domingo, 8 de noviembre de 2009

Fray Diego José de Cádiz por Francisco Arias Solís

FRAY DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ
(1743-1801)

“La obediencia y la rectitud de intención
en la batalla te pondrán en las manos los trofeos
de vencedor, y ceñirán tus sienes con el laurel de la víctimas”
Fray Diego de Cádiz.

LA VOZ DE LA REACCIÓN

Los franceses representan el mal absoluto y, por ello, todos los medios de lucha contra tales enemigos de la humanidad están justificados. Así se expresa fray Diego en el prefacio de su obra: “Dios, su Iglesia, su Fe , su Religión, sus Leyes, sus Ministros, sus Templos, y todo lo más sagrado, el derecho de gentes, el respeto debido a los soberanos, y aun el fuero siempre inviolable de la humanidad, se hallan injustamente violados, impíamente desatendidos, y sacrílegamente atropellados en ese desgraciado reino por una multitud de hombres cuyo proceder lo acredita de hijos de Lucifer, y miembros perniciosos de tan infame cabeza”. Es indudable que se está refiriendo con tales epítetos a los representantes políticos de la Revolución francesa, como claramente lo especifica un poco más adelante: “Sí, la Asamblea de Francia, aquella multitud de hombres infames, sediciosos y perversos, que se unieron y congregaron para formar conciliábulo contra el Señor de los Cielos y contra su Cristo en la tierra; éstos, que con bárbara impiedad se concentraron entre sí, y con más que temerario arrojo profirieron: Rompamos de una vez los vínculos más Sagrados de sus Leyes, de sus soberanías y de sus fueros, sacudamos y arrojemos para siempre de nuestros hombres el yugo de la subordinación y de su necesaria obediencia”. Ahí tienen su origen los impíos deseos de libertad y de igualdad, que sólo pueden ser combatidos por una vuelta a la virtud básica de la obediencia. No puede extrañarnos que toda la última parte de su escrito esté dedicado a la obediencia, para la que tiene todos los mayores elogios.

El capuchino fray Diego José de Cádiz o beato Diego José de Cádiz , cuyo nombre de pila era José Francisco López Caamaño y García Pérez, nació en Cádiz el 30 de marzo de 1743 y murió en Ronda el 24 de marzo de 1801. De familia ilustre, ingresó en el noviciado de los Hermanos Menores Capuchinos de Sevilla y ordenado sacerdote en Carmona. Fue un fogoso orador que atacó a Lorenzo Normante en 1786, denunciando la Sociedad Aragonesa de Amigos del País por su defensa de la utilidad del lujo y sus teorías sobre los inconvenientes de la vida monástica. Fray Diego José de Cádiz constituye una pieza clave de la reacción anti-ilustrada. Junto a sus Sermones y discursos y otros libros referentes a temas religiosos, hay que destacar su obra El soldado católico en la guerra de religión (Barcelona, 1794). Fray Diego José de Cádiz fue beatificado por el Papa León XIII en 1894.

Su obra está impregnada de carácter bélico de cruzada religiosa. Fue redactada durante la guerra contra la Convención francesa entre 1793 y 1795. Es, precisamente, ese carácter bélico el que hace la obra tan aprovechable para los intereses absolutistas durante la guerra de Independencia, lo que explica sus exitosas reediciones en aquellos años (Cádiz, 1813; Madrid, 1814), cuando hacía ya largo tiempo que fray Diego había muerto. En este sentido su obra es un paso fundamental en lo que se ha llamado el enfrentamiento de las “dos Españas”, que en él deja de ser una cuestión teórica para convertirse en elemento de lucha política. Podemos decir que fray Diego participó en la guerra franco-española (1793-1795), utilizando su libro como arma de combate, y ése es el sentido que le darán sus continuadores durante los años de 1808 a 1814. Fray Diego José de Cádiz fue beatificado por el papa León XIII en 1894.

Esta interpretación difiere muy poco con la que hace Javier Herrero de esta singular figura: “En realidad, para fray Diego, son los revolucionarios franceses, en quienes culmina la maldad del siglo: para sus sucesores, veinte años más tarde, serán los liberales”.

Los argumentos y la disposición anímica de fray Diego es la que asumirán los religiosos absolutistas en la lucha contra los soldados napoleónicos durante la guerra de Independencia, y esto parece así corroborado por quienes han estudiado el tema. El padre Paradas dice: “Aquel período de restauración tuvo su orador inspirado y vehementísimo en la lengua de fuego de aquel apostólico misionero capuchino, fray Diego de Cádiz”. La conclusión que se impone es que la labor del fogoso orador fue decisiva para dar vida concreta de carácter político y militar a la España que defendía el absolutismo como un elemento consustancial al catolicismo tradicional en nuestro país, encarnando el mito de una España integrista y reaccionaria.

Francisco Arias Solís

Donde mora la libertad, allí está mi patria.

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en homenaje a Benedetti.

URL: http://www.internautasporlapaz.org

Nos gustaría contar con la participación de numerosos poetas.

Gracias.

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