martes, 16 de febrero de 2010

Máximo José Kahn por Francisco Arias Solís


MÁXIMO JOSÉ KAHN
(1897-1953)


“Los sefarditas llaman a los sefarditas: los nuestros. Bajo “los
nuestros” se entiende en segundo lugar a los israelitas, en
primero a los que llevan nombres españoles y hablan español;
como en Salónica no hay españoles, aparte de los judíos y no
hay judíos que no sean de formación española, ser judío o ser
español es lo mismo.”
Máximo José Kahn, “Salónica, sefardita”. Hora de España.


LA VOZ DE UNO DE LOS NUESTROS

Huelga decir que los exiliados españoles tuvieron sus propios periódicos político-literarios. Literaria fue la revista Ínsula, revista de letras y ciencias, entre cuyos colaboradores residentes en la Argentina figuraba Máximo José Kahn, destacado hebraísta, sefardita que fue corresponsal de El Sol, colaborador de La Gaceta Literaria y de la Revista de Occidente, y, durante la guerra española, de Hora de España, cónsul en Salónica de la República y, después, encargado de negocios en la legación de Atenas, autor de novelas y ensayos durante su exilio.

Máximo José Kahn Nussbaum nació en Frankfurt del Main, en 1897 y falleció en Buenos Aires en 1953. Su familia había sido castigada por la primera guerra mundial. Estudió Literatura y Filosofía. Siendo muy joven publicó relatos en el diario alemán Berliner Tageblatt, al tiempo que desarrollaba otros trabajos, electrotecnia, comercio, coches, arte. En 1920 llegó a España y tras una breve estancia en Madrid, se instaló en Sevilla, donde se casó con Trudis Blumenfed, hija de un sefardita sevillano. En 1926 se trasladó con su compañera a Toledo, donde vivió en una casona, durante diez años. Adquirió la nacionalidad española y en lo sucesivo realizó toda su producción literaria en lengua española. Publica sus artículos, con el seudónimo de Medina Azara, en revistas prestigiosas La Gaceta Literaria y la Revista de Occidente. En Madrid, asistió a la tertulia de la Granja del Henar, entre cuyos tertulianos se encontraban Azaña, Valle-Inclán y Ortega y Gasset, entre otros. En 1937 al ser nombrado cónsul de Salónica dejó la ciudad toledana, en la que estuvo investigando las huellas de Sefarad, un año más tarde, fue nombrado encargado de negocios en la legación de Atenas. Durante la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, publicó bellos artículos en la revista de más prestigio del momento, Hora de España, tales como: “La cultura de los judíos sefarditas”, “Judíos españoles promotores del Renacimiento”, “Salónica sefardita” y “Salónica sefardita: El lenguaje”. Terminada la guerra, desde Atenas, emprende el camino del exilio, y tras pasar por Alejandría y París, residió en México, Brasil y Argentina, en este último país, al que llegó en 1944, durante varios años, enseñó la Historia de los judíos en España en el Instituto de Estudios Superiores de la Sociedad Hebraica Argentina. Sus pertenencias de Toledo habían sido incautadas por las autoridades franquistas. En 1953, su amigo Juan Gil.Albert nos contaba su muerte: “... una mañana, en su exilio, como español, en Buenos Aires, el camarero del hotel llamó a su puerta; no contestaban. Cuando se logró abrir, Máximo Kahn estaba tendido en el suelo: había muerto”.

El tema central de su obra fue el judaísmo y fue publicada principalmente en México y Argentina. Entre sus libros se encuentran: Apocalipsis histórica (1942), sobre el judaísmo ibérico, Yehudá Haleví (1943), uno de los grandes poetas del la literatura hebraico-española, en la adecuación poética de los treinta nueve poemas, colaboró Juan-Gil-Albert, el título completo de la obra es Poemas sagrados y profanos de Yehudá Haleví, Año de noches (1944), su primera novela, relata la historia de un extraño joven judío a través de sus oraciones vespertinas, durante trescientas setenta y cinco noches, el libro está dedicado a su entrañable amiga Rosa Chacel e ilustrado con una viñeta de Ramón Gaya, La Contra-Inquisición (1947), ensayo subtitulado Capítulos para la historia de nuestras cenizas, y Efraín de Atenas (1950), la primera novela latinoamericana sobre el Holocausto, en la que nos cuenta la vida de una familia judía en Grecia antes de estallar la segunda guerra mundial, el libro está también ilustrado con una viñeta de Ramón Gaya. Entre sus traducciones al castellano, citaremos: la obra de Stefan Zweig, Fouché, el genio tenebroso (1933), en colaboración con el escritor y periodista Miguel Pérez Ferrero, y la obra de Richard Maximilian Lonsbach Nietzche y los judíos (1944). en plena segunda guerra mundial.

El escritor sefardita, mucho antes de su destierro o exilio, escribía en Hora de España: “Este puñado de hombres, documento animado del pasado de España, viven en el destierro, donde sus antepasados encontraron albergue. Se sienten atormentados por la nostalgia del poder volver a su antigua patria, la Península Ibérica, Sefarad. Son hombres ibéricos que no anhelan otra cosa que expansionarse en la libertad ibérica... Desde ultramar sienten que ha llegado la Hora de España, y de sus lontananzas nos viene una voz hermana preguntando que cuándo llega la Hora de Sefarad.”

Francisco Arias Solís

La fórmula salvadora es paz, libertad y justicia.


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