domingo, 28 de febrero de 2010

Vicente Salas Viu por Francisco Arias Solís


VICENTE SALAS VIU
(1911-1967)

“Toda la poesía de Maragall está un poco estremecida de ese limpio,
robusto y bien medido aire sardanístico. Se siente la presencia del
campo jugoso que tanto le llegaba al poeta y su gracia es la popular,
tan equilibrada y saludable. Todo un poco a ras de tierra, quizá sin
pasar el nivel de lo cotidiano...”
Vicente Salas Viu. Hora de España.


LA VOZ DE UN NOTABLE MUSICÓLOGO

El escritor, periodista, compositor y crítico literario y musical Vicente Salas Viu fue uno de los primeros firmantes del Manifiesto de la Alianza de Intelectuales Antifascistas en Defensa de la Cultura, junto a Antonio Machado, José Bergamín, Luis Buñuel, María Zambrano, Luis Cernuda, Rafael Alberti, María Teresa León, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Miguel Hernández. Ramón Gómez de la Serna, Pedro Garfias, Juan Chabás, Rosa Chacel, Rafael Dieste, Antonio Porras, Antonio Sánchez Barbudo, José Fernández Montesinos, Alberto Sánchez, Vicente Aleixandre, Ramón Menéndez y Pidal, Adolfo Salazar, Rodolfo Halffter, entre otros. Durante la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, publicó varios relatos en Hora de España, una de la revistas más serias del siglo XX español.

Nacido en Madrid en 1911 muere en el exilio en Santiago de Chile en 1967. De la mano de su maestro Rodolfo Halffter comenzó a colaborar como crítico musical en El Sol de Madrid, en 1931, llegando a ser director del prestigioso periódico. Publicó en Cruz y Raya, El Mono Azul y Nuevo Ejército, órgano de la 47 División. Al finalizar la guerra emprendió su exilio en Chile. En abril de 1940, decía el poeta chileno Pablo Neruda que cumplió “la más noble misión que he ejercido en mi vida la de sacar españoles de sus prisiones y enviarlos a mi patria”, que Vicente Salas Viu y Arturo Serrano Plaja son “los únicos amigos de mi vida literaria en España que habéis llegado a mi patria. Hubiera querido traerlos a todos y no he desistido de ello”.

Durante su exilio, Salas fue un asiduo tertuliano del Café de Miraflores de Santiago de Chile, mítico punto de encuentro de los españoles desterrados. Fue colaborador de Romance, revista dirigida por Juan Rejano y en la que colaboraron un gran número de intelectuales transterrados: Juan Ramón Jiménez, José Bergamín, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Jorge Guillén, León Felipe, Corpus Barga, Ramón Gómez de la Serna, Luis Cernuda, José Moreno Villa, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, César M. Arconada, Arturo Serrano Plaja, María Zambrano, Isabel O. de Palencia, Ramón Gaya, Juan Gil-Albert... También colaboró en España Libre, periódico quincenal publicado en Santiago de Chile, ciudad en la que durante muchos años hizo crítica musical y literaria para El Mercurio. Fue director del Instituto de Investigaciones Musicales, catedrático de la Facultad de Ciencias y Artes musicales de la Universidad de Chile, director de la Biblioteca Central de la Universidad de Chile y profesor del Instituto Pedagógico y del Conservatorio Nacional de Música. Creó su propia revista musical, la Revista Musical Chilena.

Entre los títulos más relevantes de su obra literaria citaremos: Diario de guerra de un soldado (1938), Las primeras jornadas y otras narraciones de la guerra española (enero 1939, reeditado al año siguiente en Chile), Músicos modernos de Chile (1943), Sentimiento y expresión en la música: del barroco al romanticismo (1943), La última luz de Mozart (1949), La creación musical en Chile 1900-1955 (1952), Momentos decisivos en la música (1957), La espaciosa soledad (1960), libro de cuentos sobre España y América, La doble muerte de Felipe Villagrán (1960), novela, y Música y creación musical (1966), ensayo sobre teoría musical.

Terminamos esta breve semblanza de Salas Viu, con el último párrafo de una de sus narraciones publicadas en Hora de España: “Del soldado de aquella hazaña no logró saberse el nombre. Tras de ella volvió a fundirse con sus demás compañeros. Se sabía, sí, que era uno de los muchachos del Segundo Batallón de la 69. Pero esto era lo de menos; igual pudo haber sido el Primero, de la 49, de cualquiera de los de la División. Su grandeza precisamente estribaba en esto, en haber encarnado en si a la División toda en las jornadas de fines de febrero en el frente de Teruel”.

Francisco Arias Solís

Donde mora la libertad, allí está mi patria.

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sábado, 27 de febrero de 2010

Simón Otaola por Francisco Arias Solís


EN EL TREINTA ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE
SIMÓN OTAOLA
(1907-1980)

“Hoy al recorrer por los mismos caminos,
siento como desde cada piedra me asaltan
los recuerdos. Y una honda e inefable
melancolía me convierte el alma en un garruño.”
S. Otaola.

LA VOZ DEL CRONISTA DEL EXILIO

Otaola, uno de los mas afortunados estilistas de la literatura contemporánea, es también un agudo humorista. Toda la producción del escritor vasco está presidida por una veta humorística cuyo precedente se encuentra en Ramón Gómez de la Serna. En Otaola la vida es literatura y la literatura vida, y ambos fenómenos se plasman en el prodigioso estilo del autor. Escritor tremendamente imaginativo que paradójicamente parte siempre de la realidad. Lo imaginativo, la visión personal se impone en sus libros que son crónica, Unos hombres, La librería de Arana, y una realidad hábilmente transformada se impone en los que son ficción, especialmente en El cortejo. Si bien, es un autor difícilmente clasificable por sus pocos frecuentes procedimientos estructurales, por sus temas, es un narrador sumamente interesado por el exilio, hasta el punto que se le podría considerar como el cronista del exilio.

Simón Otaola Oyarzábal nace en San Sebastián el 1 de mayo de 1907 y fallece en la Ciudad de México el 15 de abril de 1980. Pronto pierde a su padre que fallece a causa de un accidente de tranvía. A los diez años se traslada con su familia a Madrid. Cursa sus estudios primarios en el Centro de Hijos de Madrid. Trabaja en la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos Sociedad Anónima (CAMPSA), siendo dirigente sindical de su empresa. En Madrid se le conoce como Otaola. “Yo odio profundamente a mi Simón -escribiría más tarde-, igual que él -se refiere a su amigo Blas López Fandos- odia con la misma pasión a su Blas”. Es asiduo asistente a las tertulias literarias anteriores a la guerra debida a la sublevación militar del general Franco. Durante la guerra es comisario político en la 27 División en los frentes de Lérida y Aragón, en la campaña del Ebro. Al finalizar la guerra emprende el camino del exilio, cruzando los Pirineos, y después de una corta estancia en el campo de concentración francés de Septfonds, marcha a México. Vive en Guanajato, Veracruz y en la capital del país. Trabaja como publicista en Películas Nacionales y fue uno de los fundadores de la revista Tertulia y de la Editorial Aquelarre. Colabora en diversos diarios y revistas, como Umbral, revista de la Universidad de Guanajato, y Las Españas, la revista más prestigiosa del exilio. Recientemente la película Otaola, o la República del Exilio (2000) del director mexicano Raúl Busteros ha rescatado la figura del escritor vasco del olvido.

Unos hombres (1950), es una serie de retratos de exiliados, que como dice Juanino Renau, en el prólogo, podría llamarse “galería de hombres cualesquiera”. El perfil humano de sus personajes tiene preferencia sobre el histórico. La librería Arana (1952), es una pieza fundamental para el conocimiento del exilio español en México, llena de anecdotarios de los españoles desterrados en aquel país, sus dificultades y ambiciones, sus amarguras y soledades, sus logros y fracasos aparecen tamizados por un humor suave. Cuenta Otaola en La librería Arana que dada la producción sorprendentemente abundante de Max Aub le llamaban en México “Más Aún”.

Desde estas obras pasamos a las propiamente de ficción, primero con Los tordos en el Pirul (1953), en la que mejor rinde tributo a Gómez de la Serna. Es la historia, desenfadada, disparatada, llena de humor y de greguerías, de un pueblo mexicano San Felipe Torresmochas. Aunque el relato tenga un protagonista individual, “El Pirata”, el auténtico tema del libro es el pueblo y sus gentes. El cortejo (1963), es su novela mayor, de nuevo una crónica del exilio español pero esta vez desde una ficción novelesca. El autor nos presenta una larga lista de personajes del exilio llena de humor y también de cierto sarcasmo. Sus personajes aparecen desde la óptica deformante del autor. Aunque este libro tenga apariencia distinta a los anteriores participa de un planteamiento común.

Citaremos también sus cuentos El lugar ese (1957) y De acuerdo te hablaré de Petrita (1969) y una autobiografía novelada Tiempo de recordar (1978). Otaola traza en tono burlón e irónico el perfil de algunos de sus personajes: “Se llamaba don Prudencio Romeral, pero le iba mejor a su negro pesimismo el apellido Cipresal”.

Francisco Arias Solís

Paz y Libertad.

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viernes, 26 de febrero de 2010

Eduardo de Ontañón por Francisco Arias Solís


EDUARDO DE ONTAÑON
(1904-1949)

«Ya hace algún tiempo que están saliendo los cantores
de Madrid, los poetas de la “capital de la gloria”.
Empieza a estar cantada de frente, perfil, por los cuatro
costados. Como corresponde a la ciudad del mundo democrático,
engalanada de pronto con los más enhiestos banderines
de heroísmo que ha tenido Europa.»
Eduardo de Ontañón. Hora de España (Octubre, 1938).

LA VOZ DEL INSPIRADO POETA BURGALÉS

Cuenta la periodista, narradora, ensayista y crítica de arte Mada Carreño que, cuando comenzó a trabajar en la redacción de Mundo Obrero conoció a su futuro marido Eduardo de Ontañón, periodista burgalés, que pronto sería destinado a Valencia para dirigir el periódico Verdad, del que ella fue reportera. En 1938 contrajeron matrimonio, en otoño de ese año colabora en Hora de España. Desde Valencia se trasladaron por vía marítima a Barcelona. En los primeros meses de 1939 emprendieron el camino del exilio, primero en Francia, después en Inglaterra y más tarde en México. Un lord laborista había acogido en su finca de Eaton Hasting, a un grupo de españoles, entre ellos a Eduardo de Ontañón y Pedro Garfias. Reclamada por su marido marchó a Inglaterra, de donde regresaron ambos nuevamente al Sur de Francia, para emprender el viaje a México en el mítico buque francés Sinaia que zarpó de Sète el 25 de mayo de 1939 y llegó a Veracruz el 13 de junio, transportando a más de 1.600 republicanos españoles. En aquella travesía se publicó el primer períódico del exilio: el Sinaia, que se repartía gratuitamente en la expedición.

