miércoles, 31 de marzo de 2010

Foro Libre: Homenaje a Gabriela Mistral


FORO LIBRE
ASOCIACION CULTURAL, ARTISTICA Y LITERARIA (Fundada en 1992)

Francisco Arias Solís - Presidente ~ Plaza San Severiano, 2 ~ 11007 – CADIZ
URL: http://www.internautasporlapaz.org

“Yo no tengo otro oficio,
después del callado de amarte,
que este oficio de lágrimas, duro
que tú me dejaste.”
Gabriela Mistral.

HOMENAJE DE FORO LIBRE A GABRIELA MISTRAL

El próximo lunes, día 5, a las 20.30 horas, en la cafetería-restaurante El Cantábrico (Avda. Cayetano del Toro, 21 - Cádiz), la Asociación Cultural, Artística y Literaria FORO LIBRE celebrará un encuentro literario sobre la vida y la obra de la poetisa chilena Gabriela Mistral (1889-1957), con motivo del 53º aniversario de su muerte.

Extraño caso el de esta mujer chilena, nacida en Vicuña el 6 de abril de 1889, que bajo el seudónimo de Gabriela Mistral destacó de forma especial en la poesía y que antes de publicar su primer libro, tiene por todos los países de su lengua mayor gloria que, incluso, algunos autores clásicos.

Antigua maestra rural, Lucila Godoy Alcayaga enseñaba Gramática Castellana e Historia de la Edad Media en el Liceo de los Andes. En sus principios, leía mucho a Rubén Darío y a Juan Ramón Jiménez. De los Andes pasó a Puntas Arenas, como directora del Liceo, de allí a Temuco y enseguida a Santiago.

En 1914 se dio a conocer en unos juegos florales de Santiago de Chile. Desde entonces su prestigio fue creciendo. Consiguió el Premio Nobel de 1945 con una breve producción lírica en la que está presente el amor y donde se produce un hecho modernista, la búsqueda pura de la belleza, una belleza que actuará como eje fundamental de la vida de Gabriela, para quien eso no es sólo simple contemplación estética: “tu belleza se llamará también misericordia y consolará el corazón de los hombres”. Luego viaja a Nueva York, donde muere víctima del cáncer en 1957.

Entre sus obras más conocidas se encuentran Sonetos de la muerte, Desolación y Ternura, libros sentimentales originados por un doloroso amor. Tala es una obra de madurez, más seria, más cerebral y abstracta, más próxima a las nuevas tendencias poéticas de vanguardia. En el poemario Desolación (1922) versifica la historia de su amor por un modesto empleado de ferrocarril que se suicidó en 1909.

La aparición en las letras de la América española a principios del siglo XX de las poetisas Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Delmira Agustini, Juana de Ibarbourou y Dulce María Loynaz, constituye uno de los hechos más notables de toda la historia de la cultura hispánica.

Francisco Arias Solís

No hagamos las paces con la guerra, ni tampoco levantemos guerras con la paz.

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en memoria de Mario Benedetti.

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martes, 30 de marzo de 2010

Federico Patán López por Francisco Arias Solís

FEDERICO PATÁN LÓPEZ

“Mi cuerpo, amor, junto a tu cuerpo herido.
Tu cuerpo flecha que en el viento anida
un intento fugaz de ser hendido
por el ardiente vuelo de otra herida.”
Federico Patán.

LA VOZ DEL ESCRITOR HISPANOMEXICANO

Aquellos niños que nacieron durante la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco y que fueron como Federico Patán, poetas que no han figurado en las antologías poéticas de la literatura española o figuran esporádicamente es una injusticia más entre las muchas que durante décadas se cometieron contra los vencidos en una guerra y contra sus descendientes. Como ha dicho la escritora española Angelina Muñiz-Huberman, también exiliada en México: “Huyendo de guerra en guerra escogiste como país propio, aquel en que no naciste y en donde nos habías vivido, ni habrías de conocer”.

Los niños que, adheridos al destino de los padres o familiares directos tuvieron que abandonar España y fueron llevados a México en 1939 y que, más tarde, se revelaron como poetas, llegarían a conocerse como la Generación de Poetas Hispanomexicanos, a la que pertenece Patán.

El poeta, novelista, ensayista, crítico literario, traductor y profesor Federico Patán Lopéz, nació en Gijón, Asturias, el 16 de septiembre de 1937. Al finalizar la guerra tuvo que emprender el camino del exilio, acompañado de su familia, desembarcando en Veracruz cuando contaba sólo veintidós meses de edad. Sin embargo, el exilio aparece en su primer libro de poesía y en sus primera novela. Reside en México desde 1939 y ha adquirido la nacionalidad mexicana. Realizó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) la licenciatura y maestría en lengua y literatura inglesas y el doctorado en letras hispánicas. Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM donde ha impartido diversas cátedras: Introducción a las investigaciones literarias, Historia literaria, Literatura inglesa de los siglos XIX y XX, talleres de traducción y el Seminario de Narrativa Comparada, en la División de Estudios de Posgrado. Además ha sido profesor en diversas universidades norteamericanas, Universidad de Kansas, Universidad del Colorado en Boulder, Universidad Brigham Young, de Provo, Utah, y en el Lafayette College, de Easton, Pennsylvania. Ha colaborado en numerosas publicaciones, entre las que se cuentan: Ciencia Arte y Cultura, Revista del Colegio de Bachilleres, Apuntes, Revista de la Universidad de México, La Palabra y El Hombre, Vida Universitaria (periódico de la Universidad Autónoma de Nuevo León), La Cultura en México, Los Universitarios, Poligrafías, Revista de Bellas Artes, Apuntes, El Faro, Casa del Tiempo, Diálogos, Sábado, Arte, El Gallo Ilustrado, Thesis, Anglia, Anuario de Historia, El Cuento, El Día, Revista Mexicana de Cultura y el suplemento cultural venezolano El Impulso. Es miembro de la Asociación Internacional de Literatura Comparada, de la Asociación de Traductores Profesionales y de la Asociación de Escritores Mexicanos. En 1986 obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia, compartido con Sergio Galindo, por su primera novela, Último exilio, en 1992 fue ganador de la beca Fulbright, en 1993, de la cátedra Rosa Morgan, en la Universidad de Kansas, en 1994 obtuvo el Premio Universidad Nacional para el campo de creación artística y extensión de la cultura y, en 2006, el Premio Nacional José Fuentes Mares por su cuento Encuentros

Entre los títulos de mayor relieve de sus obras publicadas se cuentan: Poemarios, Del oscuro canto (1965), Los caminos del alba (1968), Fuego lleno de semillas (1980), A orillas del silencio (1982), Del tiempo y la soledad (1983), Imágenes (1986), Dos veces el mismo río (1987), El mundo de Abel Caínez (1991), Umbrales (1992), No existen los regresos (1997), Árboles hay ríos (2000) y Es el espejo un agua rigurosa (2008); Novelas, Último exilio (1986), Puertas antiguas (1989), La ceremonia perfecta (1993), Mujeres ante el espejo (1996), El rumor de su sangre (1999), Esperanza (2001), Ángela o las arquitecturas abandonadas (2001) y Casi desnudo (2008); Cuentos, Nena, me llamo Walter (1986), En esta casa (1987), El paseo y otros acontecimientos (1992), Bitácora de extravíos (1998), La piel lejana (1998) y Encuentros (2008); Ensayos, Calas menores (1978), Literatura e inseguridad (1982), Diez novelas y un retrato (1984), Contrapuntos (1989), Los nuevos territorios (1992), También Virginia Woolf (1998), El espejo y la nada (1999); antologías, Cuento norteamericano del siglo XX (1987), El viejo Bloomsbury y otros ensayos (1999), Ensayo literario mexicano (2001), y El artista serio y otros ensayos (2001). También ha publicado una autobiografía, Federico Patán. De cuerpo entero (1991) y traducciones de Shakespeare, Poe, Melville, Stephen Crane y Mark Twain. Y como ha dicho el escritor hispanomexicano: “Escribir me place y me complace. No necesito más que dedicarme a ello”.

Francisco Arias Solís

Ningún hombre considera que su situación es libre si no es al mismo tiempo justa, ni justa si no es libre.

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lunes, 29 de marzo de 2010

Cristóbal Lozano por Francisco Arias Solís


CRISTÓBAL LOZANO
(1609-1667)

“Aunque quien huye dicen que camina más,
quien persigue no anda menos. “
Cristóbal Lozano.

LA VOZ DE CURIOSAS LEYENDAS

Cristóbal Lozano es uno de los escritores más simpáticos del XVII. Aparte de sus muchas poesías líricas, intercaladas en las obras en prosa, tiene narraciones de carácter histórico, religioso y legendario. A la primera corresponde el David perseguido (que comprende tres partes), David penitente y El gran hijo de David más perseguido, en tres partes también, que recogen la historia del profeta-rey, siguiendo el texto bíblico, pero con toda clase de digresiones y anécdotas, principalmente tomadas de la historia de España. Análogas características ofrece Reyes nuevos de Toledo, inspiradas según el profesor Entrambasaguas, en las tres historias más populares de Toledo a la sazón: la del conde Mora, la de Alcocer y la del doctor Pissa. También tiene presente las de Jiménez de Rada, Mariana y Hurtado de Toledo. Intercala muchas y curiosas leyendas: Cueva de Hércules, amores de Galiana y Carlomagno, nacimiento de Pelayo, etcétera. Tienen mucho interés sus novelas que ocupan un lugar intermedio entre la “cortesana” a lo Zayas, y la “ejemplar”, a lo Cervantes. Constituyen tres series: Persecuciones de Lucinda, Soledades de la vida y desengaño del mundo y Las Serafinas. Este título le fue sugerido por una Serafina, a quien Lozano amó cuando era estudiante.

La más renombrada y mejor, Soledades, compuesta a la manera de Boccaccio, está integrada por una serie de novelas cortas narradas en Guadalupe, para entretenimiento, a la vez que aviso del lector.

Cristóbal Lozano y Sánchez nació en Hellín, provincia de Albacete, el 26 de diciembre de 1609 y murió en Toledo el 3 de octubre de 1667. Estudió en Alcalá y viajó mucho por toda España. Tras ordenarse sacerdote, residió en Valencia y fue párroco de Lagartera, provincia de Toledo, y desempeñó diversos cargos eclesiásticos en Valencia, Hellín y Murcia: cura ecónomo, vicario y el de comisario de la Santa Cruzada de la villa de Hellín y su partido, procurador Fiscal del Obispado de Murcia, y en Toledo fue capellán de los Reyes Nuevos hasta su muerte.

Lozano influyó en varios escritores románticos, como Zorrilla y Espronceda, con las leyendas españolas que se hallan recogidas en sus obras. De Lozano tomó Espronceda su Estudiante de Salamanca.

Los Dos ejemplos de amistad del David perseguido están sacados de la obra de Tomás Cantimpré Bocum Universale y del Speculum exemplorum. Un cuento de las Mil y una noches tiene un asunto semejante. En este ejemplo se inspiró Zorrilla para su leyenda Dos hombres generosos, y quizá para la titulada El talismán, contenidas en el libro Vigilias del estío.

“¡Oh, miseria humana! ¡Oh, pobreza, siempre menospreciada y abatida! No hay para un pobre una mano que lo ayude a levantar –escribía Lozano, en el siglo XVII-; muchas, sí, para ayudarlo a caer”.

