AGUSTI BARTRA
(1908-1982)
“Caen fardos de estrellas
en las barcas.
Aquel que anduvo sobre el agua
y murió tan abierto
cuelga como una lamparilla en el rincón de los murmullos.”
Agustí Bartra.
LA VOZ AVENTURERA DE LA PALABRA
Cuando tuvo que salir para Francia en 1939, Agustí Bartra, había publicado en plena guerra civil, dos poemarios: L'oasi perdut (1937) y Cant corporal (1938). En éste resonaba ya el eco vibrante de Walt Whitman, pero el fruto personal de Bartra es fruto de su largo exilio, donde ha sido el poeta que más obras ha publicado. “Antes de la guerra yo no existía como poeta -nos dijo Bartra-. Nazco con la guerra en una situación límite. Mis primeros poemas salen de la tragedia que me rodean y de la que formo parte”. Aventurero de la palabra, el verbo será su grandeza y su servidumbre. De ahí que su épica lírica singular, transida de lirismo, marque un hito.
Agustí Bartra nació en Barcelona el 6 de noviembre de 1908 y fallece en Terrassa el 7 de julio de 1982. A muy tierna edad tuvo que trabajar en una fábrica textil de Sabadell. A los veinte años marcha a Barcelona, donde realizó su servicio militar y más tarde trabajó en una fábrica de sedas de dicha ciudad. En 1935 comienza a trabajar en el Ayuntamiento de la Plaza Sant Jaume e inicia sus colaboraciones literarias en Amic y Meridíá. Fue soldado de la República. No se le conoció militancia política. Al finalizar la contienda provocada por la rebelión militar del general Franco se exilió a Francia pasando por el puerto de Boet. A su llegada al país vecino fue internado en el campo de concentración de Argèles. En Francia conoce a la escritora Anna Murià, también exiliada, con la que se casó. En su largo exilio residió en el sur de Francia, y, con posterioridad, en la República Dominicana y Cuba, hasta que fijó su residencia en México. Dos becas Guggenheim le permitieron vivir en Brooklyn y Nueva Jersey (1949-1950) y, posteriormente, ser profesor en Yale (1961) y ocupar la cátedra Juan Ramón Jiménez en la Universidad de Maryland (1969). Regresó a España el 11 de enero de 1970 y se instaló en Terrasa. Recibió la Creu de Sant Jordy de la Generalitat de Catalunya y fue nombrado hijo adoptivo de la ciudad de Terrassa, poco antes de su muerte.
Bartra dirigió la revista del exilio Lletres, asépticamente literaria, de notoria y legítima ambición artística y el suplemento literario Gaseta de las Lletres, de Nova Revista, y colaboró en diversas revistas del exilio como Las Españas, Revista de Catalunya, Nostra Revista, Germanor y Catalunya.
Entre la añoranza -su primer libro de la diáspora fue Oda a Catalunya des dels tròpics (1942)- y la espera, no siempre sosegada, de la repatriación con dignidad -Poemes del retorn (1972)-, Bartrá construyó con indomable esfuerzo, un microcosmos y volvió de América cargado de mitos y metáforas.
L'arbre de foc (1946) revela ya una voz independiente. Campos de concentración y el culto al amor como un credo forman el núcleo del libro. Màrsias i Adila (1948), es un canto a la pareja humana, mitificada, a veces con perfil de superhombres. Oda Atlántida (1951), Coral a Lluis Companys per a moltes veus (1954), igual que Rèquiem (1948) a la muerte de su padre, son cantos de trasfondo épicos. Poemes d'Anna (1955), dedicado a Anna Murià, su mujer, escritora de talento, evoca las infinitas modulaciones de la ternura amorosa. L'evangeli del vent (1956), una invocación o himno entre la autobiografía y la inventiva. En Ecce homo (incluido en su obra poética completa), la figura del exiliado, conciencia de su pueblo, emerge más que nunca. Uno de sus libros más ambiciosos y difíciles es Quetzalcòatl, recreación de un mito náhualt, cuyo personaje central es un rey y sacerdote tolteca. Bartra rinde homenaje y demuestra su enraizamiento, a México, segunda patria. En 1971 apareció la Obra poètica completa. También hay que destacar sus traducciones y, entre ellas, Una antologia de la poesia nord-americana.
Difícilmente la vida en los campos de concentración podía quedar sin su testimonio literario. La descripción de personajes en su novela Xabola (1943), de ambientes y de hechos tiene un tono ligeramente lírico, pero rezuma realidad en cada frase. El lector siente, en Xabola, las penalidades del campo de concentración: el frío, el hambre, la sarna y los piojos, la disentería y otras enfermedades, la muerte de los compañeros, la brutalidad de los guardianes, la nostalgia de un pasado confortable y la incertidumbre del futuro, la solidaridad y la insolidaridad... En 1968 se publicó en Barcelona una nueva versión de Xabola, con el título de Crist de 200.000 braços. Odisseu (1953) es una recreación de mitos homéricos. La lluna mor amb aigua (1967) es una novela, de ambiente mexicano, rural, en la que se mezclan escenas de la vida campesina cotidiana con otros de tono trascendente y épico. Para algunos críticos La lluna mor amb aigua es uno de los más interesantes y acertados experimentos de toda nuestra narrativa. Citaremos también su cuento L'Estel sobre el mur (1943).
A su retorno del exilio, Bartra siguió publicando: Deixant flors a la tomba de Rilke (1975), L'home auroral (1977) y El gos geomètric (1979). Y como dijo el poeta catalán: “¿Qué puede vencer, dime, la distancia entre el sueño / y las islas blanquísimas?”
Francisco Arias Solís
La fórmula salvadora es paz, libertad y justicia.
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lunes, 31 de agosto de 2009
domingo, 30 de agosto de 2009
Arcipreste de Talavera por Francisco Arias Solís
ARCIPRESTE DE TALAVERA
(1398-1470)
“Y digote verdad, que por esta mala y desordenada
codicia e inmoderada avaricia, las mujeres malas
todas son ladronas en poco o en mucho, las manos
tienen melosas que todas las cosas se les pegan.”
Arcipreste de Talavera.
LA VOZ DE LA REPROBACIÓN DEL AMOR MUNDANO
Alfonso Martínez de Toledo, arcipreste de Talavera, escribió una de las obras maestras de la literatura medieval española, sin embargo, sus datos biográficos siguen siendo poco precisos y algunos están extraídos de su obra. Nació en Toledo hacia 1398, debió pertenecer a una familia distinguida, a juzgar por el blasón que figura en su tumba; hacia 1427 visita Valencia, Tortosa y Barcelona, fue capellán del Rey, y arcipreste de Talavera antes de 1436, y en 1448 era porcionario de la catedral de Toledo y uno de los capellanes de la capilla catedralicia de Reyes Viejos. Murió hacia 1470.
En 1443 escribió Atalaya de las crónicas, en la que se propone recopilar todos los reyes, comenzando por los godos y terminando con Enrique III de Castilla; también son suyas dos hagiografías la Vida de San Idelfonso y la Vida de San Isidoro. Su obra principal, el Corbacho, o Reprobación del amor mundano, que “fabla de los vicios de las malas mugeres e complexiones de los hombres”, y que no quiso titular: “Sin bautismo sea por nombre llamado “Arcipreste de Talavera” donde quier que fuere levado”. Aunque ha prevalecido el de Corbacho, debido al parecido con el Corbaccio del italiano Boccaccio. Este libro se conoce a través de un solo manuscrito y de varias ediciones del siglo XV, que parecen indicar la existencia de otro o de otros manuscritos. El libro se divide en cuatro parte, de temas muy variados, como variado es el estilo. La primera es un tratado contra la lujuria; la segunda, una sátira mundana, cáustica y festiva, trata de “los vicios, tachas e malas condiciones de las perversas mugeres”, como son las avariciosas, codiciosas, envidiosas, inconstantes, desobedientes, soberbias, vanagloriosas, borrachas, cotillas y las que no discriminan sobre a quién aman. En la tercera parte se estudia la naturaleza humana y su disposición para el amor, teniendo en cuenta las complexiones de los hombres y las influencias astrológicas. La cuarta y última parte, por él llamada “media parte”, trata de la sabiduría de Dios, sazonándolo con abundantes argumentos escolásticos bien manejados. El Corbacho está dirigido a una segunda persona que abarca a la inmensa mayoría: hombres, mujeres, ricos, pobres, etc., y su estilo está lleno de caracteres habituales en la prosa del siglo XV: hipérbaton latinizante, amplitud retórica, acumulación de sinónimos, etc. En el Corbacho podría hablarse de tres niveles de lenguaje: culto, popular y semiculto.
Esta sátira fue respondida por obras apologéticas de las mujeres como el Triunfo de las donas, de Juan Rodríguez del Padrón y el Libro de las claras e virtuosas mujeres, de don Álvaro de Luna. El Corbacho, que se aparta del carácter espiritualista de la misoginia europea, no puede extrañar situado entre el arcipreste de Hita y Fernando de Rojas. Su autor refleja por un lado una brutal carnalidad, mientras por otra parece esbozar una ascética espiritualidad que no sabemos si tomar en serio, porque en la última página de las ediciones posteriores a 1498 se arrepiente de las severas moralidades que ha expuesto: “El autor faze fin a la presente obra e demanda perdón si en algo de lo que ha dicho ha enojado o no bien dicho”. Pese a todo, Martínez de Toledo salva el vínculo del matrimonio, que las mujeres transgreden constantemente.
El objetivo de Martínez de Toledo fue reprobar el amor mundano y exaltar el divino, dejando sólo dos cartas a la elección: condenación eterna por el disfrute pasajero o salvación. Hay sin embargo, una característica en el Corbacho que lo distancia del Libro del Buen Amor: aunque ambos execran el pecado sexual, el arcipreste de Talavera no es un gozador, como el de Hita, sino, antes bien, un hombre ceñido a la severidad.
Hay párrafos en el Corbacho que ofrecen muestras de lenguaje popular, rápido, con abundantes giros dialogales que, rechazando la aridez didáctica, convierten a esta obra en novela, en un antecedente de la picaresca, como, por ejemplo, en el pasaje en que una mujer lamenta la pérdida de un huevo y que termina con esta frase: “Y en esta manera dan bozes e gritan por una nada”.
Francisco Arias Solís
Si quieres la paz, prepárate a vivir en paz con todos los hombres.
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(1398-1470)
“Y digote verdad, que por esta mala y desordenada
codicia e inmoderada avaricia, las mujeres malas
todas son ladronas en poco o en mucho, las manos
tienen melosas que todas las cosas se les pegan.”
Arcipreste de Talavera.
LA VOZ DE LA REPROBACIÓN DEL AMOR MUNDANO
Alfonso Martínez de Toledo, arcipreste de Talavera, escribió una de las obras maestras de la literatura medieval española, sin embargo, sus datos biográficos siguen siendo poco precisos y algunos están extraídos de su obra. Nació en Toledo hacia 1398, debió pertenecer a una familia distinguida, a juzgar por el blasón que figura en su tumba; hacia 1427 visita Valencia, Tortosa y Barcelona, fue capellán del Rey, y arcipreste de Talavera antes de 1436, y en 1448 era porcionario de la catedral de Toledo y uno de los capellanes de la capilla catedralicia de Reyes Viejos. Murió hacia 1470.
En 1443 escribió Atalaya de las crónicas, en la que se propone recopilar todos los reyes, comenzando por los godos y terminando con Enrique III de Castilla; también son suyas dos hagiografías la Vida de San Idelfonso y la Vida de San Isidoro. Su obra principal, el Corbacho, o Reprobación del amor mundano, que “fabla de los vicios de las malas mugeres e complexiones de los hombres”, y que no quiso titular: “Sin bautismo sea por nombre llamado “Arcipreste de Talavera” donde quier que fuere levado”. Aunque ha prevalecido el de Corbacho, debido al parecido con el Corbaccio del italiano Boccaccio. Este libro se conoce a través de un solo manuscrito y de varias ediciones del siglo XV, que parecen indicar la existencia de otro o de otros manuscritos. El libro se divide en cuatro parte, de temas muy variados, como variado es el estilo. La primera es un tratado contra la lujuria; la segunda, una sátira mundana, cáustica y festiva, trata de “los vicios, tachas e malas condiciones de las perversas mugeres”, como son las avariciosas, codiciosas, envidiosas, inconstantes, desobedientes, soberbias, vanagloriosas, borrachas, cotillas y las que no discriminan sobre a quién aman. En la tercera parte se estudia la naturaleza humana y su disposición para el amor, teniendo en cuenta las complexiones de los hombres y las influencias astrológicas. La cuarta y última parte, por él llamada “media parte”, trata de la sabiduría de Dios, sazonándolo con abundantes argumentos escolásticos bien manejados. El Corbacho está dirigido a una segunda persona que abarca a la inmensa mayoría: hombres, mujeres, ricos, pobres, etc., y su estilo está lleno de caracteres habituales en la prosa del siglo XV: hipérbaton latinizante, amplitud retórica, acumulación de sinónimos, etc. En el Corbacho podría hablarse de tres niveles de lenguaje: culto, popular y semiculto.
Esta sátira fue respondida por obras apologéticas de las mujeres como el Triunfo de las donas, de Juan Rodríguez del Padrón y el Libro de las claras e virtuosas mujeres, de don Álvaro de Luna. El Corbacho, que se aparta del carácter espiritualista de la misoginia europea, no puede extrañar situado entre el arcipreste de Hita y Fernando de Rojas. Su autor refleja por un lado una brutal carnalidad, mientras por otra parece esbozar una ascética espiritualidad que no sabemos si tomar en serio, porque en la última página de las ediciones posteriores a 1498 se arrepiente de las severas moralidades que ha expuesto: “El autor faze fin a la presente obra e demanda perdón si en algo de lo que ha dicho ha enojado o no bien dicho”. Pese a todo, Martínez de Toledo salva el vínculo del matrimonio, que las mujeres transgreden constantemente.
El objetivo de Martínez de Toledo fue reprobar el amor mundano y exaltar el divino, dejando sólo dos cartas a la elección: condenación eterna por el disfrute pasajero o salvación. Hay sin embargo, una característica en el Corbacho que lo distancia del Libro del Buen Amor: aunque ambos execran el pecado sexual, el arcipreste de Talavera no es un gozador, como el de Hita, sino, antes bien, un hombre ceñido a la severidad.
Hay párrafos en el Corbacho que ofrecen muestras de lenguaje popular, rápido, con abundantes giros dialogales que, rechazando la aridez didáctica, convierten a esta obra en novela, en un antecedente de la picaresca, como, por ejemplo, en el pasaje en que una mujer lamenta la pérdida de un huevo y que termina con esta frase: “Y en esta manera dan bozes e gritan por una nada”.
Francisco Arias Solís
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sábado, 29 de agosto de 2009
Juan Rulfo por Francisco Arias Solís
JUAN RULFO
(1918-1986)
“Se trabaja con imaginación, intuición y una verdad
aparente; cuando esto se consigue, entonces se logra
la historia que uno quiere dar a conocer.”
Juan Rulfo.
LA VOZ DE UN MITO LITERARIO
El escritor mexicano Juan Rulfo es uno de los más destacados de la literatura hispanoamericana contemporánea. Pocas veces una obra tan breve, con solo dos títulos, han dado a su autor tan gran reconocimiento. Durante sus infancia vivió las violentas revueltas campesinas en su región natal, provocadas por la sublevación cristera, que al grito de ¡Viva Cristo Rey! y con el cómplice silencio de las autoridades eclesiásticas se opuso a las leyes promulgadas por el gobierno de Calles para subordinar la Iglesia al Estado. Estas luchas cristeras enlutaron a la familia de Rulfo, ya que su padre fue asesinado, y tuvieron una gran influencia en su literatura. Tal vez nunca un escritor, partiendo del ámbito localista, ha conseguido trascender con mayor acierto la historia real hacia espacios tan universalistas, pasando de lo real a lo fantástico en una atmósfera poética. Su obra se caracteriza por la utilización de nuevas técnicas narrativas y el uso elaborado del lenguaje popular, la desaparición de las fronteras entre la realidad y la imaginación y un peculiar tratamiento del tiempo. “El tiempo no transcurre en el espacio -nos dijo Rulfo-, como si tan sólo existiera suspendido en la atmósfera”. Es uno de los grandes escritores que pertenecieron al llamado “realismo mágico” hispanoamericano y se ha convertido en un mito literario.
Juan Rulfo nació en Sayula, Jalisco, el 16 de mayo de 1918 y falleció en Ciudad de México el 7 de enero de 1986. Vivió una gran parte de su infancia en San Gabriel, infancia que estuvo marcada por la violencia de los acontecimientos de la sublevación cristera. A los seis años perdió a su padre, asesinado de un disparo en la nuca, y cuando contaba solo diez, falleció su madre. Estudió en un internado y en el seminario de Guadalajara. En la Ciudad de México asiste a algunas clases de historia del arte en la Facultad de Filosofía y Letras. En abril de 1948 contrae matrimonio con Clara Aparicio Reyes. Tras diversos empleos, desde 1962, dirigió el departamento de publicaciones del Instituto Nacional Indigenista. Obtuvo en 1970 el Premio Nacional de Literatura y en 1983 le fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
Se inició con El llano en llamas (1953), colección de quince cuentos muy originales y de estilo sencillo. Temáticamente transmiten el mundo rural mexicano donde conviven la miseria y la violencia en la existencia de unos campesinos marginados y duros. Sus renovaciones técnicas hacen de los relatos pequeñas piezas maestras que se separan del realismo tradicional. Pedro Páramo (1955), novela magistral, consolidó la fama del autor. Recibida en principio como novela de denuncia, ya que refleja el dolor de su tierra en su forma más universal, y como testimonio de la injusticia, aspecto que es profundamente cierto, pronto fue descubierta como un rico escenario donde cobran fuerza los valores míticos, el fatalismo, la magia y la poesía, en una estructura de imágenes en que se borran los límites entre la realidad y la alucinación, entre el presente y el pasado, entre la vida y la muerte. La presencia de un pueblo muerto, habitado por fantasmas que evocan el pasado doloroso bajo el caciquismo de Pedro Páramo, produce un cuadro estremecedor donde el lector siente la ambigüedad inquietante de estar entre vivos o entre espíritus que no han encontrado el descanso eterno. Esta visión es posible gracias a la magistral utilización de técnicas narrativas: saltos en el tiempo constantes, cambios de puntos de vista, alternancia de monólogos y diálogos, fusión de evocaciones y anécdotas presentes, etc. Pedro Páramo, en consecuencia, ha sido considerada como una metáfora mexicana de la desorientación del hombre moderno. “En realidad es la historia de un pueblo que va muriendo por sí mismo -nos dijo Juan Rulfo-. No lo mata nada. No lo mata nadie. Es el pueblo. El pueblo que nunca tuvo conciencia de lo que podía desde la situación en que estaba”.