El inspirado poeta, novelista, ensayista, periodista, editor y librero Eduardo Ontañón Lebantini nació en Burgos el 13 de febrero de 1904 y falleció en Madrid el 20 de septiembre de 1949. Hijo de un periodista, a los trece años, ya publicó poemas en el periódico que dirigía su padre. En 1920 inicia sus colaboraciones en el Diario Español de La Habana. En 1923 crea la revista vanguardista Parábola, en la que colaboraron Francisco Ayala, Gerardo Diego, César M. Arconada, Juan Chabás, Concha Méndez, Benjamín Jarnés, Pedro Salinas y Federico García Lorca, entre otros. A la muerte de su padre ha de atender la librería “Casa de Ontañón”. En 1923 comienza a colaborar en La Libertad de Madrid. En 1925 contrae matrimonio con la maestra Soledad Peña Sainz-Rozas. Poco más tarde, inicia la colaboración en La Voz de Madrid. En 1928 comenzó su colaboración en la revista gráfica y literaria Estampa en la que publicaría casi un centenar de artículos sobre la provincia de Burgos, en los ocho años en los que colaboró en la revista. También colaboró en El Sol, Crisol, Luz, Ahora y Diario de Madrid. En 1932 crea la tertulia literaria “El ciprés”. Fue vicepresidente del Ateneo Popular de Burgos. En 1935 promociona la revista Burgos gráfico y se marcha a Madrid, donde se integra en la redacción de Estampa. Fue redactor-jefe del semanario La Linterna. En su exilio en México se integró rápidamente en El Nacional, en el que publicaría más de medio centenar de artículos, bajo el título “Escritores de España”. También colabora en la revista Ábside. En 1941 funda y dirige “Ediciones Xóchitl”, en la que publicó las biografías de ilustres personajes mexicanos. En 1948 se produce la ruptura con Mada Carreño y vuelve a España enfermo de cáncer de pulmón. Sus últimos días los pasó internado en un sanatorio de Madrid.

Entre sus libros poéticos se cuentan: Breviario sentimental (1920), Sinfonía en azul (1921), Llar. Poemas de tierra montañesa (1923), Cuaderno de poemas (1927), en el diario ABC de esas fechas puede leerse “interesantísima obra de poesía nueva, muy elogiada por la crítica” y Siete poemas mexicanos (1940). De sus libros en prosa destacamos: Burgos. Enciclopedia gráfica (1930), Tres hermanas, tres (1931), novela corta publicada en la revista Blanco y Negro; El cura Merino. Su vida en folletín (1933), su obra más famosa, “Esta biografía -escribía el crítico de ABC-, perfectamente documentada y amenisimamente relatada, es la que ha llevado a un libro, digno del elogio y de la aceptación que seguramente alcanzará Eduardo de Ontañón, el inspirado poeta burgalés, del que antes de ahora y siempre con alabanza y respeto, ha tenido que hablar la bibliografía”; la novela Frascuelo o el toreador (1937), Desasosiegos de fray Servando, biografía y Viaje y aventura de los escritores de España (1942), sobre Azorín, Pío Baroja, Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna, Unamuno, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, D'Ors, Benjamín Jarnés. García Lorca, Miguel Hernández...

A su llegada a México, contaba Eduardo de Ontañón que la guerra había contribuido a que el pueblo español se entregara a la lectura de libros: “Un caso asombroso y desconocido en España. El libro fue el compañero inseparable del fusil, y al estallido rojo de las granadas subversivas, muchos campesinos españoles aprendieron a leer y muchas inteligencias dormidas despertaron en un ansia de aprender”.

Francisco Arias Solís

Sin libertad la vida vale poco.

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jueves, 25 de febrero de 2010

Clemente Airó por Francisco Arias Solís

CLEMENTE AIRÓ
(1918-1975)

“La vida se nos presenta, constante,
pero en fragmentos, circunscrita
al momento en que vivimos.
El conjunto no se abarca.”
Clemente Airó.

LA VOZ DE UN FORJADOR DE
LA NOVELA MODERNA COLOMBIANA

El novelista y crítico de arte Clemente Airó pertenece a la generación más joven del exilio, junto a otros, como Roberto Ruiz, Francisco Fe Alvarez, Ricardo Bastid, Manuel Lamana... Sin embargo, Airó es un escritor muy especial dentro de los del exilio, pues habiendo otros tratados temas de sus países de acogidas, pocos tan plenamente arraigados como el escritor madrileño en la sociedad colombiana.

Clemente Airó nace en Madrid en 1918 y muere en Bogotá el 21 de junio de 1975. Al finalizar la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco emprende el camino del exilio, desde 1940 reside en Colombia, donde se gradúa en Filosofía y Letras y donde ha explicado en diversas universidades. Su labor cultural en su país de adopción ha sido notable como crítico y colaborador de periódicos y como fundador y sustentador de la revista Espiral -Revista de Letras y Arte- , que se publica desde 1944 hasta la muerte de su creador. Igualmente crea, dirige y mantiene la Editorial “Iqueima”, de Bogotá, donde aparecieron más de 150 títulos -Ediciones Espiral-, principalmente dedicados a la literatura colombiana contemporánea. Se integra completamente en el país de acogida tal como se comprueba en los temas y personajes de su obras. Airó, perteneciente al grupo de los escritores de la época de “La Violencia”, está considerado uno de los forjadores de la novela moderna colombiana.

Airó tiene una notable producción narrativa y, si bien, también estuvo tentado por el ensayo (Las letras y los días; 1956), publica numerosos cuentos y una importante obra novelística. Entre las colecciones de cuentos señalamos: Viento de romance (1947), Cardos como flores (1955), la segunda edición apareció con el título Nueve estampas de alucinado (1961), 5 y... 7, Cuentos de una misma historia (1967), Donde no canta el gallo y otros cuentos (1973) y Fuera de concurso (1973). En sus novelas Yugo de niebla (1948), Sombras al sol (1951), La ciudad y el viento (1961) y El campo y el fuego (1972), se observa una unidad dada por la constante temática de Airó de presentar al hombre en un marco social y geográfico que le condiciona y su lucha frente a él. En toda su obra novelística late el interés por el concepto existencial del hombre, como una constante en los problemas del mundo moderno, y sus personajes y sus temas tienen una ubicación latinoamericana. La ciudad y el viento, su novela más importante, es una fuerte denuncia social de la corrupción política de las clases dominantes y de la ascensión social mediante la picaresca, la adulación e incluso el delito, al tiempo que clama la soledad del hombre perdido entre la muchedumbre. Airó publica en 1964 un reportaje de viajes con el título Cielos y gentes y póstumamente se ha publicado su última novela Todo nunca es todo (1982). Y siempre, en su largo exilio esperando... “algún esclarecimiento, la luz que necesitaba”.

Francisco Arias Solís

El futuro se gana, ganando la libertad.

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miércoles, 24 de febrero de 2010

Foro Libre: Homenaje a Scott Fitzgerald


FORO LIBRE
ASOCIACION CULTURAL, ARTISTICA Y LITERARIA (Fundada en 1992)

Francisco Arias Solís - Presidente ~ Plaza San Severiano, 2 ~ 11007 – CADIZ
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“El amor a la vida es esencialmente
tan incomunicable como el dolor.”
Scott Fitzgerald.



HOMENAJE DE FORO LIBRE A SCOTT FITZGERALD


El próximo lunes, día 1, a las 20.00 horas, en la cafetería-restaurante El Cantábrico (Avda. Cayetano del Toro, 21 - Cádiz), la Asociación Cultural, Artística y Literaria FORO LIBRE celebrará un encuentro literario sobre la vida y la obra del escritor estadounidense Scott Fitzgerald (1896-1940), con motivo del 70º aniversario de su muerte.

Francis Scott Fitzgerald, más conocido por Scott Fitzgerald, está considerado uno de los escritores estadounidenses más importantes del pasado siglo. En París entró en contacto con Ernest Hemingway, Gertrudis Stein, Ezra Pound y otros componentes de la “generación perdida”. Tal vez Fitzgerald fuese el escritor más típico de esa generación, al ser un verdadero perdedor de esa época. Sintió siempre una especial predilección por el género novelístico y siempre soñó con escribir una gran novela, sin embargo, apremiado por su necesidad de dinero, se dedicó principalmente a narraciones cortas en revistas. No obstante, se le considera como uno de los mejores novelistas de la época del jazz.

En 1920 contrajo matrimonio con la escritora Zelda Sayre, con la que emprendió un estilo de vida extravagante y lujoso. Zelda estuvo hospitalizada periódicamente en centros psiquiátricos desde 1930 hasta 1948 en el que murió en un incendio en el centro de atención psiquiátrica donde estaba recluida. Fitzgerald convertido en un alcohólico incurable, sufrió dos ataques cardíacos. El segundo que le provocó la muerte le sorprendió en Hollywood, en el apartamento de Sheilah Graham, columnista de chismes cinematográficos de la que se había enamorado.

Su primera novela, Este lado del paraíso (1920), constituye un éxito arrollador. En 1922 aparece su segunda novela, Bello y maldito, con la que confirmó su éxito anterior. Describió la sociedad de la Riviera francesa en la que sería su última gran novela, Tierna es la noche (1934). En 1925 aparece El Gran Gatsby, su más brillante éxito, y tal vez su obra más lograda por lo menos en cuanto a su estructura. El Gran Gatsby está considerado un clásico de la literatura norteamericana. Cuando Fitzgerald cae de lleno en el alcohol, el éxito le abandona, pero aún escribe guiones en Hollywood, donde empezó, en 1939, una novela sobre el ambiente cinematográfico: El último magnate, que no llegó a terminar y que algunos críticos han querido ver como su testamento, ya que narra la derrota de un hombre de gran talento.

Francisco Arias Solis

No hagamos las paces con la guerra, ni tampoco levantemos guerras con la paz.

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en memoria de Mario Benedetti.

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martes, 23 de febrero de 2010

Antonio Porras Márquez por Francisco Arias Solís


EN EL 40º ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE
ANTONIO PORRAS MÁRQUEZ
(1886-1970)

“Y era en tiempos monárquicos, cuyo espíritu revive hoy
en la facción sublevada al amparo italogermano. Y era en
mi natal Andalucía.
Le habían despedido los amos, al cabo de veintitantos
años de servicios.
Era guarda de un cortijo grande, de cuatro ricos
propietarios. Ganaba dos pesetas al día. Cada
propietario tocaba a cincuenta céntimos diarios. Pero los
tiempos estaban malos para despilfarrar dos reales cada
veinticuatro horas, en pagar a un hombre que ya no podía
trabajar como antes...”
Antonio Porras Márquez. Hora de España.


LA VOZ SILENCIADA DE UN CORDOBÉS

En el muy importante Boletín de la Unión de Intelectuales Españoles, revista del exilio creada en Francia, hay poesía de nombres consagrados como los de Rafael Alberti o José Moreno Villa y hallamos también la de nombres conocidos en otros campos, como la del novelista andaluz Antonio Porras Márquez.

