martes, 19 de enero de 2010
Roberto Ruiz por Francisco Arias Solís
ROBERTO RUIZ
“Culturalmente, la República vive y alienta hoy,
como vivía y alentaba entonces. Franco ganó la guerra
en el campo de batalla, pero la perdió en el campo
de la cultura. La mejor prueba de que ha sobrevivido
la cultura republicana es que estamos hablando de ella;
en cambio, de la retórica triunfalista y seudo- cristiana
del franquismo no quedan ni las cenizas.”
Roberto Ruiz.
LA VOZ DEL EXILIO INFINITO
El novelista Roberto Ruiz pertenece a la generación más joven del exilio, junto a otros como Clemente Airó, Francisco Fe Alvarez, Ricardo Bastid, Manuel Lamana.., Cooperó en el quehacer de Las Españas, la revista de mayor prestigio del exilio. En la revista Presencia coincide con Francisco González Aramburo, Carlos Blanco, Inocencio Burgos, Manuel Durán, Ángel Palerm, Tomás Segovia, Claudio Esteva Fabregat, Luis Rius y Ramón Xirau, entre otros. También colabora en la revista Diálogos y, después, lo haría en Ínsula y El Urogallo. “Mis personajes suelen ser gente sencilla -nos confiesa Roberto Ruiz-, aprisionada en sus propios límites o en los de sus circunstancias. Mis temas son casi siempre de signo negativo: enfermedad, vejez, pobreza, hastío, injusticia, mentira, privación de libertad. ¿Por qué este pesimismo? Porque para escribir hay que pensar, y el que piensa mucho acaba pensando mal”.
Roberto Ruiz, nació en Madrid en 1925. Era un niño, cuando el general Franco se sublevó contra el poder legítimo de la República. Se vio obligado a salir de España con sus padres y hermanos antes de acabar la guerra. Llega a México en 1939. “Quien hubiera pasado como yo por los campos de refugiados de Francia y la azarosa aventura de Santo Domingo había de enfrentarse una vez más con el fantasma de la emigración infinita -nos cuenta Roberto Ruiz-, del extranjerismo perpetuo y preguntarse si no sería ésta la condición normal de nuestra especie, si no estaríamos reviviendo todos, en el ámbito secular, el desarraigo del Paraíso”. En México, estudia primero en colegios españoles, más tarde, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma, donde se doctoró con la tesis La ética de Saint-Exupéry, en 1952. Se traslada a Estados Unidos donde trabaja como profesor de lengua y literatura. En sus últimos años de docencia trabaja como profesor emérito de español en Wheaton College, Norton, en Massachusetts, alternando la enseñanza con el trabajo literario.
Roberto Ruiz publica en 1954 su primer libro de cuentos Esquemas. Su primera novela Plazas sin muros, que debe el título al verso “...sino plazas y plazas y otras plazas sin muros”, de Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, de Federico García Lorca, aparece en 1960, y es un alegato antimilitarista. En 1964 se publica la novela El último oasis, en la que examina la tragedia de la vida de los niños, mujeres y ancianos españoles republicanos en los campos de concentración franceses y en la que hay también una parte autobiográfica. En 1970 aparece la novela Jueces implacables que es una denuncia de las atrocidades y barbaridades de la guerra, una crónica de la injusticia y una alegoría del caos. Con posterioridad publica la novela Paraíso cerrado, cielo abierto (1977), en la que sin abandonar completamente el símbolo del exilio, denuncia con ironía y humor la robotización y la alienación del hombre contemporáneo. En 1984 publica una novela corta con el título: Contra la luz que muere y, finalmente, en 2005 aparece la novela Juicio y condena del hombre nuevo. Y como le dijo Max Aub, en cierta ocasión: “¡Eres el mismo! ¡Yo siempre he creído en ti!”
Francisco Arias Solís
La propiedad individual, enemiga de la igualdad, contraria a los inmortales principios de la fraternidad. (Frase de Fermín Salvochea glosada en el libro: 102 razones para recordar a Salvochea).
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