AGUSTIN DE MONTIANO Y LUYANDO.
(1697-1764).
“Tu demanda falaz voló ligera
hasta llegar a mí, de boca en boca,
en la voz de ese pueblo que la grita,
como el último horror de tus maldades.”
Agustín de Montiano y Luyando.
LA VOZ DEL DIRECTOR PERPETUO
DE LA ACADEMIA DE LA HISTORIA.
Montiano y Luyando publicó su primer discurso sobre las tragedias españolas en 1750, acompañado de la Virginia, y en 1753 aparecía el segundo discurso, unido al Ataúlfo.
Entre los títulos más relevantes de este autor se cuentan Discurso sobre las tragedias (1750), Discurso II (1753), El robo de Dina (1727), Égloga de Lisardo y Palemón, y unas Octavas a San Estanislao de Kostka.
Agustín de Montiano y Luyando nació en Valladolid el 28 de febrero de 1697; sus padres se llamaban Francisco Antonio de Montiano y Manuela Luyando, ambos de ilustre origen. Estudió Gramática, Retórica y Poesía latina en el Colegio de San Ambrosio de Valladolid hasta que, muertos sus padres, hubo de trasladarse a Zaragoza, donde su tío don Agustín Francisco de Montiano era ministro de la Audiencia de Aragón. Cursó, entonces Filosofía en el Colegio del Padre Eterno; siguió luego el estudio de las Leyes y fue alumno de don Blas Antonio Nasarre. Pero la guerra llegó a Zaragoza, y como su tío hubiera de trasladarse a Valladolid, le siguió Montiano, continuando sus estudios en el Colegio del Arzobispo de Salamanca. Desde allí salieron el magistrado y su sobrino para Mallorca, donde residieron largo tiempo, hasta que en 1727, destinado don Agustín Francisco a Madrid, le siguió igualmente los pasos, acompañándole hasta que falleció su protector.
Viendo pocas facilidades en Madrid, pasó a Sevilla; pero, protegido por el ministro Patiño, se coloca como Secretario de la Junta de Comisarios españoles e ingleses, con lo que vuelve a la Corte. Al cesar esta Junta, se le nombró (1735) para desempeñar una plaza en la primera Secretaría del Despacho Universal del Estado. Había contraído matrimonio el año anterior con doña María Josefa Manrique, camarista de la Reina.
Ya era académico supernumerario de la Española (1737), cuando, apoyándose en una Junta que se reunía en la casa de don Julián Hermosilla, fundó la Academia de la Historia, que le eligió por primer director el 27 de abril de 1738, proponiendo a los pocos días que se comenzara a trabajar en un Diccionario histórico-crítico de España, comprendiendo que la flamante Academia de la Historia no podía subsistir por sus propios medios, obtuvo el apoyo real, mereciendo de aquella corporación que, excepcionalmente se le designara director perpetuo. En 1746 era Secretario de la Cámara de Gracia y Justicia de Castilla.
La estimación que por doquiera mereció la persona de Montiano y Luyando queda reflejada por su nombramiento de individuo de la Academia de los Arcades, con el nombre de Leghinto Dulichio; académico de honor y luego conciliario de la de Bellas Artes, siendo elegido, en 1759, para la Academia Imperial de Ciencias de San Petersburgo. Agustín de Montiano y Luyando murió en Madrid el 22 de junio de 1764, con gran sentimiento de cuantos les conocían. Y como dijo este autor neoclásico: “Ese pueblo que ves, que me acompaña / y el que feroz, a nuestra acción atiende, / no ha de asistir a tu sentencia inicua.. “
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
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Gracias.
lunes, 21 de enero de 2008
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