El poeta, novelista, ensayista, periodista, biógrafo, critico literario, diplomático y jurista Antonio Porras Márquez, nació en Pozoblanco, Córdoba, en 1886 y fallecíó en su pueblo natal en 1970, a los cinco meses de su regreso después de más de treinta años de exilio en Francia. Cursó el bachillerato en el Colegio de la Asunción de Córdoba y derecho en la Universidad Hispalense. Se doctoró con la tesis Prácticas de Derecho y de Economía Popular observadas en la villa de Añora, villa situada en el corazón de los Pedroches, premiada con accésit por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas en 1916. Durante cierto tiempo se dedicó a la abogacía, y, posteriormente, a funciones administrativas y políticas. Su preocupación social motivó su nombramiento en la Sociedad de Naciones como representante de España en la IV Conferencia Internacional del Trabajo en Ginebra. Colaboró en numerosas revistas y diarios Los Aliados, Hora de España, Cruz y Raya, Revista de Occidente, El Sol, La Vanguardia y El Heraldo de Madrid. Fue colaborador de José Bergamín cuando este fue Director General de Acción Social en 1931. Defensor e impulsor de las ideas republicanas, se presentó como candidato independiente a las elecciones para Cortes Constituyentes. Al inicio de la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, es uno de los primeros firmantes del manifiesto de la Alianza de Intelectuales Antifascistas en Defensa de la Cultura, junto a José Bergamín, Luis Buñuel, María Zambrano, Ramón Gómez de la Serna, Pedro Garfias, Juan Chabás, Rosa Chacel, Rafael Dieste, Antonio Sánchez Barbudo, José Fernández Montesinos, Adolfo Salazar, Rodolfo Halffter, entre otros. Tras la guerra española se exilia a Francia. Miembro de la Unión de Intelectuales Españoles (U.I.E.) colabora en su Boletín, forma parte del consejo de redacción de la revista Independencia, integrado, entre otros, por Rafael Alberti, Manuel Azcárate, J. M. Quiroga Pla, Jorge Semprún y Arturo Serrano Plaja. Prestó su colaboración como crítico literario a varias editoriales francesas, tales como, Payot, Arman, Seuil, Albin Michel y Minuit.

La primeras publicaciones literarias de Antonio Porras Márquez fueron los poemarios País de ensueño (1911) y Libro sin título (1912), a este último pertenecen estos versos: “Surge el crestón, verde oscuro / de la montaña, en la niebla: / como una esmeralda vigente / que de un ópalo surgiera”.

Su obra novelesca está compuesta por Curra (1922), El misterioso asesino de Potestad (1923), El centro de las almas (1924), novela costumbrista ambientada en la serranía de Córdoba, Azorín le llamó “el libro de la Sierra de Córdoba”, obra que fue galardonada con el Premio Fastenrath de la Real Academia Española correspondiente al quinquenio 1922-1927, Santa mujer nueva (1925), Lourdes y el aduanero (1928). Entre sus ensayos, señalamos: Quevedo. Hombre noble (1930), “El Sr. Porras ha hecho un magnífico ensayo. Una obra maestra de la literatura -escribe el crítico José López Prudencio en ABC-. La forma esquemática, ágil y elegante que ha adoptado da a las páginas de este libro un encanto de irresistible atracción”, Ideario de Donoso Cortés y El burlador de Sevilla. La invención de la Vera Vida (1937), ensayo sobre el don Juan de Tirso de Molina.

Este fecundo narrador destaca por el cuidado formal de su prosa y un deliberado gusto por lo humorístico. Tras décadas de espantoso silencio sobre el escritor pozaalbense, la Diputación de Córdoba prepara la edición de sus Obras completas. Y como dijo nuestro poeta y escritor: “ La razón, por delante, dicen en mi pueblo -¡Pozoblanco!-”.


Francisco Arias Solís

Los defensores de la justicia suben hoy el cadalso, como hace veinte siglos, recibiendo la muerte en pago a su amor a la humanidad... (Frase de Fermín Salvochea glosada en el libro: 102 razones para recordar a Salvochea)

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lunes, 22 de febrero de 2010

Ángel Ossorio y Gallardo por Francisco Arias Solís


ÁNGEL OSSORIO Y GALLARDO
(1873-1946)

“Estoy donde estoy, hago lo que hago y digo lo
que digo, porque soy lo que he sido siempre: un
conservador. Mis correligionarios no me
entendieron nunca. Tengo la esperanza de que me
comprendan mejor los actuantes de ahora... que
no fueron ni serán nunca mis correligionarios.”
Ángel Ossorio y Gallardo. Hora de España.


LA VOZ DE UN CONSERVADOR INCOMPRENDIDO

El prestigioso escritor y ensayista, brillante conferencista y distinguido jurisconsulto madrileño Ángel Ossorio y Gallardo, decano del Colegio de Abogados y presidente de la Academia de Jurisprudencia y del Ateneo de Madrid, con relevante trayectoria política que del conservadurismo monárquico le llevó a embajador de la República, al impresionante exilio republicano y a ser ministro sin cartera en el primer Gobierno del exilio, llamado el “Gobierno de la esperanza”, que se constituyó en México, en el otoño de 1945, bajo la presidencia de José Giral, imprimió su autobiografía La España de mi vida (1941). poco tiempo después de recibir asilo en la Argentina, libro que ha sido reeditado más tarde en Madrid con el título de Mis memorias.

Ángel Ossorio y Gallardo nació en Madrid el 20 de junio de 1873 y falleció en Buenos Aires el 19 de mayo de 1946. Se licenció en derecho en la Universidad Central de Madrid. Ejerció la abogacía durante más de cuarenta años. Miembro del Partido Conservador, fue diputado a Cortes por Caspe, Zaragoza, durante más de veinte años seguidos. En julio de 1909. al estallar la Semana Trágica, era gobernador de Barcelona, y dimitió al oponerse a recurrir al Ejército para poner fin a la huelga. En 1913 creó el partido maurista. En 1919 fue ministro de Fomento en el gobierno presidido por Antonio Maura. Durante la dictadura de Primo de Rivera vive alejado de la política. En 1930 pidió la abdicación de Alfonso XIII. En 1931 fue diputado por Madrid en las Constituyentes y asumió la presidencia de la Comisión Jurídica Asesora, encargada del redactar el anteproyecto de la nueva Constitución. Fue presidente de la sección española de la Unión Universal por la Paz. Colaboró con la Escuela de Estudios Sociales para la Mujer y el Comité Femenino de Mejoras Sociales. Trabajó para la inclusión del servicio doméstico en los beneficios de las leyes de retiro obrero y accidentes de trabajo. Fue defensor de la República desde 1931 hasta su muerte. Durante la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco colaboró en la revista Hora de España y fue embajador en Bélgica, Francia y Argentina. Al reconocer el Gobierno de la República Argentina a la España de Franco, a finales de febrero de 1939, abandonó la sede diplomática. Colaboró en Pensamiento Español, revista con periodicidad mensual, que apareció en Buenos Aires en 1942 y que se distinguió por su carácter independiente y por su contenido y tono intelectuales, en las que participaron los elementos más destacados del Centro Republicano Español de Buenos Aires. También prestó su colaboración a España Libre, periódico quincenal publicado en Santiago de Chile en 1942. Participó en el Homenaje a Jovellanos del Centro Asturiano de Buenos Aires en el bicentenario de su nacimiento, junto con otros destacados intelectuales del exilio, Francisco Ayala, Claudio Sánchez Albornoz y Clemente Cimorra, entre otros.

Entre los títulos más relevantes de su extensa obra citaremos: Julio de 1909 en Barcelona (1910), Conversación sobre el catalanismo (1910), Historia del pensamiento político catalán durante la guerra de España con la República Francesa (1793-1795) (1913), El alma de la toga (1919), Cartas a una muchacha sobre temas de derecho civil (1925), Cartas a una señora sobre temas de derecho político (1930), El sedimento de la lucha (1933), Orígenes próximos de la España actual (1940), La España de mi vida (1941), La guerra de España y los católicos (1942), Anteproyecto del Código Civil boliviano (1943), La reforma del Código Civil argentino, El mundo que yo deseo (1943), Vida y sacrificio de Campanys (1943), Los fundamentos de la democracia cristiana (1944), Nociones de Derecho internacional político (1944), libro de texto, Mujeres (1944), Diccionario político español, histórico y biográfico desde Carlos IV hasta 1936 (1945) y La gracia (1945). Póstumamente se publicaron Los derechos del hombre, del ciudadano y del estado (1946) y Diálogos femeninos (1947).

Y como dijo este conservador incomprendido, rara avis entre la derecha española de todos los tiempos: “Porque, en fin de cuentas, no hay libertad sin democracia ni democracia sin libertad. Y una de las libertades esenciales en la democracia es la del voto, a fin de que las leyes provengan de las autoridades legítimas, que no pueden ser otras, sino las designadas por el cuerpo social.”

Francisco Arias Solís

No se puede ser libre más que entre libres.

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domingo, 21 de febrero de 2010

Fernando Vázquez Ocaña por Francisco Arias Solís


EN EL CENTENARIO DE
FERNANDO VÁZQUEZ OCAÑA
(1910-1966)

“El Frente Popular se basa en la continuidad del Estado
democrático y constitucional, pero además entraña el designio -y
ello es lo más original de nuestra revolución- de que los partidos
y organismos sindicales dispongan de un margen suficiente para
experimentar sus propias concepciones, confrontándolas con la
lección de los días.”
Fernando Vázquez. Hora de España.

LA VOZ DEL PRIMER BIÓGRAFO DE GARCÍA LORCA

El día 10 de mayo de 1930, el diario La Voz de Córdoba publicaba que la policía había sorprendido a las cuatro de la madrugada a D. Joaquín García Hidalgo, D. Antonio Hidalgo Cabrera, D. Enrique Moreno Rodríguez y D. Fernando Vázquez Ocaña cuando estaban intentando destruir el rótulo de la calle José Cruz Conde. Como es sabido José Cruz Conde, fue un militar fascista, nombrado alcalde de Córdoba en la dictadura de Primo de Rivera, y uno de los principales artífices del levantamiento militar en Córdoba. Joaquín García Hidalgo, era periodista, masón y diputado socialista, asesinado a los pocos días de la rebelión militar del general Franco. Antonio Hidalgo Cabrera, abogado, fue jefe de la minoría socialista del Ayuntamiento de Córdoba y, posteriormente, concejal independiente. Enrique Moreno Rodríguez, era escultor, conocido como “El Fenómeno”, profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, fue asesinado en septiembre de 1936. Fernández Vázquez, socialista, poeta y periodista, autor de la primera biografía de Federico García Lorca, murió en el exilio.

