martes, 12 de mayo de 2009

Aquilino Duque por Francisco Arias Solis

AQUILINO DUQUE

“Lejos quedaba España. Una vez más
se cumplía el destino de sus hijos:
andar errantes, morir solos,
y hablando de ella, por supuesto.”
Aquilino Duque. Una visita a León Felipe.

LA VOZ DE LA TRADICIÓN POETICA ANDALUZA

Pocos poetas tan conscientes de su tradición como Aquilino Duque Gimeno. Esta tradición de poesía andaluza asumida por Duque comienza en Bécquer, se continúa en el modernismo (Juan Ramón y ambos Machado) y la generación del 27 (Lorca, Aleixandre, Cernuda, Prados, Altolaguirre, Hinojosa, Rejano y Alberti) y ha llegado viva a nuestros días. Esta seguridad de pertenecer a una tradición nos ayuda a comprender la perfección de la obra de Duque. Nos ayuda a comprender cómo influyen en su obra, con armonía y sin estridencia, neopopularismo, creacionismo y modernismo.

Los cuatro primeros libros de poesía de Duque están recogidos en el volumen Los cuatro libros cardinales. Estos cuatro libros son La calle de la luna (1958), El campo de la verdad (1968), De palabra en palabra (1968) y El invisible anillo (1971).

Con De palabra en palabra, Duque se alinea –desde luego a su personal modo y manera- con sus compañeros de generación (Valente, Caballero Bonald, etc.) que ha sido llamada por algunos estudiosos “generación del realismo crítico”. En Aire de Roma andaluza, el humor –que había sido una característica de la poesía de Duque- se convierte con frecuencia en sarcasmo. Como poeta barroco y conceptista, Duque maneja la palabra con precisión y exactitud, y emplea la paradoja y la sátira. Su verso arranca un punto trágico, fatalista, “jondo”, resuelto en melancolía.

Este sevillano nacido el 6 de enero de 1931 es una de las personalidades más complejas, fascinantes y contradictorias de nuestro ultimo siglo en la intelectualidad española. Realizó estudios jurídicos en Sevilla, Cambridge y Dallas. Ha sido profesor de Lengua Española en diversas universidades extranjeras. Vivió en Ginebra y en Roma, como funcionario internacional, de 1961 a 1975.

Excepcional poeta, novelista, polemista y traductor es el suyo un caso difícilmente “homologable” para la crítica literaria. Ha obtenido el Premio Leopoldo Panero de poesía en 1968, el Premio Ciudad de Sevilla de novela en 1970, el Premio Fastenrath de la Real Academia Española y el Premio Nacional de Literatura en 1975.

En posesión de un bagaje cultural insólito entre nuestros escritores, Duque ha asumido el reto y el riesgo que supone intentar conciliar historia y naturaleza. En su libro El mito de Doñana encontramos lúcidas y relampagueantes observaciones, a las que no podemos menos que reconocerles su profunda honestidad y una sincera preocupación por el futuro comunitario.

Desde su punto de vista burgués y liberal, Duque es capaz de comprometerse como pocos, haciendo oír su voz disidente que, con frecuencia, no agrada a tirios ni a troyanos, incluso ha sido acusado injustamente de fascista. “Hay dos maneras de ser conservador –ha dicho este escritor- como hay dos formas de ser progresista, lo cual es tanto como decir que es posible ser progresista y conservador al mismo tiempo”.

La nostalgia del mundo liberal, constituye el telón de fondo sobre el que desarrolla su novela. Así la nostalgia del Cádiz festivo y bullanguero –la belle époque gaditana- de finales del XIX y comienzos del XX, es el escenario sobre el que se mueven los personajes de Operación Marabú (1966), Los consulados del más allá (1966), y, en parte, de Los agujeros negros. Un mundo cosmopolita más al pie de la letra belle époque, aunque situado en nuestro pasado, informa la acción de La linterna mágica (1971) y La rueda de fuego (1971). En El mono azul (1974), novela que fue finalista en el premio Nadal, intenta realizar un alegato contra nuestra guerra civil, aunque se convierte en una historia de buenos y malos. Entre sus novelas, también hemos de citar: La luz de Estoril y Máscaras furtivas. Ha publicado en 1999, Su poesía incompleta Es autor de libros de ensayos y de viajes entre los que destacan El suicidio de la modernidad, El cansancio de ser libres y Guía Natural de Andalucía (2001). En 1993 publicó su libro de memorias El rey mago y su elefante. Entre sus traducciones destacan la de los Poemas, de Roy Campbell, y la de Los Lusiadas, de Camoens. Su dos últimos libros han sido una novela: El piojo rojo, y Crónicas anacrónicas (2003), recopilación de escritos periodísticos aparecidos en El Correo de Andalucía.

Aquilino Duque se considera un burgués, pero no un burgués vergonzante, porque en él no hay asomo de mala conciencia. La autenticidad es innegable en la obra de Duque, como lo es también la calidad literaria. Y como dijo el poeta sevillano: “Así sabrás quién iba entre tanto fugitivo, / y si amas a España, y si buscas su gloria, / pide para tus sienes no el laurel: el olivo. / Ven a hablarnos de paz, pero no de victoria”.

Francisco Arias Solis
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La fórmula salvadora es paz, libertad y justicia.

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Gracias.

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