Francisco Arias Solís

Jamás hubo una guerra buena o una paz mala.

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domingo, 28 de marzo de 2010

Ramón Xirau por Francisco Arias Solís


RAMÓN XIRAU SUBÍAS

“Danzas
en los cabellos
pequeñas flores rojas,
el venteo es muy calmo,
y tú, muchacha, exacta
enamoras el campo,
cántico tan azul y tan sencillo.”
Ramón Xirau.

LA VOZ DE UN “EX-NIÑO”

Ramón Xirau pertenece a aquellos exiliados que eran niños o mozos en 1939 y, por tanto, no tenían voluntad política propia, que en su mayoría salieron de España simplemente acompañando a sus padres, aunque luego corroboraran con su libre decisión la voluntad paterna. El grupo más importante de éstos que se revelaron como escritores -Ramón Xirau, Blanco Aguinaga, Juan Marichal, Roberto Ruiz, Manuel Durán, Tomás Segovia- pasó a Francia primero, donde estudiaron parte del bachillerato y luego acompañaron a sus padres a México. Estos niños del exilio fueron llamados los “ex-niños”.

A Ramón Xirau, Manuel Durán, Tomás Segovia, Jomí García Ascot, Carlos Blanco Aguinaga..., que habían nacido entre 1924 y 1927, lo encontramos, en los últimos años de la década de los cuarenta, creando y trabajando en torno a la revista Presencia, creada en 1948 y dirigida por García Ascot. «Presencia -nos dijo Xirau- fue la última expresión de lo que se puede llamar “preocupación por el destierro”». Ramón Xirau comienza a escribir poesía en lengua catalana, y prosa, en castellano. También colaboró en la revista más famosa del exilio español Las Españas y en el Boletín de la Unión de Intelectuales Españoles / México.

El poeta, crítico literario y filósofo Ramón Xirau Subías nació en Barcelona el 20 de enero de 1924. Hijo del célebre filósofo Joaquín Xirau. Cursó sus primeros estudios en un colegio montessori de su ciudad natal. Durante la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, sus padres le enviaron a Francia, donde asistió al Liceo Michel-Montaigne de París y al Liceo Périer de Marsella. En febrero de 1939, su padre acompañado de su mujer, Antonio Machado y la madre de éste, y otros más, se ven obligado a emprender juntos el camino del exilio. Ramón Xirau pudo reunirse con sus padres en París, para, posteriormente, finalizar su exilio en México. Allí, estudió en el Liceo Franco Mexicano, antes de pasar a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la que tuvo como profesores a algunos exiliados, como su propio padre y José Gaos, y donde obtuvo la maestría y después el doctorado en filosofía. En 1949 contrajo matrimonio con Ana María Icaza Güido. En 1955 obtuvo la nacionalidad mexicana, realizando ese año estudios de especialización en la Sorbona y, posteriormente, en Cambridge. En 1973 ingresó en el Colegio Nacional de México, siendo el primer integrante no nacido en México. Fue fundador y director de la revista Diálogos, editada por dicha institución y que es una de las mejores orientadas del mundo hispánico. Fue profesor en el Liceo Franco Mexicano y en la Universidad de las Américas, donde fue director del Departamento de Filosofía, posteriormente, maestro en la Facultad de Filosofía y Letras e investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas, en la UNAM. Ha colaborado en innumerables revistas, entre las que se cuentan, además de la citadas: Cuadernos Americanos, Vuelta, Revista Mexicana de Literatura, Revista de Bella Artes, Ínsula, Europa, Gazette de Lausanne, Atlantic Monthly, Texas University, Le Scarabé y Centre Pompidou

Xirau es miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de Presidencia de la República desde su fundación en 1994. Entre sus numerosos premios y distinciones citaremos: Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (1994), Doctor “honoris causa” por la Universidad de las Américas (1970) y por la Universidad Autónoma de Barcelona (1984), titulo, que también recibirá en septiembre de este año de la UNAM, Investigador emérito de la UNAM (1993), Creador Emérito del Sistema Nacional de Creadores (1993), Premio Universidad Nacional (1988), Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica (España, 1979), Legión de Honor (Francia, 1990), Premio Internacional Alfonso Reyes (1988), Premio Mazatlán de Literatura (1990), Premio de Literatura Magda Donato (1970), Premio Nacional de Ciencias y Artes (1995), Caballero de las Artes y de las Letras (Francia, 1964), Orden de Palmas Académicas (Francia, 1975), Comendador (Italia, 1971), Caballero de la Orden del Mérito (Francia, 1964), Cruz de San Jorge (Generalidad de Cataluña, 1997), Gran Cruz del Mérito Civil (Rey de España, 2006), Medalla de Oro de Bellas Artes (2009). Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo 2009 (compartido con Ida Vitale), Medalla de Alonso de la Veracruz (2010).

En 1951, Xirau publica su primer poemario Diez poemas, más tarde apareció L' espill soterrat (1955), que revela una metafísica sin resolver, una pasión por el hombre y sus ambiguos destinos, en una lírica que a veces recuerda a Paul Eluard, y que sorprende por el colorido metafórico-lingüístico. Su primer libro de poesía que apareció en España fue Las playas (1974). Crítico literario de rica formación y curiosidades múltiples, se distingue por la seguridad y precisión de sus juicios, con una cierta preferencia por el comentario de la poesía, especialmente la de Octavio Paz y Xavier Villaurrutia, A su libro Octavio Paz: El sentido de la palabra (1970) le han acompañado otros muchos estudios sobre poesía, apoyados en una erudición sólida en lo filosófico y en lo literario. También ha profundizado en los nexos de unión entre filosofía, poesía y religión. De sus numerosas obras, citaremos: Duración y existencia (1947), Sentido de la presencia (1953), Tres poetas de la soledad: Gorostiza, Villaurrutia y Paz (1955), El péndulo y la espiral (1959), Poetas de México y de España (1961), Palabra y silencio (1964), Introducción a la historia de la filosofía (1964), Mito y poesía (1964), The nature of man (1968, en colaboración con Erich Fromm), Ciudades (1970), De ideas y no ideas (1974), El desarrollo de la crisis de la filosofía en Occidente (1975), Poesía y conocimiento (1979), Entre ídolos y dioses (1980), Ars Brevis, epígrafes y comentarios (1983), El tiempo vivido (1985), Cuatro filosófos y lo sagrado (Teillard de Chardin, Martín Heidegger, Ludwig Wittgenstein, Simone Weil) (1986), De mística (1993), Memorial de Mascarones y otros ensayos (1995), Poesía completa (1996), Genio y figura de Sor Juana Inés de la Cruz (1997), Obras completas de Joaquín Xirau (1999), y sus últimos poemarios Naturaleza viva (1997) y Lugares del tiempo (2002). Y como nos ha dicho el poeta filósofo: “Sé que el silencio estalla / en las fresas vivas / de la tarde”.

Francisco Arias Solís

Paz y Libertad.

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sábado, 27 de marzo de 2010

Vivir mejor para vivir más por Francisco Arias Solís


VIVIR MEJOR PARA VIVIR MÁS

“No hay más que una sola suerte:
a todos nos da la vida
lo que nos quita la muerte.”
José Bergamín.

EL NIVEL DE INGRESOS AFECTA A LA SALUD DE LOS CIUDADANOS

Las principales causas de mortalidad, son las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y las enfermedades cerebrovasculares. Las tres juntas representan en torno al 60% de las muertes de nuestro país. Con ello se pone de manifiesto la importancia de las condiciones de vida y de trabajo y los estilos de vida en la salud de los ciudadanos.

La nueva mortalidad y morbilidad plantea la necesidad de analizar las causas sociales de las mismas. La salud no se distribuye en la sociedad de una forma aleatoria, sino que el nivel de salud de la población reproduce con bastante exactitud las diferencias socio-económicas existentes en la sociedad.

A mayor nivel de ingresos mejor nivel de salud, así la población que presenta un estado de salud bueno o muy bueno oscila entre el 44% de los que tienen bajos ingresos, pasando por el 50% de los que tienen ingresos medios, al 54% de los que tienen ingresos altos. A este respecto también conviene señalar que la causalidad de muchas de las enfermedades actuales, es fundamentalmente social.

Las estadísticas son contundentes. La probabilidad de que los trabajadores y trabajadoras no cualificados no alcancen la edad de jubilación es 2,5 veces superior al de los hombres y mujeres del grupo de profesionales, disminuyendo claramente la probabilidad a medida que se asciende en la escala social.

El gran desequilibrio interregional existente en nuestro país tiene también su reflejo en las diferencias de las tasas de mortalidad por toda causa entre las distintas Comunidades Autónomas. Cataluña es la Comunidad Autónoma con la esperanza de vida más elevada, en el momento de nacimiento, 76,88 años, y ocupa con Baleares, cuya esperanza de vida es de 75,76 años, los primeros puestos del “ranking” de la renta familiar disponible por persona. Por el contrario Andalucía y Extremadura que son las dos Comunidades Autónomas con menor renta familiar disponible por persona, tienen una esperanza de vida de 74,46 y 74,82 años, respectivamente.

No se trata tan sólo de aumentar la renta familiar disponible por persona sino también de adoptar hábitos muy relacionados con la salud, tales como, fumar y beber menos, mantenerse activo, vigilar el peso y procurar una dieta sana.

Las nuevas enfermedades colocan al sistema sanitario actual ante una situación de relativa impotencia. Las enfermedades crónicas, el estrés, los problemas psicológicos y mentales, los tumores y las enfermedades cardio-cerebrovasculares están íntimamente relacionadas con las condiciones de trabajo y de vida de las personas.

Los que tienen rentas más altas además de vivir mejor, disfrutan de una mayor salud y viven más.
La reducción de las desigualdades sociales en salud pasa por una definición de salud más social y por la articulación de una política que contribuya a eliminar los desequilibrios regionales, así como, a mejorar la calidad de vida personal y colectiva, incluyendo aspectos laborales, económicos, de vivienda, de medio ambiente, a la vez que socio-culturales. Pues en la actualidad, a pesar de la existencia de servicios sanitarios para todos, los pobres siguen viviendo menos y peor. Y es que, como dijo el poeta: “Si no he tenido en vida / en donde caerme muerto, / ¿para qué voy a querer / después de morir tenerlo?”.


Francisco Arias Solís

Si quieres la paz, trabaja por la justicia.

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viernes, 26 de marzo de 2010

Ángel Lázaro Machado por Francisco Arias Solís


ÁNGEL LÁZARO MACHADO
(1900-1985)

“Pero tú, sigues allí,
español, firme, callado
….................................
Allí, guardando a la madre,
estará cuando volvamos.
Alzará el rostro...
En silencio
estrecharemos las manos.”
Ángel Lázaro.

LA VOZ DE IDA Y VUELTA

“En silencio /estrecharemos las manos” son versos escritos durante su exilio, por el admirable poeta orensano Ángel Lázaro, que cierran su libro Sangre de España y que son un canto de esperanza: esperanza en el hombre que se quedó -sufriendo- en España. Ángel Lázaro que pasó una parte de su vida entre un ir y venir de España a Cuba fue también un gran periodista, cronista magnífico de los principales diarios de España y Latinoamérica que alcanzó, además, grandes éxitos escénicos con obras en las que se armonizan bella e intensamente la inspiración patética y siempre de intenso dramatismo y un acusado fondo de melancolía celta. Fue uno de los primeros poetas del exilio español de 1939 que descubrieron las tierras y las gentes de América.