Fernando Vázquez Ocaña nació en Baena, Córdoba, en 1910 y falleció en México en 1966. Se trasladó a la capital cordobesa siendo muy joven y trabajó en una oficina mientras estudiaba. Colaboró en el Diario de Córdoba y al ser designado redactor-jefe de la revista Andalucía, profesionalmente se volcó en el periodismo. Fundó y dirigió las publicaciones Política y El Sur. Era miembro de la tertulia del café confitería la Perla, a la que asistían, entre otros, el destacado librero Rogelio Luque Díaz, el pintor Ángel López-Obrero Castiñeira y el escultor Enrique Moreno Rodríguez “El Fenómeno”. Fue redactor-jefe de Popular, revista quincenal en la que colaboraba Juan Rejano. En 1933 fue elegido diputado socialista por Córdoba. Fijó su residencia en Madrid donde, además de ejercer la actividad parlamentaria, fue redactor-jefe del diario El Socialista, órgano principal del Partido Socialista Obrero Español. La guerra provocada por la rebelión militar del General Franco le llevó a Valencia donde fue director del diario El Mercantil Valenciano, que mantuvo su publicación hasta los últimos días de la guerra. Colaboró en Hora de España, revista en la que escribieron los escritores más prestigiosos del momento. Fue jefe de prensa en el Ministerio de Hacienda y en la Presidencia del Gobierno con Juan Negrín. En los últimos meses de la guerra, residió en Barcelona, donde dirigió el periódico La Vanguardia. En Barcelona falleció su esposa María Jiménez y los ocho hijos del matrimonio fueron acogidos por familias belgas. Al finalizar la guerra se exilia en Francia. Su libro Pasión y muerte de la Segunda República fue impreso y encuadernado en París, en 1940, pero debido a la toma de la capital francesa por las tropas nazis, el libro no pudo salir a la venta y desapareció. Se ha recuperado recientemente. En el se detallan los problemas que encontró la Segunda República para modernizar el país, entre ellos, la clara tradición intervencionista del ejército en la política del país. Con un espíritu autocrítico se analizan los errores propios y las desavenencias que tuvieron lugar en la zona republicana durante la guerra civil.

Tras una breve estancia en París, el periodista cordobés, una vez que reunió a sus numerosos hijos, se trasladó a México. Allí fue el editor literario de El Socialista, y escribió biografías, guiones de cine y dio conferencias en el Centro Andaluz, en cuya creación colaboró, junto con Matilde Cantos y los poetas Pedro Garfias y Juan Rejano. Amigo de Federico García Lorca, publicó en 1957, García Lorca. Vida, cántico y muerte, que fue la primera biografía del poeta granadino.

El intelectual cordobés se mantuvo fiel a sus ideales socialistas y a la república democrática. Y como dijo el gran periodista: “El Frente Popular es exactamente un esfuerzo para que la política determinada por la guerra y la política que los partidos y las organizaciones determinan sean una misma cosa indivisible”.

Francisco Arias Solís

La libertad no la tienen los que no tienen su sed.

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sábado, 20 de febrero de 2010

Teresa Gracia por Francisco Arias Solís


TERESA GRACIA
(1932-2001)

“Nace el poeta con la mano herida
porque a ras de la palma le han cortado
el cordón en los dedos enredado
con que a su madre musa estuvo unida.”
Teresa Gracia.

LA VOZ DE UNA NIÑA DE LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN

Teresa Gracia, vivió y se educó en Francia, a donde llegó en 1939, con solo siete años de edad. Escritora desde muy joven, utilizó la lengua francesa como medio de expresión. Ya en su madurez, advirtió que el francés no le bastaba, especialmente, para escribir poesía; que el castellano -lengua que utilizaba en casa- le era imprescindible para expresar su personalidad. Su primer libro de versos con el elocuente título de Destierro y un prólogo de María Zambrano se publicó en 1982.

La poeta, dramaturga y periodista Teresa Gracia García nació en Barcelona el 23 de enero de 1932 y falleció en Madrid el 10 de septiembre de 2001. De padre aragonés, capitán de artillería, y madre burgalesa, siendo muy niña, estuvo unos meses en un internado de monjas teresianas y, posteriormente, pasó a otro internado. Al finalizar la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco tuvo que exiliarse a Francia Estuvo en los campos de concentración franceses de Argelès-sur-Mer y de Saint Cyprien, a los que había ido con su madre buscando a su padre. Cursa estudios en el Lycée de Jeunes Filles de Toulouse y entra en contacto con grupos republicanos y anarquistas exiliados. Siendo muy joven conoció en un café parisino al cineasta Eric Rohmer que la hizo protagonista de una de sus primeras películas Berenice. Colaboró en la revista Presente Africain en la que se trataban temas relativos a la descolonización de África y sobre la negritud. Más tarde comisionada por Naciones Unidas trabajó en la FAO en Venezuela e Italia. En Roma editó la edición española de la revista Ceres y trabó una gran amistad con María Zambrano. Hasta 1980 residió en Roma, pero regresó definitivamente a España, al jubilarse como funcionaria internacional de la FAO, aquejada de la enfermedad “Lupus eritematoso discoide” que sobrellevó con una gran entereza hasta su muerte. Fue colaboradora de ABC. Sus restos descansan en el madrileño cementerio civil de La Almudena,

Teresa Gracia escribió y publicó su primera novela en francés, Panama Party, que nunca se tradujó al castellano. Como dramaturga destacan sus obras Las republicanas (1984), en la que se recoge su experiencia de niña exiliada en los campos de concentración franceses, la acción de la obra se desenvuelve en un campo francés para mujeres y niños españoles, Casas Viejas (1992), en la que trata de los trágicos sucesos acaecidos en este municipio gaditano en 1933, y Una mañana, una tarde y una vida de la señorita Pura (1992). Ha publicado los siguientes libros poéticos: Destierro (1982), Meditación de la montaña (1988) y Manifiesto contra el verso libre y cuarenta y tantos sonetos al soneto (1998). María Zambrano escribe en el prólogo de Destierro: “Teresa Gracia... la abandonada-prometida que nunca podrá descansar ni hallar sosiego hasta que llegue el día señalado; la que vela desojada mientras alimenta la lámpara, la que no duerme aunque crea estar dormida. Invicta-derrotada una y otra vez mientras esta nuestra historia dure”. “Entonces comprendí que podía prestar mi voz a los que ya no la tenían. Ese poema, Destierro -nos dice la autora-, ya no es mi voz. Es la de muchos otros, los que quedaron en los campos de concentración tanto tiempo, un año, dos, o quizá sólo un día porque murieron al siguiente.”

Finalizamos esta semblanza de la escritora que vivió desde niña en el exilio, con dos de su interrogantes: “En los años setenta, empezamos muchos a preocuparnos por nuestro retorno. ¿Volveríamos todos juntos, como salimos, salvo los que se quedaron en las playas francesas, en los campos alemanes, en la lucha por la liberación de Francia y en el tiempo? ¿Daríamos abasto para recibir los abrazos de la población reunida en los andenes de las estaciones o en los muelles de los puertos para esperar a sus hermanos de allende la frontera o los mares?”


Francisco Arias Solís

Sin libertad la vida vale poco.

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viernes, 19 de febrero de 2010

Xavier Villaurrutia por Francisco Arias Solís


EN EL 60º ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE
XAVIER VILLAURRUTIA
(1903-1950)

“Siento que estoy viviendo aquí mi muerte,
mi sola muerte presente,
mi muerte que no puedo compartir ni llorar,
mi muerte de que no me consolaré jamás.”
Xavier Villaurrutia. Hora de España.

LA VOZ DE LA NOSTALGIA DE LA MUERTE

La poesía de Vanguardia encontró en México terreno propicio; los “ismos” de posguerra se difundieron encontrando intérpretes valiosos en poetas que conquistaron merecida fama. El grupo más significativo fue el que se reunió en torno a la revista Contemporáneos (1928-1931). De los poetas que pertenecieron al grupo de los “Contemporáneos”, los más destacados fueron , Carlos Pellicer, brillante colorista, José Goroztiza, el representante de la poesía pura, Jaime Torres Bodet, el audaz surrealista, Salvador Novo, el sorprendente virtuoso verbal y Xavier Villaurrutia, el poeta de la nostalgia de la muerte.

Xavier Villaurrutia González nació en la Ciudad de México el 27 de marzo de 1903 y murió en su ciudad natal, el 25 de diciembre de 1950. Estudió en el Colegio Francés y desde sus estudios de preparatoria inició su amistad con Salvador Novo y Torres Bodet. Aunque comenzó sus estudios de Derecho, pronto los abandonó para dedicarse por completo a las letras. Dirigió, junto con Salvador Novo, la revista Ulises. En 1938, durante la guerra española provocada por la rebelión militar del general Franco, publicó dos poemas “Muerte en el frío” y “Nocturna rosa” en Hora de España, la revista más importante del momento. Más tarde colaboró en Romance, “revista popular hispanoamericana”, en la que escribieron los principales intelectuales españoles del exilio.

La poesía lírica de Xavier Villaurrutia, de modulaciones clásicas, evidencia meditadas lecturas y una conciencia de la creación poética que sólo tienen los grandes artistas. Dentro del grupo de los “Contemporáneos”, la obra de Villaurrutia constituye el resultado más refinado y al mismo tiempo más cargado de dramatismo. El poeta busca constantemente los vínculos con lo eterno y los expresa en música que, sin embargo, no desemboca en la desesperación, sino en esa singular Nostalgia de la muerte que ha dado título sugestivo a su colección de versos más significativos.

Villaurrutia es un poeta dotado de vivas cualidades pictóricas orientadas hacia la captación de panoramas matutinos, pero también de melancólicos crepúsculos en los cuales se encarna la única realidad que aguarda al hombre: la muerte. Esas cualidades se afirman desde la primeras colecciones de versos, Primeros poemas (1923), Reflejos (1926), Dos nocturnos (1931) y en Nocturnos (1933). Las cosas tal como se presentan a nuestros sentidos, se reflejan como en la tersura de un cristal, pero en su mima tersura se insinúa la inquieta conciencia de la vida dominada por la muerte, que no es en realidad macabra y horripilante, sino más bien fuente de nostalgia por un sentido de orfandad radical.

Nostalgia de la muerte (1938), Décima muerte y otros poemas no coleccionados (1941) y un último Canto a la primavera y otros poemas (1948), forman, junto con las colecciones citadas, la totalidad de la obra lírica de Xavier Villaurrutia, reunida a su muerte con su teatro en La poesía y teatro completos de Xavier Villaurrutia (1953), y luego con la prosa en Obras (1966).

El teatro mexicano debe su importancia actual sobre todo a la labor entusiasta e incansable de Xavier Villaurrutia. En 1928 este autor es cofundador del ”Teatro Ulises”, destinado a la representación de obras mexicanas. Los propios fundadores hicieron a la vez de autores y actores. En 1934, la comedia Parece mentira le valió a Villaurrutia una beca para los Estados Unidos concedida por el Teatro de Orientación, y el escritor acudió a la Universidad de Yale para un curso de perfeccionamiento. De regreso a su país, intensificó su labor a favor del teatro nacional, organizando incluso un grupo teatral: el Sindicato de Electricistas.

Como dramaturgo, Villaurrutia aportó al teatro con sus obras el sentido obsesivo de la muerte Parece mentira gira en torno a una inquietante predisposición al suicidio, replanteándose el tema en otras piezas, hasta llegar a Invitación a la muerte (1944), comedia en la cual el dramaturgo afirma plenamente su originalidad tratando un problema existencial profundamente sentido que permite penetrar en la singularidad del autor, y también en la del mexicano en un sentido más amplio.

