martes, 16 de junio de 2009

Ciro Alegría por Francisco Arias Solis

EN EL CENTENARIO DE CIRO ALEGRÍA
(1909-1967)

“La soga iba desde las muñecas hasta el arzón de la montura,
colgando en una dolorosa curva humillante.
A la Marina se le quedó el cuadro en los ojos.
Desde entonces veía al Mateo, yéndose, amarrado sin poder volver,
con su poncho morado, seguido de los gendarmes de uniformes azules.
Los veía voltear el recodo y desaparecer.”
Ciro Alegría.

LA VOZ DEL MUNDO INDÍGENA

La novela indigenista surgió en los países andinos –Bolivia, Ecuador, Perú-, en los que parece prolongarse de una manera anacrónica, en ciertos aspectos relacionados con la situación de las poblaciones indígenas, una oscura época colonial de cuño feudal, con todo lo que conlleva de abuso y sometimiento. Si bien es cierto que tanto los mestizos como los blancos consiguen con frecuencia superar los condicionamientos de la explotación y de la opresión, convirtiéndose en un gran número de casos en instrumentos de la oligarquía y del poder político, no es menos cierto que los indios continúan languideciendo en condiciones de extrema pobreza y de cruel servidumbre.

Esto explica, sin lugar a dudas, el surgimiento en la narrativa de los países mencionados de una corriente que trata la situación del mundo indígena, siguiendo las lejanas huellas de la peruana Clorinda Matto de Türner, cuyo realismo abandonan para incorporar una visión aún más cruda.

En el Perú, Ciro Alegría, es uno de los grandes novelistas de la corriente indigenista. La novela de Alegría es realista, de honda preocupación humana, resuelta, sin rodeos, encuadrada en la protesta social y política, apegada a las realidades del mundo al que se refiere, pero sin concesiones a lo horripilante, como la novela de otros escritores de esta corriente; hay en ella, por el contrario, un mesurado tono lírico que presta una base todavía más convincente a la protesta.

Ciro Alegría Bazán nace en Sartimbamba, Huamachuco, el 4 de noviembre de 1909 y muere en Chaclacayo el 13 de febrero de 1967. Recibe una educación liberal y progresista en medio de la vida casi feudal de los grande fundos del interior del departamento de La Libertad. Influye en su formación espiritual y en su inquietud interior la vida a orillas del río Marañón, que determina ciertas condiciones ambientales de trabajo y de paisaje, y las narraciones de personajes-tipo que laboran en las faenas agrícolas. Estudió en el colegio nacional de San Juan de Trujillo, donde fue discípulo de César Vallejo y en la facultad de letras de la universidad de la misma ciudad. Periodista en su juventud, tiene luego una activa participación en la vida política. Fue colaborador de los diarios peruanos La Tribuna y El Norte, y del argentino La Nación. Defendió la política revolucionaria del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana), por lo que fue encarcelado en 1934 y desterrado a Chile al año siguiente.

En el destierro en Chile, escribe las tres novelas que le dan fama en el continente: La serpiente de oro (1935), ambientada en las tierras situadas a orillas del río Marañón, Los perros hambrientos (1938), uno de cuyos capítulos sirvió de inspiración para El mundo es ancho y ajeno (1941), su obra más celebrada y, para muchos, uno de los máximos ejemplos de la narrativa indigenista. Alegría fue profesor de literatura hispanoamericana en Estados Unidos y Puerto Rico. Regresa a su país y ocupa cargos políticos, al mismo tiempo que traduce y publica cuentos de tipo indigenista.

Los personajes del escritor peruano viven en un bucólico y fortalecedor contacto con la tierra, que afirma su dimensión humana y deja sin justificación el encarnizamiento con que el abuso y el egoísmo se abaten sobre ellos.

Después de El mundo es ancho y ajeno, Ciro Alegría publica solamente un libro, Duelo de caballeros (1955), perteneciente a su primera época y, como tal, documento interesante para estudiar los orígenes de su narrativa.

Tras las muerte de Alegría, su esposa, Dora Varona, se dedicó no sólo a reimprimir las obras más conocidas del novelista, sino también a editar todo cuanto había quedado inédito: una obra notable, aunque no sea decisiva a la hora de evaluar los méritos artísticos de la narrativa de Alegría, que siguen siendo muchos. El dilema de Krause tiene como fondo la Penitenciaría de Lima, la experiencia del propio escritor como prisionero político durante el gobierno de Sánchez Cerro; Lázaro es una novela sin concluir, escrita en Cuba, de vibrantes acentos políticos. A estos libros se suman tres volúmenes de relatos: 7 cuentos quirománticos, escritos en los Estados Unidos y Puerto Rico; La ofrenda de piedra, relatos andinos, El sol de los jaguares, relatos amazónicos. En 1976 aparecieron unas interesantes memorias bajo significativo título: Mucha suerte con harto palo.

Su obra tiene ante todo un valor documental, guiada por el propósito de reivindicar al pueblo indígena, destruido económica y socialmente por el progreso. En ella encontramos también recuerdos infantiles, evocaciones de costumbres, folklore, etc. En suma, la cultura indígena con su acervo de leyendas, mitologías, formas distintas de ver el mundo, que apuntan un nuevo modo de narrar hispanoamericano, precursor del actual. Y como dijo el novelista peruano: “Con códigos y en papel sellado se ha escrito parte de la tragedia del Perú. La otra parte se ha escrito con fusiles y con sangre”.

Francisco Arias Solís

¡Necesitamos vivir en paz!

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en memoria de Mario Benedetti.
URL: http://www.internautasporlapaz.org

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