Ángel Lázaro Machado nació en Orense en 1900 y falleció en Madrid el 31 de marzo de 1985. Su padre fue un militar español y su madre cubana. Su infancia transcurrió en Velle, aldea cercana a su ciudad natal. Cuando aún no había cumplido los catorce años emigró a Cuba, donde trabajó en una camisería, en un almacén de pianos como barnizador y afinador, en una talabertería, etc. Regresó a Galicia aquejado de una enfermedad, pero volvió a emigrar a Cuba. Con dieciocho años ya trabajaba en la redacción de El Comercio. Publicó sus primeros poemas en Galicia, Diario de la Marina, Eco de Galicia y en Chic. Después de cuatro años en Cuba regresa nuevamente a España. En Madrid ingresó en la redacción de La Libertad y colaboró en las revistas más importantes del momento como Blanco y Negro, Nuevo Mundo y La Esfera. Frecuentó las tertulias de la época en las que conoció y trató con los maestros del 98. Contrajo matrimonio con una hermana del escritor toledano Emiliano Ramírez. En los primeros años de la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco fue enviado por la República española a Cuba en misión cultural, iniciando una campaña a favor de la República en el diario Pueblo. Buen conferencista, dio varias conferencias en el Ateneo de la Habana, la Institución Hispanocubana de Cultura, Amigos de la República Española y la Sociedad Lyceum. En 1938 dirigió la revista antifranquista Revista de España. Colaboró desde el primer número, octubre de 1939, en la revista Nuestra España, dirigida por Alvaro de Albornoz, y que vio la luz en La Habana, en la imprenta del poeta malagueño Manuel Altolaguirre. Ingresó como periodista en la revista Carteles, que dirigía el asturiano Antonio Ortega, y colaboró en Bohemia Social, Facetas de Actualidad Española y La Verónica. Su estancia en Cuba como exiliado se prolongó hasta 1958, con esporádicas estancias en México, Puerto Rico y en Buenos Aires, donde la consagrada actriz española Margarita Xirgu representó algunas de sus obras. En México colaboró en Excelsior y El Nacional y también publicó varios libros. A su regreso a España colaboró en el diario Pueblo. En los últimos años de su vida se le veía con frecuencia en el edificio de la Asociación de la Prensa de Madrid, ya que era un asiduo visitante del consultorio médico.

Su primer libro de poemas aparece en Cuba en 1920, El remanso gris, posteriormente publica Confesión (1927), y más tarde aparece El molino que no muele (1927), considerado su mejor poemario, al que le sigue Romances de Cuba y otros poemas (1937). Ya en 1940 en su Antología poética, hay algún poema nuevo, como el dedicado a Antonio Machado en su muerte. En el prólogo de esta Antología, escribe Manuel Altolaguirre: “... su poesía tiene todas las cualidades de un lujoso ramaje de verdores en los cielos para conquistar el mundo de futuro. Su poesía es trascendente como toda obra que nace de una entrañable condición humana...” En 1941, Manuel Altolaguirre será el editor del nuevo libro, Sangre de España. Elegía de un pueblo. Su próximo libro poético Epistolario y otros poemas no verá la luz hasta 1952. Completa su obra poética durante su estancia en La Habana con dos libros publicados en 1955, Español de dos riberas y su libro en gallego Lonxe, ambos inspirados en temas españoles. En 1973 publicaría en España Homenaje a Aurelio Arteta, cuaderno de poesías como homenaje al pintor vasco.

En 1922, estrenó en el Teatro Principal de la Comedia su obra teatral Con el alma, de la que dijo Jacinto Benavente: “Me parece la más calurosa defensa del teatro hispanoamericano”. Entre sus obras dramáticas más destacadas se cuentan el poema escénico Proa al sol, drama de la emigración, estrenada el 5 de marzo de 1931, en el Teatro Fontalba de Madrid, por la compañía de Lola Membrives, La hoguera del diablo, estrenada el 18 de abril de 1931, en el Teatro Rosalía de Castro de La Coruña, por la compañía de Enrique Borrás, y La hija del tabernero, estrenada en Santiago de Chile en 1932, haciendo el papel de la protagonista Pepita Serrador. Otras obras teatrales suyas son: El arco de la verbena (1933) y La casada sin marido (1936), y, finalmente, señalaremos La tierra del olivar e Imagineros que fueron representadas por Margarita Xirgu en Buenos Aires, en 1948.

Entre sus libros de ensayos y biográficos citaremos: Jacinto Benavente: De su vida y de su obra (1925), La verdad del pueblo español (1939), Retratos familiares (1945), Semblanzas y ensayos (1963), sobre Galdós, Unamuno, Ortega, Menéndez Pelayo, Valle-Inclán, Azorín, Ramón Gómez de la Serna, Marañón..., y la biografía Rosalía de Castro (1966), libros escritos con un estilo directo y sencillo y reveladores de un prosista de fina sensibilidad. Y como dijo este emigrado y exiliado gallego, en su constante ir y venir: “Galicia, verde y triste, madre, / vengo del sol, / vengo del ancho campo tropical / -calma, fuego, resplandor-, / y te encuentro llorando tu lluvia / mansa como una bendición.”

Francisco Arias Solís

Ningún hombre considera que su situación es libre si no es al mismo tiempo justa, ni justa si no es libre.

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jueves, 25 de marzo de 2010

Alfonso Vidal y Planas por Francisco Arias Solís


ALFONSO VIDAL Y PLANAS
(1891-1965)

“Enterradme en España cuando muera
(¡por caridad, hermanos en mi España!)
si herido de su amor, en tierra extraña,
desangrado en suspiros, me muriera.”
Alfonso Vidal y Planas.


LA VOZ DE UN BOHEMIO DESTERRADO

El poema “Enterradme en España cuando muera” está escrito a su paso por Ellis Island, en 1939, según el escritor mexicano Arias de la Canal, muchos años después al pie de este poema el autor escribió: “En Tijuana, hasta donde los cementerios me sonríen, como disputándoseme amorosamente la gavilla de restos mortales que lleva a cuestas mi alma, declaro conmovido y con la lengua del corazón: -Mis pies, llagados y adoloridos de tanto hacer las duras marchas forzadas del Infortunio, sienten piadosa y blanda esta bendita tierra mexicana que alfombra de vendas y flores las leguas finales de mi camino. Tijuana, que desde hace más de diez años me tiene abrazado maternalmente, me pondrá mañana su noble mano abierta, para que, desde su palma, se lance el ave inmortal de mi espíritu al vuelo glorioso... ¡Tierra leve y bien mullida la mexicana para el eterno reposo de mis huesos, tremendamente rendidos!”

El novelista, autor dramático, periodista, poeta y bohemio Alfonso Vidal y Planas, nació en Santa Coloma de Farners, Girona, en 1891 y falleció en Tijuana, Baja California, México, en 1966. Fue un escritor costumbrista con ciertos retazos del noventaiochismo que cosechó una enorme popularidad en los años veinte y treinta del pasado siglo. Destaca en la descripción de los bajos fondos y en el estudio de los caracteres de las personas despreciables. Como periodista humorístico fue fundador y director de El Loco y colaborador de ¡Oh, la la! El 2 de marzo de 1923 en el Saloncillo del Teatro Eslava tuvo lugar una grave disputa con el director de El Parlamentario y dramaturgo vasco Luis Antón de Olmet que asistía al último ensayo de una de sus obras que se estrenaría ese día, de resultas del altercado entre ambos amigos y compañeros, el dramaturgo vasco murió de un disparo. Dicha tragedia no se consideró jurídicamente un asesinato, sino un crimen pasional cometido en un momento de homicida arrebato. Como consecuencia del mismo Vidal fue condenado a doce años y estuvo encarcelado en el Penal de Dueso. Muchos escritores y amigos pidieron su indulto. Así, en El Día de Cuenca del 27 de abril de 1926 apareció un artículo firmado por Alfredo R. Antigúedad en el que se decía: “Hace pocos días, la mujer de Alfonso Vidal y Planas, ha entregado en el Ministerio de Gracia y Justicia una instancia solicitando que el resto de la pena que falta a cumplir a Vidal, sea conmutada por el destierro... Piedad para Alfonso Vidal y Planas. Que el ministro de Gracia y Justicia estudie esa petición que acaba de formularle la esposa del preso, y que se abran las puertas del presidio para el pobre loco que delinquió y que ha pagado ya su delito”. Efectivamente sólo cumplió tres años de la condena y, tras recobrar la libertad, marchó a la Universidad de Indianápolis, donde se doctoró en Metafísica. Durante la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, Ángel Pestaña, el líder de la CNT moderada, le pidió que colaborase en el El Sindicalista, dirigido por Natividad Adaña, y en cuya nómina también figuraba Ramón J. Sender. Al finalizar la guerra emprendió el camino del exilio en Estados Unidos. Fue profesor de español en la Fordham University de la Compañía de Jesús, ubicada en Nueva York. Colaboró en el diario en español “La Razón” de Los Ángeles. “Cuando estalló la guerra de Corea en 1950, y los vientos norteamericanos cambiaron de rumbo -escribía José Pérez del Arco-, fue detenido para deportación “por haber cometido un crimen en Madrid hacía treinta años”. De nada le valió que, en mi calidad de cónsul defendiendo a un compatriota, alegara yo oficialmente que en los registros personales de España no constaba ya aquel crimen, en función de una amnistía posteriormente concedida. Fue deportado a Tijuana, México, donde murió en su pobreza”. En Tijuana, ejerció como profesor de literatura española y filosofía elemental.

Entre su numerosa producción literaria destacamos: novelas, La barbarie de los hombres. Odisea del legionario Adolfo Torres, herido en la guerra (1915), En libertad (1919), La casa de Pepita (1922), El incendiario (1922), La Papelón (1923), El pobre Abel de la Cruz (1923), Los locos de la calle (1923), Papeles de un loco (1923), La tragedia de Cornelio (1923), Mercedes Expósito (1923), Carmen Expósito (1923), Cuatro días en el infierno (1923), El alma de monigote (1923), El patio de la primera (1923), La camisa fatal (1923), El otro derecho (1924), La gloria de Santa Irene (1924), Castigo del cielo (1925), ¡Le pasa a cualquiera! (1925), La voz que ha salido ahora (1925), La santa desconocida (1926), El ángel del portal (1926), Santa Isabel de Ceres (1926), que tuvo una gran aceptación popular, con treinta y dos ediciones, fue llevada al teatro e incluso al cine, en ella se narra el amor de un pintor por una prostituta a la que intenta redimir, novela con ribetes autobiográficos ya que su autor conoció a la que sería su mujer, Elena Manzanares, en una mancebía, La hija del muerto (1927), El demonio juega-Nochebuena en el penal (1927), El santo que se condenó (1927), Los reptiles del Prado (1928), El pobre loco (1928), Yo, García y un viejo de Logroño y otras novelas (1928), La siesta (1928), Cielo y fango (1929), Las alas del sátiro (1931), El manicomio del doctor Efe (1931) y El perro que subió al cielo (1933); obras de teatro, Los gorriones del Prado, obra que fue estrenada precisamente en el Teatro Eslava, en febrero de 1923, pocos días antes del famoso crimen pasional, La virgen del infierno (1928), La tragedia del loco que quiso ser bueno (1931), El loco de la masía (1931) y Las niñas de Doña Santa (1934); poemarios: Cirios en los rascacielos (1963), Poemas del destierro, de yanquilandia y de la muerte (1963) y Las hogueras del ocaso (1965), en los que se pone de manifiesto su exquisita sensibilidad para la poesía lírica. Y como dijo este bohemio desterrado: “¡Arde el sol como un hacha / funeral en el cielo!: / Sin España en mi vida, / yo mismo soy el muerto, /¡y en la capilla ardiente / de Yanquilandia enciendo / un cirio por mi ánima / en cada rascacielos!”

