RAFAEL GUILLÉN
“Yo sé que es mía esta tierra
que ha de ser mi sepultura;
que también mi pena es mía
aunque no tenga escritura.”
Rafael Guillén.
LA VOZ DE UNA ENVIDIABLE LIBERTAD
Rafael Guillén, casi sin darse cuenta, ha ido barruntando a través de su poesía, un tema esencial –el del tiempo y el espacio-, que intenta ahondar, al escribir un poema experimental en el que se pretende “una iluminación sucesiva y sistemática de todos los límites –espacio, tiempo, movimiento... “.
Para muchos, Rafael Guillén pasa por un poeta dedicado a cantar, de modo casi exclusivo, el amor humano. No sería poca cosa, desde luego. Al margen de las modas, éste es una de las constantes principales de la poesía de todos los tiempos y meridianos. Pero Guillén, como siempre, sublimará, poco a poco, el tema, y lo irá ligando a situaciones límites del ser humano: a la nada, al tiempo, a la soledad, a la muerte, a Dios, a los misterios de la vida.
El poeta se ha sentido atraído desde sus primeros versos por la mujer. Le basta una muchacha triste en una esquina nocturna, profesando “la alegría del que paga al contado”, para soñarla “contando mariposas” y “estrenando un blanco lino”, hasta decirle: “No sé muchacha triste, qué nube de qué otoño / te sembró de alfileres la paz de la mirada”.
Rafael Guillén nació en Granada el 27 de abril de 1933. Fundó y ha dirigido, junto con José García Ladrón de Guevara, la colección poética Veleta al Sur. Colabora en importantes revistas europeas y americanas y sus poemas y artículos han sido traducidos a varios idiomas. Ha viajado por Europa América, Asia y Africa. Ha obtenido entre otros los premios “Leopoldo Panero”, “Guipúzcoa”, “Boscán”, “Ciudad de Barcelona“ y dos internacionales en New York y Guatemala. En 1994 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura por Los estados transparentes. En el 2003 se le concede el Premio de la Crítica Andaluza. Posee la Medalla de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de Granada, es miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada y Medalla de Oro de la Ciudad Entre los títulos más destacados de su obra se cuentan: Antes de la esperanza, Ríos de Dios, Pronuncio amor, Elegía, Cancionero-guía para andar por el aire de Granada, El gesto, Hombre de paz, Tercer gesto, Apuntes de la corrida, Amor, acaso nada, Los vientos, Límites, Gesto segundo, Antología poética, Los estados transparentes, Vasto poema de la resistencia, Mis amados odres viejos, El manantial, Variaciones temporales, Las edades del frío, Estado de palabra, Signos en el polvo y Los dominios del cóndor.
Rafael Guillén busca su universalismo sin desligarse de su tierra. Guillén, como buen granadino, se sienta a solas en su ventana, de cara a las nieves de la Sierra, en un sillón de “hombre en paz”, o se pierde a solas, por las callejas granadinas, por los recovecos del silencio albaicinero. Por eso Rafael, cancionero y guía para andar por el aire de Granada, conocedor de ese aire que desde niño ha respirado, granadino hasta los huesos, andaluz de pura cepa, se va haciendo universal, escarbándose por dentro los propios sésamos, los propios límites, sin buscarse otra aventura.
Rafael Guillén es un poeta que domina a la perfección la técnica poética. Es un autodidacta que no tiene ni siquiera el bachillerato, pero que domina el idioma, tiene un lenguaje propio, conoce y respeta la sintaxis como pocos. Se queja de que, a veces, incurre en lo didáctico. Que afirma mucho. Que se está haciendo un ideólogo, un ensayista en verso. Añora el sentimiento de sus comienzos, como si el sentimiento fuera el supremo de los caminos.
Es interesante la concepción de la muerte de Rafael Guillén. Su desolación de niño que, un día cualquiera, se encuentra de repente al otro lado de la valla de ese lugar en que están los desterrados, los muertos. “Hay que amar a los muertos, comprenderlos”, nos dirá volviéndonos los ojos.
Es mucho lo que separa a la poesía de Rafael Guillén –poeta de Granada, poeta de Andalucía de la nieve y del silencio- de la poesía cálida y vegetal de la Andalucía del río grande y la bahía. En Rafael late lo íntimo de la vida. La soledad. La luz, la desesperanza... No en vano, dijo el poeta granadino: “Sólo acierta en amor quien se equivoca / y entrega mucho más de lo que entrega”.
Francisco Arias Solís
No disparar donde haya niños. Stop.
En la gloria no necesitamos más ángeles.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en memoria de Mario Benedetti.
URL: http://www.internautasporlapaz.org
domingo, 14 de junio de 2009
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