Sea Ud. breve (1938), ¿En qué piensas? (1938), La hiedra (1941), La mujer legitima, (1943), El yerro candente (1945), El pobre Barba Azul (1947) y Juego peligroso (1949), son títulos de dramas importantes, del repertorio de Xavier Villaurrutia, en los que la personalidad del dramaturgo se impone en todos los casos al profundo conocimiento de tal o cual autor, sea éste Cocteau, Girandoux, O’Neill, o incluso el mismo Pirandello.

Son varios los poetas y dramaturgos mexicanos de auténtica valía que han logrado atraer la atención internacional, pero entre ellos destaca Xavier Villaurrutia. Y como dijo el poeta mexicano: “... en la tumba del lecho dejo mi estatua sin sangre / para salir en un momento tan lento / en un interminable descenso / sin brazos que tender / sin dedos para alcanzar la escala que cae de un piano invisible / sin más que una mirada y una voz”.

Francisco Arias Solís

Paz y Libertad.

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jueves, 18 de febrero de 2010

Juan Marinello Vidaurreta por Francisco Arias Solís


JUAN MARINELLO VIDAURRETA
(1898-1977)

“Yo he visto, camaradas, echarse a la calle toda
una gran ciudad , la de México, antes la llegada
de quinientos niños españoles, víctimas de la
barbarie fascista, que iban allí a encontrar cultura
y amor.”
Discurso de J. Marinello. II Congreso de Escritores. Hora de España.

LA VOZ DEL PRESIDENTE DE
LA DELEGACION HISPANOAMERICANA

Juan Marinello Vidaurreta formaba parte de la delegación cubana, junto con Nicolás Guillén y Alejo Carpentier, que asistió al II Congreso de Escritores convocado por la Alianza Internacional de Intelectuales Antifascistas, que reunió en Valencia, en julio de 1937, a José Bergamín, Corpus Barga, Antonio Machado, Pablo Neruda, Fernando de los Ríos, Ramón J. Sender, Vicente Huidobro, Carlos Pellicer, José Mancisidor, Octavio Paz, Elena Garro, Rafael González Tuñon, Iliá Ehrenburg, Bertolt Brecht, Anna Seghers, Ernest Hemingway, Heinrich Mann, André Malraux, Louis Aragon, César Vallejo, Rafael Dieste, Rafael Alberti, John dos Passos, Julien Benda, Martin Andersen-Nexö, Se-U, Stephen Spender, Tristán Tzara, Emilio Prados, María Teresa León, Arturo Serrano Plaja, Juan Gil-Albert, Herrera Petere, Lorenzo Varela, Miguel Hernández, Ramón Gaya, Pascual Pla y Beltrán, Ludwig Reen, André Chamson, Jef Last, Malcolm Cowley, Feedor Kelyin, etc. “Las Delegaciones hispanoamericanas en este Congreso me han hecho -decía Juan Marinello en su discurso- por una de esas generosas equivocaciones, tan de nuestras gentes, su Responsable ante este Pleno. Ellas dicen por mi boca que entienden y miden el tamaño de su compromiso y lo aceptan”. En este encendido discurso dedicó unas emocionadas palabras al escritor amigo y compatriota, muerto en la batalla de Majadahonda de la guerra española defendiendo la libertad: “ Lo prometemos, fijo el recuerdo en un hombre que por escritor, por español, por hispanoamericano y por héroe, merece y exige nuestra mejor palabra y nuestra más comprometida decisión; en un cubano cuyo nombre, grabado en las paredes de esta sala, es orgullo y deber: Pablo de la Torriente Brau, camarada intachable en los mejores días de lucha, camarada ejemplar ahora en su presencia sin mudanza, camarada guiador en el alba que ya apunta...”

El poeta, ensayista y critico Juan Marinello Vidaurreta nació en Jicotea, Ranchuelo, el 2 de noviembre de 1898 y falleció en La Habana, el 27 de marzo de 1977. Cursó sus primeros estudios en el municipio cubano de Santa Clara y también en Vilafranca del Penedés, Barcelona, de donde era originario el padre. A su regreso a Cuba termina el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Clara. Se licenció en derecho civil y en derecho público en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. Gracias a una beca retorna a España para estudiar en la Universidad Central de Madrid (1921-1922). A su vuelta a Cuba intervino, en 1923, en la “Protesta de los Trece” contra Alfredo Zayas, presidente de la República, y fue cofundador de la revista Venezuela Libre, desarrollando una intensa actividad política. Participó en la creación de la Institución Hispano Cubana de Cultura y de la revista Avance. Su oposición al gobierno de Gerardo Machado le llevó a la cárcel y más tarde al exilio en México, donde fue profesor de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. A la caída de Machado vuelve a La Habana, pero nuevamente fue separado de la cátedra por ser director del diario comunista La Palabra. En 1936 sufre un nuevo exilio en México. Realiza una intensa actividad en favor de la República española y viaja a España para asistir al II Congreso de Escritores. Colaboró en la revista Hora de España y, más tarde, fue miembro del Consejo de Colaboración de Romance, “revista popular hispanoamericana”, en la que colaboraron un gran números de intelectuales españoles en el exilio. Presidente del Partido Unión Revolucionaria fue elegido delegado de la Asamblea Constituyente. Asistió a Congresos y diversas reuniones del Consejo Mundial de la Paz. En la década de los cincuenta, sufre varios encarcelamientos por su oposición a la dictadura de Batista. Tras la revolución de 1959, fue nombrado rector de la Universidad de la Habana. En 1963 crea la Facultad Preparatoria Obrera y Campesina “Julio Antonio Mella”. En ese año fue nombrado doctor “honoris causa” por la Universidad Carolina de Praga y embajador y delegado permanente de Cuba en la UNESCO. En 1965 fue elegido miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y del Consejo de Estado. En 1966 se le otorgó la Medalla de Oro “Joliot Curie” del Consejo Mundial de la Paz.

Juan Marinello es una de las figuras intelectuales más relevantes de Cuba, un gran poeta y ensayista, al que algunos críticos consideran el verdadero continuador de la obra de José Martí, de la que fue un gran entusiasta. Colaboró en multitud de revistas de Cuba y del extranjero, algunas de las cuales no hemos citado, tales como, las revistas cubanas Orto, Bohemia, Mediodía, Carteles, El Caimán Barbudo y Casa de las Américas, las mexicanas El Gallo Ilustrado y El Nacional, la argentina Sur, la venezolana Papeles, la estadounidense La Nueva Democracia y el semanario soviético Novedades de Moscú. Entre sus numerosas obras destacan: Liberación: poemas (1927), su mejor libro de poemas, Poesías de José Martí (1928), Juventud y vejez (1928), Sobre la inquietud cubana (1930), Americanismo y cubanismo literarios (1932) Poética. Ensayos en entusiasmo (1933), Momento español (1937), Españolidad Literaria de José Martí (1942), Actualidad de Martí. Maestro de la unidad (1942), Picasso sin tiempo (1942), Actualidad americana de José Martí (1945), Meditación americana (1959), Sobre nuestra crítica literaria (1960), José Martí, escritor americano: Martí y Modernismo (1961), El pensamiento de Martí y nuestra Revolución Socialista (1962), Contemporáneos (1964), Once ensayos martianos (1965) José Martí (1972), Poesía mayor de Martí (1973) y Creación y revolución (1973).

Finalizamos esta breve semblanza del escritor Juan Marinello con un fragmento de su discurso en el II Congreso de Escritores: “Yo sé, camaradas, que en el fondo de las prisiones crueles de nuestra tierra, donde miles de hombres están purgando ahora su amor a la libertad, España es un nombre venerado y Madrid una devoción entrañada. España y Madrid son hoy el fondo animador y la esperanza y la luz de nuestras masas torturadas”.

Francisco Arias Solís

La fórmula salvadora es paz, libertad y justicia.

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miércoles, 17 de febrero de 2010

Foro Libre: Homenaje a Antonio Machado


FORO LIBRE
ASOCIACION CULTURAL, ARTISTICA Y LITERARIA (Fundada en 1992)

Francisco Arias Solís - Presidente ~ Plaza San Severiano, 2 ~ 11007 – CADIZ
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“Creo en la libertad y en la esperanza.”
Antonio Machado.


HOMENAJE DE FORO LIBRE A ANTONIO MACHADO

El próximo lunes, día 22, a las 20.00 horas, en la cafetería-restaurante El Cantábrico (Avda. Cayetano del Toro, 21 - Cádiz), la Asociación Cultural, Artística y Literaria FORO LIBRE celebrará un encuentro literario sobre la vida y la obra del poeta Antonio Machado (1875-1939), con motivo del 71º aniversario de su muerte.

El “gran español” Antonio Machado era un poeta, un gran poeta. El sentido y significado de su vida es inseparable de su poesía. Su pensar y decir poético lo es, esencialmente y profundamente, español. Y por serlo así, tan particularmente español, alcanza universalidad verdadera. De Antonio Machado, decía Unamuno, camino de su tertulia: “Vengo de saludar al hombre más descuidado de cuerpo y más limpio de alma de cuantos conozco”.

Antonio Machado entró en el mundo por el palacio de las Dueñas de Sevilla, el día 26 de julio de 1875 y lo abandonó el 22 de febrero de 1939, en Collioure, un pueblecito de la Cataluña francesa. Muere Machado a los setenta y cuatro años. Parece más anciano. Su espalda recorvada lo avejenta. El veintidós de febrero expira Machado, al día siguiente, en el mismo cuarto, fallece su madre. Una familia francesa les cede sitio en su nicho: “Ici repose Antonio Machado, mort en exil le 22 février 1939”.

“Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”, nos confesó Machado en su famoso verso. No era un doctrinario, un sectario, un profesional de la aventura política, desde luego. Toda su conducta, expresamente manifiesta en su vida, confirma el sentido político, el significado de esa bondad. Su tristísimo éxodo hacia la frontera francesa en 1939 no sólo confirma el buen sentido de su bondad, sino que la supera y verifica.

Una pasión poética y una pasión política, entrelazadas, dieron a su voz ese acento propio, tan puro, tan hondo, tan humano que lo arraiga en palabras verdaderas; en palabras que salen del corazón. Y nos preguntamos con el poeta: “¿Qué fue de aquel mi corazón sonoro?”

Francisco Arias Solis

No hagamos las paces con la guerra, ni tampoco levantemos guerras con la paz.

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en memoria de Mario Benedetti.

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martes, 16 de febrero de 2010

Máximo José Kahn por Francisco Arias Solís


MÁXIMO JOSÉ KAHN
(1897-1953)


“Los sefarditas llaman a los sefarditas: los nuestros. Bajo “los
nuestros” se entiende en segundo lugar a los israelitas, en
primero a los que llevan nombres españoles y hablan español;
como en Salónica no hay españoles, aparte de los judíos y no
hay judíos que no sean de formación española, ser judío o ser
español es lo mismo.”
Máximo José Kahn, “Salónica, sefardita”. Hora de España.


