martes, 2 de febrero de 2010
Luisa Carnés por Francisco Arias Solís
LUISA CARNÉS
(1905-1964)
“Creíamos también que nuestra única misión
en la vida era la caza del marido,... Hoy sabemos
que las mujeres valen tanto como el hombre
para la vida política y social...”
Luisa Carnés.
LA VOZ CON ALMA DE NOVELISTA
La periodista, narradora y dramaturga Luisa Carnés poseía una obra literaria integrada por varios libros anteriores a la guerra. Después de ésta siguió cultivando la literatura, si bien, la mayor parte de su obra en México quedó inédita. De su producción en el exilio destacamos Juan Caballero (1956), novela que toma el título en su protagonista, un guerrillero andaluz. La historia reúne en torno a una novela del maquis, un aceptable drama, construido alrededor de cuatro personajes principales el doctor Blanco, su hija Nati, Pedro el marido de ésta y el jefe de los guerrilleros Juan Caballero. Nati se ofrece para llevar medicinas a un guerrillero herido y decide quedarse en el monte para luchar por la libertad, pues siempre estuvo enamorada de Juan Caballero. Las actividades de los guerrilleros se combinan con una afortunada historia de amor, que termina desgraciadamente con la muerte de los dos protagonistas. La historia, con sus motivos de suspense, mantiene en todo momento una tensa atención. Recientemente se ha publicado por primera vez y recuperada por Antonio Plaza, la novela El eslabón perdido (2002). También hay que destacar de su obra en el exilio la biografía Rosalía de Castro. Raíz apasionada de Galicia (1945), una amena reinvención de la vida y de la obra de la poetisa gallega.
Luisa Carnés Caballero nació en Madrid el 3 de enero de 1905 y falleció en la Ciudad de México el 12 de marzo de 1964. Hija de familia humilde, su padre era barbero y su madre lavandera. Empezó a trabajar casi niña de aprendiz en un taller de sombreros. Desde muy joven cultivó la literatura. Publica sus primeros cuentos en los diarios La Voz, El Imparcial y en las revistas Crónica y La Esfera, y, posteriormente, en El Sol, Mundo Obrero, Frente Rojo y en la revista Estampa, de la que fue redactora. Desde junio de 1931 a junio de 1933 vive en Algeciras con el pintor y cartelista Ramón Puyol, de quien se separaría a su regreso a Madrid. En octubre de 1936 se estrena en el Teatro de la Guerra su obra Así empezó, cuyo texto se ha perdido. Era afiliada de la Agrupación Profesional de Periodistas, vinculada a la Unión General de Trabajadores (UGT). En 1937 ingresa en el Partido Comunista. Por esas fechas surge una relación sentimental con el poeta Juan Rejano que se prolongaría en su exilio en México. Durante la guerra vive en Madrid, Valencia y Barcelona. En enero de 1939 inicia su exilio, pasa a Francia, por el puerto de la Junquera, y es trasladada a albergue de Le Pouliguen, en la Boule. El 6 de mayo de 1939 parte hacia América en el vapor “Vendamm”, en el que viajaban, entre otros, José Bergamín, Emilio Prados, Paulino Masip... En su exilio mexicano colaboró en la revista literaria Romance, junto a otros valiosísimos transterrados españoles, tales como, Juan Ramón Jiménez, José Bergamín, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Jorge Guillén, León Felipe, Luis Cernuda, Juan Rejano, José Moreno Villa, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Arturo Serrano Plaja, María Zambrano, Ramón Gaya, Juan Gil-Albert, Pedro Garfias, José Herrera Petere... Colaboró también en las publicaciones Reconquista de España, Juventud de España y España y la Paz. Fue directora de la revista Mujeres Españolas. Posteriormente colaboraría en Crónica, El Nacional, La Prensa y Novedades. Como periodista utilizó el seudónimo de Clarita Montes.
Entre su obra publicada reseñamos las novelas Peregrino de Calvario (1929), Natalia (1930), Tea rooms (Mujeres obreras) (1932), Juan Caballero (1956), y El eslabón perdido (2002), y las obras de teatro Cumpleaños (1965) y Los vendedores del miedo (1966), magnífico alegato contra la utilización de las nuevas tecnologías para la fabricación de armas sofisticadas, terribles, con las que reprimir las ansias de libertad de los pueblos.
Escritora formada así misma en el mundo del trabajo tiene alma de novelista. A sus cualidades para la narración, une un gran capacidad de observación, ternura, sinceridad y una enorme conciencia social. Muchas de las protagonistas de las obras de Luisa Carnés desarrollan su trabajo en condiciones inhumanas, con salarios de miseria, sin poder quejarse ni sindicarse por temor al despido y teniendo que ocultar su condición de mujeres casadas para poder ser contratadas. Y como dijo nuestra escritora: “Cerrar los ojos a la realidad social de nuestros días es traicionar, en mi concepto, nuestro destino de hombres y escritores”.
Francisco Arias Solís
En un orden social basado en la injusticia y la desigualdad, nadie debe ser feliz... (Frase de Fermín Salvochea glosada en el libro: 102 razones para recordar a Salvochea).
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