ALBERTO LISTA
(1775-1848)
“...ven; contigo la paz, la tolerancia,
y la amistad hermosa
embellezcan la tierra ya dichosa.”
Alberto Lista
LA VOZ DEL MAESTRO DE POETAS
Lista fue algo más que un escritor notable y un pedagogo de positiva influencia: fue también un hombre de acción que desarrolló hasta poco antes de su muerte una actividad incesante, con el propósito de influir en las circunstancias político-social de su tiempo.
Alberto Lista y Aragón nació en Sevilla el 15 de octubre de 1775. Sacerdote, en su juventud vivió y escribió en Sevilla, al lado de otros miembros de la llamada “segunda escuela poética” sevillana, de la que puede considerarse el autor más representativo y prestigioso. En 1793 fundó la “Academia de Letras Humanas”, con Manuel María de Arjona y José Felix Reinoso. Como poeta es un notorio representante de los gustos neoclásicos y del culto a los autores españoles del Siglo de Oro, en especial los sevillanos Herrera y Rioja. Su creación literaria está concebida según un lema que él mismo se impuso: “pensar como Rioja, escribir como Calderón”, aunque también hay huellas de otras influencias. Su obra, en la que coexisten los temas religiosos con los amorosos y los asuntos civiles propios del ideal ilustrado fue editada en 1822 y 1837: Poesías de Don Alberto Lista. Escribió también numerosos discursos critico-literarios: Lecciones de literatura española explicadas en el Ateneo de Madrid (1836), Lecciones de literatura dramática española (1839) y Ensayos literarios y críticos (1844). Fue también autor de una comedia, La Rufina, estrenada en 1811.
El himno Al sueño de este poeta sevillano figura entre “Las cien mejores poesías líricas de la lengua castellana”, escogidas por Menéndez Pelayo, entre lo mejor de la literatura española.
Lista hace su aparición a .la escena literaria y política en la época prerromántica. En la misma época de Cadalso, Meléndez Valdés, de Cienfuegos. Teóricamente, Lista fue más bien un antirromántico. Formó como se sabe, a muchos jóvenes, primero en Sevilla y luego en Madrid y Cádiz, que más tarde brillaron en la política y en las letras entre ellos, Espronceda, Patricio de la Escosura , Ventura de la Vega y Bécquer.
Emigra en 1813 a Francia, y después de un corto exilio, debido a sus simpatías por la causa de José I, volvió a España. En 1823 le vemos ya en Madrid, dirigiendo el colegio de San Mateo. Pero el éxito de su sistema de enseñanza suscitó envidias, y el colegio fue cerrado oficialmente.
Igual que sirvió activamente a los franceses en 1810, sirvió desde 1828 a Fernando VII como periodista oficial de La Gaceta de Bayona y en 1836 se dejó comprar por el ministro Mendizábal para que apoyase en la prensa su política anticlerical. ¿Cómo es posible, se pregunta su biógrafo Juretschke, que un hombre de espíritu tan voluble, llegara a ejercer una influencia tan importante en la juventud? La frase de Larra, comentando unas conferencias de Lista en el Ateneo, en 1836, parece demostrarlo: “Discípula suya es casi toda la juventud del día”.
En 1838, llegado a la cima de su carrera social y literaria –tenía sesenta y tres años-, Lista abandona la Cortes y llega a Cádiz, para dirigir el Colegio de San Felipe Neri. Esta vez la retirada parece sincera y se refugia definitivamente en la enseñanza, primero en Cádiz, luego en Sevilla, hasta su muerte, ocurrida el 5 de octubre de 1848, no sin antes haber sido nombrado –premio a su vuelta al redil- canónigo de la catedral sevillana y profesor de la Universidad hispalense. Y como dijo nuestro poeta en el poema “El triunfo de la tolerancia”: “¡Ay! ¿cuándo brillarás, felice día, / en que estreche el humano / con el humano la amorosa diestra? / ¿cuándo será el momento que destierre / a la olvidada historia / el grito funeral de guerra y gloria?”.
Francisco Arias Solis
Paz, queramos paz.
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miércoles, 29 de julio de 2009
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