domingo, 21 de marzo de 2010

Manuel Granell Muñiz por Francisco Arias Solís


MANUEL GRANELL MUÑIZ
(1906-1993)

“Hay el exilio físico. Y el exilio de conciencia -más
amargo que el otro, más difícil a la larga-.”
Manuel Granell Muñiz.

LA VOZ CON LIBERTAD CREADORA DE SER

El poeta y filósofo Manuel Granell encontró tales dificultades en nuestro país para el desarrollo de su vida intelectual que optó por el exilio en Venezuela, más que de la guerra Granell es un exiliado del franquismo. “Bajo el cielo venezolano -nos dijo Granell- ha madurado mi pensar, tomó forma coherente el entramado conceptual, dispuso de la libertad y sosiego favorables al ejercicio de la actividad creadora”. Precisamente, Venezuela fue el país de acogida en el que los estudios filosóficos y universitarios en general sufrieron un mayor impulso por parte de los exiliados españoles. Según José Luis Abellán, si la llamada herencia de Ortega, resulta básica en todos los pensadores exiliados, en algunos cobra una especial importancia, como sucede en los casos de José Gaos, María Zambrano, Francisco Ayala y Manuel Granell. Este último obtiene una primera culminación de su indagación filosófica en su Lógica, publicada en 1949, donde realiza una exposición del sentido de la logocidad, mediante el acercamiento concreto a las distintas formas que la lógica ha ido adquiriendo históricamente. La última parte del libro está dedicada, sin embargo, al análisis de la lógica de la razón vital, como si este fuese el prototipo de toda lógica, en la medida que el fin último de ésta es ceñirse al objeto propio de su consideración. Naturalmente, esto implica un concepto de verdad ceñido al sujeto que supone una nueva visión antropológica; línea que ha marcado gran parte de las investigaciones de Granell: El humanismo como responsabilidad (1959), El hombre, un falsificador (1968), y sobre todo su monumental tesis y su obra “más cabal” La vecindad humana: Fundamentación de la Ethiología (1969, Premio de Investigación de la Universidad Central de Venezuela en 1970), que pone la base de una nueva e importante disciplina a la que llama Ethología. Años más tarde nos diría Granell: “Dicha investigación sobre la logicidad -el esfuerzo logificante, en modo alguno “la” lógica-, fue un primer paso -por cierto decisivo- para mis futuras meditaciones, las que fueron culminando en La vecindad humana, subtitulada: Fundamentación de la Ethiología.”

Manuel Granell Muñiz nació en Oviedo el 18 de junio de 1906 y falleció en Caracas el 13 de noviembre de 1993. Inició sus estudios universitarios en la Facultad de Ciencias de Oviedo, para seguidamente, en 1925, cursar estudios en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. Fracasa en los exámenes y siente atracción por la filosofía. Aconsejado por su padre estudia derecho en la Universidad de Oviedo y obtuvo la licenciatura en 1929, año en que viajó a París y a su paso por Hendaya, visitó a Unamuno, desterrado por la dictadura de Primo de Rivera. Al año siguiente, comenzó sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, donde tuvo como profesores a García Morente, Ortega y Gasset y José Gaos, en 1936, obtuvo la licenciatura. Colaboró en la Revista de Occidente. En enero de 1937 fue profesor del Instituto de Elche, en ese mismo año, contrajo matrimonio con Pilar Gaos. Al finalizar la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco emprendió su exilio material. “En enero de 1939 – nos contó Granell -crucé a pié los Pirineos por el llamado paso de la Muga justo el mismo día que el resto del Ejército del Este y bajo la observación de los aviones franquistas. En Saint-Laurent, primer pueblecito francés me esperaba mi esposa, acompañada de sus padres, quienes habían cruzado la frontera a pié dos días antes. Pude así vestirme inmediatamente de paisano, lo cual, unido a mi carnet de profesor, me sirvió para eludir los campos de concentración... Y estalló la segunda guerra mundial. De golpe, todo se complicaba. Mi esposa embarazada. Mis padres -desterrados de Oviedo tras confiscarles sus bienes-, abandonados en Barcelona. Viendo la letra de mi padre descubrí que tenía contado sus días. No había alternativa. Tras angustiosas semanas en el campo de concentración de Deusto, llegué justo a tiempo para enterrar a mi padre, evitándole la fosa común, y recoger a mi madre”. Calificado de “rojillo”, sufrió un amargo exilio interior. Se dedicó a la enseñanza privada, a trabajos de traducción para algunas editoriales y publicó algunos artículos literarios utilizando seudónimos. “El 30 de enero de 1949 -nos contaba el Granell- tuve en manos las “capillas” de la Lógica- libro que era mi esperanza para saltar a América-. Mucho antes de lo esperado, exactamente el primero de octubre, me llegaba a Madrid un cable de la Universidad Central de Venezuela ofreciéndome -espontáneamente, por motivos suyos y sin influencia alguna- un plaza de profesor”. Desde enero de 1950 ejerce de profesor invitado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela, de la que llegaría ser profesor titular. En 1959 adquiere la nacionalidad venezolana y en 1964 obtuvo el doctorado en Filosofía con su tesis La vecindad humana. Fue cofundador de la Sociedad Venezolana de Filosofía y director del Instituto de Filosofía de la Facultad de Humanidades, desde 1972 hasta su jubilación en 1977.

Entre las obras de mayor relieve del filósofo Manuel Granell, además de las citadas, se cuentan: Cartas filosóficas a una mujer (1946), Estética de Azorín (1949), Ortega y su filosofía (1959), Del pensar venezolano (1967), Ethologia y existencia (1977) y Humanismo integral (1983). Como poeta publicó dos poemarios, con el seudónimo de Manuel Cristóbal, Umbral (1941) y Antología del silencio (1981). Y como dijo el poeta y filósofo ovetense: “El genuino filósofo no debe plegarse a otra voz que la de su almohada”.

Francisco Arias Solís

Donde mora la libertad, allí está mi patria.

Portal de Internautas por la Paz y la Libertad y de Foro Libre.

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