En 1980, Rulfo publicó los guiones cinematográficos recogidos en El gallo de oro. Varios de sus relatos han sido llevados al cine (por ejemplo, El despojo y La fórmula secreta, corto y mediometraje, respectivamente), habiendo actuado en algunas películas el mismo autor. Y como dijo el gran novelista mexicano: “El tiempo es más pesado que la más pesada carga que puede soportar el hombre”.
Francisco Arias Solís
Paz y Libertad.
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(1918-1986)
“Se trabaja con imaginación, intuición y una verdad
aparente; cuando esto se consigue, entonces se logra
la historia que uno quiere dar a conocer.”
Juan Rulfo.
LA VOZ DE UN MITO LITERARIO
El escritor mexicano Juan Rulfo es uno de los más destacados de la literatura hispanoamericana contemporánea. Pocas veces una obra tan breve, con solo dos títulos, han dado a su autor tan gran reconocimiento. Durante sus infancia vivió las violentas revueltas campesinas en su región natal, provocadas por la sublevación cristera, que al grito de ¡Viva Cristo Rey! y con el cómplice silencio de las autoridades eclesiásticas se opuso a las leyes promulgadas por el gobierno de Calles para subordinar la Iglesia al Estado. Estas luchas cristeras enlutaron a la familia de Rulfo, ya que su padre fue asesinado, y tuvieron una gran influencia en su literatura. Tal vez nunca un escritor, partiendo del ámbito localista, ha conseguido trascender con mayor acierto la historia real hacia espacios tan universalistas, pasando de lo real a lo fantástico en una atmósfera poética. Su obra se caracteriza por la utilización de nuevas técnicas narrativas y el uso elaborado del lenguaje popular, la desaparición de las fronteras entre la realidad y la imaginación y un peculiar tratamiento del tiempo. “El tiempo no transcurre en el espacio -nos dijo Rulfo-, como si tan sólo existiera suspendido en la atmósfera”. Es uno de los grandes escritores que pertenecieron al llamado “realismo mágico” hispanoamericano y se ha convertido en un mito literario.
Juan Rulfo nació en Sayula, Jalisco, el 16 de mayo de 1918 y falleció en Ciudad de México el 7 de enero de 1986. Vivió una gran parte de su infancia en San Gabriel, infancia que estuvo marcada por la violencia de los acontecimientos de la sublevación cristera. A los seis años perdió a su padre, asesinado de un disparo en la nuca, y cuando contaba solo diez, falleció su madre. Estudió en un internado y en el seminario de Guadalajara. En la Ciudad de México asiste a algunas clases de historia del arte en la Facultad de Filosofía y Letras. En abril de 1948 contrae matrimonio con Clara Aparicio Reyes. Tras diversos empleos, desde 1962, dirigió el departamento de publicaciones del Instituto Nacional Indigenista. Obtuvo en 1970 el Premio Nacional de Literatura y en 1983 le fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
Se inició con El llano en llamas (1953), colección de quince cuentos muy originales y de estilo sencillo. Temáticamente transmiten el mundo rural mexicano donde conviven la miseria y la violencia en la existencia de unos campesinos marginados y duros. Sus renovaciones técnicas hacen de los relatos pequeñas piezas maestras que se separan del realismo tradicional. Pedro Páramo (1955), novela magistral, consolidó la fama del autor. Recibida en principio como novela de denuncia, ya que refleja el dolor de su tierra en su forma más universal, y como testimonio de la injusticia, aspecto que es profundamente cierto, pronto fue descubierta como un rico escenario donde cobran fuerza los valores míticos, el fatalismo, la magia y la poesía, en una estructura de imágenes en que se borran los límites entre la realidad y la alucinación, entre el presente y el pasado, entre la vida y la muerte. La presencia de un pueblo muerto, habitado por fantasmas que evocan el pasado doloroso bajo el caciquismo de Pedro Páramo, produce un cuadro estremecedor donde el lector siente la ambigüedad inquietante de estar entre vivos o entre espíritus que no han encontrado el descanso eterno. Esta visión es posible gracias a la magistral utilización de técnicas narrativas: saltos en el tiempo constantes, cambios de puntos de vista, alternancia de monólogos y diálogos, fusión de evocaciones y anécdotas presentes, etc. Pedro Páramo, en consecuencia, ha sido considerada como una metáfora mexicana de la desorientación del hombre moderno. “En realidad es la historia de un pueblo que va muriendo por sí mismo -nos dijo Juan Rulfo-. No lo mata nada. No lo mata nadie. Es el pueblo. El pueblo que nunca tuvo conciencia de lo que podía desde la situación en que estaba”.
En 1980, Rulfo publicó los guiones cinematográficos recogidos en El gallo de oro. Varios de sus relatos han sido llevados al cine (por ejemplo, El despojo y La fórmula secreta, corto y mediometraje, respectivamente), habiendo actuado en algunas películas el mismo autor. Y como dijo el gran novelista mexicano: “El tiempo es más pesado que la más pesada carga que puede soportar el hombre”.
Francisco Arias Solís
Paz y Libertad.
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viernes, 28 de agosto de 2009
Eduardo Barrios Francisco Arias Solís
EDUARDO BARRIOS
(1884-1963)
“Tres públicos reciben la obra de arte; el superior,
uno de segunda y de tercera otro. Sólo deben
interesarnos el primero y el último; pues el de primera
es la sensibilidad refinada y de conciencia, y el de tercera
el de la frescura y espontaneidad.”
Eduardo Barrios.
LA VOZ DE UN NARRADOR ARISTOCRÁTICO Y MUY POPULAR
Los novelistas hispanoamericanos han creado un tipo de novela social con personajes humanos bien logrados, en los que se han profundizados en los caracteres, haciendo de ellos unos estudios acabados; un novelista que en este sentido merece especial atención es el chileno Eduardo Barrios, uno de los autores más leídos, como lo demuestran las ediciones de sus obras. Su novela Gran señor y rajadiablos (1948), al año siguiente de su aparición había sido editada nueve veces y agotados cien mil ejemplares. Barrios,dentro de una máxima pulcritud artística, sin halagos para el lector vulgar, sabe mantener viva la atención del público.
Eduardo Barrios es un narrador aristocrático y muy popular a la vez. Dándose con noble trabajo de escritos a la sabiduría y a la sinceridad, logra novelas cada vez más perfectas. En el cuento tiene narraciones muy atractivas que figuran ya en las antologías de Hispanoamérica.
Eduardo Barrios Hudtwlcheer nace en Valparaíso el 25 de octubre de 1884 y muere en Santiago el 13 de septiembre de 1963. A la muerte de su padre, con cinco años de edad, se establece con su madre en Lima. Donde hubo de recorrer varios centros de enseñanza. A los quince años regresa a Chile e ingresa en la Escuela Militar, que abandona antes de ser oficial. Recorrió toda la América Latina, realizando trabajos muy dispares como comerciante, buscador de minas, vendedor de estufas económicas, viajó entre cómicos y saltimbanquis, levantó pesas en un circo, se empleó en oficinas salitreras, etc. Al volver a Santiago trabaja como funcionario de la Universidad de Chile y como taquígrafo en la Cámara de los Diputados. En 1910 contrae matrimonio con Deifiria Passe. Cinco años más tarde es redactor del diario La Mañana. Colabora en Pluma y Lápiz, Zig-Zag, Pacífico Magazine y otras publicaciones. En 1920 contrae segundas nupcias con Carmen Rivadeneira. Dirige la revista Atenea, de la Universidad de Concepción. En 1927 es nombrado Director del Servicio de Bibliotecas y Archivos. Ese mismo año con el gobierno de Carlos Ibáñez, accede al cargo de Ministro de Educación, cartera que desempeñó hasta noviembre de 1928. Fue redactor de los diarios El Mercurio y Las Últimas Noticias. En 1946 obtuvo el Premio Nacional de Literatura. En 1953 es nombrado nuevamente Director del Servicio de Bibliotecas y Archivos, vuelve a ser Ministro de Educación e ingresa en la Academia Chilena de la Lengua.
Sus dos novelas más importantes, El niño que enloqueció de amor (1915) y El hermano asno (1922), cuentan con un clima semejante; en la primera lo crea el diario de un niño hipersensitivo que a los diez años se enamora de un mujer; sus sufrimientos le condenan a la enfermedad y luego a la locura. El caso psicológico de El hermano asno lo narra un franciscano que no ha olvidado su pasado mundano ni su amada, a cuya hermana menor encuentra ahora. La pasión vuelve a surgir en él; pero otro franciscano tenido por santo trata de violar a la muchacha en la oscuridad del locutorio. Posteriormente Barrios contempló la realidad chilena Tamarugal (1944) y sobre todo en Gran señor y rajadiablos, que exalta la memoria de un patrón agrario, cuya vida relata en la niñez, adolescencia, juventud, madurez y vejez; si resulta interesante el ahonde en el personaje, no lo es menos el cuadro que ofrece de Chile desde la perspectiva de un ser que pretendió volver la espalda a su época y rechazar la máquina porque de ella deriva tristeza en la faena. Otras novelas muy interesantes de Barrios son Un perdido (1917) y Los hombres del hombre (1950). Entre sus piezas dramáticas destacan: Mercaderes en el templo (1910), Lo que niega la vida. Por el decoro (1913) y Vivir (1916). Sus narraciones breves están reunidas en Del natural (1907), Páginas de un pobre diablo (1923), de trasfondo autobiográfico, y La vida sigue (1925). Y como dijo el gran novelista chileno: “Si antes la labor del campo fue mezcla de trabajo y fiesta, en lo venidero sólo habrá esfuerzo, monotonía, fatiga...”.
Francisco Arias Solís
La paz no se reduce a la ausencia de guerras
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad
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Nos gustaría contar con su participación.
Gracias.
(1884-1963)
“Tres públicos reciben la obra de arte; el superior,
uno de segunda y de tercera otro. Sólo deben
interesarnos el primero y el último; pues el de primera
es la sensibilidad refinada y de conciencia, y el de tercera
el de la frescura y espontaneidad.”
Eduardo Barrios.
LA VOZ DE UN NARRADOR ARISTOCRÁTICO Y MUY POPULAR
Los novelistas hispanoamericanos han creado un tipo de novela social con personajes humanos bien logrados, en los que se han profundizados en los caracteres, haciendo de ellos unos estudios acabados; un novelista que en este sentido merece especial atención es el chileno Eduardo Barrios, uno de los autores más leídos, como lo demuestran las ediciones de sus obras. Su novela Gran señor y rajadiablos (1948), al año siguiente de su aparición había sido editada nueve veces y agotados cien mil ejemplares. Barrios,dentro de una máxima pulcritud artística, sin halagos para el lector vulgar, sabe mantener viva la atención del público.
Eduardo Barrios es un narrador aristocrático y muy popular a la vez. Dándose con noble trabajo de escritos a la sabiduría y a la sinceridad, logra novelas cada vez más perfectas. En el cuento tiene narraciones muy atractivas que figuran ya en las antologías de Hispanoamérica.
Eduardo Barrios Hudtwlcheer nace en Valparaíso el 25 de octubre de 1884 y muere en Santiago el 13 de septiembre de 1963. A la muerte de su padre, con cinco años de edad, se establece con su madre en Lima. Donde hubo de recorrer varios centros de enseñanza. A los quince años regresa a Chile e ingresa en la Escuela Militar, que abandona antes de ser oficial. Recorrió toda la América Latina, realizando trabajos muy dispares como comerciante, buscador de minas, vendedor de estufas económicas, viajó entre cómicos y saltimbanquis, levantó pesas en un circo, se empleó en oficinas salitreras, etc. Al volver a Santiago trabaja como funcionario de la Universidad de Chile y como taquígrafo en la Cámara de los Diputados. En 1910 contrae matrimonio con Deifiria Passe. Cinco años más tarde es redactor del diario La Mañana. Colabora en Pluma y Lápiz, Zig-Zag, Pacífico Magazine y otras publicaciones. En 1920 contrae segundas nupcias con Carmen Rivadeneira. Dirige la revista Atenea, de la Universidad de Concepción. En 1927 es nombrado Director del Servicio de Bibliotecas y Archivos. Ese mismo año con el gobierno de Carlos Ibáñez, accede al cargo de Ministro de Educación, cartera que desempeñó hasta noviembre de 1928. Fue redactor de los diarios El Mercurio y Las Últimas Noticias. En 1946 obtuvo el Premio Nacional de Literatura. En 1953 es nombrado nuevamente Director del Servicio de Bibliotecas y Archivos, vuelve a ser Ministro de Educación e ingresa en la Academia Chilena de la Lengua.
Sus dos novelas más importantes, El niño que enloqueció de amor (1915) y El hermano asno (1922), cuentan con un clima semejante; en la primera lo crea el diario de un niño hipersensitivo que a los diez años se enamora de un mujer; sus sufrimientos le condenan a la enfermedad y luego a la locura. El caso psicológico de El hermano asno lo narra un franciscano que no ha olvidado su pasado mundano ni su amada, a cuya hermana menor encuentra ahora. La pasión vuelve a surgir en él; pero otro franciscano tenido por santo trata de violar a la muchacha en la oscuridad del locutorio. Posteriormente Barrios contempló la realidad chilena Tamarugal (1944) y sobre todo en Gran señor y rajadiablos, que exalta la memoria de un patrón agrario, cuya vida relata en la niñez, adolescencia, juventud, madurez y vejez; si resulta interesante el ahonde en el personaje, no lo es menos el cuadro que ofrece de Chile desde la perspectiva de un ser que pretendió volver la espalda a su época y rechazar la máquina porque de ella deriva tristeza en la faena. Otras novelas muy interesantes de Barrios son Un perdido (1917) y Los hombres del hombre (1950). Entre sus piezas dramáticas destacan: Mercaderes en el templo (1910), Lo que niega la vida. Por el decoro (1913) y Vivir (1916). Sus narraciones breves están reunidas en Del natural (1907), Páginas de un pobre diablo (1923), de trasfondo autobiográfico, y La vida sigue (1925). Y como dijo el gran novelista chileno: “Si antes la labor del campo fue mezcla de trabajo y fiesta, en lo venidero sólo habrá esfuerzo, monotonía, fatiga...”.
Francisco Arias Solís
La paz no se reduce a la ausencia de guerras
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad
URL: http://www.internautasporlapaz.org
Nos gustaría contar con su participación.
Gracias.
jueves, 27 de agosto de 2009
Foro Libre: Programación del último cuatrimestre de 2009
FORO LIBRE
ASOCIACION CULTURAL, ARTISTICA Y LITERARIA (Fundada en 1992)
Francisco Arias Solís - Presidente ~ Plaza San Severiano, 2 ~ 11007 - CADIZ
URL: http://www.internautasporlapaz.org
ULTIMADA LA PROGRAMACION
DEL TERCER CUATRIMESTRE DE 2009
"¡Paz, paz, paz! Paz luminosa.
Una vida de armonía
sobre una tierra dichosa."
Rafael Alberti.
QUINCE ENCUENTROS LITERARIOS
Y DOS FESTIVALES POETICOS
La programación del tercer cuatrimestre de 2009 de la Asociación Cultural, Artística y Literaria Foro Libre incluye quince encuentros literarios y dos festivales poéticos, siendo la entidad andaluza que cuenta en su programación para dicho periodo con un mayor número de actos literarios.
Los encuentros literarios estarán dedicados a los siguientes personajes: Emilio Castelar, Joaquín Costa, Xavier Zubiri, Rómulo Gallego, José Antonio Muñoz Rojas, Leopoldo Panero, Santiago Ramón y Cajal, Rafael Alberti, Schiller, Ciro Alegría, Paul Eluard, Ionesco, Alfonso Reyes, Vicente Aleixandre y Julio Camba.
En octubre se celebrará el XI Festival de Poesía y Cante Jondo dedicado a Ratael Alberti, y en el mes de diciembre tendrá lugar el XVII Recital de Poemas Navideños y Villancicos.
Los encuentros literarios de Foro Libre se celebran los lunes a las 20.30 horas, en la cafetería-restaurante El Cantábrico (Avda. Cayetano del Toro, 21 - Cádiz). La entrada es libre y todos los asistentes pueden participar con plena libertad en los distintos encuentros.
XVII ANIVERSARIO DE FORO LIBRE (1992-2009)
Paz y Libertad.
Aviso: Se pone en conocimiento de los internautas la nueva dirección del portal de Foro Libre e Internautas por la Paz y la Libertad:
URL: http://www.internautasporlapaz.org
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ULTIMADA LA PROGRAMACION
DEL TERCER CUATRIMESTRE DE 2009
"¡Paz, paz, paz! Paz luminosa.
Una vida de armonía
sobre una tierra dichosa."
Rafael Alberti.