LA VOZ DE UNO DE LOS NUESTROS

Huelga decir que los exiliados españoles tuvieron sus propios periódicos político-literarios. Literaria fue la revista Ínsula, revista de letras y ciencias, entre cuyos colaboradores residentes en la Argentina figuraba Máximo José Kahn, destacado hebraísta, sefardita que fue corresponsal de El Sol, colaborador de La Gaceta Literaria y de la Revista de Occidente, y, durante la guerra española, de Hora de España, cónsul en Salónica de la República y, después, encargado de negocios en la legación de Atenas, autor de novelas y ensayos durante su exilio.

Máximo José Kahn Nussbaum nació en Frankfurt del Main, en 1897 y falleció en Buenos Aires en 1953. Su familia había sido castigada por la primera guerra mundial. Estudió Literatura y Filosofía. Siendo muy joven publicó relatos en el diario alemán Berliner Tageblatt, al tiempo que desarrollaba otros trabajos, electrotecnia, comercio, coches, arte. En 1920 llegó a España y tras una breve estancia en Madrid, se instaló en Sevilla, donde se casó con Trudis Blumenfed, hija de un sefardita sevillano. En 1926 se trasladó con su compañera a Toledo, donde vivió en una casona, durante diez años. Adquirió la nacionalidad española y en lo sucesivo realizó toda su producción literaria en lengua española. Publica sus artículos, con el seudónimo de Medina Azara, en revistas prestigiosas La Gaceta Literaria y la Revista de Occidente. En Madrid, asistió a la tertulia de la Granja del Henar, entre cuyos tertulianos se encontraban Azaña, Valle-Inclán y Ortega y Gasset, entre otros. En 1937 al ser nombrado cónsul de Salónica dejó la ciudad toledana, en la que estuvo investigando las huellas de Sefarad, un año más tarde, fue nombrado encargado de negocios en la legación de Atenas. Durante la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, publicó bellos artículos en la revista de más prestigio del momento, Hora de España, tales como: “La cultura de los judíos sefarditas”, “Judíos españoles promotores del Renacimiento”, “Salónica sefardita” y “Salónica sefardita: El lenguaje”. Terminada la guerra, desde Atenas, emprende el camino del exilio, y tras pasar por Alejandría y París, residió en México, Brasil y Argentina, en este último país, al que llegó en 1944, durante varios años, enseñó la Historia de los judíos en España en el Instituto de Estudios Superiores de la Sociedad Hebraica Argentina. Sus pertenencias de Toledo habían sido incautadas por las autoridades franquistas. En 1953, su amigo Juan Gil.Albert nos contaba su muerte: “... una mañana, en su exilio, como español, en Buenos Aires, el camarero del hotel llamó a su puerta; no contestaban. Cuando se logró abrir, Máximo Kahn estaba tendido en el suelo: había muerto”.

El tema central de su obra fue el judaísmo y fue publicada principalmente en México y Argentina. Entre sus libros se encuentran: Apocalipsis histórica (1942), sobre el judaísmo ibérico, Yehudá Haleví (1943), uno de los grandes poetas del la literatura hebraico-española, en la adecuación poética de los treinta nueve poemas, colaboró Juan-Gil-Albert, el título completo de la obra es Poemas sagrados y profanos de Yehudá Haleví, Año de noches (1944), su primera novela, relata la historia de un extraño joven judío a través de sus oraciones vespertinas, durante trescientas setenta y cinco noches, el libro está dedicado a su entrañable amiga Rosa Chacel e ilustrado con una viñeta de Ramón Gaya, La Contra-Inquisición (1947), ensayo subtitulado Capítulos para la historia de nuestras cenizas, y Efraín de Atenas (1950), la primera novela latinoamericana sobre el Holocausto, en la que nos cuenta la vida de una familia judía en Grecia antes de estallar la segunda guerra mundial, el libro está también ilustrado con una viñeta de Ramón Gaya. Entre sus traducciones al castellano, citaremos: la obra de Stefan Zweig, Fouché, el genio tenebroso (1933), en colaboración con el escritor y periodista Miguel Pérez Ferrero, y la obra de Richard Maximilian Lonsbach Nietzche y los judíos (1944). en plena segunda guerra mundial.

El escritor sefardita, mucho antes de su destierro o exilio, escribía en Hora de España: “Este puñado de hombres, documento animado del pasado de España, viven en el destierro, donde sus antepasados encontraron albergue. Se sienten atormentados por la nostalgia del poder volver a su antigua patria, la Península Ibérica, Sefarad. Son hombres ibéricos que no anhelan otra cosa que expansionarse en la libertad ibérica... Desde ultramar sienten que ha llegado la Hora de España, y de sus lontananzas nos viene una voz hermana preguntando que cuándo llega la Hora de Sefarad.”

Francisco Arias Solís

La fórmula salvadora es paz, libertad y justicia.


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lunes, 15 de febrero de 2010

Manuel Lamana por Francisco Arias Solís


MANUEL LAMANA
(1922-1996)

“... el lío ha empezado en su galería de usted,
estamos de acuerdo, y en su galería de usted,
están todos esos señoritos que se las dan
de revolucionarios; si han venido aquí
buscando experiencias, dígales de mi parte
que no les van a faltar...”
Manuel Lamana.

LA VOZ DOBLEMENTE EXILIADA

Algunos autores, dado que la segunda salida de España de Manuel Lamana tiene lugar en 1948 como “consecuencia de sus actividades políticas en la universidad bajo el nuevo Régimen”, no le incluyen en la literatura del exilio debido a la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco. Otros autores hablan de la “Literatura española del último exilio”, me temo que todos estos autores han olvidado que Manuel Lamana se exilió siendo casi un niño en Francia al final de la guerra española. Literariamente pertenece al grupo que se ha llamado del medio siglo, Aldecoa, Fernández Santos, Sánchez Ferlosio..., aunque escriba su obra en su exilio argentino.

Manuel Lamana nace en Madrid en 1922 y fallece en Buenos Aires el 18 de diciembre de 1996. Le sorprende el golpe militar cuando solo contaba catorce años de edad. En 1939, inicia su primer exilio, junto con su familia republicana, cruzando los Pirineos y pasando más de dos años en campos de concentración franceses. En octubre de 1941 se le ordena incorporarse a una compañía de trabajo obligatorio con destino a Alemania. Puede escaparse y regresar a España. Se matricula en la Universidad de Madrid participando en actividades antifranquistas, que le ocasionan repetidos encarcelamientos. En marzo de 1947 es detenido por última vez, por su contribución a la reorganización de la Federación Universitaria Española (FUE). Es condenado a seis años de cárcel por un tribunal militar, pasando al campo de trabajo de Cuelgamuros. En agosto de 1948 logra evadirse, junto con Nicolás Sánchez-Albornoz, el hijo de don Claudio, del destacamento penal de Valle de los Caídos. El conocido escritor norteamericano Norman Mailer organiza el rescate desde París, Lamana pasa a pie los Pirineos, en busca nuevamente de la libertad. Tras una breve estancia en Francia e Inglaterra, se embarca en un carguero con rumbo a la Argentina, país en el que escribe su obra, al tiempo, que se dedica a la enseñanza universitaria, siendo profesor de la Universidad de Buenos Aires y catedrático de literatura francesa en la Universidad de Tucumán. Renunció varias veces a su cátedra argentina ante la llegada de los militares al poder. Ha sido colaborador de varias revistas argentinas y extranjeras. A su muerte era director, junto con Luis Alberto Quesada, del Instituto de Cultura Ibero Argentino en Buenos Aires.

En su novela testimonial Otros hombres, editada por primera vez en 1956 en la mítica Editorial Losada, relata su experiencia en la clandestinidad, su famosa fuga del Valle de los Caídos, junto con Nicolás Sánchez Albornoz, y su nuevo exilio. Esta obra inspiró la película de Fernando Colomo Los años bárbaros estrenada en 1998. Lamana es también autor de la novela Los inocentes (1959), centrada en los recuerdos de un niño que vive la guerra desde la zona republicana. “... lo que hice no fue la guerra en el frente de batalla -nos dice Lamana-, sino lo que le pasa a un niño en la guerra”. Es autor de varios ensayos: La novela de postguerra (1960), Literatura de posguerra (1961) y Existencialismo y literatura (1967). Ha dejado inédito Diario a dos voces, en el que escribe su propio diario en paralelo con el escrito por su padre, José María Lamana, al emprender el exilio. A este escritor, doblemente exiliado, se le puede aplicar aquella frase de una de sus novelas: “En tal situación, las condiciones de héroe que de todos se exige en los tiempos presentes, en él se ve cumplida”.

Francisco Arias Solís

Muchos aparentan estar dispuestos a hacer algo si otros también lo hicieran. Los que así discurren olvidan la importancia de la acción individual. (Frase de Fermín Salvochea glosada en el libro: 102 razones para recordar a Salvochea)

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domingo, 14 de febrero de 2010

Lino Novás Calvo por Francisco Arias Solís


LINO NOVÁS CALVO
(1903-1983)

“Los tres compañeros eran campesinos, de diferentes regiones.
No habían visto un tanque antes de la guerra. Empezaron por la
infantería y formaban una escuadra que llamaron de Los
Copados, porque estuvieron en el repliegue del Este. Al jefe de la
brigada le pidieron, después de Lérida, algunos hombres para los
tanques. Se les pedía hombres seguros, nada más. Se desprendió
de ellos de mala gana. La escuela los hizo tanquistas”.
Lino Novás Calvo. Hora de España.


LA VOZ DE UN GRAN CUENTISTA

Este escritor hispano cubano, brillante novelista e insuperable cuentista, sigue siendo prácticamente desconocido en las literaturas de Cuba y España, en ambos países, todavía no se ha valorado la obra narrativa de Novás en su justa dimensión, pero además fue poeta, dramaturgo, ensayista, crítico literario y periodista. En la actualidad está considerado un renovador de la literatura en lengua española, precursor del realismo mágico y del boom de la literatura latinoamericana.

