miércoles, 14 de abril de 2010

Luisa Sigea de Velasco por Francisco Arias Solís


LUISA SIGEA DE VELASCO
(1522-1560)

“Un fin, una esperanza, un como o cuando;
tras sí traen mi derecho verdadero;
los meses y los años voy pasando
en vano, y paso yo tras lo que espero;
estoy fuera de mí, y estoy mirando
si excede la natura lo que quiero;
y así las tristes noches velo y cuento,
mas no puedo contar lo que más siento.”
Luisa Sigea.

LA VOZ DEL ESPIRITU RENACENTISTA.

Luisa Sigea de Velasco, también llamada Luisa Sigea Toledana, fue conocida en la Europa culta de su época como uno de los espíritus renacentistas. En 1546 dirigió una carta al papa Paulo III, redactada en latín, griego, hebreo, árabe y siriaco, lo que hizo que esta taranconera alcanzara fama universal por su gran erudición y que se situara entre los poetas latinos de mayor elegancia por sus composiciones poéticas. Entre sus obras de mayor difusión se cuentan el poema Syntra, dedicado a la infanta Doña María, del que Menéndez Pelayo hizo una versión castellana muy exacta y su opúsculo Duarum virginum colloquium de vita aulica et privata (1552), en el que expone su teoría sobre la amistad y critica abiertamente la nobleza arrogante de su tiempo, egoísta e ingrata, a la que tuvo que servir. También se conservan un epistolario, en el que trata muy diversos temas en los que despliega su tremenda erudición, y varios poemas. La mayor parte de su obra está escrita en latín.

Luisa Sigea de Velasco nació en Tarancón, provincia de Cuenca, probablemente en el año 1522, hija de un francés muy culto Diego Sigeo y hermana de la erudita Ángela Sigea, de una gran sensibilidad musical. Al ser nombrado Diego Sigeo preceptor del duque de Braganza, en 1538, se trasladó con su familia a Lisboa, entrando Luisa al servicio de la infanta doña María, hija del rey don Manuel y de la reina Leonor, que hizo que la corte portuguesa destacara en el cultivo de las humanidades, imitando a las cortes italianas y procurando rodearse de damas eruditas como las dos hermanas Sigea, Paula Vicente, hija del poeta Gil Vicente, y Joana Vaz, entregada al estudio de humanidades. Luisa Sigea residió en el palacio de la infanta hasta 1552, en septiembre de ese año contrajo matrimonio con el hidalgo burgalés Francisco de Cuevas, en Torres Novas, nuevo domicilio de la casa paterna. El matrimonio sólo tuvo una hija Juana de Cuevas Sigea. La familia primeramente residió en Burgos y seguidamente se trasladó a Valladolid en 1558, para entrar al servicio de María de Habsburgo, hija de Carlos V y reina consorte de Hungría por su matrimonio con Luis II de Hungría y Bohemia, que falleció repentinamente ese mismo año. Sigea se dirigió al rey Felipe II, solicitando empleo, tanto para ella como para su marido, como compensación de sus servicios cerca de la Infanta y de la difunta reina de Hungría, también alegaba en su carta la pobreza y el abandono en que se encontraba. Al no tener respuesta del rey, siguió intentando entrar en la vida cortesana, a tal fin marchó a Toledo, para pedir por mediación del embajador de Francia, ponerse al servicio de Isabel de Valois, que recientemente había contraído matrimonio con Felipe II. Al no obtener cargo alguno, se marchó nuevamente a Burgos, donde falleció el 13 de octubre de 1560, con unos treinta y ocho años. A su muerte, el escritor y secretario de lenguas de Felipe III Tomás Gracián Dantisco, diría que había “muerto de sentimiento”.

Luisa Sigea fue una consumada poliglota, además, del latín, griego, árabe, hebreo y caldeo, hablaba italiano y francés. A su gran talento unió también una enorme belleza. “Todas las mañanas pasean entre árboles multitud de jóvenes que espían el momento de ver a la Sigea -nos contaba Carolina Coronado en su novela histórica- asomada a sus ventanas... La Sigea tenía la frente noble y suave, hermosos ojos, mejillas de virgen, redondas y puras y una boca de espresión inocente. El talle de la Sigea era delicado y magestuoso...” A tal punto llegó su fama que no se libró de la calumnia y a este respecto apareció en Holanda un libelo obsceno que pretendió difamarla en unión de Luis Vives y se le llegó a atribuir una obra pornográfica La Academia de las Damas. Lo que no ha impedido que haya sido elogiada por muchos poetas y escritores, tanto de su época como posteriores. Nuestra escritora romántica Carolina Coronado, inspirándose en su vida, escribió La Sigea (1854). Y Pedro Ibañez le dedicó una elegía, a la que pertenecen estos versos: “Yaze aquí la clarísima Sigea, / en rara perfección sin par juzgada / en cuanto ciñe el mar, y el sol rodea, / por muerte antes de tiempo arrebatada”. Su espíritu renacentista también quedó plasmado en su epistolario: “Y, faltando la libertad, qué puede aver que dé consuelo ni contento, que sólo estas sustenta quando se tiene y duele cuando se pierde”.

Francisco Arias Solís
DEMÓCRATAS CON EL JUEZ BALTASAR GARZÓN
Asociación por una justicia democrática y una judicatura digna.

Internautas por la Paz y la Libertad y Foro Libre.
URL: http://www.internautasporlapaz.org

No hay comentarios: