viernes, 16 de abril de 2010

Arturo Souto Feijoo por Francisco Arias Solís


ARTURO SOUTO FEIJOO
(1902-1964)

“Pero no podíamos admitir como revolucionaria, como
verdadera, una pintura, por ejemplo, por el solo hecho de
que su concreción estuviese referida a pintar un obrero
con el puño levantado, o con una bandera roja, o con
cualquier otro símbolo, dejando la realidad más esencial
sin expresar.”
Ponencia colectiva. Presentada ante el Congreso de Escritores.
Valencia, julio de 1937.


LA VOZ DE UN PINTOR REVOLUCIONARIO

La obra del gran pintor gallego Arturo Souto se haya extendida por el mundo, figurando en los museos de España y América. Souto es un pintor que se alimenta principalmente del impresionismo y del expresionismo. En sus pinturas sobre los desastres de la guerra española se hace patente la violencia y la muerte. Souto es uno de los grandes artistas gallegos del siglo XX. Jean Cassou afirma que en el arte español “Souto ocupa un lugar de primera categoría”, y, Tristán Tzara, nos ha dicho que Souto “ha sabido encontrar el digno y profundo sentido, sin el cual, en nuestro tiempo, la vida no merecería ser vida ni llamarse vida”.

Arturo Souto Feijoo nace en Pontevedra el 5 de abril de 1902 y fallece en México el 3 de julio de 1964. Hijo del magistrado y pintor Arturo Souto Cuero, durante su niñez y adolescencia vive en Oviedo, Zaragoza, Lugo y A Coruña. Con dieciocho años, se establece en Sevilla donde inicia los estudios de aparejador que abandonaría pronto para ingresar en 1922, en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Participa en las tertulias literarias madrileñas. En 1925 realiza su primera exposición individual en la Casa de Galicia de Madrid. Viaja a París en 1926 y 1928 y rompe con el academicismo para adentrarse en las corrientes vanguardistas del impresionismo, cubismo y expresionismo. A su regreso se suceden numerosas exposiciones, entre las que señalamos la Exposición Nacional, en 1930, Circulo de Bellas Artes y Sociedad de Artistas Ibéricos en San Sebastián, en 1931, Copenhague, en 1932, el Ateneo, Casino de Vigo y Berlín, en 1933. En 1934 marcha pensionado a la Academia Española de Bellas Artes en Roma, siendo director de la misma Ramón María del Valle-Inclán. En agosto de 1935 viaja a París donde monta una exposición individual, permanece en la capital francesa hasta mayo de 1936.

La rebelión militar del general Franco le sorprende en Madrid, disfrutando de un permiso de la Academia Española de Bellas Artes de Roma. Participa con dibujos y carteles en la defensa de la República. Asiste al II Congreso internacional de escritores para la defensa de la cultura celebrado en Valencia en julio de 1937 y fue uno de los redactores de la famosa “Ponencia Colectiva”, que firmó junto a Emilio Prados, Miguel Hernández, Arturo Serrano Plaja, Ramón Gaya, Juan Gil-Albert, Antonio Sánchez Barbudo, Ángel Gaos, Antonio Aparicio, Lorenzo Varela, Herrera Petere, Miguel Prieto y Eduardo Vicente. Participa en el Pabellón de la República Española, presente en la Exposición Internacional de París de 1937. Al año siguiente expone en Bruselas.

Finalizada la guerra, Souto emprende el camino del exilio desde Valencia. Expone en París, Bélgica, La Habana, Nueva York, Los Ángeles, Filadelfia... En 1942 se establece en México donde reside hasta el final de su vida. Allí colabora en la revista malagueña Litoral, que vivió en México su “tercera época”, bajo la dirección de José Moreno Villa, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, Juan Rejano y Francisco Giner de los Ríos, siendo el autor del dibujo (plana entera) Laureles y pájaros, aparecido en el número consagrado a la memoria de Enrique Díez-Canedo. También colabora en las revistas del exilio Las Españas, de la que también fue colaborador su hijo Arturo Souto Alabarce, Ultramar y Nuestra España. Fue encargado de la sección de arte de la revista Vieiros, que a pesar de su efímera duración, representó en parte la labor de la creación literaria de los gallegos exiliados en México y fue uno de los más hermosos esfuerzos tipográficos y artísticos producidos en el exilio español.

El pintor gallego regresa a España en 1962 y expone en Vigo, Madrid, Bilbao y Santiago de Compostela, pero, en marzo de 1964, vuelve a México donde fallece, a los pocos meses. Y como dijo nuestro pintor: “Los pintores españoles, por su parte, descentrados por la guerra y el exilio, se ven a su vez desorientados por una contradicción más: el magnetismo de un mundo nuevo (paisaje, hombre, cultura), y nostalgia de un ámbito perdido; nostalgia que en la paz y la soledad, agranda, intensifica, idealiza, las calidades de una tierra y una luz españolas que han quedado fijas en la retina y el recuerdo.”

Francisco Arias Solís
DEMÓCRATAS CON EL JUEZ BALTASAR GARZÓN
Asociación por una justicia democrática y una judicatura digna.
Internautas por la Paz y la Libertad y Foro Libre.
URL: http://www.internautasporlapaz.org

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