Francisco Arias Solís

Sin libertad la vida vale poco.

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miércoles, 24 de marzo de 2010

Foro Libre: Homenaje a Velázquez


FORO LIBRE
ASOCIACION CULTURAL, ARTISTICA Y LITERARIA (Fundada en 1992)

Francisco Arias Solís - Presidente ~ Plaza San Severiano, 2 ~ 11007 – CADIZ
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“Soy en la tela un soplo,
el paso detenido de un momento.”
Rafael Alberti. Velázquez.


HOMENAJE DE FORO LIBRE A VELÁZQUEZ

El próximo lunes, día 29, a las 20.00 horas, en la cafetería-restaurante El Cantábrico (Avda. Cayetano del Toro, 21 - Cádiz), la Asociación Cultural, Artística y Literaria FORO LIBRE celebrará un encuentro literario sobre la vida y la obra del pintor sevillano Diego Velázquez (1599-1660), con motivo del 450º aniversario de su muerte.

La vida de Velázquez, genio universal y el más genial de nuestros pintores del Siglo de Oro, estuvo marcada por dos procesos que el artista vivió en paralelo: el humano, de constante promoción social, y el profesional, como pintor y arquitecto decorador al servicio de Felipe IV.

Desde fecha temprana se aprecia en Velázquez cierta indeterminación entre temas religiosos y bodegones, en lo que se ha dado en llamar bodegones a lo divino, de que son ejemplos Cristo en casa de Marta y María y La mulata o Cena de Emaús. En obras coetáneas, son entre otras Los tres músicos, Dos jóvenes comiendo y El aguador de Sevilla o Vieja friendo huevos. Ejecutó Velázquez algunas pinturas religiosas de gran belleza, especialmente la pareja de lienzos de la Inmaculada Concepción y San Juan Bautista en Patmos, y la obra principal del género religioso del momento la Adoración de los Reyes.

Velázquez emprende viaje a Madrid, en 1622, para retratar a Luis de Góngora. Antes del 30 de agosto había retratado al joven Felipe IV y el 6 de octubre obtuvo el nombramiento de Pintor del Rey. De esta etapa son una serie de retratos de Felipe IV con traje negro, del Infante D. Carlos, del Conde-Duque, así como de miembros de la administración. Las obras de composición que Velázquez realizó en esta época sólo pueden ser enjuiciadas a través de Los borrachos o Triunfo de Baco.

El pintor sevillano parte hacia Italia en 1629. Apolo en la fragua de Vulcano y La túnica de José son las dos grandes pinturas fruto del primer viaje a Italia. A su regreso a Madrid el pintor inicia la serie de retratos infantiles con el retrato del Príncipe Baltasar Carlos que culmina con Las Meninas. En los primeros años de la década de 1630, pintó Velázquez cinco grandiosos retratos ecuestres. De esta época data la Las lanzas o La rendición de Breda, probablemente la pintura de más calidad de todo el conjunto.

El misticismo más intimista surge en Cristo contemplado por el alma cristiana y el llamado Cristo de San Plácido. De este período son San Antonio abad y San Pablo ermitaño y también algunos retratos aislados, de excepcional calidad.

En su regreso a Italia, en 1648, se deleitó con la pintura de algún tema mitológico, como La Venus del Espejo. A su vuelta a Madrid, Velázquez recurre al esquema representativo de la ambigüedad manierista, en Las Hilanderas o Fábula de Aracne y en un curioso retrato de La familia de Felipe IV, conocido por todos como Las Meninas, y reconocido como su obra maestra.

Francisco Arias Solís

No hagamos las paces con la guerra, ni tampoco levantemos guerras con la paz.

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en memoria de Mario Benedetti.

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martes, 23 de marzo de 2010

José Antonio Balbontín por Francisco Arias Solís


JOSÉ ANTONIO BALBONTÍN GUTIÉRREZ
(1893-1978)

“Lo que a mí me hizo abandonar la visión beatífica de la España tradicional fue el descubrimiento inaudito y desconcertante, de que en Andalucía había tres millones de campesinos hambrientos de los que nadie hacía caso.”
José Antonio Balbontín.


LA VOZ PIONERA DE LA POESÍA SOCIAL

Los últimos estudios sobre la novela social fijan sus inicios en 1927, año en que publican sus primeras novelas Joaquín Arderius y Julián Zugazagoitia, pues bien, Balbontín publica su primera novela social El suicidio del príncipe Ariel, en 1929, en la colección titulada “La Novela Social” de la editorial Historia Nueva, en la misma colección aparecieron Plantel de inválidos, de César Falcón, y El blocao, de José Díaz Fernández, que suponen la consolidación del género. El libro de poemas de Balbontín Inquietudes (1925), es pionero en la poesía social y su poema “Alzaba el brazo ingenuamente / con un afán de rebeldía / que se quebraba entre sus labios / en el dulzor de una sonrisa...”, con esta dedicatoria: “Para aquella incipiente revolucionaria que en un mitín de modistillas, habló de rebelión con palabras tan dulces...”, fue de los poemas más celebrados de la época. Fue también pionero de la poesía revolucionaria en su libro Romancero del pueblo (1931), que se abre con un poema revelador: “Yo quiero ser el poeta / de los dolores del pueblo...” Este poeta, escritor, abogado y político que fue diputado por Sevilla en las elecciones a Cortes Constituyentes de la Segunda República Española, magistrado del Tribunal Supremo durante la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco y ministro consejero en Londres del Gobierno republicano en el exilio, escribió una interesante autobiografía política con el título de La España de mi experiencia. Reminiscencias y esperanzas de un español en el exilio (1952), a su regreso a nuestro país, después de su largo exilio, publicó libros sobre temas religiosos desde un agnosticismo militante -¿Dónde está la verdad? (1967), A la busca del Dios perdido (1969), Reflexiones sobre la no-violencia (1973)-, que se traducen en una defensa apasionada del desarme mundial y en un pacifismo a ultranza, que condena sobre todo la guerra atómica y el uso en general de armas nucleares.

José Antonio Balbontín Gutiérrez nació en Madrid el 8 de octubre de 1893 y falleció en la misma ciudad el 28 de febrero de 1978. Hijo de una familia acomodada y de fuerte raigambre católica, su padre había heredado una próspera industria de anisados en Sevilla y su madre de origen montañés falleció cuando sólo contaba con seis años de edad. Fue educado en la Congregación de los Luises de Madrid. Cursó derecho en la Universidad Central de Madrid. En 1914 sufrió una crisis de fe. Asiduo de la biblioteca del Ateneo, ingresó en 1917 en el Grupo de Estudiantes Socialistas, un año después conoce a María Muñoz Cenzano, con la que contrajo matrimonio diez años más tarde. Codirigió las revistas El Estudiante y Post-Guerra, y colaboró en el periódico La Tierra. En 1929, con el seudónimo de María Luz de Valdecilla, publicó en el órgano oficial de la dictadura La Nación, un soneto con acróstico cuyas primeras letras formaban la frase “PRIMO ES BORRACHO”, el gobierno secuestró la tirada del periódico. En 1930 se afilió al Partido Radical Socialista, en el que llegó a presidir la Agrupación de Madrid. Al año siguiente abandonó dicho partido y fundó el Partido Social Revolucionario. En las elecciones de junio de 1931 se presentó por Sevilla en una candidatura encabezada por Ramón Franco y en la que figuraba, entre otros, Blas Infante. Fue proclamado diputado en octubre de 1931 y se integró en las Cortes en un grupo de escasa fuerza real pero que se hizo notar por su oposición al gobierno, formado por Ramón Franco, Ángel Samblancat, Salvador Sediles, Rodrigo Soriano, Eduardo Ortega y Gasset, Eduardo Barriobero, Juan Botella Asensi y Joaquín Pérez Madrigal, grupo que fue conocido como el de “los jabalíes”. En 1933 militó en el Partido Comunista, por el que fue candidato en las elecciones generales celebradas ese año, para abandonarlo en 1934. Durante la guerra se aproximó nuevamente al Partido Comunista y trabajó como periodista en Mundo Obrero. En 1937 fue nombrado magistrado de la Sala Tercera de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo, con sede primero en Valencia y después en Barcelona. A finales de abril de 1939 emprendió el camino de su exilio, por la frontera catalana, dirigiéndose a Londres, donde trabajó como traductor para diversas empresas y fue redactor para el servicio español de la BBC. Colaboró en la prensa argentina y mexicana, y también en la principal revista del exilio español Las Españas. Militó en la sección inglesa del partido Izquierda Republicana, en el que llegó a presidir la Agrupación de Londres. En 1952 fue nombrado consejero en Londres del Gobierno republicano en el exilio, cargo que desempeñó durante diez años. A su regreso a España, a fines de 1970, trabajó de traductor y colaboró en varios periódicos y revistas como Índice y Cuadernos para el Diálogo.

Entre sus numerosas obras, además de las citadas, destacan: Poesía: Albores (1910), De la tierruca (poesías montañesas) (1912), La risa de la esperanza (1914), Por el amor de España y de la Idea, Cien sonetos de combate contra Franco y sus huestes (1956), Mis 13 poesías predilectas (1964) y A la orilla del Támesis (poemas del destierro) (2005). Novela: Una pedrada a la Virgen (1932). Teatro: ¡Aquí manda Narváez! (1936), La canción de Riego (1936), El cuartel de la Montaña (1936), El frente de Extremadura (1936) y Pionera (1936). Ensayo: El problema de la tierra en España y en el mundo (1952) y Tres poetas de España. Rosalía de Castro, Federico García Lorca, Antonio Machado (1957). Y como dijo el pionero de la poesía social: “Dentro de España, como fuera de ella, seguiré defendiendo, en la medida de mis fuerzas, el ideal de una República liberal y democrática que avanzara prácticamente hacia un socialismo humanista, que era precisamente el ideal de Francisco Giner de los Ríos, maestro que me parece cada vez más venerable”.

Francisco Arias Solís

El futuro se gana, ganando la libertad.

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domingo, 21 de marzo de 2010

Escuela y sociedad por Francisco Arias Solís


ESCUELA Y SOCIEDAD

“Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón.”
Antonio Machado.

EL SABER APRENDER ES EL MEJOR FRUTO DE LA ESCUELA

Vivimos inmersos en un diluvio de datos. La dificultad de asimilarlos crece en la medida que aumenta la diversidad y complejidad así como la de los canales por medio de los cuales se vierten. El nivel de datos disponibles puede llegar a bloquearnos totalmente.

Estamos hablando de datos y no de información para poner de relieve una característica muy especial de nuestra época: La confusión entre datos e información y entre esta última y el conocimiento.

El nivel medio cultural que se requiere para la compresión de un texto es cada vez más elevado. Estamos en la era de la información y sin embargo el nivel de confusión parece estar creciendo. De ahí la importancia del papel de la escuela para contribuir al logro del cambio de la información en conocimiento y de la tecnología en comunicación.