QUINCE ENCUENTROS LITERARIOS
Y DOS FESTIVALES POETICOS
La programación del tercer cuatrimestre de 2009 de la Asociación Cultural, Artística y Literaria Foro Libre incluye quince encuentros literarios y dos festivales poéticos, siendo la entidad andaluza que cuenta en su programación para dicho periodo con un mayor número de actos literarios.
Los encuentros literarios estarán dedicados a los siguientes personajes: Emilio Castelar, Joaquín Costa, Xavier Zubiri, Rómulo Gallego, José Antonio Muñoz Rojas, Leopoldo Panero, Santiago Ramón y Cajal, Rafael Alberti, Schiller, Ciro Alegría, Paul Eluard, Ionesco, Alfonso Reyes, Vicente Aleixandre y Julio Camba.
En octubre se celebrará el XI Festival de Poesía y Cante Jondo dedicado a Ratael Alberti, y en el mes de diciembre tendrá lugar el XVII Recital de Poemas Navideños y Villancicos.
Los encuentros literarios de Foro Libre se celebran los lunes a las 20.30 horas, en la cafetería-restaurante El Cantábrico (Avda. Cayetano del Toro, 21 - Cádiz). La entrada es libre y todos los asistentes pueden participar con plena libertad en los distintos encuentros.
XVII ANIVERSARIO DE FORO LIBRE (1992-2009)
Paz y Libertad.
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El Brocense por Francisco Arias Solís
FRANCISCO SÁNCHEZ “EL BROCENSE”
(1523-1600)
“La pluma es el mejor y más hábil de nuestros maestros
para formarnos en el bien hablar.”
Francisco Sánchez de las Brozas.
LA VOZ DEL GRAN HUMANISTA EXTREMEÑO
El Brocense fue el nombre que dieron sus coetáneos a Francisco Sánchez de las Brozas, un humanista que participó, como anteriormente lo había hecho Nebrija, en la reforma de los estudios clásicos y en el pensamiento lingüístico, sin embargo, para la historia de la literatura, quizá lo más importante de su labor sean sus comentarios a Juan de Mena y la edición anotada de las poesías de Garcilaso (1574), en donde plantea el problema de la crítica textual; añade composiciones no incluidas en la edición de 1543 y corrige o enmienda textos (de aquí brotará una polémica respuesta
de Fernando de Herrera).
El famoso maestro Francisco Sánchez de las Brozas, se dedicó a estudiar a Garcilaso en diversas ediciones, enmendando los muchos errores que en ellas halla y escribiendo unas Anotaciones y declaraciones sobre las obras del excelente poeta, en las cuales “muestra y trae todos los lugares de poetas latinos, y griegos, italianos, y españoles, de los quales los auia sacado (el original) el dicho Garci Lasso, y los auia imitado en sus obras”. Además, recoge diversos sonetos y canciones del mismo que aun no habían visto la luz pública, y de todo ello pide al rey privilegio para hacer imprimir una edición especial. Llega al Brocense el privilegio real, fechado en Aranjuez en 28 de enero de 1574, después de lo cual Pedro Lasso publica el libro de Garcilaso en Salamanca con un prólogo de Francisco Sánchez, y al final de todas las poesías, como otra obra, las consabidas Anotaciones y declaraciones.
Francisco Sánchez de las Brozas, nace en las Brozas, provincia de Cáceres, el 20 de julio de 1523, sus padres eran hijosdalgo venidos a menos. Gracias a las ayudas de unos tíos suyos, estudia latín y humanidades, en Évora, donde residía la corte portuguesa, y en Lisboa. Posteriormente se traslada a Salamanca, donde estudia Artes y Teología y Humanidades. Todavía estudiante contrae matrimonio con Ana Ruiz del Pozo. Obtiene el título de bachiller en Artes en 1951. Tres años más tarde pierde a su esposa, con la que había tenido seis hijos, y contrae segunda nupcias con Antonia Ruiz de Posa, pariente de su primera esposa, con la que vuelve a tener seis hijos. Debido a esta gran familia, el Brocense pasó estrecheces económicas. En 1573 obtiene la cátedra de Retórica de la Universidad de Salamanca y poco después el partido de Griego. En 1584 sufrió el primer proceso con la Inquisición, que le declaró inocente, si bien fue reprendido. En 1595, se inicia el segundo proceso contra este rebelde nato contra el conformismo, que se paralizaría con su muerte, ocurrida el 5 de diciembre de 1600 con arresto domiciliario impuesto por la Inquisición.
La importancia de el Brocense en la reforma de los estudios clásicos es similar a la de Nebrija, como se manifiesta en su Arte para saber latín (1595), en el Granmaticae graecae compendium (1581), y especialmente, en Verae brevesque latinae instutiones (1587), obra ésta en la que se corrige el método de Nebrija. Compuso también tratados retóricos: De arte dicendi (1556) y Organum dialecticum et rhetoricum cunctis discipulis utiissimun en necessarium. Entre sus obras de carácter filosófico figuran Doctrina de Epitecto (1600), Paradoxa (1581). De todas éstas, la más conocida y la que ha vuelto a adquirir notable importancia para el pensamiento lingüístico actual es su Minerva, seu de causis linguae latinae (1587), planteada en principio como una polémica con Nebrija. Mientras éste se limita a describir, el Brocense intentará hallar las causas de la estructura lingüística latina; ello le llevará a plantearse las relaciones entre Gramática y Lógica y la fundamentación mental de las estructuras del lenguaje.
El gran humanista extremeño también publicó ediciones de las Bucólicas de Virgilio, algunas obras de Ovidio y el Arte poética de Horacio. Y como dijo el Brocense: “No hay ninguna lengua que no guste de la brevedad en su realización, y hablamos tanto más agradablemente cuantos más cosas dejamos sobreentendidas”.
Francisco Arias Solís
No se puede ser libre más que entre libres.
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(1523-1600)
“La pluma es el mejor y más hábil de nuestros maestros
para formarnos en el bien hablar.”
Francisco Sánchez de las Brozas.
LA VOZ DEL GRAN HUMANISTA EXTREMEÑO
El Brocense fue el nombre que dieron sus coetáneos a Francisco Sánchez de las Brozas, un humanista que participó, como anteriormente lo había hecho Nebrija, en la reforma de los estudios clásicos y en el pensamiento lingüístico, sin embargo, para la historia de la literatura, quizá lo más importante de su labor sean sus comentarios a Juan de Mena y la edición anotada de las poesías de Garcilaso (1574), en donde plantea el problema de la crítica textual; añade composiciones no incluidas en la edición de 1543 y corrige o enmienda textos (de aquí brotará una polémica respuesta
de Fernando de Herrera).
El famoso maestro Francisco Sánchez de las Brozas, se dedicó a estudiar a Garcilaso en diversas ediciones, enmendando los muchos errores que en ellas halla y escribiendo unas Anotaciones y declaraciones sobre las obras del excelente poeta, en las cuales “muestra y trae todos los lugares de poetas latinos, y griegos, italianos, y españoles, de los quales los auia sacado (el original) el dicho Garci Lasso, y los auia imitado en sus obras”. Además, recoge diversos sonetos y canciones del mismo que aun no habían visto la luz pública, y de todo ello pide al rey privilegio para hacer imprimir una edición especial. Llega al Brocense el privilegio real, fechado en Aranjuez en 28 de enero de 1574, después de lo cual Pedro Lasso publica el libro de Garcilaso en Salamanca con un prólogo de Francisco Sánchez, y al final de todas las poesías, como otra obra, las consabidas Anotaciones y declaraciones.
Francisco Sánchez de las Brozas, nace en las Brozas, provincia de Cáceres, el 20 de julio de 1523, sus padres eran hijosdalgo venidos a menos. Gracias a las ayudas de unos tíos suyos, estudia latín y humanidades, en Évora, donde residía la corte portuguesa, y en Lisboa. Posteriormente se traslada a Salamanca, donde estudia Artes y Teología y Humanidades. Todavía estudiante contrae matrimonio con Ana Ruiz del Pozo. Obtiene el título de bachiller en Artes en 1951. Tres años más tarde pierde a su esposa, con la que había tenido seis hijos, y contrae segunda nupcias con Antonia Ruiz de Posa, pariente de su primera esposa, con la que vuelve a tener seis hijos. Debido a esta gran familia, el Brocense pasó estrecheces económicas. En 1573 obtiene la cátedra de Retórica de la Universidad de Salamanca y poco después el partido de Griego. En 1584 sufrió el primer proceso con la Inquisición, que le declaró inocente, si bien fue reprendido. En 1595, se inicia el segundo proceso contra este rebelde nato contra el conformismo, que se paralizaría con su muerte, ocurrida el 5 de diciembre de 1600 con arresto domiciliario impuesto por la Inquisición.
La importancia de el Brocense en la reforma de los estudios clásicos es similar a la de Nebrija, como se manifiesta en su Arte para saber latín (1595), en el Granmaticae graecae compendium (1581), y especialmente, en Verae brevesque latinae instutiones (1587), obra ésta en la que se corrige el método de Nebrija. Compuso también tratados retóricos: De arte dicendi (1556) y Organum dialecticum et rhetoricum cunctis discipulis utiissimun en necessarium. Entre sus obras de carácter filosófico figuran Doctrina de Epitecto (1600), Paradoxa (1581). De todas éstas, la más conocida y la que ha vuelto a adquirir notable importancia para el pensamiento lingüístico actual es su Minerva, seu de causis linguae latinae (1587), planteada en principio como una polémica con Nebrija. Mientras éste se limita a describir, el Brocense intentará hallar las causas de la estructura lingüística latina; ello le llevará a plantearse las relaciones entre Gramática y Lógica y la fundamentación mental de las estructuras del lenguaje.
El gran humanista extremeño también publicó ediciones de las Bucólicas de Virgilio, algunas obras de Ovidio y el Arte poética de Horacio. Y como dijo el Brocense: “No hay ninguna lengua que no guste de la brevedad en su realización, y hablamos tanto más agradablemente cuantos más cosas dejamos sobreentendidas”.
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miércoles, 26 de agosto de 2009
Alfonsina Storni por Francisco Arias Solís
ALFONSINA STORNI
(1892-1938)
“Soy un alma desnuda en estos versos,
alma desnuda que angustiada y sola
va dejando sus pétalos dispersos.”
Alfonsina Storni.
LA VOZ DE UN ALMA DESNUDA
La aparición en las letras del Continente americano a principios de siglo de Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Delmira Agustini, Juana de Ibarbourou y Dulce María Loynaz, constituye uno de los hechos más notables de toda la historia de la cultura hispánica.
Alfonsina Storni Martignoni nace en Sala Capriasca (Suiza italiana), el 29 de mayo de 1892. Trasladada muy niña a la Argentina, vive y se educa en San Juan y en Coronda (Santa Fe). Muy joven Alfonsina se vio obligada a abandonar sus estudios y tuvo que trabajar en una fábrica para ayudar en su casa. Cuando tenía catorce años, murió su padre. En su adolescencia ingresó en una compañía de teatro. Más tarde cursó estudios de magisterio, como la Mistral. Pasa a Buenos Aires con un hijito en brazos. Da lecciones de primera y segunda enseñanza y luego entra como empleada en una oficina comercial. En 1921, ya es conocida como poetisa, se crea para ella una cátedra en el Teatro Municipal Lavardén. En 1928 y 1931 viaja por Europa. Y el 25 de octubre de 1938 se arroja al mar en la playa de Mar de Plata. Un mes más tarde la Cámara de los Diputados acordaba erigir un mausoleo en su memoria en el lugar mismo en que apareció el cadáver. Alfonsina Storni quedaba de este modo incorporada a las glorias nacionales argentinas como lo que es: una de las más inspiradas poetisas de lengua española, y la mejor sin duda de su país.
Su poesía es personalísima, casi salvaje. “Soy un alma desnuda en estos versos”, confiesa refiriéndose a los que integran el libro que lleva por título Irremediablemente. Y esta confesión podría extenderse a todos sus poemas, que son simple y exacta traducción, sin veladuras ni disfraces, de su lucha interior, de sus esperanzas, de sus fracasos, de sus pequeños triunfos y desaliento. Pocas veces un alma se nos ha dado tan brutalmente desnuda. En pugna con las convenciones sociales, ella no quiere ocultarnos nada. Hay ocasiones en que habla la razón, es cierto; pero hay otras, muchas más, en que habla sólo el instinto. Espíritu rebelde y en estado semisalvaje, choca contra todo. Una rosa que pide campo abierto, que en la ciudad se muere lenta, “irremediablemente”. “Hazme tener la cólera sin nombre: / ya me fatiga esta misión de rosa”. Nos lo dice una vez y otra en todos sus libros y con mayor insistencia en La inquietud del rosal y en Mundo de siete pozos.
Una serie de estados contradictorios -depresión y optimismo, esperanza y desasosiego- se va apoderando sucesivamente de Alfonsina Storni, y la domina hasta que se libera de ellos, volcándose en sus libros: El dulce daño, Languidez, Ocre, Mascarilla y trébol. Su libro Languidez, de 1920, había merecido el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura.
Alfonsina intervino en la creación de la Sociedad Argentina de Escritores y participó intensamente en el gremialismo literario. En 1928 viaja a España en compañía de la actriz Blanca de la Vega, y repitió su viaje en 1931, en compañía de su hijo. Allí conoció a otras mujeres escritoras, y la poeta Concha Méndez le dedica algunos poemas.
En la Peña del café Tortoni conoció a Federico García Lorca, durante la permanencia del poeta en Buenos Aires. Alfonsina le dedicó un poema, “Retrato de García Lorca”: “Irrumpe un griego / por sus ojos distantes (...) Salta su garganta / hacia fuera / pidiendo / la navaja lunada / aguas filosas...”
El 20 de mayo de 1935 Alfonsina fue operada de un cáncer de mama. Al año siguiente se suicida su amigo Horacio Quiroga y ella le dedicó un poema conmovedor: “Morir como tú, Horacio, en tus cabales / y así como en tus cuentos, no está mal / un rayo a tiempo y se acabó la feria ... Allá dirán”.
Un día, no pudiendo ya con la carga de su vida llena de contradicciones y desencantos, Alfonsina se fue al mar y se arrojó a las olas. Su cadáver apareció flotando frente a la playa en Mar del Plata. La ardiente defensora del feminismo había soñado muchas veces, y así lo había dicho en sus versos, con una sepultura marina. Pocos días antes de tomar su fatal decisión había escrito un soneto: “Voy a dormir”, que termina así: “Déjame sola: oyes romper los brotes, / te acuna un pie celeste desde arriba / y un pájaro te traza unos compases / para que olvides... Gracias... Ah, un encargo: / si él llama nuevamente por teléfono / le dices que no insista, que he salido...” Y mucho antes había compuesto para la tumba su propio Epitafio: “Aquí descanso yo. dice “Alfonsina” / el epitafio claro al que se inclina. / Aquí descanso yo, y en este pozo, / pues que no siento, me solazo y gozo”.
Francisco Arias Solís
Siempre podemos hacer algo por la paz y la libertad.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad
URL: http://www.internautasporlapaz.org
Nos gustaría contar con su participación.
Gracias.
(1892-1938)
“Soy un alma desnuda en estos versos,
alma desnuda que angustiada y sola
va dejando sus pétalos dispersos.”
Alfonsina Storni.
LA VOZ DE UN ALMA DESNUDA
La aparición en las letras del Continente americano a principios de siglo de Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Delmira Agustini, Juana de Ibarbourou y Dulce María Loynaz, constituye uno de los hechos más notables de toda la historia de la cultura hispánica.
Alfonsina Storni Martignoni nace en Sala Capriasca (Suiza italiana), el 29 de mayo de 1892. Trasladada muy niña a la Argentina, vive y se educa en San Juan y en Coronda (Santa Fe). Muy joven Alfonsina se vio obligada a abandonar sus estudios y tuvo que trabajar en una fábrica para ayudar en su casa. Cuando tenía catorce años, murió su padre. En su adolescencia ingresó en una compañía de teatro. Más tarde cursó estudios de magisterio, como la Mistral. Pasa a Buenos Aires con un hijito en brazos. Da lecciones de primera y segunda enseñanza y luego entra como empleada en una oficina comercial. En 1921, ya es conocida como poetisa, se crea para ella una cátedra en el Teatro Municipal Lavardén. En 1928 y 1931 viaja por Europa. Y el 25 de octubre de 1938 se arroja al mar en la playa de Mar de Plata. Un mes más tarde la Cámara de los Diputados acordaba erigir un mausoleo en su memoria en el lugar mismo en que apareció el cadáver. Alfonsina Storni quedaba de este modo incorporada a las glorias nacionales argentinas como lo que es: una de las más inspiradas poetisas de lengua española, y la mejor sin duda de su país.
Su poesía es personalísima, casi salvaje. “Soy un alma desnuda en estos versos”, confiesa refiriéndose a los que integran el libro que lleva por título Irremediablemente. Y esta confesión podría extenderse a todos sus poemas, que son simple y exacta traducción, sin veladuras ni disfraces, de su lucha interior, de sus esperanzas, de sus fracasos, de sus pequeños triunfos y desaliento. Pocas veces un alma se nos ha dado tan brutalmente desnuda. En pugna con las convenciones sociales, ella no quiere ocultarnos nada. Hay ocasiones en que habla la razón, es cierto; pero hay otras, muchas más, en que habla sólo el instinto. Espíritu rebelde y en estado semisalvaje, choca contra todo. Una rosa que pide campo abierto, que en la ciudad se muere lenta, “irremediablemente”. “Hazme tener la cólera sin nombre: / ya me fatiga esta misión de rosa”. Nos lo dice una vez y otra en todos sus libros y con mayor insistencia en La inquietud del rosal y en Mundo de siete pozos.
Una serie de estados contradictorios -depresión y optimismo, esperanza y desasosiego- se va apoderando sucesivamente de Alfonsina Storni, y la domina hasta que se libera de ellos, volcándose en sus libros: El dulce daño, Languidez, Ocre, Mascarilla y trébol. Su libro Languidez, de 1920, había merecido el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura.
