JOSE LOPEZ RUBIO
(1903-1996)
“Sigo considerando el teatro como un juego maravilloso,
el único juego de imaginación y de solo relativo azar
que conserva el hombre desde su edad primera a lo largo de su vida.”
José López Rubio.
LA VOZ DE UN ACADEMICO SIN ANTEPASADOS
López Rubio es quizá el más notable de los escritores españoles que ha continuado la “alta comedia”. Perteneció a la otra generación del 27, a “la de los renovadores del humor contemporáneo”, según Pedro Laín Entralgo, en la que también se incluyen a Tono, Edgard Neville, Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. José López Rubio en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, pronunciado el 5 de junio de 1983, dijo que él era un “académico sin antepasados, un inmortal huérfano”.
El dramaturgo, cineasta, humorista y periodista José López Rubio y Herreros nació en Motril, Granada, el 13 de diciembre de 1903 y falleció en Madrid el 2 de marzo de 1996. A los pocos meses de nacer su familia se marcha a Granada, donde transcurre su infancia. En 1915 se traslada a Madrid, donde comienza sus estudios de bachillerato en un colegio de frailes agustinos. Desde finales de 1917 hasta mediados de 1919 residió en Cuenca, al ser nombrado su padre gobernador civil de la provincia conquense, allí terminó su bachillerato. En Madrid estudió Derecho y allí conoció y entabló amistad con Enrique Jardiel Poncela. Frecuentó las tertulias del café Platerías y del café Pombo. Vinculado en sus comienzos a la revista Buen Humor, con Tono y Miguel Mihura, así como a otras publicaciones periódicas, destacó su labor como cuentista en Los lunes de El Imparcial, su producción literaria está muy ligada al humor innovador que se desarrolla en la época impuestos por Ramón Gómez de la Serna y Enrique Jardiel Poncela, como se advierte en las piezas De la noche a la mañana (1929) y La casa de naipes (1930), ambas escritas con Eduardo Ugarte. Anteriormente había publicado la novela surrealista Roque Six (1927), en la que combina los rasgos de humor con lo grotesco.
En 1930, López Rubio embarca para América, con destino a Hollywood, contratado por la Metro Goldwyn Mayer, como adaptador y traductor de las versiones españolas de sus películas, posteriormente es contratado por la Fox. Durante la guerra civil española vive entre México y Cuba, regresando a España en 1940 y reanuda su activad teatral con el estreno de Alberto (1949). Su trabajo como guionista influyó en sus comedias posteriores, enmarcadas fundamentalmente en la tradición de la “alta comedia” burguesa Celos del aire (1950), por la que obtuvo el Premio Fastenrath de la Academia y que es para muchos su mejor obra, El remedio de la memoria (1952), La otra orilla (1954), La venda en los ojos (1954), Las manos son inocentes (1958) y Nunca es tarde (1964). En 1954 López Rubio recibió el Premio Nacional de Teatro. Y como nos dijo el dramaturgo y humorista granadino: “He hecho todo lo que se puede hacer con una pluma en la mano”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
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Gracias.
sábado, 28 de junio de 2008
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