JOSE AMADOR DE LOS RIOS
(1818-1878)
“El rey don Pedro a caballo
por la margen discurría
del Betis una mañana
de primavera florida.”
José Amador de los Ríos.
LA VOZ DE UN POETA ERUDITO
Amador de los Ríos fue poeta antes que historiador. Y poeta tímido que no se atreve a publicar solo y lo hace del brazo de otro vate sevillano: Juan José Bueno. Y no le basta esta compañía, puesto que busca, previamente a la salida del libro, los pareceres del Duque de Rivas y de Alberto Lista. En 1839 se publica en Sevilla una Colección de poesías escogidas de don José Bueno y don José Amador de los Ríos. Los versos gustaron a don Juan Valera cuando prologa en 1880 su segunda edición. Además, Valera se queja, a propósito de Amador de los Ríos, del olvido de los cordobeses, y muy especialmente de los del conjunto Baena-Cabra-Doña Mencía-Zuheros.
Cuando en 1839 Amador de los Ríos y Bueno publican su Colección, el poeta cordobés tiene entonces poco más de veinte años: eso que la época llamaba romántico es lo que se es siempre cuando se tiene esa edad. Amador de los Ríos es nombrado ese año académico honorario de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.
Amador de los Ríos gusta de articular varios romances estructurando un poema único. Pero ya en 1839 junto al poeta está el erudito y en unas notas finales intenta dar a conocer el carácter de don Pedro el Cruel, que constituye el personaje principal de sus romances. En otra composición celebra a Baena dentro de un convencionalismo poético muy de época que le lleva a ponderar el hechizo de las baeneras con labios de grana como encendidos capullos y “es su acento una canción / que conmueve el corazón”. Sus elogios a Sevilla son constantes: “dirate cada torre una conseja, / hallarás un amor en cada fuente / y una hazaña de honor en cada reja”. Amador de los Ríos también canta en verso la inauguración de la estatua de Fray Luis de León en Salamanca.
José Amador de los Ríos y Serrano nace en Baena, provincia de Córdoba, el 30 de abril de 1818. Allí aprendió las primeras letras para proseguir su formación en el Seminario de San Pelagio de Córdoba y en el Colegio Imperial de San Isidro de Madrid. Llevado por su vena artística se matriculó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Instalado en Sevilla publica su Colección en 1939 y cinco años más tarde Sevilla pintoresca, que recoge los monumentos más importantes de la ciudad. A los veintiséis años empieza una carrera fulgurante de cargos públicos con el desempeño de Secretario de la Comisión Central de Monumentos; Oficial Primero de la Dirección de Plan de Estudios... Es elegido académico de número de la Real Academia de la Historia, En 1848 comienza su carrera docente como Catedrático de Literatura Española en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. En 1853 es nombrado Catedrático de Literatura Extranjera por el Ministerio de Gracia y Justicia. En 1863 es elegido diputado por Almería. En 1868 es nombrado director del Museo Arqueológico Nacional y Rector de la Universidad Central, pero “La Gloriosa”, hace que al final de ese año sea declarado excedente en la Universidad y dimita del cargo de director del Museo. En 1870 es restituido a su cátedra de la Universidad. José Amador de los Ríos muere en Sevilla el 17 de febrero de 1878 y es enterrado en la capilla de la Universidad hispalense.
Amador de los Ríos es, fundamentalmente, el autor de dos obra capitales que representan la gran aportación de un periodo de la investigación histórico-literaria a la cultura española: la Historia crítica de la Literatura Española y la Historia social, política y religiosa de los judíos en España y Portugal. Desgraciadamente su Historia de la Literatura sólo llega hasta la época de los Reyes Católicos, ya que de terminarse habría constituido un decisivo avance en el conocimiento de la historia literaria española, lo mismo que hoy se sigue considerando para el estudio de las épocas que comprende. En todo caso sigue teniendo plena validez el juicio formulado sobre ella por Menéndez Pelayo, quien la califica de “trabajo hercúleo”, digno de ser saludado “como un venerable monumento de ciencia y paciencia, de erudición y patriotismo”.
José Amador de los Ríos pertenece a ese conjunto de eruditos andaluces que tan importante papel juegan en el tablero de nuestra historia literaria y aunque nacido en Baena y muerto en Sevilla, lo que publica es una Historia de Madrid, en cuatro volúmenes, escrita en colaboración con don Juan de Dios de la Rada y Delgado que había nacido en Almería.
Amador de los Ríos buscó para sus versos el patrocinio de un Rivas, un Lista y un Valera: como buen historiador de la literatura acertaba con los nombres elegidos. Como buen andaluz era intuitivo y como buen historiador veía en la figura del rey don Pedro sus dimensiones literarias. Y como dijo nuestro poeta en uno de sus romances moriscos: “Un potro alazán cabalga / veloz, cual el mismo viento, / y llega, sobre el volando, / al dulce Darro el primero”.
Francisco Arias Solis
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jueves, 2 de julio de 2009
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