Alfonsina intervino en la creación de la Sociedad Argentina de Escritores y participó intensamente en el gremialismo literario. En 1928 viaja a España en compañía de la actriz Blanca de la Vega, y repitió su viaje en 1931, en compañía de su hijo. Allí conoció a otras mujeres escritoras, y la poeta Concha Méndez le dedica algunos poemas.
En la Peña del café Tortoni conoció a Federico García Lorca, durante la permanencia del poeta en Buenos Aires. Alfonsina le dedicó un poema, “Retrato de García Lorca”: “Irrumpe un griego / por sus ojos distantes (...) Salta su garganta / hacia fuera / pidiendo / la navaja lunada / aguas filosas...”
El 20 de mayo de 1935 Alfonsina fue operada de un cáncer de mama. Al año siguiente se suicida su amigo Horacio Quiroga y ella le dedicó un poema conmovedor: “Morir como tú, Horacio, en tus cabales / y así como en tus cuentos, no está mal / un rayo a tiempo y se acabó la feria ... Allá dirán”.
Un día, no pudiendo ya con la carga de su vida llena de contradicciones y desencantos, Alfonsina se fue al mar y se arrojó a las olas. Su cadáver apareció flotando frente a la playa en Mar del Plata. La ardiente defensora del feminismo había soñado muchas veces, y así lo había dicho en sus versos, con una sepultura marina. Pocos días antes de tomar su fatal decisión había escrito un soneto: “Voy a dormir”, que termina así: “Déjame sola: oyes romper los brotes, / te acuna un pie celeste desde arriba / y un pájaro te traza unos compases / para que olvides... Gracias... Ah, un encargo: / si él llama nuevamente por teléfono / le dices que no insista, que he salido...” Y mucho antes había compuesto para la tumba su propio Epitafio: “Aquí descanso yo. dice “Alfonsina” / el epitafio claro al que se inclina. / Aquí descanso yo, y en este pozo, / pues que no siento, me solazo y gozo”.
Francisco Arias Solís
Siempre podemos hacer algo por la paz y la libertad.
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Nos gustaría contar con su participación.
Gracias.
martes, 25 de agosto de 2009
Enrique Azcoaga por Francisco Arias Solís
ENRIQUE AZCOAGA
(1912-1985)
“Apenas si soy más que los olivos.
Apenas llego más que a su revuelo.
Apenas si pretendo otro consuelo
que ser motivo, apenas sin motivo.”
Enrique Azcoaga.
LA VOZ DE UN POETA DEL 36
El poeta, ensayista, novelista y crítico de arte Enrique Azcoaga es un destacado miembro de la “generación del 36”, de la que forman parte, entre otros, Miguel Hernández, Arturo Serrano-Plaja, Germán Bleiberg, Gabriel Celaya, José Antonio Muñoz Rojas, José Luis Cano, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, Ildelfonso-Manuel Gil, Luis Rosales, Salvador Espriu, Alejandro Gaos, Juan Gil-Albert, Juan Panero, Federico Muelas y Luis Felipe Vivanco. Azcoaga es un muy representativo miembro de esa generación escindida, dispersa, truncada, en gran parte malograda que fue la generación literaria de la guerra civil española.
En 1953, en Buenos Aires, Azcoaga publica su obra Panorama de la poesía moderna española, en la que por primera vez se intenta reunir en un volumen la obra poética producida en la España del interior y la producida en la España peregrina, tomando en cuenta no sólo a los incluidos en otras antologías elaboradas en nuestro país, sino, además, tomando en consideración a una serie de figuras que la guerra y el exilio habían borrado de las historias y panoramas de nuestra poesía.
Enrique Azcoaga Ibas nace en Madrid el 27 de marzo de 1914. Realiza estudios en la Escuela de Artes y Oficios. Con Ramón Gaya, Sánchez Barbudo, Rafael Dieste, Luis Cernuda y otros, participó muy activamente en el Museo del Pueblo del Patronato de las Misiones Pedagógicas lo que le permitió visitar muchos pueblos de la geografía española. Por mediación de María Zambrano, conoce a Miguel Hernández, con quien traba una gran amistad. Colabora en los periódicos Luz y El Sol. En 1933 obtuvo, con su primer libro de ensayo Línea y acento, el Premio Nacional de Literatura y, en ese mismo año, fundó la revista Hoja Literaria, con Arturo Serrano-Plaja y Antonio Sánchez Barbudo. En los primeros años de las posguerra, fue uno de los “académicos” fundadores de la Academia Breve de Crítica de Arte, cuyo nacimiento había sido impulsado por Eugenio d'Ors. Azcoaga está ligado en esta época al grupo del Café Gijón y a la revista Garcilaso, sus versos están dentro de neoclasicismo de posguerra y muestra un gran dominio técnico de las estrofas. Emigra a latinoamérica, y se establece en Buenos Aires, donde permanece once años. En la capital argentina funda la revista de poesía Mairena (1952-1953), y dirige la revista Atlántida. A su regreso a España prosigue su quehacer literario y obtiene el premio Lázaro Galdiano, por su labor de crítico, y, en los últimos años de su vida. es nombrado presidente de la Asociación Española de Críticos de Arte (AICA). Enrique Azcoaga fallece en marzo de 1985.
Entre sus numerosas obras destacaremos: libros de poemas, La piedra solitaria (1942), El canto cotidiano (1943), Versos (1943), El poema de los tres carros (1952), Dársena del hombre 1952-1956 (1957), Cancionero de Samborombón (1960), España es un sabor (1964), Del otro lado (1968), Olmeda (1969) y Primera antología de poemas truncados (1971); novelas, El empleado (1949) y La arpista (1965); ensayos sobre arte y artistas, Agustín Redondela (1943), Entregas (1945), Cristino Mallo (1947), El cubismo (1949), Goya (1956), Luis García-Ochoa (1967), Alberto (1977), Martínez Novillo. Pintura para vivir (1979), Los dibujos de Gregorio del Olmo (1980) y Las pinturas murales de Vela Zanetti (1981). En 1985 se publicó su libro Reflexiones sobre mi poesía y quedaron sin editar sus memorias, que tienen como título Diario de un ex-muerto. Y como dijo el poeta: “Porque tu verso acerca a la belleza; / tu canto al ser, y el alma en tu armonía / comprende la razón de las campanas”.
Francisco Arias Solís
La peor paz es mejor que la mejor guerra.
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(1912-1985)
“Apenas si soy más que los olivos.
Apenas llego más que a su revuelo.
Apenas si pretendo otro consuelo
que ser motivo, apenas sin motivo.”
Enrique Azcoaga.
LA VOZ DE UN POETA DEL 36
El poeta, ensayista, novelista y crítico de arte Enrique Azcoaga es un destacado miembro de la “generación del 36”, de la que forman parte, entre otros, Miguel Hernández, Arturo Serrano-Plaja, Germán Bleiberg, Gabriel Celaya, José Antonio Muñoz Rojas, José Luis Cano, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, Ildelfonso-Manuel Gil, Luis Rosales, Salvador Espriu, Alejandro Gaos, Juan Gil-Albert, Juan Panero, Federico Muelas y Luis Felipe Vivanco. Azcoaga es un muy representativo miembro de esa generación escindida, dispersa, truncada, en gran parte malograda que fue la generación literaria de la guerra civil española.
En 1953, en Buenos Aires, Azcoaga publica su obra Panorama de la poesía moderna española, en la que por primera vez se intenta reunir en un volumen la obra poética producida en la España del interior y la producida en la España peregrina, tomando en cuenta no sólo a los incluidos en otras antologías elaboradas en nuestro país, sino, además, tomando en consideración a una serie de figuras que la guerra y el exilio habían borrado de las historias y panoramas de nuestra poesía.
Enrique Azcoaga Ibas nace en Madrid el 27 de marzo de 1914. Realiza estudios en la Escuela de Artes y Oficios. Con Ramón Gaya, Sánchez Barbudo, Rafael Dieste, Luis Cernuda y otros, participó muy activamente en el Museo del Pueblo del Patronato de las Misiones Pedagógicas lo que le permitió visitar muchos pueblos de la geografía española. Por mediación de María Zambrano, conoce a Miguel Hernández, con quien traba una gran amistad. Colabora en los periódicos Luz y El Sol. En 1933 obtuvo, con su primer libro de ensayo Línea y acento, el Premio Nacional de Literatura y, en ese mismo año, fundó la revista Hoja Literaria, con Arturo Serrano-Plaja y Antonio Sánchez Barbudo. En los primeros años de las posguerra, fue uno de los “académicos” fundadores de la Academia Breve de Crítica de Arte, cuyo nacimiento había sido impulsado por Eugenio d'Ors. Azcoaga está ligado en esta época al grupo del Café Gijón y a la revista Garcilaso, sus versos están dentro de neoclasicismo de posguerra y muestra un gran dominio técnico de las estrofas. Emigra a latinoamérica, y se establece en Buenos Aires, donde permanece once años. En la capital argentina funda la revista de poesía Mairena (1952-1953), y dirige la revista Atlántida. A su regreso a España prosigue su quehacer literario y obtiene el premio Lázaro Galdiano, por su labor de crítico, y, en los últimos años de su vida. es nombrado presidente de la Asociación Española de Críticos de Arte (AICA). Enrique Azcoaga fallece en marzo de 1985.
Entre sus numerosas obras destacaremos: libros de poemas, La piedra solitaria (1942), El canto cotidiano (1943), Versos (1943), El poema de los tres carros (1952), Dársena del hombre 1952-1956 (1957), Cancionero de Samborombón (1960), España es un sabor (1964), Del otro lado (1968), Olmeda (1969) y Primera antología de poemas truncados (1971); novelas, El empleado (1949) y La arpista (1965); ensayos sobre arte y artistas, Agustín Redondela (1943), Entregas (1945), Cristino Mallo (1947), El cubismo (1949), Goya (1956), Luis García-Ochoa (1967), Alberto (1977), Martínez Novillo. Pintura para vivir (1979), Los dibujos de Gregorio del Olmo (1980) y Las pinturas murales de Vela Zanetti (1981). En 1985 se publicó su libro Reflexiones sobre mi poesía y quedaron sin editar sus memorias, que tienen como título Diario de un ex-muerto. Y como dijo el poeta: “Porque tu verso acerca a la belleza; / tu canto al ser, y el alma en tu armonía / comprende la razón de las campanas”.
Francisco Arias Solís
La peor paz es mejor que la mejor guerra.
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lunes, 24 de agosto de 2009
José Rubia Barcia por Francisco Arias Solís
JOSE RUBIA BARCIA
(1914-1997)
“Todos los caminos arrancan de la esperanza
y en la esperanza se quedan.”
José Rubia Barcia.
LA VOZ DE UN POETA GALLEGO EN U.S.A.
El poeta gallego José Rubia Barcia publica en 1940, durante su exilio en Cuba, dos libros de poemas, Noche de Galicia y Tres en uno. En Estados Unidos reúne en 1961 los poemas hasta entonces publicados (“Por tierra que todo es aire”, 1950, “Agora nos partimos”, 1950 y “Si supestes nunca de amor”, 1951) en Umbral de sueños. En la revista universitaria de California aparecen poemas en gallego que también se publican en su folleto Nova canción galega (1970), resurgimiento de la poesía popularizante cantada y en la antología Poetas españoles en los U.S.A. (1970), editado por F. Carenas. Posteriormente apareció sus Cantigas de ben dizer. Colaborando con Clayton Ehleman publicó en 1975 una excelente traducción al inglés del famoso poema de César Vallejo España aparta de mi este cáliz, que fue finalista entre las mejores traducciones poéticas en los Estados Unidos.
José Rubia Barcia nace en Ferrol el 31 de julio de 1934 y fallece en Estados Unidos en el año 1997. Estudia bachillerado en su ciudad natal. Se traslada a Granada en cuya Universidad se licenció en Filosofía y Letras con premio extraordinario. Su tesis doctoral versó sobre El collar de la paloma, una de las obras maestras de la literatura arábigo-española. En los primeros años de la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco fue redactor del periódico madrileño Política. Fue agregado de la Universidad de Valencia y jefe de redacción de la revista Armas y Letras, órgano de Milicias de la Cultura. En los últimos meses de la guerra fue jefe de negociado de la Subsecretaria de Armamentos del Ministerio de la Guerra. Al final de la guerra civil se vio obligado a exiliarse a Francia, donde permanece en un campo de concentración y poco después logra llegar a Cuba. Se establece en La Habana, en donde durante cuatro años se dedica a la enseñanza, participa en la radio y en actividades dramáticas, colaborando, entre otras, en la Revista de la Universidad de La Habana y La Espuela de Plata. Fue uno de los fundadores de la Escuela Libre de La Habana, de la que sería director. También fue fundador y director de la Academia de Artes Dramáticas (ADAD), en la que impartió clases de Fonética e Historia del Teatro Aunque por breve tiempo contribuyó en los servicios radiales de La Voz de América. En 1942 continúa mostrando su interés por Valle-Inclán, interés iniciado en su ensayo Muerte y resurrección de V.I., publicado en España antes de la guerra, en 1936, con su libro de monografías D. Ramón María del Valle-Inclán. En 1943 consigue enseñar en la Universidad de Princeton, pasando poco después a Nueva York. En 1944, trabaja de comentarista y escritor del programa en español de la radio norteamericana de la Office of War Information. Ese mismo año marcha con su amigo Luis Buñuel a Hollywood y trabaja como escritor y director de doblajes en los estudios Warner Brothers. Escribe con Buñuel guiones cinematográficos, tales como, La novia de los ojos ensangrentados y La novia de la medianoche. En 1945 se casa con la joven actriz Eva López, en Los Ángeles. A partir de 1954 pertenece al claustro del Departamento de Español y Portugués de la Universidad de California, en Los Ángeles, del que llega a ser jefe durante un largo periodo, y, más tarde, profesor emérito de Literatura española.
En la universidad su actividad en la dirección de tesis orientadas a estudios valleinclanescos y gallegos en general se alterna con una rica producción de la que cabe destacar como más importantes: España y V. I. (1950), V. I. y la literatura gallega (1955), El esperpento, su signo universal (1968), y en inglés, dos de los más solventes y completos libros sobre la bibliografía y biografía del gran escritor: A Biobibliography and Iconography of V.I. (1960) y V.I. A Synoptic Wiew of his life and Works (1969). Sobre temas de literatura gallega cuenta además con: La Pardo Bazán y Unamuno (1960) y Eugenio F. Granell. La novela del indio Tupinamba (1961). Igualmente son destacables sus libros: Unamuno: Creator and Creation (1967) y Américo Castro and the Meagning of Spanih Civilization (1977).
En 1993 el profesor José Rubia Barcia fue galardonado en México con el Premio José Vasconcelos, uno de los galardones más relevantes del hispanismo. Y como dijo el poeta gallego: “Entre hombre y hombre la única diferencia es la intensidad con que se abrazan a las cosas que pasan y también la distancia que media entre cada uno y sus recuerdos”.
Francisco Arias Solís
Siempre podemos hacer algo por la paz y la libertad.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad
URL: http://www.internautasporlapaz.org
Nos gustaría contar con su participación.
Gracias.
(1914-1997)
“Todos los caminos arrancan de la esperanza
y en la esperanza se quedan.”
José Rubia Barcia.
LA VOZ DE UN POETA GALLEGO EN U.S.A.
El poeta gallego José Rubia Barcia publica en 1940, durante su exilio en Cuba, dos libros de poemas, Noche de Galicia y Tres en uno. En Estados Unidos reúne en 1961 los poemas hasta entonces publicados (“Por tierra que todo es aire”, 1950, “Agora nos partimos”, 1950 y “Si supestes nunca de amor”, 1951) en Umbral de sueños. En la revista universitaria de California aparecen poemas en gallego que también se publican en su folleto Nova canción galega (1970), resurgimiento de la poesía popularizante cantada y en la antología Poetas españoles en los U.S.A. (1970), editado por F. Carenas. Posteriormente apareció sus Cantigas de ben dizer. Colaborando con Clayton Ehleman publicó en 1975 una excelente traducción al inglés del famoso poema de César Vallejo España aparta de mi este cáliz, que fue finalista entre las mejores traducciones poéticas en los Estados Unidos.
José Rubia Barcia nace en Ferrol el 31 de julio de 1934 y fallece en Estados Unidos en el año 1997. Estudia bachillerado en su ciudad natal. Se traslada a Granada en cuya Universidad se licenció en Filosofía y Letras con premio extraordinario. Su tesis doctoral versó sobre El collar de la paloma, una de las obras maestras de la literatura arábigo-española. En los primeros años de la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco fue redactor del periódico madrileño Política. Fue agregado de la Universidad de Valencia y jefe de redacción de la revista Armas y Letras, órgano de Milicias de la Cultura. En los últimos meses de la guerra fue jefe de negociado de la Subsecretaria de Armamentos del Ministerio de la Guerra. Al final de la guerra civil se vio obligado a exiliarse a Francia, donde permanece en un campo de concentración y poco después logra llegar a Cuba. Se establece en La Habana, en donde durante cuatro años se dedica a la enseñanza, participa en la radio y en actividades dramáticas, colaborando, entre otras, en la Revista de la Universidad de La Habana y La Espuela de Plata. Fue uno de los fundadores de la Escuela Libre de La Habana, de la que sería director. También fue fundador y director de la Academia de Artes Dramáticas (ADAD), en la que impartió clases de Fonética e Historia del Teatro Aunque por breve tiempo contribuyó en los servicios radiales de La Voz de América. En 1942 continúa mostrando su interés por Valle-Inclán, interés iniciado en su ensayo Muerte y resurrección de V.I., publicado en España antes de la guerra, en 1936, con su libro de monografías D. Ramón María del Valle-Inclán. En 1943 consigue enseñar en la Universidad de Princeton, pasando poco después a Nueva York. En 1944, trabaja de comentarista y escritor del programa en español de la radio norteamericana de la Office of War Information. Ese mismo año marcha con su amigo Luis Buñuel a Hollywood y trabaja como escritor y director de doblajes en los estudios Warner Brothers. Escribe con Buñuel guiones cinematográficos, tales como, La novia de los ojos ensangrentados y La novia de la medianoche. En 1945 se casa con la joven actriz Eva López, en Los Ángeles. A partir de 1954 pertenece al claustro del Departamento de Español y Portugués de la Universidad de California, en Los Ángeles, del que llega a ser jefe durante un largo periodo, y, más tarde, profesor emérito de Literatura española.
En la universidad su actividad en la dirección de tesis orientadas a estudios valleinclanescos y gallegos en general se alterna con una rica producción de la que cabe destacar como más importantes: España y V. I. (1950), V. I. y la literatura gallega (1955), El esperpento, su signo universal (1968), y en inglés, dos de los más solventes y completos libros sobre la bibliografía y biografía del gran escritor: A Biobibliography and Iconography of V.I. (1960) y V.I. A Synoptic Wiew of his life and Works (1969). Sobre temas de literatura gallega cuenta además con: La Pardo Bazán y Unamuno (1960) y Eugenio F. Granell. La novela del indio Tupinamba (1961). Igualmente son destacables sus libros: Unamuno: Creator and Creation (1967) y Américo Castro and the Meagning of Spanih Civilization (1977).
En 1993 el profesor José Rubia Barcia fue galardonado en México con el Premio José Vasconcelos, uno de los galardones más relevantes del hispanismo. Y como dijo el poeta gallego: “Entre hombre y hombre la única diferencia es la intensidad con que se abrazan a las cosas que pasan y también la distancia que media entre cada uno y sus recuerdos”.
Francisco Arias Solís
Siempre podemos hacer algo por la paz y la libertad.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad
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Gracias.
domingo, 23 de agosto de 2009
Ernesto Guerra da Cal por Francisco Arias Solís
ERNESTO GUERRA DA CAL
(1911-1994)
“Ai, meu Sil,
meu meigo río
que tinhas os olhos verdes
e donairoso o feitío!”
Ernesto Guerra da Cal.
LA VOZ DE UN POETA EXILIADO EN NUEVA YORK
El poeta y crítico gallego Ernesto Guerra da Cal, amigo de Federico García Lorca y uno de los actores más distinguidos de La Barraca, ha dedicado una especial atención a los estudios luso-brasileños. En portugués escribió O renacimento galego contemporáneo (1965), sobre literatura de su tierra en el siglo XX, varios ensayos sobre navegadores portugueses en los Estados Unidos, las conmemoraciones “Henriquinas en Nova Yorque” y los importantes artículos con que contribuyó al Diccionario de Literatura Portuguesa, Galega e Brasileira (Lisboa, 1955-1957, tres tomos) dirigido por el profesor lisboeta Jacinto de Prado Coelho.
En 1954, Ernesto Laureano Román Guerra Pérez adoptó la nacionalidad estadounidense y cambió legalmente su nombre por Ernesto Guerra da Cal, con el apellido de la madre en primer lugar.
Ernesto Guerra da Cal nace en Ferrol el 19 de diciembre de 1911 y fallece en Lisboa el 28 de julio de 1994. Cuando sólo contaba un año de edad, muere su padre. Su infancia transcurre en Quiroga (Lugo). En Madrid cursa estudios de bachillerato y de Filosofía y Letras. Participa en las protestas estudiantiles contra la dictadura de Primo de Rivera. Tras la rebelión militar del general Franco se alista en las Milicias Galegas y combate en el frente de Toledo. En 1937 aparece en la revista Nova Galiza, su poema “Mariñeiro fusilado”, su primera publicación literaria. El final de la contienda española le sorprende en Nueva York, realizando una misión para el gobierno de la Segunda República. Logra entrar en el cuerpo docente en la University of New York City, después de doctorarse en la Columbia University, de la misma ciudad, con una tesis que publicó en 1954, Lengua y estilo de Eça de Queiroz. Antes en el Columbia Dictionary of Contemporary European Literature (1947), es autor de la introducción a la “Portuguese Literature” y de las entradas correspondientes a una veintena de prestigiosos escritores portugueses. En la Encyclopedia of World Literature (1946) escribió un ensayo de carácter general sobre “Galician Literatura”, y en la edición de 1957, otro sobre Alfonso el Sabio. Colabora en la Grotier International Encyclopedia con artículos sobre autores portugueses y en European Authors, Catholic Encyclopedia y The Encyclopedia Americana (1967), con sendos estudios sobre Eça de Queiroz, el escritor objeto de su tesis. Al frente del Programa de Estudios Doctorales en Portugués, que él creó, ha dirigido varias tesis sobre temas de literatura portuguesa del siglo XIX. Las universidades de Bahía y Coimbra le confirieron, respectivamente, el título de “doctor honoris causa”. En 1977, ya jubilado, se establece en Estoril. En 1984 y 1987 vuelve a Galicia para participar en el I y II Congressos internacionais da Lingua Galego-Portuguesa, organizados por la Associaçom Galega da Lingua, de los cuales es nombrado Presidente de Honor.
En la creación lírica que distingue a Da Cal, destacan los libros Lua de alén mar (1959), este libro recoge poemas de 1939 a 1958, Poemas (1961), Río de Sonho o Tempo (1962), Motivos de eu (1966), Futuro imemorial (1985), Deus, morte, amor e outras bagatelas (1987) y Espelho cego (1990). Sus obras poéticas son de gran interés en la evolución de la poesía gallega en el siglo XX. Como en otros casos, la distancia y el exilio, la lejanía de lo añorado, en vez de desdibujar los firmes trazos reales de Galicia, los sublima. Y como dijo el poeta gallego: “Sôbre o meu pobre Eu de cada día / que paulatinamente / vou deixando ficar / sôbre a herba do tempo / como per de serpente / valdeiro / abandonado / transparente”.
Francisco Arias Solís
La paz pide una oportunidad.
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(1911-1994)
“Ai, meu Sil,
meu meigo río
que tinhas os olhos verdes
e donairoso o feitío!”
Ernesto Guerra da Cal.
LA VOZ DE UN POETA EXILIADO EN NUEVA YORK
El poeta y crítico gallego Ernesto Guerra da Cal, amigo de Federico García Lorca y uno de los actores más distinguidos de La Barraca, ha dedicado una especial atención a los estudios luso-brasileños. En portugués escribió O renacimento galego contemporáneo (1965), sobre literatura de su tierra en el siglo XX, varios ensayos sobre navegadores portugueses en los Estados Unidos, las conmemoraciones “Henriquinas en Nova Yorque” y los importantes artículos con que contribuyó al Diccionario de Literatura Portuguesa, Galega e Brasileira (Lisboa, 1955-1957, tres tomos) dirigido por el profesor lisboeta Jacinto de Prado Coelho.
En 1954, Ernesto Laureano Román Guerra Pérez adoptó la nacionalidad estadounidense y cambió legalmente su nombre por Ernesto Guerra da Cal, con el apellido de la madre en primer lugar.
Ernesto Guerra da Cal nace en Ferrol el 19 de diciembre de 1911 y fallece en Lisboa el 28 de julio de 1994. Cuando sólo contaba un año de edad, muere su padre. Su infancia transcurre en Quiroga (Lugo). En Madrid cursa estudios de bachillerato y de Filosofía y Letras. Participa en las protestas estudiantiles contra la dictadura de Primo de Rivera. Tras la rebelión militar del general Franco se alista en las Milicias Galegas y combate en el frente de Toledo. En 1937 aparece en la revista Nova Galiza, su poema “Mariñeiro fusilado”, su primera publicación literaria. El final de la contienda española le sorprende en Nueva York, realizando una misión para el gobierno de la Segunda República. Logra entrar en el cuerpo docente en la University of New York City, después de doctorarse en la Columbia University, de la misma ciudad, con una tesis que publicó en 1954, Lengua y estilo de Eça de Queiroz. Antes en el Columbia Dictionary of Contemporary European Literature (1947), es autor de la introducción a la “Portuguese Literature” y de las entradas correspondientes a una veintena de prestigiosos escritores portugueses. En la Encyclopedia of World Literature (1946) escribió un ensayo de carácter general sobre “Galician Literatura”, y en la edición de 1957, otro sobre Alfonso el Sabio. Colabora en la Grotier International Encyclopedia con artículos sobre autores portugueses y en European Authors, Catholic Encyclopedia y The Encyclopedia Americana (1967), con sendos estudios sobre Eça de Queiroz, el escritor objeto de su tesis. Al frente del Programa de Estudios Doctorales en Portugués, que él creó, ha dirigido varias tesis sobre temas de literatura portuguesa del siglo XIX. Las universidades de Bahía y Coimbra le confirieron, respectivamente, el título de “doctor honoris causa”. En 1977, ya jubilado, se establece en Estoril. En 1984 y 1987 vuelve a Galicia para participar en el I y II Congressos internacionais da Lingua Galego-Portuguesa, organizados por la Associaçom Galega da Lingua, de los cuales es nombrado Presidente de Honor.
En la creación lírica que distingue a Da Cal, destacan los libros Lua de alén mar (1959), este libro recoge poemas de 1939 a 1958, Poemas (1961), Río de Sonho o Tempo (1962), Motivos de eu (1966), Futuro imemorial (1985), Deus, morte, amor e outras bagatelas (1987) y Espelho cego (1990). Sus obras poéticas son de gran interés en la evolución de la poesía gallega en el siglo XX. Como en otros casos, la distancia y el exilio, la lejanía de lo añorado, en vez de desdibujar los firmes trazos reales de Galicia, los sublima. Y como dijo el poeta gallego: “Sôbre o meu pobre Eu de cada día / que paulatinamente / vou deixando ficar / sôbre a herba do tempo / como per de serpente / valdeiro / abandonado / transparente”.
Francisco Arias Solís
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sábado, 22 de agosto de 2009
Fernando Valera Aparicio por Francisco Arias Solís
FERNANDO VALERA APARICIO
(1899-1982)
“... a la hora ya próxima, para unos de la libertad,
para otros del regreso, todos los que no desertaron de la lucha
podrán presentarse ante el pueblo con la cabeza erguida
del honor conservado y con la conciencia satisfecha
del deber cumplido.”
Fernando Valera Aparicio.
LA VOZ DEL ÚLTIMO JEFE DE GOBIERNO REPUBLICANO EN EL EXILIO
El 28 de febrero de 1971, el presidente de la República en el exilio, José Maldonado González, designa como jefe de Gobierno a Fernando Valera Aparicio, el escritor extremeño que representaba a Valencia en las Cortes Constituyentes de 1931. Desde esa fecha, la pareja Maldonado-Valera, con sus colaboradores en París, representa la legitimidad republicana en el exilio. En un discurso pronunciado por Valera en el Ayuntamiento de Lyon, afirmó que habría siempre Gobierno de la República en el exilio “hasta que el pueblo español fuera libre para elegir un nuevo Gobierno representativo de la voluntad actual de la nación”. Tras las elecciones generales legislativas de España del año 1977, celebradas el 15 de junio, el último presidente de la República en el exilio, José Maldonado, y el último jefe de Gobierno, Fernando Valera, firmaron en París, el 21 de junio de 1977, una declaración en la que se manifiesta: “Las instituciones de la República en el exilio ponen así término a la misión histórica que se habían impuesto. Y quienes la han mantenido hasta hoy se sienten satisfechos porque tienen la convicción de haber cumplido con su deber”.
El político y escritor Fernando Valera Aparicio nace en Madroñera, Cáceres, el 20 de febrero de 1899 y fallece en París el 13 de febrero de 1982. Familiar del escritor Juan Valera e hijo de un médico, a edad muy temprana pierde a sus padres y queda al cuidado de su abuela. En el Instituto de Cáceres cursa el bachillerato. Estudia Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde fue alumno de Miguel de Unamuno. En 1917 llega a Valencia y trabaja en el Cuerpo Administrativo del Catastro y al poco tiempo oposita al Instituto Geográfico y Estadístico. Contacta con Vicente Blasco Ibáñez. Colabora en diarios y revistas y dirige el periódico El Pueblo. Ingresa en la masonería y en Alianza Republicana, partido que se integraría, en 1929, en el Partido Radical Socialista del que Valera fue uno de sus fundadores. En las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931 que determinaron el advenimiento de la Segunda República, es elegido concejal del Ayuntamiento de Valencia. En las elecciones a Cortes Constituyentes celebradas ese mismo año fue elegido diputado por Valencia. Disuelto el Partido Radical Socialista, en 1936 es elegido diputado por Badajoz por Unión Republicana. Director general de Agricultura con Azaña, dimitió por los lamentables sucesos de Casas Viejas, y subsecretario de Justicia con Martínez Barrio, Posteriormente fue subsecretario de Comercio y de Obras Públicas y director general de Comunicaciones con el gobierno de Largo Caballero. Se exilia en febrero de 1939 en Francia, y después, pasando por Marruecos, en México y, nuevamente, Francia. Durante su destierro ha sido en Francia profesor de Griego y de Literatura española y en México, profesor de la Academia Hispano-Mexicana y traductor de griego en la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue colaborador de la prestigiosa revista Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura, cuyo primer número apareció en París, en mayo de 1953, también colaboraron en ella otros intelectuales españoles exiliados como Salvador de Madariaga, Luis Araquistain, José Ferrater Mora, Américo Castro, Adolfo Salazar, Claudio Sánchez-Albornoz, Francisco Ayala, Ramón J. Sender, Guillermo de Torre, etc. Participa en la integración de las nuevas formaciones republicanas creadas en la posguera como Acción Republicana Española (ARE) y Asociación Republicana y Democrática Española (ARDE) y, en 1962, asiste como delegado de la República Española, al denominado por los fascistas, “Contubernio de Munich”. En su largo exilio, fue ministro de Hacienda en el gobierno de Rodolfo Llopis, ministro de Hacienda y Justicia y vicepresidencia y Hacienda, respectivamente, en los dos gobiernos de Álvaro de Albornoz, ministro de Estado y ministro de Estado y Relaciones Internacionales, respectivamente, en los dos de Félix Gordón Ordax, ministro de Estado y secretario del Consejo de Ministros en el de Emilio Herrera, ministro de Negocios Extranjeros en el de Claudio Sánchez-Albornoz, y, finalmente, fue el último jefe de Gobierno republicano en el exilio.
Entre sus numerosas obras destacan: Introducción a la Filosofía (1930), Liberalismo (1930), Alma republicana tópicos conservadores (1935), El sendero inmóvil (1944), Diálogos de las Españas (1963), Actualidad de la idea federal (1964), Evolución de España (1967), Reivindicación de un pueblo calumniado (1968), Socialismo libre frente a mitología revolucionaria (1973), Ni Caudillo ni Rey: República (1974), Mitos de la burguesía (1976), Autonomía y federación (1977) y Los mal llamados años de la Segunda República (1978).
Y como dijo, el último jefe de Gobierno republicano en el exilio, al finalizar su discurso pronunciado con sencilla elegancia en el teatro Alhambra-Maurice Chevalier de París, el 15 de enero de 1967 : “¡Creo en el pueblo, creo en España, creo en la libertad!”.
Francisco Arias Solís
No se puede ser libre más que entre libres.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad dedicado a Benedetti.
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(1899-1982)
“... a la hora ya próxima, para unos de la libertad,
para otros del regreso, todos los que no desertaron de la lucha
podrán presentarse ante el pueblo con la cabeza erguida
del honor conservado y con la conciencia satisfecha
del deber cumplido.”
Fernando Valera Aparicio.
LA VOZ DEL ÚLTIMO JEFE DE GOBIERNO REPUBLICANO EN EL EXILIO
El 28 de febrero de 1971, el presidente de la República en el exilio, José Maldonado González, designa como jefe de Gobierno a Fernando Valera Aparicio, el escritor extremeño que representaba a Valencia en las Cortes Constituyentes de 1931. Desde esa fecha, la pareja Maldonado-Valera, con sus colaboradores en París, representa la legitimidad republicana en el exilio. En un discurso pronunciado por Valera en el Ayuntamiento de Lyon, afirmó que habría siempre Gobierno de la República en el exilio “hasta que el pueblo español fuera libre para elegir un nuevo Gobierno representativo de la voluntad actual de la nación”. Tras las elecciones generales legislativas de España del año 1977, celebradas el 15 de junio, el último presidente de la República en el exilio, José Maldonado, y el último jefe de Gobierno, Fernando Valera, firmaron en París, el 21 de junio de 1977, una declaración en la que se manifiesta: “Las instituciones de la República en el exilio ponen así término a la misión histórica que se habían impuesto. Y quienes la han mantenido hasta hoy se sienten satisfechos porque tienen la convicción de haber cumplido con su deber”.