Lino Novás Calvo nació en la localidad coruñesa de As Grañas do Sor el 24 de septiembre de 1903 y falleció en Nueva York el 24 de mayo de 1983. Hijo natural de María Calvo Rego, costurera. A la edad de seis años le reconoció su padre. En 1912 emigra a Cuba, donde desempeña diversos oficios como carbonero, campesino, pinche de cocina, mozo de limpieza, cortador de caña, traficante de ron, mensajero, portero de hotel, sombrerero, taxista y boxeador. En 1926 residió casi un año en Nueva York. A su regreso a Cuba se dio a conocer como escritor en la Revista de Avance, publicación vanguardista, y consigue un empleo en la librería Minerva. Retornó a España como corresponsal en Madrid de la revista Orbe y colaboró en las principales revistas literarias del momento, tales como, Revista de Occidente, Revista de Estudios Históricos y La Gaceta Literaria y en los diarios de mayor tirada como El Sol, La Voz y el Diario de Madrid. Llegó a ser militante de la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Asiduo visitante de la biblioteca del Ateneo madrileño. Fue traductor de Aldous Huxley, Ernest Hemingway, D.H. Lswrence, William Faulkner y Honoré de Balzac. Viajó a Francia y Alemania. Más tarde se trasladó a Barcelona donde prosiguió su labor de traductor. La rebelión militar del general Franco le sorprendió en Asturias, regresando inmediatamente a Madrid para ponerse al lado del bando republicano e incorporarse al Quinto Regimiento, en la brigada de Valentín González “el Campesino”, el comandante más ensalzado y querido por poetas y escritores. Miguel Hernández le dedicaría estos versos: “Yo he de cantar sus proezas / yo he de romper mi garganta / en alabanzas al pueblo / y al hombre de sus entrañas...” Novás colaboró en Ayuda, órgano del Socorro Rojo Internacional y también en Hora de España, revista en la que escribieron los escritores más prestigiosos del momento. Fue reportero en los frentes de Madrid, Valencia y Cataluña. Una acusación infame en una sesión del II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura le puso al borde de fusilamiento. En 1938 contrae matrimonio en Barcelona con María Luz Nieto. “Esta guerra terrible se alarga -escribía Novás Calvo-. Yo sigo donde me mandan, con la esperanza de que la sangre vertida por el pueblo no sea inútil...” Y más tarde, ya en Cuba, escribiría: “Durante la guerra, en la que me vi involucrado en un minuto, tuve la oportunidad de conocer a gente muy valiosa, de intimar con algunos, y estuve muy cerca de nuestro Pablo (de la Torriente Brau). También compartí con Miguel Hernández, de cuya grandeza de alma puedo dar fe. Su muerte me ha conmovido y la veo como otra tragedia más de esa guerra que tantos estragos hizo”. Al finalizar la guerra pudo cruzar los Pirineos y llegar a la capital francesa y, en abril de 1939, a La Habana. Desde allí, colaboró en una de las revistas más importantes del exilio español, Romance, en la que escribieron, entre otros transterrados, Juan Ramón Jiménez, José Bergamín, Rafael Alberti, Jorge Guillén, León Felipe, Luis Cernuda, José Moreno Villa, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre y María Zambrano. También colaboró en los periódicos cubanos Hoy e Información y en la revistas Ultra y Bohemia, de esta última llegaría a ser jefe de información. En 1940 se casó con la periodista y publicista Herminia de Portal. Fue profesor de francés de la Escuela Normal de Maestros de La Habana. En 1955 termina sus estudios de francés en la Escuela de Idiomas de la Universidad de la Habana. Tras el triunfo de la Revolución de Fidel Castro, se exilió en Estados Unidos. En 1967 fue nombrado profesor de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Syracuse, en el estado de Nueva York. A partir de 1973 sufrió sucesivas hemorragias cerebrales que le dejaron paralítico y sin posibilidades de hablar. Novás obtuvo los siguientes premios: Premio de cuentos Hernández Catá (1942), Premio Nacional de Literatura(1943) y los premios periodísticos Enrique José Varona (1944) y Eduardo Varela Zequira (1948).

Entre su numerosas obras señalaremos, El negrero. Vida novelada de Pedro Blanco Fernández de Trava (1933), novela fundamental sobre el tema de la esclavitud, la novela corta Un experimento en el Barrio Chino (1936), la obra de teatro Los alzados del cuadrilátero y los libros de cuentos Un dedo encima (1942), La luna nona y otros cuentos (1942), No sé quien soy (1945), Cayo Canas (1946), Los traspatios (1946), El otro cayo (1959) y Maneras de contar (1970).

Su trágica visión de la vida hace que en su obra la presente como un estado de tensión y de lucha permanente. Y como dijo nuestro escritor: “A veces nos engañamos a nosotros mismos para no ver la vida tal como es”.

Francisco Arias Solís

Nuestra sociedad, que en vez de ilustrar a sus miembros, parece que al contrario se complace en tenerlos embrutecidos y esclavizados. (Frase de Fermín Salvochea glosada en el libro: 102 razones para recordar a Salvochea)

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sábado, 13 de febrero de 2010

Duración de la vida laboral por Francisco Arias Solís


DURACIÓN DE LA VIDA LABORAL

“Por eso para vivir,
tendré que echarme hacia dentro
las anclas de mi morir.”
Emilio Prados.

JUBILACIÓN VIENE DE JÚBILO

El que la vida laboral media se haya reducido a lo largo de los últimos treinta años puede considerarse en principio un logro para los trabajadores. No sólo se trabaja menos a lo largo del año, sino también a lo largo de la vida; es más, la suma de ambas reducciones disminuye aún más el tiempo de trabajo total para cada trabajador. El problema es cómo y por qué tiene lugar esta segunda reducción. O, visto desde el lado de los afectados, hasta qué punto esa disminución es fruto de una elección o de una imposición social; sólo en el primero de los casos podría hablarse de un verdadero avance.

En el caso de los jóvenes el retraso en la entrada del mercado de trabajo se debe a una combinación de factores positivos y factores negativos. El aumento en la dificultad para acceder a un empleo lleva a demorar la incorporación a la vida laboral y explica en parte la opción por la prolongación del periodo formativo.

El adelanto en la salida de la vida laboral parece deberse, sobre todo, a factores negativos. Ese adelanto es predominantemente involuntario; tan involuntario que, cada vez con más frecuencia, no es más que la decisión final tras una larga, angustiada e infructuosa búsqueda de empleo de quienes a edades adultas han sido condenados al paro. Para las empresas estos trabajadores no son empleables; ellas prefieren a los de menor edad, más formados y, a la vez y en parte por ello, más adaptables a sus necesidades. En este sentido no deja de ser sorprendente que no exista ningún programa de empleo público de incidencia real dirigido a ese tipo de trabajadores adultos.

Duración de la vida laboral no es lo mismo que duración total del trabajo efectivo a lo largo de la vida laboral. No sólo la vida laboral puede iniciarse y concluirse a través de la estrecha senda del paro, sino que, por interrupciones cada vez más involuntarias (los periodos de paro) o por tipos de jornadas “a tiempo parcial” (inferiores, según nuestra legislación a los dos tercios de las jornadas “a tiempo completo” ), casi siempre también ajenas a la voluntad de los contratados.

De este modo tanto el tiempo de trabajo de periodos anuales regulares y la duración de la vida laboral se han reducido considerablemente. Pero si el resultado del primer acortamiento es un resultado liberador (aumenta el tiempo de vida sin que se dé una reducción de los recursos materiales para disfrutarla), no sucede exactamente igual con la reducción de la vida laboral. Ésta reducción es, en parte también una conquista social: en el idioma español el término más habitualmente utilizado para referirse al abandono de la vida de trabajo es el de jubilación, y jubilación viene de júbilo, “viva, alegría”. Este júbilo, sin embargo, no lo es tal cuando la reducción es forzada que es lo que viene sucediendo cada vez con mayor frecuencia a un número cada vez mayor de trabajadores. En este caso el tiempo “libre” resultante no es vivido como un tiempo de liberación sino de tensión y hasta de angustia. Y es que, como dijo el poeta: “¡Qué poco me va quedando / de lo poco que tenía! / Todo se me va acabando / menos la melancolía”.


Francisco Arias Solís

La fórmula salvadora es paz, libertad y justicia.


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viernes, 12 de febrero de 2010

Ramón Iglesia Parga por Francisco Arias Solís


RAMÓN IGLESIA
(1905-1948)

“Oye, Aurora, vida, si me matan, ¿te pondrás luto por mí? En
Valencia ya habrá tela negra,¿no? Es un antojo, ¿sabes?
Aunque no lo lleves siempre, te haces un traje negro, y te lo
pones cuando te acuerdes de mí, y te lo vas poniendo cada día
menos tiempo, alternándolo con otros de colores, hasta que mi
recuerdo se pierda a lo lejos.”
Ramón Iglesia. (Gijón 12-X-37. Diario para Aurora). Hora de España.

LA VOZ DE UN SAGAZ HISTORIADOR

El insigne historiógrafo gallego nos dejó una pequeña historia de su vida en su “Diario para Aurora”, escrito en el frente asturiano durante la guerra provocada por la rebelión militar del General Franco, y en el que ya nos confesaba sus graves problemas psíquicos que le llevarían a un trágico final. En uno de sus párrafos nos dice: “De lo que no me encuentro mejor es de los nervios. Vida, mi vida, esto es una gaita. Te tendré que escribir como salga, dejando ir la onda. Estoy muy agresivo. Es una lata. Es la enfermedad. Hoy, por ejemplo, había conseguido ir pasando todo el día muy tranquilo. Y de repente la menor cosa me desequilibra y me pone rabioso. Caracteriza el estado mío la inestabilidad psíquica, el pasar del mal humor a la carcajada o a la agresión. Parezco un drama de gran guiñol. ¡Qué le vamos a hacer! Soy la caricatura de mí mismo.” Y pocos días después nos contaba: “He encontrado un sitio magnífico para suicidarme si vienen mal dadas. Es un saliente, como una atalaya, sobre un acantilado en que rompen las olas”. Diez años más tarde encontró en un lejano y extraño lugar de su angustioso exilio, Madison, Wisconsin, el último sitio para poner fin a su vida. Y Aurora, se puso luto por él.

Ramón Iglesia Parga nació en Santiago de Compostela el 3 de julio de 1905 y puso fin a su vida en Madison, Wisconsin, el 5 de mayo de 1948. Cursó los primeros estudios en La Coruña y el bachillerato en el Instituto de dicha ciudad. Se traslada con su familia a Madrid, donde, a la edad de quince años, ingresa en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central, concluyendo los estudios en 1926. Dos años más tarde marchó a Suecia como lector de español en la Universidad de Gotemburgo. Y al curso siguiente en la Universidad de Berlín. Por esos años impartió conferencias en diversas ciudades europeas. En 1931 ingresa por oposición en el cuerpo facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, Trabajó en la Sección de Libros Extranjeros de la Biblioteca Nacional, a la que fue destinado por sus conocimientos de idiomas, ya que hablaba inglés, francés, alemán, italiano y sueco. Fue miembro del Centro de Estudios Históricos de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, encargándose de la Sección Hispanoamericana, de cuya revista Tierra Firme, fue redactor jefe. También colaboró en las principales revistas literarias del momento Cruz y Raya, Revista de Occidente y La Gaceta Literaria. Durante la guerra española combate en el ejército leal al legítimo Gobierno de la República en el que alcanzó el grado de capitán, siendo también comandante de las Brigadas Internacionales. Colaboró en Hora de España, revista en la que escribieron los escritores más prestigiosos del momento. Al finalizar la guerra se exilia en Francia, para embarcar en el Sinaia. “De Sète a Veracruz-nos cuenta Manuel Andújar-, el Sinaia, un viejo barco matalón transportó -avanzado mayo, al 13 de junio de 1939- a más de 1.600 republicanos españoles. Procedentes en su gran mayoría, de los campos de concentración franceses. Entre ellos, nutrido y lucido haz de intelectuales, escritores y artistas. Y en aquella travesía se publicó el primer periódico -peregrino, en puridad del exilio”. Entre los que hicieron el Sinaia, que así se denominó aquel diario de propósito recreativo e instructivo, destacaba, según Andújar, “el ilustre historiador”. Estuvo en México hasta 1942. Allí fue miembro del Colegio de México, catedrático del Centro de Estudios Históricos y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Colabora en diversas revistas mexicanas y en las del exilio español: Romance, Letras de México, Cuadernos Americanos, Tiempo, Revista de Historia de América, La España peregrina, entre otras. Pasó a Estados Unidos, donde fue profesor de las universidades de California, de Illinois y de Wisconsin.

