JOSE DE VARGAS PONCE
(1760-1821)
“Mas, ¿quién el guapo que a contar se atreve
sus gracias todas? Con menor faena
dirá las gotas que un invierno llueve
y del cerúleo mar la rubia arena.
Confieso, porque el diablo no me lleve,
que es un ángel mujer que sale buena.
¡Así el cielo de allá me la enviara
de veinte abriles y donosa cara!”
José de Vargas Ponce.
LA VOZ DE UN GADITANO ILUSTRADO
La nota definidora de buena parte de la poesía ilustrada es el prosaísmo, entendido no en su sentido negativo sino como consciente aproximación al ideal de la buena prosa, modalidad que en la época se consideraba para la expresión de la verdad. Ese mimetismo respecto a la prosa explica algunos criterios de composición de los poemas: planteamientos discursivos y racionales, huida de la afectación retórica, elusión de un ritmo demasiado musical, sintaxis de periodos largos, etc. A esa flexibilidad estilística se une una marcada versatilidad temática que extiende el tratamiento poético a motivos muy diferentes.
Con la poesía más genuinamente ilustrada de Vargas Ponce, coexiste en nuestro poeta la sensibilidad rococó y la sensibilidad clasicista o prerromántica. En su época se hizo muy famoso el poema La proclama de un solterón a las que aspiren a su mano (1808) de este guardiamarina gaditano posteriormente fue cayendo en el olvido. Hoy día son muy pocos los que se interesan por su poesía.
José de Vargas Ponce nació en Cádiz el 10 de junio de 1760. Siguió la carrera de marina, pero acusando una temprana afición por los temas históricos y literarios. El 4 de agosto de 1782 había sentado plaza de caballero de guardiamarina y poco después enviaba a concurso convocado por la Academia Española un Elogio de Alfonso el Sabio. Se trasladó, pues, a Madrid y en 1786 ingresaba en la Academia de la Historia, para la que escribió las normas directrices del Diccionario Geográfico de España, siendo recibido en la Sociedad Matritense y en la Academia de Bellas Artes tres años después. Publicó en 1786 un Plan de educación para la nobleza y un año más tarde su Descripción de las islas Pithusas y Baleares. Trabajó en el observatorio de Cádiz y realizó en 1789 junto a Banzá y Vicente Tofiño el Atlas marítimo de España En 1791 se publica su obra más conocida la Declaración contra los abusos introducidos en el castellano. Más tarde figura en la Junta de Instrucción Pública (1797), pero de nuevo se le ocupa en tareas de profesión, enviándole a Tarragona (1799) para dirigir el embarque de las tropas que debían recobrar Menorca. Recorrió después Cataluña, Aragón y el País Vasco, donde se detuvo hasta 1803, que regresó de nuevo a Madrid, en virtud de una real de orden, para escribir una Historia de la Marina, tarea que eludió cuanto pudo por disconformidad con el plan que se le proponía.
Elegido Director de la Academia de la Historia en 1804, publica ese mismo año su tragedia Abdalacis y Egilona, escrita mientras residió en Guipúzcoa. Al año siguiente fue retratado por Goya. Vuelve a Madrid en 1806 para continuar la referida Historia de la Marina, y entonces publica la vida de Pero Niño y la del marqués de la Victoria.
En 1808 se halla en la Corte y los franceses le hacen prisionero de guerra, quedando detenido en su casa bajo palabra de honor. Aprovecha el ocio para sus trabajos históricos y literarios hasta que relevado de su promesa se traslada a Cádiz, donde es diputado por Madrid en las Cortes ordinarias (1813) y la Regencia le encomienda un plan de instrucción general para todo el Reino.
José de Vargas Ponce vuelve a Madrid en 1814, es reelegido director de la Academia de la Historia, ingresa en la Española, y al abolirse la Constitución es enviado por el Gobierno a Sevilla para arreglar el Archivo de Indias. Fue diputado en 1820, vuelve a Madrid, donde falleció el 6 de febrero de 1821.
Además de las obras citadas, Vargas Ponce escribió otras muchas, entre las que citaremos: Disertación de las corridas de toros (escrita en 1807), Importancia de la marina española (1807), La instrucción pública único y seguro medio de la prosperidad del Estado (1808), El peso duro (1813) y Los ilustres haraganes o Apología razonada de los mayorazgos (1820).
Gran parte de su obra poética tiene un predominante tono burlesco como por ejemplo las octavas reales de Proclama de un solterón: “Frescas viuditas, cándidas doncellas / al veneno de amor busco triaca; / ya más no quiero por Perico entre ellas: / a la que guste ofrezco mi casaca. / Hoy, si hacen migas nuestras dos estrellas, / mano por mano juego a toma y daca. / Niñas, ojos avizor: hoy me remato. / ¿Cuál es la que echa el cascabel al gato?”.
Francisco Arias Solise-mail: aarias@arrakis.esURL: http://www.arrakis.es/~aarias
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La paz no se reduce a la ausencia de guerrasAviso: Se ruega a los internautas que pongan en sus páginas el logotipo o banner de Internautas por la Paz y la Libertad que figura en la URL:http://www.arrakis.es/~aarias/internau.htm
Gracias.
domingo, 17 de febrero de 2008
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