El político y escritor Fernando Valera Aparicio nace en Madroñera, Cáceres, el 20 de febrero de 1899 y fallece en París el 13 de febrero de 1982. Familiar del escritor Juan Valera e hijo de un médico, a edad muy temprana pierde a sus padres y queda al cuidado de su abuela. En el Instituto de Cáceres cursa el bachillerato. Estudia Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde fue alumno de Miguel de Unamuno. En 1917 llega a Valencia y trabaja en el Cuerpo Administrativo del Catastro y al poco tiempo oposita al Instituto Geográfico y Estadístico. Contacta con Vicente Blasco Ibáñez. Colabora en diarios y revistas y dirige el periódico El Pueblo. Ingresa en la masonería y en Alianza Republicana, partido que se integraría, en 1929, en el Partido Radical Socialista del que Valera fue uno de sus fundadores. En las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931 que determinaron el advenimiento de la Segunda República, es elegido concejal del Ayuntamiento de Valencia. En las elecciones a Cortes Constituyentes celebradas ese mismo año fue elegido diputado por Valencia. Disuelto el Partido Radical Socialista, en 1936 es elegido diputado por Badajoz por Unión Republicana. Director general de Agricultura con Azaña, dimitió por los lamentables sucesos de Casas Viejas, y subsecretario de Justicia con Martínez Barrio, Posteriormente fue subsecretario de Comercio y de Obras Públicas y director general de Comunicaciones con el gobierno de Largo Caballero. Se exilia en febrero de 1939 en Francia, y después, pasando por Marruecos, en México y, nuevamente, Francia. Durante su destierro ha sido en Francia profesor de Griego y de Literatura española y en México, profesor de la Academia Hispano-Mexicana y traductor de griego en la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue colaborador de la prestigiosa revista Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura, cuyo primer número apareció en París, en mayo de 1953, también colaboraron en ella otros intelectuales españoles exiliados como Salvador de Madariaga, Luis Araquistain, José Ferrater Mora, Américo Castro, Adolfo Salazar, Claudio Sánchez-Albornoz, Francisco Ayala, Ramón J. Sender, Guillermo de Torre, etc. Participa en la integración de las nuevas formaciones republicanas creadas en la posguera como Acción Republicana Española (ARE) y Asociación Republicana y Democrática Española (ARDE) y, en 1962, asiste como delegado de la República Española, al denominado por los fascistas, “Contubernio de Munich”. En su largo exilio, fue ministro de Hacienda en el gobierno de Rodolfo Llopis, ministro de Hacienda y Justicia y vicepresidencia y Hacienda, respectivamente, en los dos gobiernos de Álvaro de Albornoz, ministro de Estado y ministro de Estado y Relaciones Internacionales, respectivamente, en los dos de Félix Gordón Ordax, ministro de Estado y secretario del Consejo de Ministros en el de Emilio Herrera, ministro de Negocios Extranjeros en el de Claudio Sánchez-Albornoz, y, finalmente, fue el último jefe de Gobierno republicano en el exilio.
Entre sus numerosas obras destacan: Introducción a la Filosofía (1930), Liberalismo (1930), Alma republicana tópicos conservadores (1935), El sendero inmóvil (1944), Diálogos de las Españas (1963), Actualidad de la idea federal (1964), Evolución de España (1967), Reivindicación de un pueblo calumniado (1968), Socialismo libre frente a mitología revolucionaria (1973), Ni Caudillo ni Rey: República (1974), Mitos de la burguesía (1976), Autonomía y federación (1977) y Los mal llamados años de la Segunda República (1978).
Y como dijo, el último jefe de Gobierno republicano en el exilio, al finalizar su discurso pronunciado con sencilla elegancia en el teatro Alhambra-Maurice Chevalier de París, el 15 de enero de 1967 : “¡Creo en el pueblo, creo en España, creo en la libertad!”.
Francisco Arias Solís
No se puede ser libre más que entre libres.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad dedicado a Benedetti.
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viernes, 21 de agosto de 2009
José Ramón Arana por Francisco Arias Solís
JOSÉ RAMÓN ARANA
(1905-1973)
“Nadie vendrá a llorarte...
Sólo el viento
avivará el clavel que me ha nacido
frente a esta ciega soledad sin llanto,
frente a este túnel negro en que se esfuman
tus manos de cerezo en primavera.”
José Ramón Arana.
LA VOZ DEL GRAN DESCONOCIDO
En 1942, en México, aparece el libro poético más importante de José Ramón Arana, A tu sombra lejana, que ya, un año antes, había publicado en Santo Domingo, Ancla, libro escrito casi totalmente antes de su salida de España, al que le había añadido algunos poemas nuevos de momentos dolorosos vividos en su exilio. A tu sombra lejana es un testimonio de una terrible guerra y de los campos de concentración sufridos. Garvisu, o “Gurs” -nombre de uno de los campos-, se denomina una parte, muy dramática, del libro. El sentimiento solidario de Arana se extiende por todo el libro hasta el punto que su comprensión y compasión llegan hasta los jóvenes muertos en el otro lado.
El poeta, novelista y ensayista José Ramón Arana, nombre inventado para salir de España después de la guerra, y, cuyo verdadero nombre era José Ruiz Borau, nace en Garrapinillos, Zaragoza, el 13 de marzo de 1905 y fallece en Zaragoza el 23 de julio de 1973. La muerte de su padre, un maestro rural, acelera la entrada en la segunda infancia. A los doce años tiene que trasladarse a Zaragoza para trabajar en una imprenta. Su jornada eran de diez horas y su salario de veinticinco céntimos de peseta al día. Después trabaja en un comercio, fábricas, talleres, oficinas, dos temporadas de capea. Con veinte años se casa con Mercedes Gracia. Marcha a Barcelona donde trabaja nuevamente en talleres y almacenes, hasta terminar en la fundición, conocida popularmente como “Can Girona”, de Pueblo Nuevo, con doce horas diarias de trabajo, y el domingo o el sábado dieciocho, para cambiar de turno. Vuelve a Zaragoza e ingresa en el Banco Hispanoamericano. Fue miembro de la comisión ejecutiva socialista de Aragón y dirigente sindical de la federación de banca y bolsa de la Unión General de Trabajadores. Formó parte del Consejo de Aragón por UGT, desempeñando la cartera de Hacienda. Al finalizar la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, pasa a Francia. Al salir de campo de concentración de Gurs se marcha a Bayona, donde se encuentra la periodista María Dolores Arana, con la que parte hacia Marsella para embarcarse en el vapor “La Salle” hacia La Martinica, de donde pasaron a la República Dominicana y, con posterioridad, a México, donde se dedicó a diversas actividades y al comercio de libros. Fundó la revista Las Españas, con Manuel Andújar, una de las revistas más importantes del exilio español, que vio la luz por vez primera en la ciudad de México, el 29 de noviembre de 1946. En uno de sus editoriales, escribe Arana: “España, allí, no tiene voz... Pero España puede tener voz más allá de sus fronteras, donde quiera que haya un núcleo de españoles viviendo en libertad”. En julio de 1957, Las Españas dio paso a Diálogo de Las Españas. Arana colaboró también en Comunidad Ibérica. Sobre su actividad mexicana debe verse el libro del vasco Simón Otaola, La librería de Arana (1952). A mediados de 1972, regresa a España con Elvira Godós, con quien se había casado el 29 de diciembre de 1960, estableciéndose en Castelldefels.
José Ramón Arana sigue siendo uno de los narradores del exilio peor conocidos, pero merece un lugar destacado, por el clasicismo y expresividad de su prosa. Arana, poeta y ensayista también, es narrador poco fecundo, pero de una vibración y autenticidad notables. Su obra narrativa está compuesta por una novela corta y varios relatos recogidos en El cura de Almuniaced (1950), trágica historia de un sacerdote en los primeros días de la guerra, y por un libro de memoria anoveladas, Can Girona (1972), subtitulado “Por el desván de los recuerdos”, comienzo de una serie de memorias, de gran vigor estilístico y lucidez conceptual, interrumpida por la muerte del autor.
Otras obras destacadas de Arana son, los libros de versos Mar del Norte, Mar Negro, publicados en 1938, y los libros de ensayo, Antonio Machado y Pablo Casals (1957), Esta hora de España (1962), De pereza mental (1967) y Cartas a las nuevas generaciones españolas (1968), publicado en “Colección Perspectivas Españolas” de Finisterre, con el seudónimo de “Pedro Abarca”. Y como dijo el escritor aragonés: “Un hombre libre por carácter o convicción nunca es liberticida. Y hacerlo esclavo es imposible”.
Francisco Arias Solís
No disparar donde haya niños. Stop.
En la gloria no necesitamos más ángeles.
Portal de Internautas por la Paz y la Libertad y de Foro Libre.
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(1905-1973)
“Nadie vendrá a llorarte...
Sólo el viento
avivará el clavel que me ha nacido
frente a esta ciega soledad sin llanto,
frente a este túnel negro en que se esfuman
tus manos de cerezo en primavera.”
José Ramón Arana.
LA VOZ DEL GRAN DESCONOCIDO
En 1942, en México, aparece el libro poético más importante de José Ramón Arana, A tu sombra lejana, que ya, un año antes, había publicado en Santo Domingo, Ancla, libro escrito casi totalmente antes de su salida de España, al que le había añadido algunos poemas nuevos de momentos dolorosos vividos en su exilio. A tu sombra lejana es un testimonio de una terrible guerra y de los campos de concentración sufridos. Garvisu, o “Gurs” -nombre de uno de los campos-, se denomina una parte, muy dramática, del libro. El sentimiento solidario de Arana se extiende por todo el libro hasta el punto que su comprensión y compasión llegan hasta los jóvenes muertos en el otro lado.
El poeta, novelista y ensayista José Ramón Arana, nombre inventado para salir de España después de la guerra, y, cuyo verdadero nombre era José Ruiz Borau, nace en Garrapinillos, Zaragoza, el 13 de marzo de 1905 y fallece en Zaragoza el 23 de julio de 1973. La muerte de su padre, un maestro rural, acelera la entrada en la segunda infancia. A los doce años tiene que trasladarse a Zaragoza para trabajar en una imprenta. Su jornada eran de diez horas y su salario de veinticinco céntimos de peseta al día. Después trabaja en un comercio, fábricas, talleres, oficinas, dos temporadas de capea. Con veinte años se casa con Mercedes Gracia. Marcha a Barcelona donde trabaja nuevamente en talleres y almacenes, hasta terminar en la fundición, conocida popularmente como “Can Girona”, de Pueblo Nuevo, con doce horas diarias de trabajo, y el domingo o el sábado dieciocho, para cambiar de turno. Vuelve a Zaragoza e ingresa en el Banco Hispanoamericano. Fue miembro de la comisión ejecutiva socialista de Aragón y dirigente sindical de la federación de banca y bolsa de la Unión General de Trabajadores. Formó parte del Consejo de Aragón por UGT, desempeñando la cartera de Hacienda. Al finalizar la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco, pasa a Francia. Al salir de campo de concentración de Gurs se marcha a Bayona, donde se encuentra la periodista María Dolores Arana, con la que parte hacia Marsella para embarcarse en el vapor “La Salle” hacia La Martinica, de donde pasaron a la República Dominicana y, con posterioridad, a México, donde se dedicó a diversas actividades y al comercio de libros. Fundó la revista Las Españas, con Manuel Andújar, una de las revistas más importantes del exilio español, que vio la luz por vez primera en la ciudad de México, el 29 de noviembre de 1946. En uno de sus editoriales, escribe Arana: “España, allí, no tiene voz... Pero España puede tener voz más allá de sus fronteras, donde quiera que haya un núcleo de españoles viviendo en libertad”. En julio de 1957, Las Españas dio paso a Diálogo de Las Españas. Arana colaboró también en Comunidad Ibérica. Sobre su actividad mexicana debe verse el libro del vasco Simón Otaola, La librería de Arana (1952). A mediados de 1972, regresa a España con Elvira Godós, con quien se había casado el 29 de diciembre de 1960, estableciéndose en Castelldefels.
José Ramón Arana sigue siendo uno de los narradores del exilio peor conocidos, pero merece un lugar destacado, por el clasicismo y expresividad de su prosa. Arana, poeta y ensayista también, es narrador poco fecundo, pero de una vibración y autenticidad notables. Su obra narrativa está compuesta por una novela corta y varios relatos recogidos en El cura de Almuniaced (1950), trágica historia de un sacerdote en los primeros días de la guerra, y por un libro de memoria anoveladas, Can Girona (1972), subtitulado “Por el desván de los recuerdos”, comienzo de una serie de memorias, de gran vigor estilístico y lucidez conceptual, interrumpida por la muerte del autor.
Otras obras destacadas de Arana son, los libros de versos Mar del Norte, Mar Negro, publicados en 1938, y los libros de ensayo, Antonio Machado y Pablo Casals (1957), Esta hora de España (1962), De pereza mental (1967) y Cartas a las nuevas generaciones españolas (1968), publicado en “Colección Perspectivas Españolas” de Finisterre, con el seudónimo de “Pedro Abarca”. Y como dijo el escritor aragonés: “Un hombre libre por carácter o convicción nunca es liberticida. Y hacerlo esclavo es imposible”.
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jueves, 20 de agosto de 2009
Alejandro Finisterre por Francisco Arias Solís
ALEJANDRO FINISTERRE
(1919-2007)
“ Yo tengo para mí que el origen de todos nuestros males
es la falta de un ideal colectivo, de una común tarea,
de un programa de vida con perspectiva histórica.”
Alejandro Finisterre.
LA VOZ DEL EDITOR E INVENTOR DEL FUTBOLIN
En 1947 llega México el poeta, editor e inventor Alejandro Finisterre, por ello, cronológicamente no puede figurar estrictamente entre los exiliados gallegos durante o inmediatamente después de terminada la guerra -guerra que sufrió muy joven, habiéndose exiliado en Francia, y, posteriormente en Ecuador y Guatemala-, pero ha desarrollado una labor editorial copiosísima, que ha permitido dar a conocer la poesía de los españoles en el exilio. Antes de la guerra funda con el poeta Rafael Sánchez Ortega la revista Paso a la Juventud, y en ella colabora con juveniles composiciones en gallego. En 1949 es nombrado secretario de redacción de L'Espagne, dirigida en París por el diputado español exiliado Rafael Gasset. Dejando a un lado sus actividades teatrales y editoriales -entre otras las de la obra total de León Felipe, que le nombró su albacea literario-, que suman más de cien volúmenes, destaquemos tan sólo una rica antología, Poesía de Galicia (1962), que contiene cerca de cien poetas gallegos y el número 1 de lo que el editor llama Compostela. Revista de Galicia (1967), volumen de 908 páginas, ricamente ilustrado, que contiene veinte trabajos -ensayos, poemas, crítica, etc.-,entre los que descuellan “Rosalía de Castro”, por Luisa Carnés, el “Paralelo de las lenguas castellana y francesa del P. Feijoó”, por Amancio Bolaño y la edición del Macías, de Larra.
Alejandro Finisterre, cuyo nombre real era Alejandro Campos Ramírez, nace en Finisterre el 6 de mayo de 1919 y fallece en Zamora el 9 de febrero de 2007. Hijo de un fabricante de calzado, a la edad de cinco años se trasladó con su familia a A Coruña y, más tarde, marchó a Madrid a cursar el bachillerato. Pero el negocio del padre sufrió una quiebra y al no poder pagar los estudios, el profesor le puso a corregir los ejercicios de los párvulos. Tuvo que trabajar como albañil y posteriormente en una imprenta. En la capital de España conoció a León Felipe. Tras la rebelión militar del general Franco, una de las bombas lanzadas sobre Madrid, en noviembre de 1936, le sepultó entre cascotes. Fue trasladado a Valencia y seguidamemte al hospital de la Colonia Puig de Montserrat, donde desarrolló la idea del futbolín, que patentaría al inicio de 1937. Finalizada la guerra se exilió en Francia, a la que pasó cruzando los Pirineos a pié, en dicho trayecto perdió la patente del futbolín. Desde allí marchó a Ecuador donde fundó y dirigió la revista de poesía universal Ecuador 0º 0' 0''. Precisamente en una edición facsimilar de Ecuador 0º 0' 0', se publicaría, más tarde, en México la famosa revista malagueña Litoral en el exilio (Tercera Época. Cuadernos mensuales de poesía, pintura, y música) bajo la dirección de José Moreno Villa, Emilio Prados, M. Altolaguirre, Juan Rejano, Francisco Giner de los Ríos. En Guatemala fabricó sus futbolines y conoció al Che. Tras el golpe de estado del coronel Castillo Armas fue detenido y obligado a volver Madrid. En el vuelo amenazó al piloto con unos simulados explosivos si no ponía rumbo a México. En este país fundó la famosa editorial Finisterre y fue redactor de El Nacional. En 1973 organizó en México, en el bosque de Chapultepec, un gran homenaje a León Felipe. Con la transición política española, regresó a España, estableciéndose en Aranda del Duero (Burgos). Fue nombrado miembro de la Real Academia Gallega. Durante toda su vida, Finisterre ejerció de gallego y español, y nos dejó dicho: “Antes de nacer a la República nací español”.
Francisco Arias Solís
Paz, queramos paz.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad
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(1919-2007)
“ Yo tengo para mí que el origen de todos nuestros males
es la falta de un ideal colectivo, de una común tarea,
de un programa de vida con perspectiva histórica.”
Alejandro Finisterre.
LA VOZ DEL EDITOR E INVENTOR DEL FUTBOLIN
En 1947 llega México el poeta, editor e inventor Alejandro Finisterre, por ello, cronológicamente no puede figurar estrictamente entre los exiliados gallegos durante o inmediatamente después de terminada la guerra -guerra que sufrió muy joven, habiéndose exiliado en Francia, y, posteriormente en Ecuador y Guatemala-, pero ha desarrollado una labor editorial copiosísima, que ha permitido dar a conocer la poesía de los españoles en el exilio. Antes de la guerra funda con el poeta Rafael Sánchez Ortega la revista Paso a la Juventud, y en ella colabora con juveniles composiciones en gallego. En 1949 es nombrado secretario de redacción de L'Espagne, dirigida en París por el diputado español exiliado Rafael Gasset. Dejando a un lado sus actividades teatrales y editoriales -entre otras las de la obra total de León Felipe, que le nombró su albacea literario-, que suman más de cien volúmenes, destaquemos tan sólo una rica antología, Poesía de Galicia (1962), que contiene cerca de cien poetas gallegos y el número 1 de lo que el editor llama Compostela. Revista de Galicia (1967), volumen de 908 páginas, ricamente ilustrado, que contiene veinte trabajos -ensayos, poemas, crítica, etc.-,entre los que descuellan “Rosalía de Castro”, por Luisa Carnés, el “Paralelo de las lenguas castellana y francesa del P. Feijoó”, por Amancio Bolaño y la edición del Macías, de Larra.
