ENRIQUE LÓPEZ ALARCÓN
(1881-1948)
“Mas no podemos ofrecerte flores,
que en abril, esplendente primavera,
se fueron a formar los tres colores
que esmaltan el cendal de la bandera;
pero... aún le queda al vate la jornada
del poema de España libertada.”
Enrique López Alarcón.
LA VOZ DE UN DRAMATURGO MALAGUEÑO
El poeta, dramaturgo y periodista malagueño exiliado en Panamá, Santo Domingo y Cuba, país donde falleció, es un representante del teatro poético iniciado en España a principios del siglo XX por Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina, y que fue continuado, entre otros, por Ramón Goy de Silva, Luis Fernández Ardavín, Joaquín Dicenta, Joaquín Montaner, Ramón de Godoy Sala, Antonio y Manuel Machado, Fernando López Martín, Pedro Muñoz Seca y Miguel Echegaray; que en su exilio tuvo que dedicarse, como tantos otros, al periodismo. En el homenaje a Villaespesa, que había vuelto enfermo y abatido de América, celebrado en el Teatro Español de Madrid el día 25 de enero de 1932, al que asistió el presidente de la República, Aniceto Alcalá Zamora, intervino junto, con Manuel Machado, Eduardo Marquina, Fernández Ardavín, recitando poemas al amigo y poeta almeriense.
Enrique López Alarcón nació en Málaga el 22 de junio de 1881 y falleció en La Habana en 1948. Cursó sus estudios primarios en su ciudad natal con los jesuitas desde donde pasó a la Universidad de Granada para estudiar Filosofía y Letras. Con veintidós años se marcha a Madrid, donde ejerció de redactor de numerosas publicaciones La Época, La Tribuna, El Nuevo Evangelio, El Mundo, El Intransigente y La Mañana. Fue fundador de La Gacetilla y del periódico literario Gil Blas y director del Teatro Español de Madrid. Durante la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, frecuentó los círculos anarquistas, colaborando en sus periódicos. En su exilio, tras breves estancias en Panamá y Santo Domingo, llegó en 1940 a La Habana, donde murió. En los años dominicanos publicó una colección de sonetos, titulada Sonetos a Trujillo, probablemente con la intención de poder salir del país. Y en La Habana publicó Soy español. Madrigales y sonetos (1940) y el poemario Martí (1942), también fue director de algunas puestas en escena del grupo Teatralia.
Entre los títulos de mayor relieve de su numerosa obra dramática se cuentan: Golondrinas(1905), Con mujer y sin mujer (1905), La sal de Madrid (1926), Voy a ser cocota (1926), una comedia casi picaresca, de la que el crítico de ABC escribió: ”… y si a ello se añade un diálogo pulcro y elegante como corresponde a los prestigios de López Alarcón, fácilmente se comprenderá el agrado con que fue escuchada la obra”, Vivir (1929), La Dictadura (1930), Romance caballeresco: Comedia melodramática a la española, escrita en verso, en tres actos y un epílogo (1933) y Los majos del Perchel (1935), comedia lírica estrenada en el Teatro Calderón de Madrid. En colaboración con otros dramaturgos escribió un buen número de obras, con José Ignacio Alberti, Sebastián el bufanda, o, El robo de la calle Fortuny: película policíaca en cuatro actos y en prosa, estrenada en el teatro Romea de Madrid, en 1916, y El collar de esmeraldas (1918); con Cristóbal de Castro Gutiérrez, Gerineldo. Poema en cuatro jornadas (1909), Los insaciables (1909), comedia picaresca en prosa, en cuatro actos, Las manos largas (1926) y La mano de la reacción, zarzuela; con Ramón de Godoy y Sala, La Tizona (1917), drama romántico, y La madre Quimera, farsa romántica en cuatro jornadas (1918); con Alfredo Escosura, La Maragata (1931), zarzuela, y con Fernando Alarcón, Paleta, humorada lírica en tres actos y veinte cuadros que se estrenó en el Teatro Eslava de Madrid, el 9 de junio de 1933. Entre las traducciones y versiones escénicas señalamos: en colaboración con otros autores, Fígaro, barbero de Sevilla y El casamiento de Fígaro, de Pierre Augustin Caron de Beaumarchais; Fortunata y Jacinta, versión escénica de la novela de Galdós, Fuenteovejuna, versión de Lope de Vega, y Piénsalo bien, traducción de Pirandello. Como poeta su obra fundamental es Constelaciones (1906). Entre sus novelas citamos: La cruz del cariño (1909) y Melilla 1909; crónica de un testigo, diario de la guerra escrito durante las operaciones en el Rif (1911), en que recoge su experiencia como corresponsal de guerra de El Mundo, en la Campaña de África de 1909.
Este poeta malagueño muerto en su exilio en La Habana, nos dejó estos versos : “Si Cuba libre nos da su leyenda, / clava el pendón y levanta tu tienda. / ¿Dónde encontrar, como hallamos aquí, / yunque y martillo, tambor y trofeo? / ¿Dónde el machete de Antonio Maceo? / ¿Dónde la estrofa y la fe de Martí?”
Francisco Arias Solís
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