domingo, 19 de julio de 2009

Gabriel García Tassara por Francisco Arias Solís

GABRIEL GARCIA TASSARA
(1817-1875)

“¿Por qué llega en la vida un fiero instante
que, aun del amor que verdadero ha sido,
sólo queda un recuerdo agonizante
cual la luz de la tumba del olvido?”
Gabriel García Tassara.

LA VOZ DE UN EMBAJADOR DEL ROMANTICISMO

El romanticismo es algo más que “el liberalismo en literatura” como lo definió Victor Hugo. Porque esa visión, meramente política, no explicaría la existencia de un romanticismo reaccionario que va desde Bölh de Faber a García Tassara, pasando por Nicomedes Pastor Díaz y Zorrilla.

De un modo general -y contra la extendida opinión, que los tiene por pobres desamparados y bohemios- los románticos pertenecieron a las clases más privilegiadas del país, sobre todo si somos conscientes de que apenas un seis por ciento de los españoles era capaz de leer y escribir hasta 1840.

A la burguesía española más asentada y rápidamente ennoblecida, sobre todo a partir de la desamortización de Mendizábal pertenecen personas como Martínez de la Rosa, Alcalá Galiano, Juan Nicolás Bölh de Faber, Patricio de la Escosura, Gabriel García Tassara y varios más de menor relieve literario.

Gabriel García Tassara nace en Sevilla el 19 de julio de 1817. Su padre era contador Principal de los Reales Ejércitos y su madre pertenecía a una ilustre familia andaluza. Hizo humanidades en el Colegio de Santo Tomás de Sevilla. Conocido como poeta, pues había publicado en El Artista, se traslada a Madrid en 1839, sin terminar su carrera de Leyes que había iniciado en Sevilla. Fue muy bien recibido, desde un principio, por el círculo de Donoso Cortés. No es extraño, por tanto que colaborara con Pastor Díaz y Ríos Rosas en todos los proyectos periodísticos del moderantismo. En principio en El Correo Nacional, luego en El Heraldo y en El Conservador y, finalmente, en El Sol, del que fue socio fundador. Inmerso en una teoría firmemente católica de justicia humana, fustigó los vicios y las corrupciones morales, lo que no impidió que sostuviera escandalosas relaciones. Como buen Tenorio sevillano no se casó nunca. Gertrudis Gómez de Avellaneda, nacida en Puerto Príncipe y llegada clamorosamente a Madrid como poetisa le dio una hija. Él le correspondió con una inconstancia perfecta.

La notoriedad de Tassara como periodista y hombre de letras le sirvió, en el seno de su partido, para ser nominado y conseguir la elección de diputado en 1846. Traduce a Camoens, en los momentos que le deja libre la política y participa en las contiendas literarias del ya decaído romanticismo, siendo uno de los poetas que inician la separación estética y el cambio hacia los temas de preocupación del realismo.

Cuando su gran amigo Nicomedes Pastor Díaz llegó a Ministro de Estado, con el Gabinete O’Donnell, García Tassara fue nombrado embajador en los Estados Unidos. Estuvo diez años en el cargo, pero una queja norteamericana sirvió para que se relevara a Tassara por otro embajador más comprensivo hacia los intereses yanquis.

En 1869 Tassara fue reintegrado a sus funciones diplomáticas como Embajador de Londres, pero lo es por poco tiempo. A su regreso recopiló sus Poesías, y las dio a la imprenta en 1872, precedidas de un interesante prólogo que tiene implicaciones literarias y políticas a la par. El poeta sevillano escribe una poesía grandilocuente influida en la forma por Herrera y en el tono por Espronceda, en la que predominan los temas religiosos y los socio-políticos. En las primeras (“La Noche”, “Dios”, “Himno al Mesías”) expresa su ferviente cristianismo; en las segundas (“Epístolas a Donoso”, “El nuevo Atila”), su pesimismo y visión apocalíptica ante los hechos desencadenados por la Revolución de 1848.

Desilusionado y enfermo, viendo la trayectoria política que seguían los acontecimientos de la I República, fue a recluirse a Sevilla. Peregrinó luego por Castilla y se detuvo en Ávila, donde escribió sobre la mística ciudad una de sus composiciones más célebres

Restaurada la Monarquía volvió a Madrid, pero sus dolencias se agravaron y murió el 14 de febrero de 1875.

Tassara vidente de la Historia y de la Naturaleza, es de aquellos románticos que entrevén, tras de las ruinas, las transformaciones radicales que conformarán el mundo en un nuevo y profético respeto de la Ley de Dios. Ya lo dijo nuestro poeta: “Estos versos no son, Dios me es testigo, / los que hoy pone una musa sin aliento: / Hijos son del ilustre pensamiento / que aún en mi frente y en mi pecho abrigo”.

Francisco Arias Solís

La libertad no la tienen los que no tienen su sed.

XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad en memoria de Mario Benedetti.
URL: http://www.internautasporlapaz.org

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