Alejandro Finisterre, cuyo nombre real era Alejandro Campos Ramírez, nace en Finisterre el 6 de mayo de 1919 y fallece en Zamora el 9 de febrero de 2007. Hijo de un fabricante de calzado, a la edad de cinco años se trasladó con su familia a A Coruña y, más tarde, marchó a Madrid a cursar el bachillerato. Pero el negocio del padre sufrió una quiebra y al no poder pagar los estudios, el profesor le puso a corregir los ejercicios de los párvulos. Tuvo que trabajar como albañil y posteriormente en una imprenta. En la capital de España conoció a León Felipe. Tras la rebelión militar del general Franco, una de las bombas lanzadas sobre Madrid, en noviembre de 1936, le sepultó entre cascotes. Fue trasladado a Valencia y seguidamemte al hospital de la Colonia Puig de Montserrat, donde desarrolló la idea del futbolín, que patentaría al inicio de 1937. Finalizada la guerra se exilió en Francia, a la que pasó cruzando los Pirineos a pié, en dicho trayecto perdió la patente del futbolín. Desde allí marchó a Ecuador donde fundó y dirigió la revista de poesía universal Ecuador 0º 0' 0''. Precisamente en una edición facsimilar de Ecuador 0º 0' 0', se publicaría, más tarde, en México la famosa revista malagueña Litoral en el exilio (Tercera Época. Cuadernos mensuales de poesía, pintura, y música) bajo la dirección de José Moreno Villa, Emilio Prados, M. Altolaguirre, Juan Rejano, Francisco Giner de los Ríos. En Guatemala fabricó sus futbolines y conoció al Che. Tras el golpe de estado del coronel Castillo Armas fue detenido y obligado a volver Madrid. En el vuelo amenazó al piloto con unos simulados explosivos si no ponía rumbo a México. En este país fundó la famosa editorial Finisterre y fue redactor de El Nacional. En 1973 organizó en México, en el bosque de Chapultepec, un gran homenaje a León Felipe. Con la transición política española, regresó a España, estableciéndose en Aranda del Duero (Burgos). Fue nombrado miembro de la Real Academia Gallega. Durante toda su vida, Finisterre ejerció de gallego y español, y nos dejó dicho: “Antes de nacer a la República nací español”.
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miércoles, 19 de agosto de 2009
José Lezama Lima por Francisco Arias Solís
JOSE LEZAMA LIMA
(1910-1976)
“El pecado sin culpa, eterna pena
que acompaña y desluce la amargura
de lo que cae, pero nadie nombra.”
José Lezama Lima.
LA VOZ DE LA FE POETICA
Hermético, enigmático, convencido siempre de su estética, el Lezama que nos deja en 1976 es básicamente el mismo que, unos cuarenta años antes, en plena juventud literaria, decide sumergirse en aguas profundas de las que ya no saldrá, porque “sólo lo difícil es estimulante”. Hombre de vastísima cultura, fundó la revista Orígenes en La Habana para aceptar posturas vanguardistas que le han llevado a un lenguaje terriblemente hermético apoyado en clásicos como Góngora, con quien mantiene una especial relación literaria.
José Lezama Lima nace en La Habana el 19 de diciembre de 1910. Es el segundo hijo de un matrimonio de clase media alta. A los nueve años ingresa en el Colegio Mimó, siendo un destacado alumno de Historia y Literatura. Termina el bachillerato en el Instituto de La Habana y se gradúa de abogado en la Escuela de Leyes de la Universidad de La Habana. Fue nombrado Secretario del Consejo de Defensa Social, con sede en El Penal de La Habana. A la llegada de Fidel Castro, un grupo de intelectuales lo propuso para ocupar la Dirección de Cultura pero no fue nombrado. Fue vicepresidente de la Unión Nacional de escritores y artistas. Más tarde ocupa la Subdirección del Departamento de Publicaciones del Instituto de Cultura. En 1964 se casa con María Luisa Bautista. Poco después logra el retiro y se dedica por completo a su obra. José Lezama Lima muere el 1 de agosto de 1976 en plena producción literaria y deja al morir una obra que le consagra como una de las grandes figuras hispanoamericanas.
En 1936 conoce a Juan Ramón Jiménez y redacta un Coloquio con Juan Ramón Jiménez. Aún en la Universidad publica, en 1937, su poema Muerte de Narciso, que señaló el inicio de una obra de gran originalidad metafórica e imaginista, continuada en Enemigo rumor (1941), Aventuras sigilosas (1945), La fijeza (1949), Dador (1960) e Islas (1961), que manifiestan un lenguaje rico, barroco y difícil, pero también el impulso máximo por interpretar la poesía como la panacea de la libertad, dentro de una atmósfera trascendente que conduce al otro lado de la realidad.
Fundador de las revistas Verbum (1937), Espuela de Plata (1939-1941), Nadie parecía (1942-1944) y Orígenes (1944-1956). En 1944 empieza a publicarse Orígenes, que reúne a su alrededor poetas, músicos y artesanos de la tipografía. Este fenómeno que se llamó Orígenes, y que llegó convertirse en la revista más importante del idioma, era dirigida por Lezama Lima y José Rodríguez Feo.
Entre los libros de ensayos de Lezama Lima destacan Analecta del reloj (1953) y Tratados en La Habana (1958), donde aparece “Introducción a un sistema poético”, fundamental para interpretar su obra.
En 1966 publica su obra maestra, Paradiso, novela deslumbradora inventiva, verbal, construida en inagotables planos de significación y que le proporcionará fama internacional. El mundo de Paradiso significa la culminación de toda la obra, verso y prosa, del poeta cubano. La novela se refiere a menudo a ideas generales –la gloria, el amor, la nobleza, el estoicismo-. Paradiso pertenece a la tradición del cambio y la ruptura con toda anterioridad. El poeta cubano quiere vivir la realidad como si fuera poesía, es decir, la realización, de la poesía en las cosas. “De aquellos tiempos –decía su hermana Eloisa- solo quedó en el recuerdo de mi hermano lo poetizable”. Lo poetizable, no hay mejor manera de definir ese mundo de Paradiso. Su segunda novela, Oppiano Licario (1977), quedó inconclusa a causa de su muerte.
Hay que creer a Lezama, este hombre de fe poética, hay que creerlo más que interpretarlo o comentarlo. La poesía es capaz de entender la realidad; es capaz, ante todo, de darle fundamento; es capaz de cambiarla. Lo dice Lezama Lima: “la poesía, el vehículo que lleva a la semejanza lo unificará todo. Ya empieza a hacerlo”.
Francisco Arias Solís
Será vano el intento de humanizar las guerras. Lo humano es evitarlas.
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(1910-1976)
“El pecado sin culpa, eterna pena
que acompaña y desluce la amargura
de lo que cae, pero nadie nombra.”
José Lezama Lima.
LA VOZ DE LA FE POETICA
Hermético, enigmático, convencido siempre de su estética, el Lezama que nos deja en 1976 es básicamente el mismo que, unos cuarenta años antes, en plena juventud literaria, decide sumergirse en aguas profundas de las que ya no saldrá, porque “sólo lo difícil es estimulante”. Hombre de vastísima cultura, fundó la revista Orígenes en La Habana para aceptar posturas vanguardistas que le han llevado a un lenguaje terriblemente hermético apoyado en clásicos como Góngora, con quien mantiene una especial relación literaria.
José Lezama Lima nace en La Habana el 19 de diciembre de 1910. Es el segundo hijo de un matrimonio de clase media alta. A los nueve años ingresa en el Colegio Mimó, siendo un destacado alumno de Historia y Literatura. Termina el bachillerato en el Instituto de La Habana y se gradúa de abogado en la Escuela de Leyes de la Universidad de La Habana. Fue nombrado Secretario del Consejo de Defensa Social, con sede en El Penal de La Habana. A la llegada de Fidel Castro, un grupo de intelectuales lo propuso para ocupar la Dirección de Cultura pero no fue nombrado. Fue vicepresidente de la Unión Nacional de escritores y artistas. Más tarde ocupa la Subdirección del Departamento de Publicaciones del Instituto de Cultura. En 1964 se casa con María Luisa Bautista. Poco después logra el retiro y se dedica por completo a su obra. José Lezama Lima muere el 1 de agosto de 1976 en plena producción literaria y deja al morir una obra que le consagra como una de las grandes figuras hispanoamericanas.
En 1936 conoce a Juan Ramón Jiménez y redacta un Coloquio con Juan Ramón Jiménez. Aún en la Universidad publica, en 1937, su poema Muerte de Narciso, que señaló el inicio de una obra de gran originalidad metafórica e imaginista, continuada en Enemigo rumor (1941), Aventuras sigilosas (1945), La fijeza (1949), Dador (1960) e Islas (1961), que manifiestan un lenguaje rico, barroco y difícil, pero también el impulso máximo por interpretar la poesía como la panacea de la libertad, dentro de una atmósfera trascendente que conduce al otro lado de la realidad.
Fundador de las revistas Verbum (1937), Espuela de Plata (1939-1941), Nadie parecía (1942-1944) y Orígenes (1944-1956). En 1944 empieza a publicarse Orígenes, que reúne a su alrededor poetas, músicos y artesanos de la tipografía. Este fenómeno que se llamó Orígenes, y que llegó convertirse en la revista más importante del idioma, era dirigida por Lezama Lima y José Rodríguez Feo.
Entre los libros de ensayos de Lezama Lima destacan Analecta del reloj (1953) y Tratados en La Habana (1958), donde aparece “Introducción a un sistema poético”, fundamental para interpretar su obra.
En 1966 publica su obra maestra, Paradiso, novela deslumbradora inventiva, verbal, construida en inagotables planos de significación y que le proporcionará fama internacional. El mundo de Paradiso significa la culminación de toda la obra, verso y prosa, del poeta cubano. La novela se refiere a menudo a ideas generales –la gloria, el amor, la nobleza, el estoicismo-. Paradiso pertenece a la tradición del cambio y la ruptura con toda anterioridad. El poeta cubano quiere vivir la realidad como si fuera poesía, es decir, la realización, de la poesía en las cosas. “De aquellos tiempos –decía su hermana Eloisa- solo quedó en el recuerdo de mi hermano lo poetizable”. Lo poetizable, no hay mejor manera de definir ese mundo de Paradiso. Su segunda novela, Oppiano Licario (1977), quedó inconclusa a causa de su muerte.
Hay que creer a Lezama, este hombre de fe poética, hay que creerlo más que interpretarlo o comentarlo. La poesía es capaz de entender la realidad; es capaz, ante todo, de darle fundamento; es capaz de cambiarla. Lo dice Lezama Lima: “la poesía, el vehículo que lleva a la semejanza lo unificará todo. Ya empieza a hacerlo”.
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martes, 18 de agosto de 2009
Florencio Delgado Gurriarán por Francisco Arias Solís
FLORENCIO DELGADO GURRIARÁN
(1903-1987)
”Además, en Madrí y en la Curuña,
Habana y Buenos Aires, non se emplea
mais habla quel hermoso castellano,
nunca el habla gallego.
¿Y si acaso las gentes se decatan
por tu hablar que naciste nesta terra?
te caistes y nadie te alevanta,
todo dios te chotea.”
Florencio Delgado Gurriarán.
LA VOZ ENTRE LOS PAISAJES GALLEGOS Y MEXICANOS
Al México abierto y generoso para nuestros exiliados llegaron pronto un corto número de escritores y artistas gallegos que individualmente o agrupados desarrollaron una apreciable labor. La figura sobresaliente entre los poetas es, sin duda, la de Florencio Delgado Gurriarán que llegó a México con los primeros exiliados republicanos. Antes, en 1934, había publicado un libro, Bebedeira, pequeña colección de poemas imaginistas, en los que evoca el recio y sensual vigor de su paisaje natal. Su poesía escrita en el exilio mexicano añade a esta visión de su tierra lejana, por un lado, una vuelta al tipo formal postmodernista, y, por otro, una nueva y ajustada reacción rítmica y hasta lexicográfica frente a los paisajes mexicanos -Veracruz, Atotonilco, Morelia y Guadalajara-, donde reside varios años. Estos Poemas mexicanos vienen incluidos en su segundo libro, Galicia infinda, publicado en 1963. El poeta incorpora conscientemente a su obra movimientos y palabras que percibe a su alrededor, y a veces su maestría al introducir indigenismos en su lengua gallega recuerda el maravilloso tono de la obra valleinclanesca o alguna experiencia lorquiana. Delgado Gurriarán es un excelente traductor y colaboró con Luis Tobío Fernández y Plácido Castro en el libro de traducciones del francés e inglés al gallego, Poesía inglesa e francesa vertida ao galego.
Florencio Manuel Delgado Gurriarán nace en Córgomo, Villamartín de Valdeorras, Ourense, el 27 de agosto de 1903 y fallece en Fair Oaks, California, Estados Unidos, el 14 de mayo de 1987. A los seis años de edad se trasladó con su familia a Ourense y cuatro años más tarde a Palencia, donde estudia el bachillerato. Estudia Derecho en Valladolid. Finalizado sus estudios, trabaja como pasante en el bufete del abogado Según Trincado en El Barco de Valdeorras. Publica sus primeros poemas en A Nosa Terra,órgano de las Irmandades da Fala y del Partido Galeguista, y en El Heraldo de Galicia. En 1933 se afilia al Partido Galeguista y un año más tarde publica su poemario en la revista Nós, con el título de Bebedeira.
Tras la sublevación militar del general Franco logra escapar de la represión fascista de la comarca, cruzando la frontera portuguesa, hasta alcanzar Oporto, de donde pudo trasladarse a Burdeos (Francia), llegando a Barcelona en enero de 1938, para defender la libertad y la legalidad republicana. En ese mismo año ocupa la secretaría de propaganda de la ejecutiva del Partido Galeguista. Terminada la guerra se exilia en Francia, de donde parte en el barco “Ipanema” con rumbo a México, donde fija definitivamente su residencia. En dicho país desempeñó diversos oficios, tales como, vendedor de ropa, vendedor de fertilizantes, vendedor de embutidos, vendedor de calzado y jefe de laboratorio. Fue uno de los fundadores de las revistas Saudade y Vieiros,que representan en parte la labor de creación literaria de los gallegos exiliados en México. La primera de publicación muy irregular, lleva un subtítulo: Verba Galega nas América. La primera contribución de Saudade es “Noiturno da nova jarocha”, de Delgado Gurriarán. A pesar de su corta duración, Vieiros está considerada como uno de los más hermosos esfuerzos tipográficos y artísticos producidos en el exilio español. A Delgado Gurriarán le cabe también el honor de haber hecho la primera traducción al gallego de Le Cimetière marin, de Paul Valéry, en 1951.
En julio de 1968, el poeta gallego visita España, después de más de treinta años de exilio. En 1976 regresa nuevamente para tomar posesión como miembro de la Real Academia Gallega. En 1981 publica su poemario Cantarenas. Poemas (1934-1980) y cinco años después, O soño do Guieiro. Y como dijo el poeta, con sorna gallega: “El dulce dialecto de Galicia / está bien para hacer bonitos versos / mas querer emplearlo a todo pasto / es utópico y necio”.
Francisco Arias Solís
Paz y libertad.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad dedicado a Benedetti.
URL: http://www.internautasporlapaz.org
(1903-1987)
”Además, en Madrí y en la Curuña,
Habana y Buenos Aires, non se emplea
mais habla quel hermoso castellano,
nunca el habla gallego.
¿Y si acaso las gentes se decatan
por tu hablar que naciste nesta terra?
te caistes y nadie te alevanta,
todo dios te chotea.”
Florencio Delgado Gurriarán.
LA VOZ ENTRE LOS PAISAJES GALLEGOS Y MEXICANOS
Al México abierto y generoso para nuestros exiliados llegaron pronto un corto número de escritores y artistas gallegos que individualmente o agrupados desarrollaron una apreciable labor. La figura sobresaliente entre los poetas es, sin duda, la de Florencio Delgado Gurriarán que llegó a México con los primeros exiliados republicanos. Antes, en 1934, había publicado un libro, Bebedeira, pequeña colección de poemas imaginistas, en los que evoca el recio y sensual vigor de su paisaje natal. Su poesía escrita en el exilio mexicano añade a esta visión de su tierra lejana, por un lado, una vuelta al tipo formal postmodernista, y, por otro, una nueva y ajustada reacción rítmica y hasta lexicográfica frente a los paisajes mexicanos -Veracruz, Atotonilco, Morelia y Guadalajara-, donde reside varios años. Estos Poemas mexicanos vienen incluidos en su segundo libro, Galicia infinda, publicado en 1963. El poeta incorpora conscientemente a su obra movimientos y palabras que percibe a su alrededor, y a veces su maestría al introducir indigenismos en su lengua gallega recuerda el maravilloso tono de la obra valleinclanesca o alguna experiencia lorquiana. Delgado Gurriarán es un excelente traductor y colaboró con Luis Tobío Fernández y Plácido Castro en el libro de traducciones del francés e inglés al gallego, Poesía inglesa e francesa vertida ao galego.
Florencio Manuel Delgado Gurriarán nace en Córgomo, Villamartín de Valdeorras, Ourense, el 27 de agosto de 1903 y fallece en Fair Oaks, California, Estados Unidos, el 14 de mayo de 1987. A los seis años de edad se trasladó con su familia a Ourense y cuatro años más tarde a Palencia, donde estudia el bachillerato. Estudia Derecho en Valladolid. Finalizado sus estudios, trabaja como pasante en el bufete del abogado Según Trincado en El Barco de Valdeorras. Publica sus primeros poemas en A Nosa Terra,órgano de las Irmandades da Fala y del Partido Galeguista, y en El Heraldo de Galicia. En 1933 se afilia al Partido Galeguista y un año más tarde publica su poemario en la revista Nós, con el título de Bebedeira.
