EL LLANTO DE LA GUITARRA
“Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.”
Federico García Lorca.
EL CANTE FLAMENCO
“Una de las maravillas del cante jondo –nos dijo Federico García Lorca-, aparte de la esencial melódica, consiste en los poemas”. Poesía, música y ritmo se conjuntan para expresar acordes del mundo íntimo del cantaor. Lo más verdadero de su ser. Su verdad que salta a los labios. Para cantar como quiere. Para cantar la verdad.
Antonio Machado nos había dicho: “Si vais para poetas, cuidad vuestro folklore. Porque la verdadera poesía la hace el pueblo. Entendámonos la hace alguien que no sabemos quién es...” Y adrede cita un cante de esta vieja tierra del Sur: “Tengo una pena, una pena, / que casi puedo decir / que yo no tengo la pena: / la pena me tiene a mí”.
Lo que el cante flamenco expresa son sentimientos a intuiciones radicales del hombre; de ahí esa profundidad u hondura que le valió el epíteto de jondo. En virtud de esa inspiración profundamente humana, el cante flamenco es universal, a la vez que español y andaluz.
El cante flamenco suele impresionar por su espontaneidad, desnudez y simplicidad. Su lenguaje es el de todos los días, que es el lenguaje de la emoción sincera. En el cante flamenco hay un grito para cada dolor, una sonrisa para cada esperanza, una lágrima para cada desengaño, un suspiro para cada recuerdo.
En esta vieja tierra del Sur cuando la guitarra acompaña la soledad o soleá; ella misma parece que se queja y llora. Y como dijo Federico: “Es imposible / callarla. / Llora por cosas lejanas”. Llanto sin lágrimas. Como dice una cante del siglo XIX: “Las fatigas que se cantan / son las fatigas más grandes, / porque se cantan llorando / y las lágrimas no salen”.
Todos los sentimientos, todas las grandes ideas que constituyen la inspiración están expresadas en el flamenco, con una sobriedad y maestría que no puede por menos de llamar la atención. No hay nada más profundamente poemático que los tres versos de esta siguiriya: “Si acasito muero mira que te encargo / que con las trenzas de tu pelo negro / me ates las manos”.
Escribir en España no es llorar, es morir. El autor del Primer cancionero de coplas flamencas, Manuel Balmaseda, murió de hambre. Este trabajador era prácticamente analfabeto, tuvo que salir de Sevilla en busca de trabajo y murió en Málaga, donde tampoco lo encontró, sumido en la miseria. Balmaseda es el autor de este letra : “Si el queré era bueno o malo / a un sabio le pregunté / y el sabio no había querío / y no supo respondé”. Y también, de esta otra: “Era jondito y sin soga / el pozo donde caí , / y por más voces que daba / nadie me sacó de allí”.
Tienen los cantes de Balmaseda un aire popular inconfundible y son los que van mejor con el patetismo melancólico del cante flamenco. Su melancolía es tan irresistible que a todos nos producen un llanto íntimo y nos hacen exclamar: ¡Pobre Balmaseda! ¡Pobre poeta! Su hambre y su angustia harían llorar a la guitarra: “Es inútil callarla. / Es imposible / callarla”.
Francisco Arias Solís
Ningún hombre considera que su situación es libre si no es al mismo tiempo justa, ni justa si no es libre.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en homenaje a Benedetti.
URL: http://www.internautasporlapaz.org
Nos gustaría contar con la participación de numerosos poetas.
Gracias.
martes, 13 de octubre de 2009
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