Los alumnos han de encontrar en la escuela todo aquello que está presente en la sociedad y la cultura en la que viven; la escuela ha de ser la circunstancia dinamizadora de la vida individual en el seno de la propia sociedad. En una sociedad del conocimiento y de la comunicación la misión de la escuela es la de ofrecer los elementos que permitan el desarrollo y la capacidad de aprender: a la escuela vamos a iniciar el aprendizaje de aprender. El saber aprender es el mejor fruto que puede ofrecer la escolarización.

En este sentido, en la escuela deben estar presentes todos los medios que la sociedad tiene para ofrecer información: libros, periódicos, radio, televisión, ordenador... nada puede ser ajeno a la escuela porque nada es ajeno a la vida del alumno.

En cualquiera de las áreas en las que está dividido el panorama académico no importa que se trate de lenguas, idiomas, matemáticas, física, ética o música, en todos ellos se puede realizar el ejercicio de adiestramiento en la búsqueda de información o de unos datos adecuados al planteamiento de un supuesto o de un contexto real. Esto supone, por parte del profesorado, un cambio en la perspectiva desde la que contempla su función; en ofrecer más elementos de búsqueda que soluciones previas; en proponer actividades más que en presentar ejercicios escolásticos descontextualizados y anacrónicos. No es sencillo, pero sí estimulante, el intentar el equilibrio entre lo estricto y convencionalmente académico y estas nuevas maneras de hacer.

Por otra parte el desarrollar actividades comunicacionales, el contactar con otros grupos en escuelas geográficamente distantes, es una actividad que merece especial atención si se pretende que los alumnos y alumnas vivan y conozcan como algo real la virtual presencia de culturas distintas, tal y como puede constatarse en los programas de todo tipo que nos ofrece indiscriminadamente los medios audiovisuales de difusión.
Conscientes de estas características de nuestro tiempo es preciso descubrir nuevas sendas por las que caminar para poder enseñar nuevas actividades valoradas con un alto potencial de aprendizaje para el alumno. Y como dijo el poeta: “Aprende a diferenciar / las cosas que son mentira / de las que cosas que son verdad”.

Francisco Arias Solís

La fórmula salvadora es paz, libertad y justicia.

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Manuel Granell Muñiz por Francisco Arias Solís


MANUEL GRANELL MUÑIZ
(1906-1993)

“Hay el exilio físico. Y el exilio de conciencia -más
amargo que el otro, más difícil a la larga-.”
Manuel Granell Muñiz.

LA VOZ CON LIBERTAD CREADORA DE SER

El poeta y filósofo Manuel Granell encontró tales dificultades en nuestro país para el desarrollo de su vida intelectual que optó por el exilio en Venezuela, más que de la guerra Granell es un exiliado del franquismo. “Bajo el cielo venezolano -nos dijo Granell- ha madurado mi pensar, tomó forma coherente el entramado conceptual, dispuso de la libertad y sosiego favorables al ejercicio de la actividad creadora”. Precisamente, Venezuela fue el país de acogida en el que los estudios filosóficos y universitarios en general sufrieron un mayor impulso por parte de los exiliados españoles. Según José Luis Abellán, si la llamada herencia de Ortega, resulta básica en todos los pensadores exiliados, en algunos cobra una especial importancia, como sucede en los casos de José Gaos, María Zambrano, Francisco Ayala y Manuel Granell. Este último obtiene una primera culminación de su indagación filosófica en su Lógica, publicada en 1949, donde realiza una exposición del sentido de la logocidad, mediante el acercamiento concreto a las distintas formas que la lógica ha ido adquiriendo históricamente. La última parte del libro está dedicada, sin embargo, al análisis de la lógica de la razón vital, como si este fuese el prototipo de toda lógica, en la medida que el fin último de ésta es ceñirse al objeto propio de su consideración. Naturalmente, esto implica un concepto de verdad ceñido al sujeto que supone una nueva visión antropológica; línea que ha marcado gran parte de las investigaciones de Granell: El humanismo como responsabilidad (1959), El hombre, un falsificador (1968), y sobre todo su monumental tesis y su obra “más cabal” La vecindad humana: Fundamentación de la Ethiología (1969, Premio de Investigación de la Universidad Central de Venezuela en 1970), que pone la base de una nueva e importante disciplina a la que llama Ethología. Años más tarde nos diría Granell: “Dicha investigación sobre la logicidad -el esfuerzo logificante, en modo alguno “la” lógica-, fue un primer paso -por cierto decisivo- para mis futuras meditaciones, las que fueron culminando en La vecindad humana, subtitulada: Fundamentación de la Ethiología.”

Manuel Granell Muñiz nació en Oviedo el 18 de junio de 1906 y falleció en Caracas el 13 de noviembre de 1993. Inició sus estudios universitarios en la Facultad de Ciencias de Oviedo, para seguidamente, en 1925, cursar estudios en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. Fracasa en los exámenes y siente atracción por la filosofía. Aconsejado por su padre estudia derecho en la Universidad de Oviedo y obtuvo la licenciatura en 1929, año en que viajó a París y a su paso por Hendaya, visitó a Unamuno, desterrado por la dictadura de Primo de Rivera. Al año siguiente, comenzó sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, donde tuvo como profesores a García Morente, Ortega y Gasset y José Gaos, en 1936, obtuvo la licenciatura. Colaboró en la Revista de Occidente. En enero de 1937 fue profesor del Instituto de Elche, en ese mismo año, contrajo matrimonio con Pilar Gaos. Al finalizar la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco emprendió su exilio material. “En enero de 1939 – nos contó Granell -crucé a pié los Pirineos por el llamado paso de la Muga justo el mismo día que el resto del Ejército del Este y bajo la observación de los aviones franquistas. En Saint-Laurent, primer pueblecito francés me esperaba mi esposa, acompañada de sus padres, quienes habían cruzado la frontera a pié dos días antes. Pude así vestirme inmediatamente de paisano, lo cual, unido a mi carnet de profesor, me sirvió para eludir los campos de concentración... Y estalló la segunda guerra mundial. De golpe, todo se complicaba. Mi esposa embarazada. Mis padres -desterrados de Oviedo tras confiscarles sus bienes-, abandonados en Barcelona. Viendo la letra de mi padre descubrí que tenía contado sus días. No había alternativa. Tras angustiosas semanas en el campo de concentración de Deusto, llegué justo a tiempo para enterrar a mi padre, evitándole la fosa común, y recoger a mi madre”. Calificado de “rojillo”, sufrió un amargo exilio interior. Se dedicó a la enseñanza privada, a trabajos de traducción para algunas editoriales y publicó algunos artículos literarios utilizando seudónimos. “El 30 de enero de 1949 -nos contaba el Granell- tuve en manos las “capillas” de la Lógica- libro que era mi esperanza para saltar a América-. Mucho antes de lo esperado, exactamente el primero de octubre, me llegaba a Madrid un cable de la Universidad Central de Venezuela ofreciéndome -espontáneamente, por motivos suyos y sin influencia alguna- un plaza de profesor”. Desde enero de 1950 ejerce de profesor invitado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela, de la que llegaría ser profesor titular. En 1959 adquiere la nacionalidad venezolana y en 1964 obtuvo el doctorado en Filosofía con su tesis La vecindad humana. Fue cofundador de la Sociedad Venezolana de Filosofía y director del Instituto de Filosofía de la Facultad de Humanidades, desde 1972 hasta su jubilación en 1977.

Entre las obras de mayor relieve del filósofo Manuel Granell, además de las citadas, se cuentan: Cartas filosóficas a una mujer (1946), Estética de Azorín (1949), Ortega y su filosofía (1959), Del pensar venezolano (1967), Ethologia y existencia (1977) y Humanismo integral (1983). Como poeta publicó dos poemarios, con el seudónimo de Manuel Cristóbal, Umbral (1941) y Antología del silencio (1981). Y como dijo el poeta y filósofo ovetense: “El genuino filósofo no debe plegarse a otra voz que la de su almohada”.

Francisco Arias Solís

Donde mora la libertad, allí está mi patria.

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viernes, 19 de marzo de 2010

Alberto de Paz y Mateos por Francisco Arias Solís


ALBERTO DE PAZ Y MATEOS
(1915-1967)

“Lo nuevo tiene que sorprender aunque los
primeros sorprendidos seamos nosotros
mismos.”
Alberto de Paz y Mateos.


LA VOZ DEL PADRE DEL TEATRO MODERNO VENEZOLANO

El ponferradino Alberto de Paz y Mateos compartió su exilio entre Francia, Santo Domingo, Venezuela y Estados Unidos. En Venezuela su nombre ha quedado vinculado a uno de los teatros más famosos de Caracas y está considerado como el padre del teatro moderno venezolano.

Alberto de Paz y Mateos nació en Ponferrada, León, el 17 de enero de 1915 y falleció en Caracas el 29 de septiembre de 1967. Su padre fue fiscal de la Audiencia de A Coruña y con posterioridad fiscal general de la República. En A Coruña estudió bachillerato en el colegio de los Hermanos Maristas y en el colegio Francés. En 1931 se trasladó a Madrid para cursar derecho en la Universidad Complutense, en la que obtuvo la licenciatura en 1936, a punto de producirse la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco. Había sido miembro de la compañía teatral estatal “La Barraca” de García Lorca. Al finalizar la guerra emprende el camino del exilio, pasando a Francia, donde estuvo internado en el campo de concentración Argelès sur Mer, hasta que pudo establecerse en París. En noviembre de 1939 llegó a la República Dominicana. Estuvo trabajando en la Radio Dominicana y como visitador médico. En enero de 1942 publicó en Santo Domingo una breve pieza, El marinero ciego, con cartel anunciador y decoración de otro exiliado, Eugenio Fernández Granell. En una editorial imaginaria, pero llamada por él “Saudade”, publica con intencionada omisión de lugar (Ciudad Trujillo) un libro de poemas, Canto en cinco variaciones, que podría resumirse como variaciones en torno a un tema: la soledad. Se trata de poesía, efectivamente, de tema saudosista, en contraste “con la sociabilidad del autor y su buen humor personal”, como nos hizo observar Vicente Lloréns en sus Memorias de una emigración. Santo Domingo, 1939-1945. Colaboró en Santo Domingo en la revista La Poesía Sorprendida (1943-1945), junto con otros poetas españoles del exilio (entre otros, Jorge Guillén y Juan Ramón Jiménez), y en Cuadernos Dominicanos de Cultura (1943).

En 1945, Alberto de Paz llegó a Venezuela y comenzó a dirigir el Teatro Experimental del Liceo Fermín Toro, poniendo en escena obras de Cervantes, Valle Inclán, Lope de Rueda, etc., y situándolo en la vanguardia del teatro venezolano. Fue nombrado asistente de la cátedra de Literatura de la Universidad de Wyoming, Laramie, Estados Unidos, en la que dictó cursos de literatura dramática y de novela contemporánea. Viajó a Hollywood y trabajó en la National Broadcasting Company, Incorporated (NBC), propietaria de varias cadenas de radio y televisión y en el departamento de traducciones, adaptaciones y diálogos de la empresa cinematográfica Warner Bross. En 1950 regresó a Venezuela, puso en escena obras de Jean Cocteau y Eugene O'Neill. En 1952 fue nombrado director artístico de la TV Nacional, al tiempo siguió dirigiendo obras de Lope de Vega (La dama boba), de Federico García Lorca (La casa de Bernarda Alba, Yerma, La zapatera prodigiosa, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, Doña Rosita la soltera), de Arturo Uslar Pietri (Chuo Gil) y de Sófocles (Electra). El 4 de junio de 1962 estrena en el Teatro Municipal de Caracas su obra El acordeón, “monólogo esbozado para un buen actor”. El violento movimiento sísmico ocurrido en Caracas en julio de 1967, conocido como Terremoto Cuatricentenario de Caracas, pues se celebraban los cuatro siglos de la existencia de la ciudad, le impresionó y afectó profundamente hasta del punto de no poder conciliar el sueño. El 27 de septiembre de ese año, se disponía viajar a Madrid para visitar a su madre y tuvo que regresar del aeropuerto al sentirse mal. Dos días más tarde sufrió el infarto de miocardio que acabó con su vida. Y como nos dijo el padre del teatro moderno venezolano: “Mas la vida no es un par de zapatos viejos que se arroja al cesto de la basura, al cual todos los días... van a parar los sueños y mil esperanzas...”
Francisco Arias Solís

El futuro se gana, ganando la libertad.


