sábado, 12 de enero de 2008

GREGORIO MARTINEZ SIERRA POR FRANCISCO ARIAS SOLIS

GREGORIO MARTINEZ SIERRA
(1881-1947)

“Gregorio: nada al cantor determina
como el gentil estímulo del beso;
gloria al sabor de la boca divina.
¡La mejor musa es la de carne y hueso!
Rubén Darío.

LA VOZ DE LA FIRMA MARTINEZ SIERRA

Gregorio Martínez Sierra, con la colaboración no declarada de su esposa María de la O Lejárraga, ha producido muchas obras rebosantes de ternura optimista. A Martínez Sierra le dedicó el maestro Rubén Darío su bellísima Balada en honor de las musas de carne y hueso.

Hoy los libros de historia de la literatura recuerdan a Gregorio Martínez Sierra como una figura decisiva para entender la génesis del modernismo español, por su infatigable labor al frente de revistas de primer orden como Vida Moderna, Helios, o Renacimiento y también por su dedicación a empresas editoriales que marcaron toda una época, como Renacimiento y La Estrella; pero a la vez hay que resaltar que fue uno de los directores teatrales más innovadores del momento y un introductor constante de las novedades escénicas europeas. Es calificado por Sainz de Robles como “el mejor director artístico que ha contado el teatro español”. “Mi marido -escribía María de la O Lejárraga-, mientras yo emborronaba cuartillas con lirismos vendidos se ocupaba de fundar y organizar la primera de sus empresas editoriales”.

Gregorio Martínez Sierra nace en Madrid. en 1881. Fue director del teatro Eslava de Madrid, desde 1917 hasta 1925. Desde 1931 Gregorio Martínez Sierra reside en Estados Unidos y Argentina, donde dirige la sección hispánica de la producción Fox. Muere en Madrid el 30 de septiembre de 1947.

Gregorio comienza publicando versos modernistas Flores de escarcha y Horas de sol. La obra literaria de María Lejárraga, bajo el nombre de Gregorio Martínez Sierra, es copiosa, tanto en el campo de la novelística como en el de la dramaturgia. Su novela Tú eres la Paz, publicada en Barcelona en 1909, constituyó un best-seller. En 1919 la novela fue adaptada para la escena con el nombre de Madrigal. Tú eres la paz forma parte del trío de novelas largas de la firma Martínez Sierra, con La humilde verdad (1904) y El amor catedrático (1910). La primera obra que lograron llevar a un escenario, en 1907, fue Vida y dulzura, escrita en colaboración con Santiago Rusiñol. En 1908, con éxito moderado, se estrenó Juventud, divino tesoro y un año después La sombra del padre. El primer éxito importante llega con El ama de la casa en 1910. Poesía de lo cotidiano, plagada de sentimentalismo, de ingenuo idealismo a veces, de optimismo y entusiasmo ante la vida, de moralina templada que preconiza reformas poco dramáticas, formuladas siempre con suma moderación, de los sistemas sociales anticuados con el fin de aliviar la situación de los desheredados y en especial de la mujer. La fórmula, con ligeras variantes, puesto que aquí las protagonistas son monjas de clausura, se asienta definitivamente con el éxito más emblemático de la firma Martínez Sierra, Canción de cuna, fábula de una niña abandonada en el torno de un convento que viene a ser hija de la comunidad que la ampara, hasta su matrimonio. Fue estrenada en el teatro Lara el 21 de febrero de 1911 y recibida por la crítica como “obra modernísima”, que “tiene como principal mérito el rarísimo de la originalidad”, verdadero “teatro de arte, de poesía, de emoción”. También fueron éxitos: Amanecer, El arte de amar, La adúltera, Sueños de una noche de agosto, El corazón ciego, Rosina es frágil, Cada uno y su vida, Mujer, Mamá, Para hacerse amar locamente, Madame Pepita, Don Juan de España, La torre de marfil y Triángulo. Al lado de estos títulos de piezas puramente teatrales hay que destacar los libretos que, en colaboración con los principales músicos del momento, dieron lugar a piezas escénicas tan memorables como El amor brujo y El corregidor y la molinera, de Falla; Las golondrinas, de Usandizaga o Navidad, de Turina.

Manuel de Falla fue un gran amigo de María Lejárraga. Aceptó el humor de María de buen grado, quien le llamaba en andaluz Don Manué o Mi don Manué, y al genial músico le debía hacer tanta gracia como para firmarse él en sus cartas a María, D. Manué y alguna vez añadió (“er de las músicas”). En las cartas de la primera parte del año 1915, hay constantes referencias a la composición de El amor brujo. Los originales del libreto de El amor brujo están manuscritos de puño y letra de la escritora.

María de la O Léjarraga al proclamarse la Segunda República, el 14 de abril de 1931, se incorpora al campo de la política. Con su acta de diputada por Granada, el 19 de noviembre de 1933, María iba a dar salida a sus más ardientes inquietudes: llevar la cultura al pueblo, la asistencia sanitaria y reivindicar para la mujer a todos los niveles el papel relevante que le correspondía. Esta vez se trataba de hacer propaganda electoral: “Acaso hubo en mi madurez un momento en que sentí cansancio en tarea habitual. Y para ahogar tu voz, que me mandaba seguir escribiendo, me lancé a hablar”. Está hablando a su conciencia, pero en realidad en su subconsciente se dirige a Gregorio Martínez Sierra, con el que siempre dialogó a pesar de su separación y lejanía. Horas serenas, titula María, sus memorias vividas junto a Gregorio, que finalmente las tituló el editor Gregorio y yo, y que son un canto a la memoria de su “amado esposo”, a quien jamás descalificó. Y como dijo la voz de la firma Martínez Sierra: “Acaso ellas lo lean en un día / de más honda tristeza, / y suspirando agradeciéndotelo, / perfilen una flor para el poeta”.

Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
WIKIPEDIA: http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Arias_Sol%C3%ADs
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