jueves, 4 de marzo de 2010

Dámaso Alonso por Francisco Arias Solís


DÁMASO ALONSO
(1898-1990)

“Juan de la Cruz prurito de Dios siente,
furia estética a Góngora agiganta,
Lope chorrea vida y vida canta:
tres frenesí de nuestra sangre ardiente.”
Dámaso Alonso.


LA VOZ DEL MAESTRO IMPRESCINDIBLE

Poeta desarraigado y académico de buena fe, supremo lingüista y un tanto mal hablado, sosegado investigador de la ciencia, ingenuo lector. En Dámaso Alonso se hace bien patente el ser del hombre con su contradicción, según aquel dístico tan caro a Ortega: “Yo no soy un libro hecho una reflexión, / yo soy un hombre con mi contradicción”.

Apenas si hay crítico literario de hoy que no atribuya a Dámaso Alonso el haber iniciado el renacimiento de la poesía realista en España con la publicación de su libro Hijos de la ira, en 1944. No obstante, la gran contribución de nuestro poeta al lenguaje poético no tiene nada que ver con el realismo como tal. Realidad, sí, pero realismo, no. Hay mucha diferencia entre los dos conceptos. Y, sin embargo, nadie deja de considerar que Dámaso Alonso es el gran innovador en el campo de la lengua poética..

Dámaso Alonso es el primer poeta español que de una manera constante incorpora “cualquier tipo” de vocabulario al lenguaje poético total. La seriedad y el humor, la belleza y la fealdad, la pulcritud y la vulgaridad, con igual derecho y dentro del mismo, si así le conviene al poeta.

Dámaso Alonso Fernández de las Redondas nace en Madrid el 22 de octubre de 1898. Siendo por tanto de la verdadera generación que nace en el 98: García Lorca, Vicente Aleixandre, Concha Méndez, Chabás, Domenchina, Arconada, Díaz Fernández, Victoria Kent, Zubiri, y Rosa Chacel. Poeta, filólogo, ensayista, crítico literario y teórico de la literatura. Alumno de los jesuitas de Chamartín y de los agustinos de El Escorial. Licenciado en Derecho y doctor en Filosofía y Letras. Ha sido lector de español en las Universidades de Berlín y Cambridge. Profesor en Oxford, Leipzig, Yale, Harvard, San Juan de Puerto Rico. Catedrático de Literatura española en la Universidad de Valencia (1936-1939) y de Filología Románica en la de Madrid (1939-1968). Académico de la Historia y director de la Española a la muerte de Menéndez Pidal. Dámaso Alonso muere en Madrid, el 25 de enero de 1990.

En su obra literaria hay que tener en cuenta sus narraciones en prosa Torcedor de crepúsculo y violín, Cédula de eternidad y Una vía láctea. Como poeta su primer libro Poemas puros. Poemillas de ciudad, aparece en 1921. En ese año aparecen también los poemas El viento y el verso.

Es en 1944 cuando Dámaso, además de publicar sus trascendentales Ensayos sobre poesía española, que nos adentran hondamente en la poesía del Siglo de Oro, publica dos libros de poemas de una gran emoción poética Oscura noticia e Hijos de la ira.: “Para expresarme con libertad necesité la terrible sacudida de la guerra española”. Hijos de la ira constituyó una especie de terremoto que subvirtió las capas poéticas e hizo aflorar a la luz los estratos latentes de que nadie hablaba: rompe el formalismo y sacude las conciencias.

Dámaso Alonso era un madrileño zumbón, fue muy famosa entre los de su generación del 27, su décima dedicada a Astrana Marín, que diariamente criticaba a Góngora: “Mi señor don Luis Astrana, / miserable criticastro / tú que comienzas con astro / para terminar en rana...”

Vicente Aleixandre nos cuenta que conoció a Dámaso Alonso en el verano de 1917. “Se avanzaba más –nos dice- y se llegaba a su pasión recóndita la poesía. “¿Has leído a Rubén Darío?” Recuerdo su palabra vehemente (...). Fueron las primeras palabras apasionadas sobre la poesía que escuché”. Otro gran poeta andaluz Rafael Alberti nos ha dicho de Dámaso: “Estaba dotado para la poesía como el mejor, aunque escribiera poco, a causa de su sentido autocrítico exagerado y de aquí aquella especie de desengaño e inseguridad que le aplastaban”.

Nos ha quedado la imagen de este enorme Dámaso, maestro imprescindible, incluso para no acabar de fiarnos de todos los maestros, y hombre cordial, sencillo que transfundido en su poesía es todo miedo, contradicciones y desconfianza de sí mismo, y de todos los hombres, a fuerza de fiarse de todo el mundo. Y como dijo el poeta: “Dámaso, verte quisiera / como hace tiempo te vi. / como hace tiempo yo era, / tú verme a mí”.

Francisco Arias Solís

La libertad no la tienen los que no tienen su sed.

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad

URL: http://www.internautasporlapaz.org

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