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jueves, 18 de marzo de 2010

Enrique López Alarcón por Francisco Arias Solís

ENRIQUE LÓPEZ ALARCÓN
(1881-1948)

“Mas no podemos ofrecerte flores,
que en abril, esplendente primavera,
se fueron a formar los tres colores

que esmaltan el cendal de la bandera;
pero... aún le queda al vate la jornada
del poema de España libertada.”
Enrique López Alarcón.


LA VOZ DE UN DRAMATURGO MALAGUEÑO

El poeta, dramaturgo y periodista malagueño exiliado en Panamá, Santo Domingo y Cuba, país donde falleció, es un representante del teatro poético iniciado en España a principios del siglo XX por Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina, y que fue continuado, entre otros, por Ramón Goy de Silva, Luis Fernández Ardavín, Joaquín Dicenta, Joaquín Montaner, Ramón de Godoy Sala, Antonio y Manuel Machado, Fernando López Martín, Pedro Muñoz Seca y Miguel Echegaray; que en su exilio tuvo que dedicarse, como tantos otros, al periodismo. En el homenaje a Villaespesa, que había vuelto enfermo y abatido de América, celebrado en el Teatro Español de Madrid el día 25 de enero de 1932, al que asistió el presidente de la República, Aniceto Alcalá Zamora, intervino junto, con Manuel Machado, Eduardo Marquina, Fernández Ardavín, recitando poemas al amigo y poeta almeriense.

Enrique López Alarcón nació en Málaga el 22 de junio de 1881 y falleció en La Habana en 1948. Cursó sus estudios primarios en su ciudad natal con los jesuitas desde donde pasó a la Universidad de Granada para estudiar Filosofía y Letras. Con veintidós años se marcha a Madrid, donde ejerció de redactor de numerosas publicaciones La Época, La Tribuna, El Nuevo Evangelio, El Mundo, El Intransigente y La Mañana. Fue fundador de La Gacetilla y del periódico literario Gil Blas y director del Teatro Español de Madrid. Durante la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, frecuentó los círculos anarquistas, colaborando en sus periódicos. En su exilio, tras breves estancias en Panamá y Santo Domingo, llegó en 1940 a La Habana, donde murió. En los años dominicanos publicó una colección de sonetos, titulada Sonetos a Trujillo, probablemente con la intención de poder salir del país. Y en La Habana publicó Soy español. Madrigales y sonetos (1940) y el poemario Martí (1942), también fue director de algunas puestas en escena del grupo Teatralia.

Entre los títulos de mayor relieve de su numerosa obra dramática se cuentan: Golondrinas(1905), Con mujer y sin mujer (1905), La sal de Madrid (1926), Voy a ser cocota (1926), una comedia casi picaresca, de la que el crítico de ABC escribió: ”… y si a ello se añade un diálogo pulcro y elegante como corresponde a los prestigios de López Alarcón, fácilmente se comprenderá el agrado con que fue escuchada la obra”, Vivir (1929), La Dictadura (1930), Romance caballeresco: Comedia melodramática a la española, escrita en verso, en tres actos y un epílogo (1933) y Los majos del Perchel (1935), comedia lírica estrenada en el Teatro Calderón de Madrid. En colaboración con otros dramaturgos escribió un buen número de obras, con José Ignacio Alberti, Sebastián el bufanda, o, El robo de la calle Fortuny: película policíaca en cuatro actos y en prosa, estrenada en el teatro Romea de Madrid, en 1916, y El collar de esmeraldas (1918); con Cristóbal de Castro Gutiérrez, Gerineldo. Poema en cuatro jornadas (1909), Los insaciables (1909), comedia picaresca en prosa, en cuatro actos, Las manos largas (1926) y La mano de la reacción, zarzuela; con Ramón de Godoy y Sala, La Tizona (1917), drama romántico, y La madre Quimera, farsa romántica en cuatro jornadas (1918); con Alfredo Escosura, La Maragata (1931), zarzuela, y con Fernando Alarcón, Paleta, humorada lírica en tres actos y veinte cuadros que se estrenó en el Teatro Eslava de Madrid, el 9 de junio de 1933. Entre las traducciones y versiones escénicas señalamos: en colaboración con otros autores, Fígaro, barbero de Sevilla y El casamiento de Fígaro, de Pierre Augustin Caron de Beaumarchais; Fortunata y Jacinta, versión escénica de la novela de Galdós, Fuenteovejuna, versión de Lope de Vega, y Piénsalo bien, traducción de Pirandello. Como poeta su obra fundamental es Constelaciones (1906). Entre sus novelas citamos: La cruz del cariño (1909) y Melilla 1909; crónica de un testigo, diario de la guerra escrito durante las operaciones en el Rif (1911), en que recoge su experiencia como corresponsal de guerra de El Mundo, en la Campaña de África de 1909.

Este poeta malagueño muerto en su exilio en La Habana, nos dejó estos versos : “Si Cuba libre nos da su leyenda, / clava el pendón y levanta tu tienda. / ¿Dónde encontrar, como hallamos aquí, / yunque y martillo, tambor y trofeo? / ¿Dónde el machete de Antonio Maceo? / ¿Dónde la estrofa y la fe de Martí?”

Francisco Arias Solís

Sin libertad la vida vale poco.

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miércoles, 17 de marzo de 2010

Foro Libre: Homenaje a Luis Goytisolo


FORO LIBRE
ASOCIACION CULTURAL, ARTISTICA Y LITERARIA (Fundada en 1992)

Francisco Arias Solís - Presidente ~ Plaza San Severiano, 2 ~ 11007 – CADIZ
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“El ser humano ha conocido tiempos más sombríos,
tan bobos, posiblemente no.”
Luis Goytisolo.

HOMENAJE DE FORO LIBRE A LUIS GOYTISOLO

El próximo lunes, día 22, a las 20.00 horas, en la cafetería-restaurante El Cantábrico (Avda. Cayetano del Toro, 21 - Cádiz), la Asociación Cultural, Artística y Literaria FORO LIBRE celebrará un encuentro literario sobre la vida y la obra del escritor Luis Goytisolo, con motivo de su 75º aniversario.

Dentro del grupo del realismo social ha tenido destacado lugar Luis Goytisolo, aunque su obra reciente haya tomado rumbos bien distintos. Escritor comprometido con el tiempo que vive y con el tiempo en que vive.

Luis Goytisolo Gay nace en Barcelona el 17 de marzo de 1935, hermano de los escritores José Agustín y Juan Goytisolo. Siendo muy niño pierde a su madre, víctima de un bombardeo franquista sobre la ciudad de Barcelona en 1938. Su propensión por la lectura y escritura se inició muy pronto y comenzó a escribir dos novelas a los once años, a partir de entonces fue su tío Luis, el que le introdujo en la afición a la narrativa norteamericana. Se licenció en Derecho. Obtuvo en 1956 el premio Sésamo de cuentos. En 1994 fue elegido académico de la Real Academia Española para ocupar la vacante del poeta Luis Rosales.

Sus primeras novelas, Las afueras (1958), premio Biblioteca Breve, y Las mismas palabras (1962), están influidas por el objetivismo realista del momento. La complejidad estructural de su obra se agudiza en su conocida tetralogía Antagonía, para algunos una de las cumbres de la narrativa española de los últimos años, donde el lector se sumerge en una interminable maraña de reflexiones, sentimientos, anécdotas y secuencias discursivas: Recuento (1973), especie de autobiografía generacional de carácter reflexivo, Los verdes de mayo hasta el mar (1976), La cólera de Aquiles (1979) y Teoría del conocimiento (1981). En las novelas posteriores va desapareciendo cada vez más la importancia del argumento: El edicto de Milán (1979), Estela de fuego que se aleja (1984), galardonada con el premio de la Crítica, Investigaciones y conjeturas de Claudio Mendoza (1985), La paradoja del ave migratoria (1987) y Estatua con palomas (1992), premio Nacional de Narrativa en 1993.

Entre sus últimas novelas, citaremos: Placer licuante (1997), Escalera hacia el cielo (1999), Diario de 360º (2000), Liberación (2003) y Oído atento a los pájaros (2006).

Francisco Arias Solís

No hagamos las paces con la guerra, ni tampoco levantemos guerras con la paz.

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en memoria de Mario Benedetti.

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martes, 16 de marzo de 2010

Eleazar Huerta por Francisco Arias Solís


ELEAZAR HUERTA VALCÁRCEL
(1903-1975)

“Yo salí huyendo de España
en una noche sin luna.
Allí quedó mi casa
y allí quedó mi cuna.”
Eleazar Huerta.


LA VOZ DEL POETA DESTERRADO

Eleazar Huerta hizo en España, antes de la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, una poesía de una gran perfección formal con una importante reminiscencia modernista en un principio y, posteriormente, con influencias de Lorca, Alberti y Miguel Hernández. Poesía que sufre un notable cambio al llegar a Chile, país donde se había exiliado, como el poeta trató de explicarnos: “Atravesar los Andes / es contemplarse muerto, con un vago zumbar en los oídos / por conciencia y recuerdo...” “Atravesé los Andes / los Andes se quedaron en mi pecho / soy un hombre callado / que ve lo que no veo / soy una consecuencia de aguas y de aves / soy un fuego secreto / soy como un nuevo Lázaro / resucitado y muerto...” “El demonio terrible de los Andes / vaga por mis desiertos...” La alegría de la poesía de Huerta en España se transmuta en dolor en su poesía del exilio, que es una poesía de soledad.

