NICANOR PARRA
“Lo peor es que nosotros desaparecíamos
Teníamos que ir a veces o bien teníamos que venir
Cambiar eternamente de lugar
Eternamente cambiar de botas, cambiar de sombreros
So riesgo de ser descubiertos al fin por la policía.”
Nicanor Parra.
LA VOZ DE LA ANTIPOESÍA
Aquel martes once de septiembre, escuchaba la voz de Salvador Allende por la radio. Aquella voz ronca entre el humo y los tiros, dura ante la traición, emocionada y cariñosa cuando hablaba a su pueblo. Hablaba mientras encaraba la muerte y sabiendo el dolor que iba a inundar a su patria. Recuerdo que se dirigió a su pueblo, a los trabajadores, a las mujeres, a los jóvenes. Dijo unas frases sobre su fe en “el hombre libre que construirá una sociedad mejor”. No recuerdo bien, pero habló cada vez más ronco al decir “tengo fe en Chile y su destino”.
Después de aquellos acontecimientos dramáticos de septiembre del 73 de Chile, nada se supo por mucho tiempo del gran poeta Nicanor Parra del que dijo Pablo Neruda, triste protagonista de ese acontecimiento histórico: “La vocación poética es tan poderosa en Nicanor Parra como lo fuera en Miguel Hernández”.
“Yo no soy derechista ni izquierdista / yo simplemente rompo los moldes”, decía Nicanor Parra. Y en otra ocasión contaba: “Políticamente éramos en general apolíticos, más exactamente, izquierdistas no militantes... Yo me inclinaba por la filosofía oriental lo que me hacía sospechoso...”
A los ilustres nombres de Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Pablo Neruda hay que añadir, en el contexto de la poesía chilena del siglo XX, el de Nicanor Parra Sandoval. Nacido en San Fabián de Alico el 5 de septiembre de 1914. Es hermano de la folklorista Violeta Parra así como de Roberto Parra, folklorista también y músico trashumante. Su madre fue una modista llamada Clara Sandoval y su padre un maestro del que Nicanor heredó el nombre. Hizo sus estudios de secundaria en el Liceo de Hombres de Chillán y en el Internado Nacional de Barros Arena de Santiago. Miembro de la “generación de 1938” chilena representa, junto a sus compañeros de generación, el tipo de “poetas espontáneos, naturales, al alcance del grueso público”.
En 1937 publica su primer libro de poemas Cancionero sin nombre y en ese mismo año termina sus estudios de Matemáticas y Físicas en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.
En sus comienzos literarios forma una especie de grupo literario con los poetas Oyarzún y Millas, grupo del que surgiría aquel libro titulado Tres poetas chilenos (1942). En los comienzos de su carrera literaria y, más tarde, en ratos sueltos, Parra se interesó por el motivo de la llamada poesía popular. Este gusto popular puede verse reflejado en los versos de La cueca larga (1958) y ciertas reminiscencias del mismo con poemas tales como “Es olvido” del libro Poemas y Antipoemas (1954). Su afición por los metros populares viene refrendada y avalada por la personalidad de su hermana Violeta que con su guitarra transportó la calidad de estos versos por toda Hispanoamérica. Canciones rusas (1967), posee acentos de ternura y lirismo especialmente en los poemas de evocación a Chile. Versos de salón (1962), escrito con anterioridad, enfatiza, antipoéticamente, lo vano e ilusorio de la realidad desde la voz poética de una especie de paseante que contempla lo absurdo del teatro del mundo. En Artefactos (1972) culmina el proceso de reducción, de condensación y síntesis expresiva de Parra. De muy diferente signo son los Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977) proseguido dos años después por los Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui. Reflexiones envueltas en franciscana sencillez y puestas en boca de un santón o vagabundo que es testigo marginal de una época. Es este el resultado de una enmascaramiento del poeta para expresarse críticamente. Igual táctica se sigue en Cachureo, Ecopoemas, Guatipiques, Ultimas prédicas, series incluidas en Poesía política (1983) donde el Parra “anarquista libertario” enmascara su macabro humor bajo figuras populares carentes de prestigio y se manifiesta ante la violencia institucionalizada. Entre los títulos mas relevantes de sus últimas obras citaremos: Chistes para desorientar a la poesía (1989), Hojas de Parra (1985), Poemas para combatir la calvicie (1993), Páginas en blanco (2001) y Obras completas / & algo +.
Especialista de mecánica avanzada por la Universidad de Brown (EE.UU.) ha sido director del departamento de Ingeniería de la Universidad de Chile, así como profesor de la Universidad de Louisiana en 1966. Ha viajado por todo el mundo destacando de entre sus viajes los realizados a Estados Unidos, Inglaterra, China y Rusia.
Nicanor Parra obtuvo en 1969 el Premio Nacional de Literatura de su país, por Obra gruesa, en 1991 el Premio Juan Rulfo y en 2001 el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Ha sido postulado en varias ocasiones para el Premio Nobel.
En 1954 la aparición de su libro Poemas y Antipoemas fue un acontecimiento cultural de primera magnitud, colocando a Nicanor Parra como uno de los mejores poetas hispanoparlantes de nuestro tiempo. Parra es la contrafigura del poeta-vate, del poeta-oráculo, del poeta-profeta y se complace en poner en solfa no sólo convencionalismos estéticos muy diferentes, sino que llega a la eliminación de la estructura del poema, de su desarrollo, su estilo. Fuera de todo pedestal, distanciado desde la ironía de una realidad hueca y falsa que se complace en agredir, ha universalizado su voz sin perder su raíz chilena.
“El antipoema -decía Nicanor Parra-, que a la postre, no es otra cosa que el poema tradicional enriquecido, con la savia surrealista -surrealismo criollo o como queráis llamarlo-, debe aún ser resuelto desde el punto de vista psicológico y social del país y del continente a que pertenecemos, para que pueda ser considerado como un verdadero ideal poético”.
Nicanor Parra es popular pero no vulgar; intelectual pero no libresco; humorístico, pero no grosero; delicado, pero no atildado; crítico, pero no amargo. Y como dijo nuestro poeta: “Reconozco que se me caen las lágrimas / Volveremos a vernos / En el mar, en la tierra, donde sea”.
Francisco Arias Solís
Será vano el intento de humanizar las guerras. Lo humano es evitarlas.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en memoria de Mario Benedetti.
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