sábado, 2 de febrero de 2008

PABLO IGLESIAS POR FRANCISCO ARIAS SOLIS

PABLO IGLESIAS POSSE
(EL FERROL, 1850-MADRID, 1925)

“La voz de Pablo Iglesias tenía para mí el timbre
inconfundible –e indefinible- de la verdad humana.”
Antonio Machado.

LA VOZ DE LA VERDAD HUMANA

Hace ya ochenta y dos años que la voz de Pablo Iglesias ha enmudecido para siempre. La voz de “aquel hombre admirable que esperaba una nueva civilización”, como nos dejó dicho don Miguel de Unamuno. Aquella voz capaz de entusiasmar a Marañón: “¡Con cuánto entusiasmo oíamos aquella voz lejana, que aterró a los espíritus mezquinos de la sociedad española; pero que desde allí, lejos, se veía bien, que era la voz de la verdad”.

Iglesias vivió desde muy pequeño en Madrid. Inteligente y laborioso, pronto alcanzó un buen nivel de instrucción, dada su gran afición por la lectura y las posibilidades que en este sentido le ofrecía su oficio de tipógrafo. Durante toda su vida trabajó activamente en la difusión de las ideas socialistas, viajando incansablemente y escribiendo continuamente artículos en El Socialista, publicación dirigida por él mismo.

Pablo Iglesias ingresó en 1869 en la Primera Internacional. La ilegalización y posterior disolución de la misma por atentar contra la familia, la moral, la patria y... sobre todo contra la propiedad –privada, naturalmente-, le alcanzó afiliado a la Asociación General del Arte de Imprimir. Como directivo de la misma, y sin solución de continuidad de las organizaciones socialistas y de su órgano de prensa, sufrió reiteradas, aunque breves, encarcelaciones, múltiples procesos y diversas sanciones administrativas. Así pues, militó ininterrumpidamente durante cincuenta y seis años de su vida.

A lo largo de estos años, las únicas satisfacciones que obtuvo fueron sus repetidas elecciones como concejal y diputado por Madrid, el lento pero constante crecimiento de sus organizaciones y el respeto y la admiración de sus correligionarios y de otros muchos que no solamente discrepaban de sus principios, sino que militaban en campos adversos. “Lo considero el español más eminente de su época –decía Indalecio Prieto-, aunque en política haya habido otros más sabios y tan virtuosos como él. Le superaron en sabiduría y le igualaron en virtudes Costa, Salmerón y Pi y Margall. ¿Pero quién realizó obra más eficaz, extensa y profunda que la suya?”


Las características más destacadas de la mayor parte de los escritos y discursos de Pablo Iglesias son la originalidad y la actualidad de su contenido. Iglesias condenó siempre la violencia por inhumana y por ineficaz. Cuando el 8 de agosto de 1897 Cánovas del Castillo cayó muerto por un disparo vengador, Iglesias dijo: “Condenamos los crímenes de abajo tanto como los de arriba, aunque algunas veces los primeros sean corolarios de los segundos”. Y añadía: “No contribuyamos a convertir esta sociedad, inarmónica ya por antagonismo de intereses, en una sangrienta lucha de fieras”.

Cuando a fines de 1921 Eduardo Dato caía igualmente abatido por las balas, Iglesias expresaba con mayor claridad aún su pensamiento: “La violencia, por si sola, no resolvió nunca nada: es cosa adjetiva. En España es esencialmente reaccionaria, lo mismo si la ejercen los gobiernos que si la practica el anarquismo. La fórmula salvadora es libertad y justicia. No hay otra”.

Tan sincero era su acento, que cuando en el mismo año de 1921 la Tercera Internacional de Moscú pretendía absorber los partidos socialistas que se habían adherido a la Segunda Internacional, al final del congreso “escisionista” escribió: “... la historia dirá si no hay un principio de error, al deformar la espontaneidad del movimiento de adhesión de todos los proletarios...”

Esto nos demuestra que Iglesias, a más de un confesor, apóstol del socialismo y mártir (probó la cárcel muchas veces), fue también profeta de buena calidad. No es extraño que Ortega y Gasset escribiera: “Pablo Iglesias es un santo”.

Pero quizá lo que más acredita a este santo laico, es su absoluto despegue frente al dinero y al poder. Pablo Iglesias fue siempre un hombre de pueblo: sin dinero y sin apetencias. En efecto, siendo ya un personaje importante de la política del país, el platero Inocente Calleja, que se había convertido fulminantemente a la causa del proletariado, murió dejando en su testamento unos hotelitos de El Escorial a la esposa de Iglesias, “porque de habérselos legado a Pablo, éste los hubiera vendido para emplear el dinero que le diesen en ayudar al sostenimiento del partido y del periódico”.

En 1901 ocupó Canalejas el Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio, y pensó crear un Instituto de Reformas Sociales, haciendo de la secretaría el cargo fundamental, con intento de que la desempeñara Iglesias, a quien visitó. La negativa de éste fue terminante: no aceptaría jamás otros cargos que aquellos a los que lo enviara el voto de sus correligionarios.

Queda mucho por contar de la vida del apóstol del socialismo español. “Y es menester acentuar –decía Ortega- que Pablo Iglesias tiene derecho a que su vida sea contada –como ejemplo que solicita la imitación-, cualquiera que fuese la aquiescencia que a sus opiniones se le preste”. Finalmente, citaremos la placa que el Ayuntamiento de El Ferrol colocó en su casa natal: “El 18 de octubre de 1850 nació en esta casa don Pablo Iglesias Posse, apóstol y fundador del socialismo en España. Falleció en Madrid el 9 de diciembre de 1925. En justo homenaje a su vida austera, al temple heroico de su voluntad y la honradez de su conducta, El Ferrol le dedicó este recuerdo en 9 de diciembre de 1927”. Y como dijo Antonio Machado: “En cuanto a la voz de Pablo Iglesias, del compañero Iglesias, o si queréis, del abuelo, yo prefiero escucharla en mi recuerdo o, mejor todavía, en labios de otros hombres no menos auténticos, no menos verdaderos, que aún nos hablan al corazón y a la inteligencia”.

Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
WIKIPEDIA: http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Arias_Sol%C3%ADs


Ningún hombre considera que su situación es libre si no es al mismo tiempo justa, ni justa si no es libre.
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Gracias.

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