El poeta, ensayista, crítico literario, filólogo, periodista, profesor universitario, jurista y político Eleazar Huerta Valcárcel nació en Tobarra, Albacete, el 22 de diciembre de 1903 y falleció en Santiago de Chile en 1975. Estudió bachiller en el Instituto General Técnico de Albacete y se doctoró en derecho en la Universidad Central de Madrid. Militante del Partido Socialista Obrero Español ejerció diversos cargos durante la República. Durante el “bienio negro” fue designado diputado provincial, aunque se negó a tomar posesión del mismo. Miembro de la Junta de Reforma Agraria. El 1 de marzo de 1936 fue elegido presidente de la Diputación Provincial de Albacete. El 16 de octubre de 1937 fue nombrado Director General de lo Contencioso. En ese año contrajo matrimonio con la joven Emilia Moreno Fernández. Durante la guerra fue decano del Colegio de Abogados de Albacete. Fue colaborador de numerosas publicaciones como El Progreso, Altozano, Ágora, República y El Eco del Pueblo. El 16 de octubre de 1935 la Asociación de la Prensa organizó los Juegos Florales de Albacete, en los que fue premiado como poeta. Al finalizar la guerra emprende el camino del exilio, marcha a Francia y desde allí a bordo del mítico Formosa, con un numeroso grupo de exiliados españoles, llegó a fines de diciembre de 1939, a Buenos Aires, desde donde siguió viaje a Chile. De su pasar por el Atlántico nos dejó este recuerdo: “Una línea de espuma / en el verde impasible / un bostezo de humo / en el tedio del día. / Y nada más. Desierto...” Fue profesor de literatura en la Universidad de Chile y en la recién creada Universidad Austral de Chile. En 1956 fundó la Facultad de Filosofía y Educación en la Universidad Austral de Chile, que le nombraría decano vitalicio, y cofundó con el profesor Guillermo Araya la revista Estudios Filológicos. Fue autor de la letra del himno de la Universidad Austral de Chile: “Porque se logre nuestro ideal / de un Chile grande y dichoso / la Juventud de esta tierra austral / da su esfuerzo generoso...” Perteneció al grupo redactor de España Libre, periódico quincenal publicado en Santiago de Chile, de febrero a diciembre de 1942, en el que ejerció la crítica de libros. Fue nombrado miembro de la Academia Chilena de la Lengua. A la mañana siguiente del pinochetazo sufrió un infarto agudo de miocardio, al comunicarle su mujer que su hijo era uno de los desaparecidos en una de las primeras redadas pinochetistas. Más tarde el hijo sería encontrado en el campo de exterminio llamado Valparaiso.

Entre 1921 y 1922 Eleazar Huerta publicó sus primeros poemas en el diario El Progreso. En 1934 publicó su Cancionero mozo. Su segundo poemario, Libro de Alo, fechado en 1939, no fue editado hasta 1992 por la Diputación Provincial de Albacete. En Chile publicó, entre sus obras más importantes, Poética del Mio Cid (1948), libro que dedicó a su esposa con esta dedicatoria: “Merecerías tú, como Ximena, el regalo de una Valencia, pero yo solo te puedo ofrecer este ensayo sobre el Poema de nuestro Gran Desterrrado”, y con ese mismo amor se acerca y nos acerca al héroe, Esquema de Poética (1966), Indagaciones épicas: la maravilla épica y su forma reveladora en la Ilíada y en el Poema del Cid (1968). Entre sus estudios filológicos citaremos: Cervantes, vida y creación, La ficción básica, Los géneros del decir hablado y El simbolismo de la mano en Bécquer. Y como dijo el poeta desterrado : “Pasamos frente a España / por delante de Denia / y su erguida montaña... / La nube se perdía / la patria se borraba / Adiós, hermosa mía, / mi corazón te guarda.”

Francisco Arias Solís

Donde mora la libertad, allí está mi patria.

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domingo, 14 de marzo de 2010

Luis Alberto Quesada por Francisco Arias Solís


LUIS ALBERTO QUESADA

“Dadme tierra de España
para hacer versos.
Y si no hay tierra,
dadme agua.

Dadme nieve de España
para hacer coplas.
Y si no hay nieve
dadme hielo o escarcha.”

Dadme un obrero,
un campesino,
un intelectual.

Dadme un poeta.
Quitadme al general...
y haremos patria.”
Luis Alberto Quesada.

LA VOZ DE UN LUCHADOR POR LA LIBERTAD

“Soy, en fin, amigo de todos los hombres que lucharon y luchan por un mundo mejor. Los exilios existen por razones políticas y los escritores, en general, tienen que intentar despertar a quienes engañan los poderes de turno. Y cuando esos poderes toman las formas implacables de las dictaduras, tienen que obedecer a su inteligencia y luchar contra ellas sin descanso. Mis 17 años de cárcel, uno y medio de campos de concentración y mi última condena de «Extrañamiento Perpetuo», de la que fui amnistiado con la democracia, me inducen a luchar por la libertad y decir que, en este estadio concreto de la humanidad, el futuro del hombre tiene que ser poético y para que sea poético tiene, necesariamente, que ser colectivo”. Así decía el poeta argentino-español Luis Alberto Quesada, que luchó en la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, “Caudillo de España por la Gracia de Dios”, como voluntario; pasó a Francia, donde estuvo en los campos de concentración franceses y luchó en la “Resistencia”, volvió a España para luchar en las guerrillas, fue detenido poco después, condenado a muerte, permaneció encarcelado diecisiete años y fue condenado a “Extrañamiento Perpetuo”, hasta lograr llegar a la República Argentina en 1959, donde siguió luchando para conseguir la amnistía de los presos políticos de España y Portugal.
El poeta y narrador Luis Alberto Quesada nace en Lomas de Zamora, ciudad muy próxima a Buenos Aires, el 22 de agosto de 1919. Hijos de padres malagueños, es registrado en el Consulado Español, por lo que tiene doble nacionalidad. A la edad de tres años viene con su familia a España que fija su domicilio en Madrid. Cursa sus primeros estudios en “El Porvenir”, colegio mixto protestante. Militante de Juventudes Socialistas Unificadas, al inicio de la guerra, con dieciséis años, se alista en el Ejército Republicano, en el que llega a ser Comisario de compañía, batallón y brigada sucesivamente. Alcanza el grado de capitán, siendo Jefe de Servicios del Estado Mayor del Coronel Galán en el frente de Cataluña. Al finalizar la guerra emprende el camino del exilio, cruzando los Pirineos. En Francia, es internado en varios campos de concentración Le Tech, Barcarés, Saint Cyprien y Gours. Es trasladado para fortificar la frontera belga, al objeto de enlazar dichas defensas con la famosa Línea Maginot. Tras la ofensiva nazi contra Francia, pudo llegar a Burdeos, donde contrajo matrimonio con Asunción Allué e ingresa en la Resistencia francesa. Perseguido por la Gestapo vuelve a España donde es detenido en 1943, un año más tarde un Consejo de Guerra le condena a la pena de muerte, que le es conmutada por treinta años de cárcel, de los que cumple diecisiete, pasando por las cárceles de General Porlier, Carabanchel, Alcalá de Henares y Burgos, donde permanece trece años, desarrollando una intensa actividad cultural y reivindicativa. En 1959 es puesto en libertad y el gobierno franquista le expulsa del país al serle nuevamente conmutada la pena por la de extrañamiento perpetuo. A su llegada a Argentina, es prosecretario de la Organización para la Amnistía de los Presos Políticos de España y Portugal. Dirige la publicación La Encina Raíz de España y el Instituto de Cultura Ibero-Argentino de Buenos Aires, institución que recibió a la delegación española, presidida por el general Gutiérrez Mellado, una vez que España recuperó la democracia.
Entre sus libros de poemas destacamos: Ayer, hoy y mañana (1944), Muro y alba (1963), Poemas y papel (1968), El hombre colectivo (1979) y Espigas al viento (1986). Entre sus libros de relatos sobresalen: El bote de leche (1944), Ya no hay cocos (1945), cuento infantil, La aldaba (1948), La saca (1963), colección de impresionantes relatos de hombres que esperaban que en cualquier momento leyeran su nombre para ser sacados y conducidos al paredón de fusilamiento, Mineros (1970) y Vida, memoria y sueños (1995). Finalmente, señalaremos su último libro Hacia el sol de la Utopía (Crónicas de la vida y de la muerte) (1999), escrito en verso y prosa poética, libro en el que este incansable luchador español-argentino por la libertad, a pesar de sus muchos años, sigue manteniendo la utopía de un mundo mejor. Y es que, como nos ha dicho: “Si el lodo de una época llegara a destruir la Utopía tenemos la obligación de volver a inventarla”.
Francisco Arias Solís
La libertad no la tienen los que no tienen su sed.

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en homenaje a Benedetti.

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sábado, 13 de marzo de 2010

Sentir la alergia por Francisco Arias Solís


SENTIR LA ALERGIA

“La primavera ha venido.
Nadie sabe como ha sido.”
Antonio Machado.

LOS PROCESOS ALÉRGICOS SE VEN AGRAVADOS EN PRIMAVERA

Las alergias son unas de las enfermedades más comunes de nuestro tiempo. Agravadas por factores como la contaminación, un importante número de españoles sufre procesos alérgicos que resurgen con especial fuerza cada primavera. Por sus efectos, y por los de los medicamentos que las combaten, pueden suponer un riesgo al conducir.

Según un informe de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica al menos un 15% de los españoles presenta problemas alérgicos. Se trata de un problema de salud, cada vez más frecuente en los países desarrollados, que se ve acentuado en primavera por la cantidad de agentes externos que permanecen en el aire –en nuestro país son muy comunes las alergias causadas por numerosos pólenes de diversas plantas gramíneas que tienen su etapa más activa en esta época del año- y que ven favorecidos sus efectos adversos gracias a determinadas situaciones como la contaminación ambiental de las grandes ciudades. Los síntomas más frecuentes que sufren los alérgicos en la estación primaveral suelen ser la rinitis y la conjuntivitis, que afectan al sistema respiratorio y a los ojos y que pueden suponer un trastorno importante a la hora de conducir un vehículo. Los casos más graves, sufridos por un 4 o 5% de la población alérgica, pueden deparar en asma bronquial con lo que los riesgos al volante se incrementan considerablemente.

La forma de vida en las grandes ciudades está aumentando el número de agentes que producen enfermedades alérgicas, a un mayor número de personas. Además de las alergias a los pólenes –que tanto pueden ser de trigo, centeno u olivo como del césped de un parque urbano-, surgen otras a los medicamentos, al pelo de los animales domésticos, a los ácaros del polvo de las viviendas, a determinados alimentos o a algunos productos utilizados en la industria y que sufren sus trabajadores.

Mantener al paciente lo más alejado posible de los factores que causan su alergia es una de las primeras recomendaciones que hacen los especialistas. En el caso de alergia al polen, la más común, restringir las salidas al campo y mantener cerradas las ventanas de casa o del coche el mayor tiempo posible para evitar el contacto con el alérgeno son las primeras medidas a tomar. Desde el punto de vista médico, la vacuna previa a la aparición de los síntomas se revela como un tratamiento muy eficaz.

Después, en “temporada alta” habrá que contar con la medicación necesaria que ayude as paliar los efectos. Los antihistamínicos, compuestos utilizados para combatir las alergias, han ido evolucionando desde que se empezó su uso hace medio siglo. Si bien los antihistamínicos “clásicos” -que se utilizan en la mayor parte de los antigripales y a veces se recetan simultáneamente con los antialérgicos propiamente dichos- pueden producir somnolencia, cefaleas, sopor o mareos, por citar algunos efectos secundarios, los nuevos productos, manteniendo la eficacia han reducido esos efectos. Sin embargo, la respuesta a los fármacos puede variar considerablemente de una paciente a otro.

Para evitar los efectos secundarios es fundamental respetar las indicaciones del médico en cuanto al compuesto a tomar, la dosis adecuada y no automedicarse o mezclar los medicamentos entre sí o con alcohol, pudiendo ocasionar, en estos casos, un deterioro manifiesto de la capacidad para la conducción de vehículos. Y es que, como dijo el poeta: “Yo soy como un ciego / por esos caminos... / Siempre pensando en la penita negra / que llevo conmigo”.

Francisco Arias Solís

La primera condición para la paz es la voluntad de lograrla.

