ERNST THEODOR AMADEUS HOFFMANN
(1776-1822)
“La música comienza donde acaba el lenguaje.”
E. T .A. Hoffmann.
LA VOZ DE LOS CUENTOS FANTÁSTICOS
Ernst T. A. Hoffmann es autor de cuentos cuya reputación acaso se haya conservado más en el extranjero que en Alemania, su propio país. A los románticos franceses fue aquello debido principalmente, pues vieron en su originalidad y en sus fantasías a uno de los suyos, del cual podía sacarse partido. Les aportaba un elemento útil: lo raro, lo fantástico, lo que parecería a veces, confinar con la locura, al lado del sencillo, ingenuo y bonachón idealismo alemán de las noches de luna pasadas entre suspiros y lágrimas o entre alborotadas expansiones en que el alcoholismo tenía una gran parte, cuando no le daba por ser tétrico y terrible. Y esto son los cuentos de Hoffmann; tan pronto una narración color de rosa, con tipos y diálogos de un idealismo soñador completamente imposible, como un relato delirante que amontona impresiones cuyo único propósito parece ser producir en los lectores de buena fe escalofríos de terror, junto con una curiosidad constantemente excitada por las aventuras. Ya hoy no lo consigue tan fácilmente, pero sí parece haberlo logrado de sus contemporáneos, mientras el ría mefistofélicamente, y aumentaba con un vaso más sus delirios, a modo de lo que hizo Edgar Allan Poe, y como él lo pagó con una muerte prematura. Tenía un fondo de poeta sutil e ingenioso y de narrador que unas veces sabía interesar verdaderamente, y otras era lento, inverosímil, y acababa por hacerse pesado. Por su predominio de la fantasía y cierto carácter morboso y sentimental, se considera como uno de los precursores del romanticismo.
En su obra total se ve la influencia de países extranjeros y de sus literaturas, de los cuentistas italianos y de los novelistas españoles, y él mismo cita a Cervantes, a Calderón, a quien llama suyo, y aun a un poeta no demasiado conocido como Arriaza, de quien copia en castellano versos que parecen entusiasmarle tanto como a sus contemporáneos de España. Uno de los cuentos de este autor alemán nos narra las últimas aventuras del perro Berganza, que le sirven para aplicar la sátira cervántica a su país.
Ernst Theodor Amadeus Hoffmann nace en Königsberg el 24 de enero de 1776. Hijo de un abogado aunque tras la separación de sus padres en 1778 se crió con la familia de su madre. Abogado de profesión, fue también director artístico de teatro, decorador, dibujante, crítico y, sobre todo, compositor musical y director de orquesta. Su admiración por Wolgang Amadeus Mozart le llevó a cambiar su tercer nombre Wilhelm, por Amadeus. Compuso varias piezas para piano, lieder, sinfonías, obras religiosas y óperas (Ondina, 1816). En 1814 volvió a la administración civil prusiana en Berlín y ejerció como juez hasta su muerte, ocurrida el 25 de junio de 1822.
Sus novelas y narraciones son de carácter romántico: el autor mezcla la realidad con la fantasía, presentándonos un mundo en que los objetos se metamorfosean en personas y éstas en objetos. Domina el tono irónico y grotesco, en un ambiente de angustia y de terror, consecuencia de las contradicciones entre el espíritu y la vida. Para él la literatura es ante todo misterio –en este sentido influye en escritores como Baudelaire-. Donde más destacó su gran personalidad fue con sus cuentos fantásticos en los que se mezclan el misterio y el horror, que han alcanzado fama universal. En ellos crea una atmósfera de pesadilla alucinante en ocasiones, tocando temas como el desdoblamiento de la personalidad, la locura y el mundo de los sueños. Ejerció gran influencia en particular en Victor Hugo, Edgar Allan Poe y el primer Dovstoievski. Entre su producción literaria merecen destacarse; Fantasías a la manera de Callot (1814-1815), Los elixires del diablo (1815), novela popularizada por la ópera de Offenbach Los cuentos de Hoffmann, Horas nocturnas (1817), Los hermanos Serapión (1819-1821), Las opiniones del gato Murr sobre la vida (1820-1822), en las que el protagonista, trasunto animal del autor, cuenta su juventud, y La princesa Brambilla (1821). Y como dijo el autor alemán en uno de sus cuentos: “Bien sabes lo que pienso acerca de las historias de fantasmas, bien sabes que estoy en contra de todos los visionarios”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
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Gracias.
jueves, 1 de mayo de 2008
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