domingo, 4 de abril de 2010

Agustín Gómez Arcos por Francisco Arias Solís


AGUSTÍN GÓMEZ ARCOS
(1933-1998)

“...como en todos lados, los ricos eran de derechas y los pobres de
izquierdas. A estos últimos se les dio el nombre genérico de rojos,
palabra que pronunciada por un rico, se estampaba en la cara del pobre
como un escupitajo, como para que se marcara en ella los signos de una
nueva enfermedad tan contagiosa como la peste, el cólera, la lepra.
Rojo, palabra implacable, sin la menor caridad.... Era una palabra,
raquítica, descalificada, una palabra sin amor, con mucho odio...”
Agustín Gómez Arcos.


LA VOZ AMORDAZADA POR EL FRANQUISMO

En los comienzos de la década de los sesenta del pasado siglo aparecen en nuestro país obras de nuevos dramaturgos (casi todos ellos coincidentes, en sus primeras obras, en una línea neorrealista, cuya característica más evidente es una actitud crítica, fustigadora y de denuncia frente a la sociedad española), es cuando el teatro español parece más abierto a una posible renovación desde que terminara la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco. Sin embargo, las prohibiciones de la censura y las presiones administrativas, unidas a la consiguiente inhibición de los empresarios, impidieron esa renovación en esa prometedora línea neorrealista o social-realista. La mayoría de los autores se vieron abocados al silencio o a estrenar sólo obras menores o textos muy mutilados, casi todos se refugiaron en el libro y algunos, incluso, abandonaron la escritura dramática u optaron por el exilio. De estos últimos, en una tendencia postlorquiana y animado de un poderoso sentido crítico, se encuentra Agustín Gómez Arcos, cuyo primer estreno Elecciones Generales, tuvo lugar en 1960, y que pronto, se vería obligado a abandonar España, para exiliarse en Francia, donde triunfó plenamente. Su obra ha sido traducida a muchos idiomas, mientras que en nuestro país se ha mantenido el boicot a la misma, hasta el punto que ahora nos tiene que llegar traducida.

El poeta, novelista y dramaturgo Agustín Gómez Arcos o Agustín Gómez-Arcos, como firmó las obras publicadas en Francia, nació en Enix, Almería, el 15 de enero de 1933 y falleció en París el 20 de marzo de 1998. Hijo del alcalde republicano del pueblo, en la posguerra sufrió la represión franquista a la que fue sometida su familia. Estudió el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Almería, donde tuvo la suerte de tener como profesora de lengua y literatura a la poetisa y dramaturga catalana Celias Viña que le animó y orientó en su vocación literaria. Una vez finalizado el bachiller, en 1953, marcha a Barcelona, donde consiguió una beca para estudiar derecho, carrera que abandonó a los pocos años de iniciada, para dedicarse de lleno al teatro en Madrid. Publicó una colección de poemas Ocasión de paganismo y obtuvo el Premio Nacional de Narrativa Breve por El último Cristo. En 1960 tiene lugar su primer estreno con la obra Elecciones generales, que fue premiada en el I Fetival Nacional de Teatro Nuevo. Dos años más tarde quedó finalista del Premio Nacional Calderón de la Barca y obtuvo el Premio Nacional Lope de Vega por su obra Diálogos de la herejía, en la que afrontó con audacia y originalidad un tema histórico, el de los alumbrados del siglo XVII, premio que la censura hizo que quedara desierto y la obra, prohibida. En 1964 se estrenó en el Teatro Reina Victoria de Madrid una versión censurada de la obra. Al año siguiente estrena en el Teatro Marquina de Madrid, también en versión censurada, Los gatos. Muchas de sus obras de esos años ni subieron a las tablas ni fueron publicadas como sucedió con Unos muertos perdidos, Doña Frivolidad, Historia privada de un pequeño pueblo, Verano. El tribunal, 1001 Mesías, Prometeo, Balada matrimonial, El salón... Tradujo y adaptó obras dramáticas francesas, tales como: Intermezzo, La folle de Chaillot de Jean Giraudoux y La révélation de René-Jean Clot. En 1966 nuevamente obtuvo el Premio Nacional Lope de Vega con Queridos míos, es preciso contaros ciertas cosas, y la censura volvió a prohibir la obra.

Harto de la represión y de la censura franquista Gómez Arcos se vio obligado a abandonar España y exiliarse en Londres, donde estuvo dos años, para desde allí establecerse definitivamente en París, en junio de 1968. En los café-teatro donde trabajaba de camarero o de cocinero, comenzó a estrenar algunas de sus obras, e incluso, hasta las dirigió e interpretó. En 1969 consiguió estrenar en el Café-Théàtre de l'Odéon dos piezas cortas Pré-papa y Et si on aboyait. Continuó escribiendo obras de teatro entre las que sobresalen Adorado Alberto, estrenada también en 1969, Cena con Mr. & Mrs. Q, estrenada en 1972 y Sentencia dictada contra P. y J. e Interview de Mrs. Muerta Smith, por su fantasmas.
El editor de Sotck, que había sido espectador de Et si on aboyait, le propuso, en 1974, que escribiese una novela en francés, a los pocos meses, tras un viaje a Atenas, publica L'agneu carnivore (El cordero carnívoro), con la que obtuvo el Prix Hermès de 1975, a la mejor primera novela en lengua francesa. A partir de esta novela cambió su suerte, en 1976 apareció su segunda novela María República y un año más tarde Ana non (Ana no), uno de sus grandes éxitos, con las que ganó el Prix Thyde Monnier en 1977 y el Roland Dorgelès en 1978. Aparecieron luego las novelas Scene de chasse (furtive) (1978), finalista del Goncourt, Pré -papa ou Roman de fées (1979), Lénfant miraculée, (La enmilagrada), L'enfant pain (El niño pan), Un oiseau brûle vif (Un pájaro quemado vivo) (1984), también finalista del Goncourt, Bestiare (1986), L'homme à genoux, L'Aveuglon (Marruecos), Mère Justice (1992), La femme d'emprunt (1993) y L'ange de chair (1995).
Agustín Gómez Arcos, exiliado en Francia en busca de la libertad, triunfó escribiendo sobre España en francés, gozó de la admiración y respeto del presidente de la República francesa François Mitterrand y el Ministerio de Cultura francés, en 1985, le otorgó. la condecoración de la Orden de las Artes y las Letras, en grado de Caballero, y, diez años más tarde, en grado de Oficial. Y es que, como dijo este andaluz, uno de los últimos escritores exiliados del franquismo: “En Francia aprendí a escribir libremente”.
Francisco Arias Solís

Donde mora la libertad, allí está mi patria.

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad

URL: http://www.internautasporlapaz.org

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