Ramón Iglesia, uno de los hombres de mayor sensibilidad y de gusto por la historia y uno de los más reconocidos estudiosos de la vida y obra de Bernal Díaz del Castillo, en sus pocos años de vida publicó Trailer de cuatro crónicas (1936); Cronistas e historiadores de la conquista de México, el ciclo de Hernán Cortés(1942); El hombre Colón y otros ensayos (1944); Estudios de Historiografía de la Nueva España, en colaboración con sus discípulos (1945). Como editor publicó: Baraja de crónicas castellanas del siglo XIV (1940); El Victorial; crónica de don Pero Niño, por Gutiérrez Díez de Games (1940) y la Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, por Bernal Díaz del Castillo (1943), edición en la que trabajó en colaboración con su esposa Raquel Lesteiro. Vertió al español, entre otras, la obra de James Thomson Shotwel, Historia de la historia en el mundo antiguo (1940); en colaboración con la escritora y poetisa Ernestina Champourcín, Historia e historiadores del siglo XIX (1942), de G. P. Gooch; Historia política de Inglaterra (1943), de George Macaulay, y El duque de Wellington (1945), de Richard Aldington.

Diez años antes de dar una patada a su propia historia, a su vida, en Madison, el sagaz historiador gallego ya lo había presentido: “En fin -escríbia en su “Diario para Aurora”-, también es en “El Circo” de Charlot donde termina dándole una patada al destino, al amor, a todo. Eso tendré yo que hacer con mi vida, con mi amor hacia ti, con mi trabajo”.

Francisco Arias Solís

Con el valor que representan las mansiones de los poderosos habría para que ninguno careciera de albergue. (Frase de Fermín Salvochea glosada en el libro: 102 razones para recordar a Salvochea)

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jueves, 11 de febrero de 2010

Silvia Mistral por Francisco Arias Solís


SILVIA MISTRAL
(1914-2004)

«Como bestias, tras los alambres, los españoles sin
mantas, sin comida, sin sol; heridos muribundos son
lanzados al desierto de arena. Un poco de paja sobre
ella, sería un lujo. Las órdenes son feroces. Dan una lata
de sardinas, cada veinticuatro horas, para quince
personas. Dos o tres niños se mueren cada día.... Hemos
querido escapar y ha sido imposible: Los gendarmes a
cada lado, oponen una barrera infranqueable. Tienen el
corazón oscuro, como los uniformes y el alma de hojalata.
Somos prisioneras de una nación “amiga”».
Silvia Mistral.

LA VOZ PRISIONERA DE UNA NACIÓN AMIGA

La escritora Silvia Mistral publicó en México, en 1944, un delicado libro de relatos en prosa poética, Madréporas, con ilustraciones de Ramón Gaya y dedicatoria autógrafa a Ceferino Palencia, marido de la malagueña Isabel Oyarzábal, la primera embajadora de España; cuatro años antes, se había publicado por entregas en la revista Hoy, su diario, que sería publicado por la editorial Minerva, fundada por su marido, con el título Éxodo: Diario de una refugiada española, con prólogo de León Felipe, y considerado como una de las principales obras del exilio. En el diario nos relata los últimos meses de la guerra, sufridos en un barrio obrero, próximo a Barcelona. “En un rincón yace llena de polvo la guitarra- nos cuenta la autora-. Las cortinas han sido desgarradas por las bombas. Sobre los tejados ya no revolotean los pájaros. ¿Dónde estarán los pájaros? ¿En qué región habitarán, ahora, las golondrinas, los gorriones y los jilgueros? Todo está, ahora, desgarrado por la guerra. Voy a partir. ¿Cómo y a dónde? No lo sé...” Seguidamente nos narra una amarga visión de los campos de concentración franceses. «En Argelès es más fácil entrar que salir -nos dice Silvia Mistral-. Una playa inmensa, y nada más. Ni caseta, ni agua, ni comida, ni enfermeros, ni medicinas. Sólo la arena y el mistral. Y los senegaleses. Altos y negros, semejan niños a los que se ha dado un fusil y un uniforme y una orden de matar. Nadie puede imaginar cómo es esta playa con el frío y en la noche. No hay una venda para los heridos ni un poco de agua hervida para los enfermos...” Finalmente, la autora nos refiere su viaje hasta México en el buque Ipanema : “Cuando el Ipanema se aleja del espigón, unos y otros lanzan tres gritos: ¡Viva México! ¡Viva Cárdenas! ¡Viva la República! Nadie dio un hurra a Francia”.

Silvia Mistral, seudónimo de la escritora y crítica cinematográfica Hortensia Blanch Pita, nace en La Habana el 1 de diciembre de 1914 y fallece en Lomas de Bellavista, Ciudad López Mateos, del Estado de México. De padre catalán y madre gallega, desde 1920 hasta 1926 vive en Vilalba, provincia de Lugo, volviendo nuevamente a La Habana. Al proclamarse la República regresa a España, estableciéndose en Barcelona, donde trabaja de ayudante en un laboratorio químico, al tiempo que colabora en el suplemento literario de Las Noticias, y, más tarde, en El Día Gráfico. Su pasión por el cine le lleva a ejercer la crítica cinematográfica en las revistas Popular Film, Films Selectos y Proyector, y a realizar algunas adaptaciones cinematográficas para las compañías Paramount y Metro. Afiliada a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), durante la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco colabora en las revistas Umbral y Solidaridad Obrera, y en el periódico La Vanguardia, donde aparecen sus crónicas de guerra. También es locutora de Radio Oficial Republicana y secretaria de la revista Nuevo Cine. Traba amistad con la reportera gráfica húngara Kati Horna, con la que mantiene una colaboración que se prolongaría en el exilio. Al terminar la guerra emprende el camino del exilio, en Francia pasa por centro de acogida Les Mages (Gard) y por el campo de concentración de Argelès-sur Mer. En julio de 1939 viaja de Francia a Veracruz, México, a bordo del buque Ipanema, acompañada de su marido. “Fue por ese principio literario que decidí no escribir sobre mi problema personal -nos dice la propia Silvia Mistral-; por eso puse EL que era Ricardo Mestre, de Vilanova y la Geltrú, director que fuera del diario Catalunya publicado en la guerra y comisario cultural en el frente”. En México colabora en diversas publicaciones Aventura, donde publica varios cuentos, El Libertario, publicación anarquista cubana, Comunidad Ibérica... llegando a convertirse en columnista del periódico Excelsior. Utiliza otros seudónimos literarios Silvia M. Robledo, Ana María Muria o María Luisa Algarra. Vende colonia de puerta en puerta. Retorna a la crítica cinematográfica en la revista Arte y Plata. En 1978 publica Interludio Ibérico, trabajo en colaboración con Campio Carpio, Bartoli y Molins Fabraga. Escribe novelas rosa , como Violeta imperiales, de gran éxito, y los cuentos La cola de la sirena (1983), Mingo, el niño de la banda (1985), La cenicienta china (1986) y La bruja vestida de rosa (1988). En sus últimos años pertenece a la Liga Defensora de Animales de México.

Finalizamos esta breve semblanza con un párrafo de su diario, escrito el día 8 de julio de 1939, al pisar tierra mexicana, de la que no volvió jamás: “Venimos con la ilusión de empezar una vida deshecha por los horrores de la guerra. Somos todos pobres. Traemos solamente el recuerdo de las cosas que quisimos formar y que se perdieron en la guerra o en el éxodo. Nos queda el alma, elevada y purificada por las angustias del exilio, el afán de recobrar lo perdido, para nosotros y para aquéllos que gimen bajo el manto fatal de la tragedia”.

Francisco Arias Solís

… debemos vivir con satisfacción el haber aportado nuestro pequeño grano de arena a la gran obra universal que significa la liberación de los hombres. (Frase de Fermín Salvochea glosada en el libro: 102 razones para recordar a Salvochea)

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miércoles, 10 de febrero de 2010

Foro Libre: Homenaje a Jules Laforgue


FORO LIBRE
ASOCIACION CULTURAL, ARTISTICA Y LITERARIA (Fundada en 1992)

Francisco Arias Solís - Presidente ~ Plaza San Severiano, 2 ~ 11007 – CADIZ
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“¡Cómo rebosa a lo lejos la noche
de silenciosa y clara infinidad!
¡Ni un eco de los seres terrestres
bajo la mediterránea Luna!
Jules Laforgue.

HOMENAJE DE FORO LIBRE A JULES LAFORGUE

El próximo lunes, día 15 de febrero, a las 20.00 horas, en la cafetería-restaurante El Cantábrico (Avda. Cayetano del Toro, 21 - Cádiz), la Asociación Cultural, Artística y Literaria FORO LIBRE celebrará un encuentro literario sobre la vida y la obra del poeta francés Jules Laforgue (1860-1887), con motivo del 150º aniversario de su nacimiento.

Las primeras composiciones del poeta francés Jules Laforgue, que murió demasiado joven, responden claramente a los cánones estéticos del simbolismo –movimiento del que está considerado uno de sus principales maestros-, pero sus poemas finales, cargados de tintes irónicos e irreverentes se distanciaron de la rigurosidad métrica y se inclinaron hacia la experimentación estilística. Auténtico poeta, cuyos versos, de suma libertad en la métrica, muestran una sinceridad original y punzante.

Su exagerado pesimismo y amargura es fiel reflejo de las inquietudes existenciales de aquel momento. Considerado uno de los padres del verso libre, su poesía llegó a ejercer una gran influencia sobre algunos de los más afamados cultivadores de este género en el siglo XX, entre ellos, Guillaume Apollinaire y T. S. Elliot.

Jules Laforgue nació en Montevideo en 1860 y falleció en París en 1887, de una tuberculosis hereditaria, recién cumplidos los veintisiete años. Estudió en Tarbes, Francia, y más tarde en París, colaboró en diversas revistas y de 1881 a 1886 fue lector en Berlín de la emperatriz Augusta, esposa de Guillermo I.

Laforgue publicó en vida solo dos colecciones de poemas Las lamentaciones (1885) y La imitación de Nuestra Señora la Luna (1886), póstumamente vieron la luz sus Últimos versos (1890), y, en 1894, sus Poesías completas. Fue autor además de Las moralidades legendarias (1887), seis relatos filosóficos en prosa.

Jules Laforgue además de ser el precursor de la vanguardia simbolista difundió en Francia la obra de Walt Whitman y concibió la poesía como un instrumento de salvación personal.

Francisco Arias Solís

Que el temor de la muerte no sea nunca bastante para imponernos una existencias ruin y desgraciada, porque vivir no es vegetar. (Frase de Fermín Salvochea glosada en el libro: 102 razones para recordar a Salvochea)

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en memoria de Mario Benedetti.

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