos entra en La Libertad, periódico de tendencia republicana, y hasta la guerra civil sólo mantuvo una entrega semanal. En ese mismo año la Real Academia Española le otorga el premio Chirel por sus trabajos de crítica, hubo quien se opuso alegando que la Academia no podía conceder un premio a un judío, al año siguiente, el Gobierno francés le condecora con las Palmas Académicas.

Aislado de sus compañeros de generación, olvidado por los antiguos ultraístas y el grupo de Pombo, desconocido por los más jóvenes, Cansinos se va recluyendo en su desdeñosa soledad, en su divino fracaso. “En el Sur efusivo, en nuestro Sur –nos dice el poeta-, hay hombres que callan largamente, y cierran los labios, como si hubieran hecho un voto de silencio”. Cansinos va a ir sumiéndose extrañamente en un silencio que, tras la guerra civil, le vendría impuesto por el franquismo, en el informe de un tal Julio Padillano, falangista, aparece la razón para privarle del carnet de prensa: “Periodista y escritor judío, habiendo escrito varios libros y folletos en defensa del judaísmo”.

Cansinos fue siempre un hombre de ideas avanzadas. Ni la guerra ni la posguerra significaron un cambio fundamental para este escritor que llevaba ya varios años exiliado de la literatura.

Su labor a favor de lo sefardí fue gigantesca. Sin facilidades para publicar nada en España, fue envejeciendo silenciosamente, sin claudicaciones ni sarcasmos. En América que se le recordaba, se publicaron sus últimos libros: Los judíos en la literatura española, Los judíos en Sefard, Mahoma y el Corán.

Cansinos tenía al morir 81 años. En Madrid, el 7 de septiembre de 1964 emprende su último viaje: “Ávido de reposar / en ese lugar último / tibio y amplio hacia el Sur...”.

Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias


Paz y libertad.

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Gracias.

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