PATRICIO DE LA ESCOSURA
(1807-1878)
“Y oprimiendo contra el pecho
a un niño ya moribundo;
sumida en dolor profundo
una mujer en la venta
te olvida, guerra cruenta:
sólo al hijo ve en el mundo.”
Patricio de la Escosura.
LA VOZ ROMÁNTICA DESTERRADA
En una primera época la novela histórica liberal, y hasta que se politiza abiertamente en dirección al republicanismo o a un cierto socialismo, es cultivada por el asturiano Patricio de la Escosura, militar, dramaturgo, político que sufrió varios destierros, además de poeta romántico. Escosura trata la Historia medieval en el Conde de Candespina (1832) y el tema del pastelero de Madrigal en Ni rey ni Roque (1835). En El Patriarca del Valle (1846-1847) a vuelta con una historia más o menos folletinesca, el autor logra embutir parte de la historia liberal de su época.
Patricio de la Escosura Morrogh López de Porto Walcott nace en Madrid el 5 de noviembre de 1807. Durante la Guerra de la Independencia su familia se traslada a Lisboa y luego a Valladolid, donde cursa estudios en el muy ilustre Colegio de San Gregorio.
Regresado a su ciudad natal en 1820 estudia Moral y Leyes en la Universidad de Madrid y completó su formación asistiendo a las clases de literatura de Don Alberto Lista, en donde conocería a sus grandes amigos Espronceda y Ventura de la Vega.
Forma parte con sus amigos de la sociedad de “Los Numantinos” y se indigna como ellos, por el ajusticiamiento de Riego en 1823. Con motivo del juicio a que fueron sometidos, Escosura emigró a Versalles, París y Londres.
Hace carrera militar, como Ros de Olano, e ingresa en 1827 en la Academia de Artillería, de donde sale con destino a Valladolid a las órdenes de O’Donnell. Vuelve, destinado a Madrid, y con motivo de la muerte de Fernando VII Escosura acompaña al cadáver al Panteón de El Escorial, al mando de dos piezas de artillería. Fue ayudante de campo de don Luis Fernández de Córdova, y –con motivo del Motín del la Granja, cuando su jefe fue separado del servicio- se retiró de la milicia con el grado de capitán.
Toma parte desde entonces en las tertulias de “El Parnasillo”, y, en su activa militancia literaria de entonces, llegó a ser Presidente del Liceo en 1840. Su participación política en el Partido Liberal le lleva a ser responsable político de Guadalajara y a enfrentarse con el pronunciamiento de Septiembre de 1840. Victoriosos los pronunciados, Escosura huye a Valencia y de allí a París, donde vuelve a estar tres años exiliado.
Gracias al pronunciamiento de 1843, regresa Escosura a Madrid y es nombrado para altos cargos de la administración. Juega un papel importante en la génesis de la Guardia Civil. En 1847 es nombrado Ministro de Gobernación.
Diputado en Cortes y miembro de la Real Academia realiza una labor meritorio fruto de la cual fue la publicación de su obra más renombrada El Patriarca del Valle, en la que no sólo narra las vicisitudes políticas del liberalismo español, sino que nos hace penetrar en la vida de las reuniones literarias de Madrid de 1830.
Su paso del partido moderado al progresista inicia su declive político pese a una etapa floreciente en la que es nombrado Embajador en Lisboa (1851) y, de nuevo, Ministro de Gobernación en enero de 1856. Su enfrentamiento con O’Donnell precipita su dimisión.
Escosura destaca, sobre todo, como autor teatral, con obras como La Corte del Buen Retiro (1837), Bárbara de Bomberg (1837), Las mocedades de Hernán Cortés (1844) y Don Pedro Calderón de la Barca, que se estrenó en un aniversario de la muerte del dramaturgo, el 25 de mayo de 1867, en el Teatro de la Zarzuela. Esa noche el autor tuvo que saludar varias veces y la obra mereció críticas muy positivas. Además de los dramas históricos citados, Escosura escribió comedias como Las flores de Don Juan, El amante universal, etc. Fue también crítico e historiador literario, y en estas actividades destacan sus estudios sobre Calderón. Se hizo muy célebre su poema “El Bulto Vestido de Negro Capuz”, que sufrió numerosas imitaciones posteriores.
En 1863 es nombrado Comisario de España en Manila, y, diez años más tarde, Embajador en Alemania, donde empieza a resentirse su salud. Es relevado de su puesto con la proclamación de la I República. Escribe sus memorias de Comisario en Manila bajo el título de Recuerdos de Filipinas (1877) y es esta su última contribución importante a las letras españolas.
Desengañado y solitario, tras una vida de permanente agitación y lucha, muere Patricio de la Escosura en Madrid, el 22 de enero de 1877. Y como dijo nuestro poeta. “Del suspirado día mensajero / el crepúsculo pálido termina / una mañana del helado enero”.
Francisco Arias Solís
La libertad no la tienen los que no tienen su sed.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en memoria de Mario Benedetti.
URL: http://www.internautasporlapaz.org
martes, 23 de junio de 2009
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