ALBERT CAMUS
(1913-1960)
“Me rebelo, luego existo.”
Albert Camus.
LA VOZ DE UN HOMBRE REBELDE
Simone de Beauvoir en sus Memorias recuerda la persona de Camus de esta manera: “Era sencillo y alegre. Su buen humor no desdeñaba las bromas inocentes: así llamaba Descartes al camarero del Café Flora, que se llamaba Pascal, pero él se lo podía permitir, pues el encanto personal, que eran resultado de una afortunada dosis de vagancia y de aplicación, le preservaba de la vulgaridad”.
Camus es uno de los escritores europeos modernos que ha gozado en el mundo de mayor influencia y difusión. Como escritor comprometido participó activamente en la Resistencia y fue uno de los fundadores del periódico clandestino Combat, del que fue director y editorialista. Es característica de su pensamiento la afirmación del absurdo constitutivo de la vida y de la naturaleza del ser humano, simbolizado en el mito de Sísifo (El mito de Sísifo, 1942), eternamente condenado a la tarea de empujar hasta la cima del mismo monte la piedra que retrocede una y otra vez. Esta concepción del mundo le emparienta con el existencialismo de Jean-Paul Sartre y su definición del hombre como pasión inútil. Dicho pensador, sin embargo, mantuvo una áspera polémica en contra de Camus, principalmente motivada por su distinta posición ante los problemas políticos. También existen profundas divergencias con Sartre en el campo de su filosofía moral o ética, pues Camus no deduce como Sartre, de la absurdidad del hombre una posición escéptica o angustiosa. Para Camus, ateo como Sartre, hay un ideal que salvaguarda los más altos principios morales y que se hace sentir con tanta mayor evidencia cuanto más absurdo es el mundo.
Albert Camus nació en Mondovi, Argelia, el 7 de noviembre de 1913. Hijo de un modesto agricultor, Lucien Camus. Su madre, Catalina Sintes, era menorquina, y según la descripción que de ella hace Albert Camus, se rompía los huesos fregando los suelos de las casas de familias ricas. “Yo no he aprendido el marxismo en los libros –escribiría más tarde Camus-, lo he aprendido en el dolor y en la miseria”. El escritor francés pasó su infancia y gran parte de su juventud en Argelia, estudió Filosofía en la Universidad de Argel, no pudiendo, por razones de salud, concluir sus estudios. Se dedicó entonces al periodismo después de un corto periodo de participación en un grupo teatral. Funda en Argel el Teatro del Trabajo. Abandona el Partido Comunista del que era afiliado. En 1940 fijó su residencia en París y trabaja como secretario de redacción en el diario Paris-Soir. En 1948 se introduce en el movimiento libertario y Camus pasa a escribir en publicaciones anarquistas. Su pareja sentimental fue María Casares, hija de Santiago Casares Quiroga, Ministro y Jefe de Gobierno de la Segunda República Española. En 1957 obtuvo el Premio Nobel de Literatura. Albert Camus muere en un accidente de automóvil cerca de Le Petit-Villeblin, el 4 de enero de 1960. Pocos días antes, había escrito: “No conozco nada más idiota que morir en un accidente de automóvil”.
Las etapas de su carrera literaria van desde el absurdo (cuya mejor representación es su novela El extranjero, 1942, y su obra de teatro Calígula, 1944) al humanismo (en su novela La peste, 1947) y a la rebeldía total (en El hombre rebelde, 1951). Sus dos famosas novelas El extranjero y La peste están situadas en Argel. En ellas nos muestra lo absurdo de la existencia humana que ya había definido en su ensayo El mito de Sísifo. Pero este absurdo de la vida sin sentido no le lleva al suicidio o a la búsqueda del más allá. En El extranjero lo contempla indiferente y pasivamente; en cambio, el doctor Rieux de La peste se rebela ante el sufrimiento del hombre y busca la salida para mitigar dicho sufrimiento. En El hombre rebelde medita sobre esta rebeldía ante la conciencia de lo absurdo y de la nada, es decir, ante el aniquilamiento de los valores humanos.
Entre las numerosas obras de Albert Camus también citaremos los ensayos: El derecho y el revés (1937), Bodas (1938) y Cartas a un amigo alemán (1945); novelas y relatos: La caída (1956) y El destierro y el reino (1957); obras teatrales El malentendido (1944), El estado de sitio (1948) y Los justos (1949); y adaptaciones: Réquien por una mujer, de Faulkner (1957), y Los endemoniados de Dostoivski (1959). Tradujo al francés La devoción de la cruz, de Calderón y El caballero de Olmedo, de Lope de Vega. En 1953 se publicaron con el título de Carnets, sus notas de diario, escritas de 1935 a 1942, y en 1994 la novela en que trabajaba cuando murió, El primer hombre.
Albert Camus en su discurso, al serle entregado el Premio Nobel de Literatura, nos dejó dicho que el escritor “por definición, no puede ponerse al servicio de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
Se ama la libertad como se ama y se necesita el aire, el pan y el amor.
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Gracias
lunes, 16 de junio de 2008
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