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viernes, 12 de marzo de 2010

Julio Herrera y Reissig por Francisco Arias Solís


EN EL CENTENARIO DE LA MUERTE DE
JULIO HERRERA Y REISSIG
(1875-1910)

“Anoche vino a mí de terciopelo;
sangraba fuego de su herida abierta;
era su palidez de pobre muerta
y sus náufragos ojos sin consuelo.”
Julio Herrera y Reissig.

LA VOZ DEL MODERNISMO

Precisamente con una serie de Wagnerianas se estrenó hacia 1900, en su país el uruguayo Julio Herrera y Reissig, en quien algunos pretenden ver el poeta máximo de América. Que es tan original como el que más y superior a todos en algunos aspectos, más bien imaginativos, nadie lo pone en duda. Que sea el mejor poeta de habla hispánica, ni siquiera el mejor en su tiempo –un tiempo en que andaba por el mundo un lírico del rango de Rubén Darío-, es menos que probable. Para Guillermo de Torre, su prologuista y agudo intérprete, es Herrera y Reissig el poeta que “encarna quizá con significación más cabal la manera modernista”, superior al mismo Darío, el cual siendo más poeta, no representó el modernismo con tanta fidelidad. Tenía Herrera y Reissig unos trece años cuando en 1888 aparecía Azul, el primer libro modernista de Rubén Darío; y muere demasiado pronto, a los treinta y cinco años, para que pudiera desarrollar más tarde cierto tono ajeno al modernismo.

“Herrera y Reissig, en realidad fue un romántico –decía Luis Cernuda-, y para él, como para otros americanos, el modernismo acaso resultó una postrera encarnación del romanticismo. Su ostensible hostilidad al medio ambiente, su inadaptación al mismo, su individualismo exacerbado eran otras tantas consecuencias de un innato romanticismo. Y si recordamos las circunstancias poco afortunadas que acompañaron su vida, y cómo las conllevó, un sentimiento de simpatía y de estimación pueden despertarse ante su persona y su obra. Buscó lo mejor, lo que él creía era lo mejor; amó su trabajo, y tuvo conciencia de lo que el trabajo artístico significaba en un mundo donde el arte perdía alcance social, al mismo tiempo que su significación se hacía más grave para quien a tal trabajo y disciplina quería someterse”. Nuestro Miguel Hernández dedicó al poeta uruguayo el Epitafio desmesurado a un poeta: “Nata de polvo y su gente / y nata del cementerio, / verdaderamente serio / yace, verdaderamente”.

Julio Herrera y Reissig nace en Montevideo el 9 de enero de 1875, de familia criolla, de hondo arraigo en su país. Pasa su infancia y juventud en ambiente de holgura; educación burguesa en los mejores colegios. Pero a los veinte años sobreviene el hundimiento del “herrerismo”. El futuro poeta tiene que limitarse a vivir modestamente de la prensa y del desempeño de cargos secundarios: empleos en la Aduana de Montevideo, en la Inspección de Enseñanza Secundaria, etc. Un mes antes de morir había sido nombrado bibliotecario. Sólo sale de su país en 1905 para ir a Buenos Aires, donde trabajó en la Oficina del Censo durante ocho meses. Murió en Montevideo el 18 de marzo de 1910. Dos años antes se había casado con Julieta de la Fuente.

La obra de Herrera está ligada íntimamente a su vida, de la que es reflejo fidelísimo. Este espíritu egocéntrico se recluye en su torre de marfil y desde ella va lanzando a los cuatro puntos cardinales, con cierta indiferencia, su mensaje. Lo de la torre de marfil no es un símil, es una realidad. Esa torre de marfil, en que Herrera se recluyó voluntariamente, tuvo su existencia y su nombre: se llamaba la Torre de los Panoramas, y desempeñó un papel muy importante en la difusión y proceso del modernismo uruguayo. Se trataba de un circuito literario donde Herrera congregaba diariamente a sus amigos y admiradores, casi todos más jóvenes que él, les leía sus versos, escuchaba sus aplausos y, llegado el caso les daba el espaldarazo de poetas.

Empieza Herrera escribiendo cantos A España, A Castelar, A Lamartine, etc., esto ocurre en 1898. Nos hallamos naturalmente ante un romántico. Pero dos años más tarde, en unas Wagnerianas, publicadas en La Revista, que él mismo dirige, ha cambiado de tonos. Vienen inmediatamente Las Pascuas del Tiempo, incluidas en el Almanaque artístico del siglo XX, que señalan su conversión total al modernismo. Y a continuación: Los maitines de la noche, Los éxtasis de la montaña, Poemas violetas, Sonetos vascos, Ópalos, Átomos, La torre de las esfinges, Los parques abandonados y Pianos crepusculares. Y en prosa, Conferencias, El Renacimiento en España, El círculo de la muerte, etc.

La poesía de Herrera y Reissig es antes que nada simbolista. Un simbolismo alucinante, demencial, que cae de lleno dentro de las zonas psicopatológicas, con mucho de ilogismo y mucha extravagancia. Lo que no quiere decir que Herrera y Reissig no fuera un temperamento poético de primer orden. Lo fue; lo demostró en multitud de poemas, y muy especialmente en los Sonetos vascos, que son para nosotros lo mejor de su obra. El dominio verbal y su sentido de la música, así como el tono irónico y lúdico con que habla de lo cotidiano, le avanza un escalón dentro del modernismo y le acerca a Laforgue: de ahí que busque a veces la imagen por la imagen y sea antecedente leve de la poesía de vanguardia. Sus imágenes resultan extravagantes, chocantes, como: “Golondrinas: últimas flechas perdidas de la noche en derrota”, “las palomas: recuerdos esparcidos de los viejos muros arrugados por la edad”.

“El sexto número de Caballo Verde –escribía Pablo Neruda, director de la revista- se quedó en la calle Viriato sin compaginar ni coser. Estaba dedicado a Julio Herrera y Reissig –segundo Lautréamont de Montevideo- y los textos que en su homenaje escribieron los poetas españoles, se plasmaron ahí con su belleza, sin gestación ni destino. La revista debía aparecer el 19 de julio de 1936, pero aquel día se llenó de pólvora la calle. Un general desconocido llamado Francisco Franco se había rebelado contra la República en su guarnición de África”.

A diferencia de otros modernistas, de Rubén, de los precursores y de los seguidores, Herrera es un raro, un ser que rechaza la intimidad, el mundo exterior, e incluso el espacio que separa ambas zonas. Y como dijo la voz personalísima del poeta: “Todo suspira y ríe. La placidez remota / de la mañana sueña celestiales rutinas. / El esquilón repite siempre su misma nota / de grillo de las cándidas églogas matutinas. / Y hacia la aurora sesgan agudas golondrinas / como flechas perdidas de la noche en derrota”.

Francisco Arias Solís

La paz no se reduce a la ausencia de guerras

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad

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jueves, 11 de marzo de 2010

Julio Just Gimeno por Francisco Arias Solís


JULIO JUST GIMENO
(1894-1976)

“La perspectiva de una reanudación de relaciones con
México supone una noticia jubilosa y entrañable. México
era una herida abierta en nuestra historia. Los errores
han sido quizá muchos y las equivocaciones de ambas
partes demasiadas. Por eso es preciso celebrar esta
nueva etapa previsible de nuestro diálogo y de nuestra
amistad”.
El País. (Editorial del 18 de marzo de 1976).

LA VOZ DEL MINISTRO DE LA REPÚBLICA

El 18 de marzo de 1976 José Maldonado, presidente de la República Española en el exilio hizo pública la cancelación del reconocimiento de México al gobierno republicano, que tenía entonces como jefe de Gobierno, a Fernando Valera y como vicepresidente y ministro de Emigración e Interior a Julio Just.

El político republicano, escritor y periodista Julio Just Gimeno nació en Alboraya, Valencia, el 5 de marzo de 1894 y falleció en París el 30 de octubre de 1976. Realizó sus primeros estudios en su ciudad natal y desde muy joven estuvo vinculado al blasquismo, ideología muy arraigada, por aquel tiempo, en Valencia. Fue secretario de la Juventud Republicana Nacionalista. Cursó ingeniería en Madrid y, gracias a una beca, terminó sus estudios en París. Su trabajo se orientó al periodismo y a la traducción. Fue asiduo colaborador de El Pueblo, órgano del PURA (Partido de Unión Republicana Autonomista, de ámbito exclusivamente valenciano). Fue masón y tuvo una participación muy activa en la creación y publicación de revistas y diarios republicanos valencianos: Renovación, La Voz Valenciana, Alma Joven, València Nova, Taula de Lletres Valencianes, etc. En 1924 presidió la Casa de la Democracia, sede del republicanismo valenciano. En 1928 asistió al entierro de Vicente Blasco Ibáñez, como representante de las entidades republicanas de Valencia. El 14 de abril de 1931 proclamó la Segunda República desde el balcón del ayuntamiento de Valencia. Obtuvo el acta de diputado en las tres legislaturas de la Segunda República, en las dos primeras, elecciones de 1931 y 1933, como blasquista, y en la tercera, elecciones de 1936, después de provocar una escisión en 1934, para pedir un Estat Valenciá en una España federal, como militante de la nueva Esquerra Valenciana que se integraría después en la coalición Frente Popular. En febrero de 1936 fue nombrado director general de Obras Hidráulicas y Puertos. Entre el 15 de septiembre y el 15 de mayo de 1937 fue ministro de Obras Públicas, periodo en que se iniciaron los trabajos de fortificación de Madrid e impulsaron la construcción de refugios en Madrid y Valencia. Sus discrepancias con Juan Negrín, nuevo jefe de Gobierno, determinaron que no aceptara su entrada en el nuevo gabinete. Hasta el 27 de marzo de 1939 permaneció en Valencia, de donde emprendió camino del exilio, desembarcando en Port Vendres, Francia. En el país vecino participó activamente en los trabajos de la emigración. Al ser ocupada Francia por los nazis fue detenido en Foix, y no fue extraditado a pesar de existir una petición en este sentido, no obstante, fue internado, en condiciones infrahumanas, en el campo de concentración de Vernet d'Ariège desde el 19 de febrero hasta el 6 de diciembre de 1941. Desde 1947 ocupó diversas carteras ministeriales en los sucesivos gobiernos de la República en el exilio: Ministro de Defensa e Interior (1947), ministro de Gobernación (1947-1949), ministro de Acción en el Interior y en el Exilio (1951-1956), ministro de Justicia y Acción en el Exilio (1956-1960), vicepresidente y ministro de Emigración e Interior (1960-1962), ministro de Emigración e Interior (1962-1971) y vicepresidente y ministro de Emigración e Interior (1971-1976). Trabajó como traductor en organismos dependientes de la ONU, entre 1951 y 1956, y fue de los pocos exiliados españoles que escribieron en periódicos franceses.

Entre los títulos más relevantes de sus obras citaremos: Blasco Ibánez i València (1929), Siembra republicana (1930), Veteranos de la República (1932), La Pluma en la barricada (1934), Ayer y hoy de los republicanos (1936) y Bajo las luces de la guerra (1936).

Finalizaremos esta semblanza del ministro republicano Julio Just, con un párrafo del artículo “La hora del desquite”, publicado el 2 abril de 1977, en el conocido diario Proceso de México: “Nosotros sostuvimos la República española, pero ¡cuánto nos sostuvo -y aún sostiene- su obra espiritual! Al fin, la República nos dio más de lo que recibiera”.

Francisco Arias Solís

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