viernes, 1 de febrero de 2008

ELADIO CABAÑERO POR FRANCISCO ARIAS SOLIS

ELADIO CABAÑERO
(1930-2000)

“Fue aquella vida falsa paz con hambre
ametrallada paz, desvalimiento
de niños que sufrieron con nosotros.
Agobiadoramente sucedíanse
los días con bombillas que se apagan
sobre la mesa familiar sin padres,
sin amor, sin ayuda, sin sol nunca
en aquel cielo sucio que cubría
de anocheceres largos nuestro pueblo.
Eladio Cabañero.

LA VOZ DE LA CLARIDAD POETICA

“En poesía –escribía Eladio Cabañero-, en todo buen hacer literario, la claridad es, más que un prurito de veracidad, un decidido afán de profundidad y sencillez. Ser sencillo por tanto, vale lo que pueda valer el ser exacto y preciso. No exactitud matemática ni precisión mecánica. La claridad es algo que empieza en la adecuación del diagnóstico con los síntomas, y termina por cumplirse y verificarse en todo cuanto hay de expreso en nuestro colectivo sentimiento”. Y añadía: “Deseo ser de esos que de lo oscuro hacia lo claro aspiran”.

La inspiración no puede ser sólo ganas de escribir, sino una vertical gana de descifrar los podemos mensajes de la vida y sus señales verdaderas. “Escribo al calor de estas temperaturas para que nadie, equivocado –decía Cabañero-, piense que escribo poemas misteriosos, sino de protestas y de amor. Escribo casi siempre de los que nadie defiende: ellos me inspiran y en ellos sólo creo”.

Eladio Cabañero López nace en Tomelloso, provincia de Ciudad Real, el 6 de diciembre de 1930. Su padre, fotógrafo y maestro, militante socialista fue fusilado en 1940, tras la guerra provocada por los militares rebeldes. Autodidacta íntegro –sólo asistió una semana a un colegio-, trabajó en el campo desde los nueve a los catorce años, en que fue aprendiz de albañil y oficial después. En 1956 se trasladó a Madrid, ayudado por los amigos, luego de recibir el Premio Juventud por su poema “El pan”. Trabajó doce años en la Biblioteca Nacional y diez en la editorial Taurus. También ejerció como redactor-jefe de la Estafeta Literaria. En 1957 obtuvo el accésit al Premio Adonais por su libro Una señal de amor, en 1963 recibió el Premio Nacional de Literatura por Marisa Sabia y otros poemas, y en 1971 el Premio de la Crítica por la recopilación de su obra Poesía 1956-1970.

Colaborador de diarios, revistas y emisoras de radio, participó habitualmente en los noventa como miembro del jurado del Premio de Poesía Vicente Aleixandre. El Ayuntamiento de Tomelloso le concedió la medalla de oro de la ciudad . Eladio Cabañero muere en Madrid el 22 de julio de 2000.

Entre las principales obras poéticas de Eladio Cabañero se cuentan: Desde el sol y la anchura (1956), Una señal de amor (1957), Recordatorio (1961), Marisa Sabia y otros poemas (1963), Poesía 1956-1970 (1970).

Eladio Cabañero es uno de los más importantes poetas de la generación del cincuenta. “Poeta social sin aspavientos –escribía Manuel Ríos Ruiz-, sino con profundidad y poeta amoroso de primera magnitud”. Juan Pedro Quiñonero decía: “Eladio comenzó a escribir poemas con las manos untadas de tierra, con las manchadas de cal y de mosto, en los campos, las obras y las bodegas de su pueblo”. Y añadía: “La obra de Eladio, en su pureza magistral, olía a tierra y pan recién salido del horno, con la bondad de las palabra dichas por los hombres buenos en el buen sentido de la palabra”. Eladio Cabañero fue siempre, en efecto, un gran poeta y una gran persona.

Cabañero ha deseado ser defensor acérrimo de lo estrictamente humano. “La vida justa y solidaria –injusta e insolidaria-, ese es el amor que me enamora y la música de mi cantar”, nos decía el poeta de Tomelloso. En su caminar poético sigue el camino de Antonio Machado, César Vallejo, Quevedo, por sólo citar a algunos de los que en su poesía y en su vida son poetas ejemplares.

Para este verdadero poeta, la poesía social es alta razón de eterna actualidad. “Por eso creo –decía-, y muchos compañeros míos comparten estas mismas ideas, que nuestro tiempo necesita de poetas morales, no moralistas, porque lo auténticamente social en poesía está empezando, siempre está empezando”. Y como dijo nuestro poeta: “Como el olvido es malo, nunca olvido, / han pasado estos años... Ahora veo / que es necesario hablar de despedirnos, / de un documento extraño que se firma / para dejar de ver a los que amamos”.

Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
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