FERNÁN PÉREZ DE OLIVA
(1494-1533)
“El gran misterio de las Letras nos da facultad de hablar
con los ausentes, de escuchar ahora , a los sabios antepasados
las cosas que dijeron.”
Fernán Pérez de Oliva.
LA VOZ DE UN HUMANISTA RENACENTISTA
El maestro Pérez de Oliva, como se le suele nombrar, es un típico representante del humanismo renacentista durante el reinado de Carlos V, y de ello es manifestación evidente su múltiple y variada obra, por la que sobresale en campos muy distintos. Según los documentos de la época, sabemos que era versado en geometría, cosmografía, física, aritmética y arquitectura; como arquitecto contribuyó al arreglo de la Biblioteca de la Universidad salmantina e intervino en las obras del Colegio del Arzobispo.
Fernán Pérez de Oliva nació en Córdoba en 1494 y murió en la misma ciudad en 1533. Por su ciudad natal siempre tuvo un inquebrantable cariño, bien patente en su proyecto de hacer navegable el Guadalquivir de Córdoba a Sevilla (Razonamiento sobre la navegación del río Guadalquivir, 1524). Había estudiado en Córdoba y en las universidades de Salamanca y Alcalá; continuó después sus estudios en París y Roma. Al morir el papa Adriano VI, que le había tomado bajo su protección, regresa a España, instalándose en Salamanca, donde explicará Filosofía natural y Filosofía moral; se le concederá definitivamente la cátedra de Durando en 1530. A pesar de su juventud, fue nombrado rector de la Universidad en 1529. Pérez de Oliva no publicó ninguna de sus obras en vida, siendo editadas en 1589 pro su sobrino Ambrosio Morales.
En el campo de la literatura destaca Pérez de Oliva, como autor de varias poesías y de una serie de traducciones libérrimas de los dramaturgos clásicos: El renacimiento de Hércules, La venganza de Agamenón, Hécuba triste. Si estas obras no tuvieron gran repercusión en la dramática de la época, sí son interesantes porque suponen un intento de aplicar el castellano a asuntos que antes se habían tratado en latín. Desde un punto de vista autobiográfico y de época, tiene mucho interés el Razonamiento que hizo en Salamanca el día de la Lición de oposición a la cátedra de Philosophia moral. Un aspecto interesante y poco conocido es su labor como historiador de Indias, debido a que las dos obras que nos dejó han permanecido ignoradas hasta muy entrado ya el siglo XX: una de ellas es Algunas cosas de Hernán Cortés y México, y otra, la Historia de la invención de las Indias, publicada por primera vez en 1965.
Aun con haber sobresalido en tantos campos, creemos que el terreno más propio del maestro Oliva es el de la filosofía, en cuyo ámbito participaba de la influencia aristotélica común a la época, si bien amasada con el influjo neoplatónico, tan importante durante el Renacimiento, como puede apreciarse en su estilo literario y en la forma de sus escritos, más próximos a Platón, e incluso a Cicerón, que a Aristóteles. De sus obras filosóficas, sólo se nos han conservado el Discurso de las potencias del alma y del buen uso dellas y el Diálogo de la dignidad del hombre. En ella encontramos el germen de la teoría renacentista de la libertad.
El argumento de Diálogo de Pérez de Oliva gira en torno a esta idea profundamente renacentista, presente ya en su Discurso de las potencias del alma, cuando al definir el libre albedrío lo hace como “aquel por cuyo poderío es el género humano señor de si mismo, y cada hombre tal cual el quisiere hacerse”. El Diálogo viene a ocupar en nuestras letras un lugar parecido a la Oración de la dignidad del hombre de Pico della Mirándola, en las italianas. Si bien, la intención filosófica en el Diálogo es más modesta, aunque, sin género de duda, de lectura más viva e interesante.
La importancia del Diálogo de la dignidad del hombre en nuestra historia de filosófica, siendo el valor fundamental, su significación dentro de la historia de la lengua para una filosofía hecha y escrita en castellano. La mayoría de las obras filosóficas o teológicas del siglo XVI están escritas en latín, el Diálogo es una excepción, y una excepción importante dentro de la lengua castellana como lengua filosófica.
Francisco Arias Solís
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