viernes, 8 de febrero de 2008

VENTURA RODRIGUEZ POR FRANCISCO ARIAS SOLIS

VENTURA RODRÍGUEZ
(1717-1785)

“Grande en la invención, por la sublimidad de su genio;
grande en la disposición, por la profundidad de su sabiduría;
grande en el ornato, por la amenidad de su imaginación
y por la exactitud de su gusto.”
Jovellanos. Elogio de don Ventura Rodríguez.

LA VOZ DEL RESTAURADOR DE LA ARQUITECTURA.

Por formación, inclinación personal y encuadre en el gusto hispano de su tiempo fue un arquitecto que se expresó dentro de un barroco clasicista de origen italiano y fue representante de una Academia de Bellas Artes que la reguló a base de educación y normas comunes. Desde este enfoque se entiende que la arquitectura de Rodríguez choque con el barroco castizo español -Churriguera, Tomé, Ribera-.

En Ventura Rodríguez la arquitectura del buen gusto destaca frente a la tradición anterior. De ahí que algunos ilustrados como Jovellanos, valorasen su obra como la del restaurador de la arquitectura, que “la levantó desde la mayor decadencia al más alto grado de esplendor... y fijó en él la época más brillante de la arquitectura española”.

Ventura Rodríguez Tizón nació en Ciempozuelos, Madrid, el 14 de julio de 1717, siendo hijo de un oficial de albañil. Contrajo matrimonio con María Antonia Rojo, fallecida el 10 de agosto de 1750, y en segunda nupcias con María Micaela Cayón, hija del famoso arquitecto gaditano Torcuato Cayón, la cual moriría el 16 de enero de 1776.

A los catorce años entró al servicio de E. Marchand, que dirigía con gusto francés las obras del palacio de Aranjuez. Durante su formación hizo dibujos para el ornato del Real Sitio. A los dieciocho años Rodríguez entró como oficial delineante de Filippo Juvara, el más importante arquitecto de Italia, y posteriormente con Juan B. Sacchetti. En 1737 era el primer dibujante y sucesivamente fue Aparejador segundo de las Obras Reales y del Palacio Real, lugarteniente de Sacchetti y arquitecto delineador mayor. La mayor parte de su trabajo lo desarrolló de modo anónimo, dibujando para las obras reales bajo la mirada atenta de sus maestros, pero asegurándose comisiones particulares, como el túmulo funerario del Cardenal Molina en 1744 y en 1749 la pequeña iglesia de San Marcos de Madrid, que abre su etapa de madurez.

La actividad temprana de Ventura Rodríguez se derivó de su destacado puesto en el Palacio Nuevo y de su vinculación a la Academia de San Fernando desde el inicio de la Junta Preparatoria (1744). La reorganización de cargos de la Academia le llevó a ser director de Arquitectura (1752), junto con José de Hermosilla, cuya vacante fue ocupada por Diego de Villanueva, dando lugar a numerosos lances, a través de los cuales afloraron sus intereses y sus ideas artísticas.

Afianzado con la seguridad de sus títulos y honores, bajo el reinado de Fernando VI, Rodríguez alcanzó su cenit profesional con un estilo maduro de origen barroco romano. Entre las obras de este período destacan la Santa Capilla del Pilar de Zaragoza, Capilla de San Julián de la catedral de Cuenca, iglesia abacial de Silos (1751), la Capilla de San Pedro de Alcántara en Arenas de San Pedro, el Convento de Agustinos Filipinos de Valladolid, el Sagrario de la catedral de Jaén, el Palacio de Boadilla del Monte, el Hospicio de Oviedo. Entre las obras finales de la década de 1760 señalamos el Pórtico de San Sebastián de Azpeitia y la Colegiata de Santa Fe. En la década de 1770 proyectó tres grandes palacios: para el Duque de Alba, el Conde de Altamira y el Duque de Berwick y Liria.

El cardenal D. Francisco Antonio Lorenzana, arzobispo de Toledo, nombró a Rodríguez Maestro Mayor de la catedral (1772) y promovió la reforma de su fachada principal. Las obras más importantes ejecutadas por Rodríguez en Toledo fueron la Capilla del Palacio Arzobispal, la reforma del Alcázar para hospicio y los retablos de la Capilla de Reyes Nuevos y el Patio del Colegio de Doncellas Nobles.

En 1764 Rodríguez fue nombrado arquitecto supervisor del Consejo de Castilla. Fue reelegido director general de la Academia de San Fernando. El 23 de diciembre de 1777, Rodríguez fue comisionado por la Cámara de Castilla para restaurar Nuestra Señora de Covadonga. Una de sus obras más interesantes es la fachada de la Catedral de Pamplona (1783), con un estilo sobrio, pero de ascendencia barroco-clasicista. Ventura Rodríguez falleció en Madrid el 26 de agosto de 1785.

La fachada de la Catedral de Pamplona culmina brillantemente una trayectoria arquitectónica, formada en el espíritu barroco italiano, estilo con el que hasta el final Rodríguez produjo composiciones basadas en la tensión unitaria y en la integración de las partes, en la utilización del lenguaje clásico y de sus dialectos, lo que hace que su obra resulte siempre solemne, en ocasiones ornamentada y en otras austera, como fruto del concepto de decoro y del uso modal de los órdenes arquitectónicos. Sin olvidar estas dos ideas, en otros momentos es simplemente la funcionalidad y la economía de medios lo que reduciendo la arquitectura a simple construcción, sin llegar a ser neoclasicismo, por el intrínseco carácter barroco de plantas, alzado y espacialidad a las que Rodríguez siempre fue fiel.

Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
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