domingo, 17 de febrero de 2008

BERNARD SHAW POR FRANCISCO ARIAS SOLIS

GEORGE BERNARD SHAW
(1856-1950)

“Dos tragedias hay en la vida una,
no lograr lo que ansía el corazón;
la otra es lograrlo”.
Bernard Shaw.

LA VOZ DEL SOCIALISTA INSOCIABLE

Bernard Shaw es una de las más interesantes y complejas figuras contemporáneas, el genio de la paradoja, el “socialista insociable”, por utilizar el título de uno de sus dramas, que fustigó la hipocresía, la estupidez y los tabúes con ingenio chispeante, anticonformismo y enorme fe en las posibilidades de la humanidad. Con sus obras devolvió interés al drama, despertó la conciencia social de su época y renovó la escena británica. Recién acabada la Segunda Guerra Mundial nos dijo: “¿Cómo puede haber gente que se regocija en medio de la devastación y destrucción en que se halla sumida Europa?, añadiendo luego: “Hay millones de personas hambrientas, entre las que figuran muchos niños. Hay grandes ciudades en ruinas, enormes extensiones de tierras inundadas y millones de muertos y de inválidos. ¿Cómo podemos proclamar que el incendio de Berlín es una victoria?”

Bernard Shaw es una compleja, rara y enigmática personalidad, de indudable y excepcional talento, pero personalidad que, realmente, puede descomponerse en tres: la de un dramaturgo que conoce su oficio y sabe practicarlo como un maestro; la de un irlandés traviesamente ingenioso e irónico, que goza en mostrarse cínico, descarado, escéptico; la de un socialista militante, que agrega a este calificativo el de individualista, bastante cercano a Nietzsche, que critica profundamente a la sociedad en que vive, y especialmente a la inglesa, lo que no es obstáculo para que, cuando sea conveniente, proclame ante Europa la admiración y cariño que siente por Inglaterra. Shaw está considerado el autor teatral más significativo de la literatura británica posterior a Shakespeare.

George Bernard Shaw nació en Dublín el 26 de julio de 1856. Tuvo una niñez dura, con una familia dividida y con muchas dificultades económicas. Su padre era un bebedor, su madre era mujer de carácter y de cultura poco comunes; entendía bastante de música, poseía una magnífica voz de mezzosoprano. Shaw se educó en Wesley Colege en Dublín. En 1871 se trasladó a Londres para aprender canto y allí, en 1884, se unió al movimiento socialista denominado Sociedad Fabiana, que buscaba la transformación de la sociedad por métodos no revolucionarios. La doctrina marxista se convirtió a partir de entonces en su principal referente de la brillante crítica social lo mismo de sus artículos que de sus obras literarias. Fruto de esta actividad son sus numerosos ensayos políticos, entre los que destacan El sentido común y la guerra (1914) y Guía de la mujer inteligente para el conocimiento del socialismo y el capitalismo (1928). En 1898 se casó con Charlotte Payne-Townshend, dama irlandesa de acaudalada familia. En 1925 se le concedió el Premio Nobel de Literatura. y el Oscar al mejor guión, por Pigmalión, en 1938. Bernard Shaw perteneció, al igual que los escritores españoles Ramón del Valle-Inclán, José Bergamín y Ricardo Baeza, a la junta directiva de la Asociación Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. Bernard Shaw muere en su casa de campo del poblado de Ayot Saint Lawrence, Hertfordshire, el 2 de noviembre de 1950

Bernard Shaw fue periodista, crítico musical y teatral, polemista agudo y brillante orador; en 1892 comenzó su carrera como dramaturgo que duró casi sesenta años, dedicándose a ella casi en exclusividad desde 1898, aunque también escribió durante su vida no pocas novelas y libros de temática social. Shaw, procede de Ibsen, objeto constante de su admiración cuando ejercía la crítica teatral en el Saturday Review. La primera obra dramática de Bernard Shaw es Casas de viudos (Widower’ Houses, 1892), en la que se refleja el influjo de Ibsen y se manifiesta ya su profunda preocupación social, en este caso motivada por la especulación de la vivienda en los barrios suburbiales. Entre sus mejores piezas hay que destacar: La profesión de la señora Warren (1894), que trata del tema de la prostitución y que fue prohibida por la censura, Cándida (comedia sentimental, de 1895), César y Cleopatra (1899), en la que recoge la herencia shakesperiana, Hombre y superhombre (1903), sobre el mito de Don Juan y considerada su obra más ambiciosa, La otra isla de John Bull (1904), Pigmalión (1914), que ha sido representada innumerables veces en todos los países del mundo, Casa del dolor (1920), Regreso a Matusalén (1921-1922), donde manifiesta su pensamiento sobre la vida humana, Santa Juana (1923), sobre la vida de Juana de Arco, que algunos tienen por su mejor obra teatral, El carro de las manzanas (1929), Demasiado bueno para ser cierto (1932) y Ginebra (1938).
El rasgo más sobresaliente de la producción dramática de Shaw es la viveza del diálogo, que va unido a un gran sentido de humor. El juego de la sátira irónica y de la reflexión profunda constituyó una fórmula acertada que acabó triunfando entre el público de la media y alta burguesía. A ello se une un extraordinario sentido de la construcción teatral. Y como nos dejó dicho el gran Berrnard Shaw: “Soy tan partidario de la disciplina del silencio que podría hablar horas enteras sobre ella”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
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Gracias.

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