Tras la sublevación militar del general Franco logra escapar de la represión fascista de la comarca, cruzando la frontera portuguesa, hasta alcanzar Oporto, de donde pudo trasladarse a Burdeos (Francia), llegando a Barcelona en enero de 1938, para defender la libertad y la legalidad republicana. En ese mismo año ocupa la secretaría de propaganda de la ejecutiva del Partido Galeguista. Terminada la guerra se exilia en Francia, de donde parte en el barco “Ipanema” con rumbo a México, donde fija definitivamente su residencia. En dicho país desempeñó diversos oficios, tales como, vendedor de ropa, vendedor de fertilizantes, vendedor de embutidos, vendedor de calzado y jefe de laboratorio. Fue uno de los fundadores de las revistas Saudade y Vieiros,que representan en parte la labor de creación literaria de los gallegos exiliados en México. La primera de publicación muy irregular, lleva un subtítulo: Verba Galega nas América. La primera contribución de Saudade es “Noiturno da nova jarocha”, de Delgado Gurriarán. A pesar de su corta duración, Vieiros está considerada como uno de los más hermosos esfuerzos tipográficos y artísticos producidos en el exilio español. A Delgado Gurriarán le cabe también el honor de haber hecho la primera traducción al gallego de Le Cimetière marin, de Paul Valéry, en 1951.
En julio de 1968, el poeta gallego visita España, después de más de treinta años de exilio. En 1976 regresa nuevamente para tomar posesión como miembro de la Real Academia Gallega. En 1981 publica su poemario Cantarenas. Poemas (1934-1980) y cinco años después, O soño do Guieiro. Y como dijo el poeta, con sorna gallega: “El dulce dialecto de Galicia / está bien para hacer bonitos versos / mas querer emplearlo a todo pasto / es utópico y necio”.
Francisco Arias Solís
Paz y libertad.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad dedicado a Benedetti.
URL: http://www.internautasporlapaz.org
lunes, 17 de agosto de 2009
Eugenio Fernández Granell por Francisco Arias Solís
EUGENIO FERNÁNDEZ GRANELL
(1912-2001)
“La única condición para ser surrealista
es la integridad del individuo, que no se vende,
que no traiciona.”
Eugenio Fernández Granell.
LA VOZ DEL ARTE SURREALISTA
La contribución de Eugenio Fernández Granell a las artes plásticas y a la literatura del surrealismo ha sido extraordinaria. Fue músico antes de la guerra, provocada por la rebelión militar del general Franco, soldado en ella y pintor y literato más tarde, Francia, Santo Domingo, Guatemala, Puerto Rico y Estados Unidos han sido los lugares de su exilio, y en la mayoría de ellos se ha dedicado a la enseñanza, de las artes, primero; de la literatura, en sus últimos años de docencia. A poco de llegar a Santo Domingo, Granell, violinista formado con Fernández Bordás en el Conservatorio de Madrid, actúa en la Orquesta Sinfónica Dominicana, que dirigía otro exiliado español, Enrique Casal Chapí. Pero pronto deriva y se entrega a la pintura, y su obra fecundísima comienza a merecer los más altos elogios por parte de André Breton, que le conoce en su visita a Santo Domingo. Y de nuevo comienza a alternar su rica experiencia plástica con la literatura, primero como periodista en Santo Domingo, Guatemala y Estados Unidos, y luego como novelista. Esta múltiple expresión artística se da en Granell como se dio en otros casos de artistas surrealistas. Afiliado al surrealismo y creyente en sus doctrinas, los cuadros y narraciones de Granell llevan la marca del onirismo y la carga subconsciente propios de la Escuela.
Eugenio Fernández Granell nació en A Coruña el 28 de noviembre de 1912 y falleció en Madrid el 24 de octubre de 2001. En Santiago de Compostela estudia bachillerato e inicia sus estudios musicales. En 1928 ingresa en la Escuela Superior de Música del Conservatorio de Madrid. Escribe en la revista Nueva España. En 1933 ingresa en la Oposición de Izquierda, futura Izquierda Comunista. Dos años más tarde se afilia al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). Después del golpe militar se incorpora a las milicias republicanas y dirige el diario El Combatiente Rojo, en el frente de Guadalajara, y colabora en el diario La Batalla y en la revista La Nueva Era. En 1939 se exilia en Francia, donde estuvo prisionero en varios campos de concentración. Durante su viaje a América conoce a su futura esposa, Amparo Segarra Vicente. Llega a la República Dominicana fijando su residencia en Santo Domingo. Realiza varias exposiciones de pintura. Entra en la redacción del periódico dominicano La Nación. En 1943 crea, junto con Alberto Baeza Flores, la revista La Poesía Sorpendida. No firma una carta de adhesión al régimen del dictador Trujillo y se ve obligado a abandonar Santo Domingo. Se instala en Guatemala en 1946, donde ejerce como profesor de la Escuela de las Artes Plásticas. Cuatro años más tarde fija su residencia en Puerto Rico donde ocupa la cátedra de Historia del Arte en la Facultad de Humanidades. En 1959 se establece en Nueva York. Después de terminar sus estudios de Humanidades se doctora en Sociología en la New School for Social Research, de Nueva York. En 1960 gana una cátedra como docente de literatura del Brooklyn College de la City University of New York. En 1969, a los treinta años de su exilio, realiza un viaje a España. En 1985 fija definitivamente su residencia en Madrid.
Granell ha obtenido, entre otros, los siguientes premios y reconocimientos: Premio de pintura de The William and Norma Copley Foundation (1957), Premio de Novela Don Quijote (México, 1968), Premio de las Artes Plásticas de la Comunidad de Madrid (1989), Premio Pablo Iglesias de las Artes, Medalla al mérito de Bellas Artes (1994), Medalla de Oro de las Artes Plásticas (1995). En 1995 se inaugura en Santiago de Compostela la Fundación Eugenio Granell y, dos años más tarde, se le nombra hijo adoptivo de la ciudad de Santiago y se le concede la Medalla de Oro del Mérito Cultural de dicha ciudad.
Su obra Aventuras del indio Tupinamba (1959), es considerada la mejor novela surrealista española. Como novelista es autor también de El clavo (1967), Lo que sucedió (1968) y Federica no era tonta y otros cuentos (1970), y como ensayista, Arte y artistas en Guatemala (1949) e Isla Cofre Mítico (1951). Muchos de sus cuadros tienen titulación poética, precisamente el cuadro primero de su exposición de 1947, en Guatemala, se llama en el catálogo: Nacimiento de Venus en Galicia. Y como dijo el artista surrealista: “No se trata de saber qué es la verdad. Pues la verdad es el todo. Y no se puede saber qué es el todo, pues ya hemos dicho que el todo es la verdad y la verdad no se sabe lo que es”.
Francisco Arias Solís
Ningún hombre considera que su situación es libre si no es al mismo tiempo justa, ni justa si no es libre.
Portal de Internautas por la Paz y la Libertad y de Foro Libre.
URL: http://www.internautasporlapaz.org
(1912-2001)
“La única condición para ser surrealista
es la integridad del individuo, que no se vende,
que no traiciona.”
Eugenio Fernández Granell.
LA VOZ DEL ARTE SURREALISTA
La contribución de Eugenio Fernández Granell a las artes plásticas y a la literatura del surrealismo ha sido extraordinaria. Fue músico antes de la guerra, provocada por la rebelión militar del general Franco, soldado en ella y pintor y literato más tarde, Francia, Santo Domingo, Guatemala, Puerto Rico y Estados Unidos han sido los lugares de su exilio, y en la mayoría de ellos se ha dedicado a la enseñanza, de las artes, primero; de la literatura, en sus últimos años de docencia. A poco de llegar a Santo Domingo, Granell, violinista formado con Fernández Bordás en el Conservatorio de Madrid, actúa en la Orquesta Sinfónica Dominicana, que dirigía otro exiliado español, Enrique Casal Chapí. Pero pronto deriva y se entrega a la pintura, y su obra fecundísima comienza a merecer los más altos elogios por parte de André Breton, que le conoce en su visita a Santo Domingo. Y de nuevo comienza a alternar su rica experiencia plástica con la literatura, primero como periodista en Santo Domingo, Guatemala y Estados Unidos, y luego como novelista. Esta múltiple expresión artística se da en Granell como se dio en otros casos de artistas surrealistas. Afiliado al surrealismo y creyente en sus doctrinas, los cuadros y narraciones de Granell llevan la marca del onirismo y la carga subconsciente propios de la Escuela.
Eugenio Fernández Granell nació en A Coruña el 28 de noviembre de 1912 y falleció en Madrid el 24 de octubre de 2001. En Santiago de Compostela estudia bachillerato e inicia sus estudios musicales. En 1928 ingresa en la Escuela Superior de Música del Conservatorio de Madrid. Escribe en la revista Nueva España. En 1933 ingresa en la Oposición de Izquierda, futura Izquierda Comunista. Dos años más tarde se afilia al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). Después del golpe militar se incorpora a las milicias republicanas y dirige el diario El Combatiente Rojo, en el frente de Guadalajara, y colabora en el diario La Batalla y en la revista La Nueva Era. En 1939 se exilia en Francia, donde estuvo prisionero en varios campos de concentración. Durante su viaje a América conoce a su futura esposa, Amparo Segarra Vicente. Llega a la República Dominicana fijando su residencia en Santo Domingo. Realiza varias exposiciones de pintura. Entra en la redacción del periódico dominicano La Nación. En 1943 crea, junto con Alberto Baeza Flores, la revista La Poesía Sorpendida. No firma una carta de adhesión al régimen del dictador Trujillo y se ve obligado a abandonar Santo Domingo. Se instala en Guatemala en 1946, donde ejerce como profesor de la Escuela de las Artes Plásticas. Cuatro años más tarde fija su residencia en Puerto Rico donde ocupa la cátedra de Historia del Arte en la Facultad de Humanidades. En 1959 se establece en Nueva York. Después de terminar sus estudios de Humanidades se doctora en Sociología en la New School for Social Research, de Nueva York. En 1960 gana una cátedra como docente de literatura del Brooklyn College de la City University of New York. En 1969, a los treinta años de su exilio, realiza un viaje a España. En 1985 fija definitivamente su residencia en Madrid.
Granell ha obtenido, entre otros, los siguientes premios y reconocimientos: Premio de pintura de The William and Norma Copley Foundation (1957), Premio de Novela Don Quijote (México, 1968), Premio de las Artes Plásticas de la Comunidad de Madrid (1989), Premio Pablo Iglesias de las Artes, Medalla al mérito de Bellas Artes (1994), Medalla de Oro de las Artes Plásticas (1995). En 1995 se inaugura en Santiago de Compostela la Fundación Eugenio Granell y, dos años más tarde, se le nombra hijo adoptivo de la ciudad de Santiago y se le concede la Medalla de Oro del Mérito Cultural de dicha ciudad.
Su obra Aventuras del indio Tupinamba (1959), es considerada la mejor novela surrealista española. Como novelista es autor también de El clavo (1967), Lo que sucedió (1968) y Federica no era tonta y otros cuentos (1970), y como ensayista, Arte y artistas en Guatemala (1949) e Isla Cofre Mítico (1951). Muchos de sus cuadros tienen titulación poética, precisamente el cuadro primero de su exposición de 1947, en Guatemala, se llama en el catálogo: Nacimiento de Venus en Galicia. Y como dijo el artista surrealista: “No se trata de saber qué es la verdad. Pues la verdad es el todo. Y no se puede saber qué es el todo, pues ya hemos dicho que el todo es la verdad y la verdad no se sabe lo que es”.
Francisco Arias Solís
Ningún hombre considera que su situación es libre si no es al mismo tiempo justa, ni justa si no es libre.
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domingo, 16 de agosto de 2009
Manuel José Quintana por Francisco Arias Solís
MANUEL JOSÉ QUINTANA
(1772-1857
“A aquella airosa andaluza
que en las riberas de Cádiz
es, por lo negra y hermosa ,
la esposa de los cantares. “
Manuel José Quintana.
LA VOZ DE UN POETA LIBERAL
Pocos escritores pueden ofrecernos el interés de una biografía tan rica y tan implicada en la turbulenta vida política de la España de la época como la de Manuel José Quintana, que representa con su poesía los gustos literarios de la transición del XVIII al romanticismo. Inserto en la atmósfera ilustrada, defiende un ideal de utilidad moral de la literatura y un concepto de poesía como medio de perfección humana. De ahí su adscripción a los grandes objetivos del progresismo ilustrado: humanitarismo filantrópico y beneficencia, conciencia de la fraternidad universal, exaltación de las artes y del progreso... A caballo entre dos siglos y dos modos opuestos de entender la poesía, supo encerrar un fervor casi romántico en una forma perfectamente clásica. Pero Quintana es también un genuino ejemplar del poeta-político, es decir, del hombre que entiende el quehacer literario como un servicio a una ética social insobornable, gracias a su visión liberal de la vida y de la política y a su alto sentido del patriotismo.
Manuel José Quintana nace en Madrid el 11 de abril de 1772. Sus primeras lecciones de latín las recibió en Córdoba. A su vuelta a Madrid, con quince años, se revela como poeta en algunos actos públicos. En 1787 ingresa en la Universidad de Salamanca, donde cursó retórica y filosofía y derecho civil y canónico. Entre sus profesores destacan Meléndez Valdés y Jovellanos. Con sólo dieciséis años, Quintana publica en 1788 su primer libro de poesías. En los años que siguen de la etapa salmantina Quintana desarrolla una intensa actividad literaria. En 1800 Quintana contrajo matrimonio con María Antonia Florencia “una señora de Zaragoza, de familia distinguida, y que según fama de aquellos tiempos era una de las mujeres más hermosas de entonces”.
A lo largo de la última década del siglo dirige una tertulia que se hizo famosa en Madrid. Funda una revista Variedades de Ciencias, Literatura y Artes. Se introduce en el mundo del teatro con El duque de Viseo y El Pelayo. En 1805 publica su oda Al combate de Trafalgar que le acarrea un primer tropiezo con la Inquisición.
El año 1808, con el levantamiento popular contra el invasor francés, es una fecha clave en la vida de Quintana, que abraza desde un principio la causa nacional en nombre de la libertad. En agosto de ese año publica sus Odas con el título general de España libre, y en octubre del mismo año, las Poesías patrióticas. Un mes antes había fundado el Semanario Patriótico, periódico portavoz de la ideas liberales de su tertulia y órgano de la Junta Central.
Quintana ha de abandonar Madrid por la entrada de las tropas francesas y tras recorrer varias ciudades logra llegar a Sevilla, donde es nombrado, en enero de 1809, Oficial Mayor de la Junta Central. En esta ciudad sigue dirigiendo el Semanario.
En enero de 1810, Quintana, ya en Cádiz, fue nombrado Secretario de Interpretación de las Lenguas. En noviembre del mismo año vuelve a publicarse en Cádiz el Semanario Patriótico. Tras la firma de la Constitución de 1812, Quintana interviene activamente en la Junta de Instrucción Pública y en la Dirección General de Estudios. En 1813 publica sus Poesías. En 1814 Quintana ingresa en la Real Academia Española y en la de San Fernando.
Aunque su prestigio como prosista es grande por sus Vidas de españoles célebres (1807), Quintana es ante todo un “poeta cívico”. En prosa también hay que destacar sus Cartas a Lord Holland, que no se publicaron hasta 1852. En ellas hace una descripción de la situación en España durante la segunda época constitucional y expone sus propias ideas sobre la administración pública.
Fue Quintana el poeta que más influyó en el Bolívar de Madrid, para la independencia americana. Y junto a la proclamación de la independencia de nuestras antiguas colonias, también Quintana pide la libertad de los negros: “Bárbara Europa que a África / llevó la sed del oro / peste fatal: su violencia”.
Con la vuelta de Fernando VII, el 10 de mayo de 1814, Quintana fue detenido y trasladado a la ciudadela de Pamplona, acusado de ser el principal, inspirador y propagador de las ideas liberales. En Pamplona permaneció hasta la sublevación de Riego. Blanco-White dijo que Quintana era “uno de los españoles más distinguidos y honestos que he conocido en mi vida”.
Tras la muerte de Fernando VII formó parte del Parlamento como senador vitalicio. En 1855 recibió el raro honor de ser coronado como poeta por la propia reina. Manuel José Quintana moría en Madrid el 11 de marzo de 1857. Su poesía siempre estuvo al servicio de unos ideales patrióticos y cívicos. Y como dijo el poeta: “Mil grandiosas esperanzas / eran mi existencia toda, / que el ánimo me exaltaban / entre ilusiones hermosas”.
Francisco Arias Solís
Por esa libertad bella como la vida.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad dedicado a Benedetti.
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(1772-1857
“A aquella airosa andaluza
que en las riberas de Cádiz
es, por lo negra y hermosa ,
la esposa de los cantares. “
Manuel José Quintana.
LA VOZ DE UN POETA LIBERAL
Pocos escritores pueden ofrecernos el interés de una biografía tan rica y tan implicada en la turbulenta vida política de la España de la época como la de Manuel José Quintana, que representa con su poesía los gustos literarios de la transición del XVIII al romanticismo. Inserto en la atmósfera ilustrada, defiende un ideal de utilidad moral de la literatura y un concepto de poesía como medio de perfección humana. De ahí su adscripción a los grandes objetivos del progresismo ilustrado: humanitarismo filantrópico y beneficencia, conciencia de la fraternidad universal, exaltación de las artes y del progreso... A caballo entre dos siglos y dos modos opuestos de entender la poesía, supo encerrar un fervor casi romántico en una forma perfectamente clásica. Pero Quintana es también un genuino ejemplar del poeta-político, es decir, del hombre que entiende el quehacer literario como un servicio a una ética social insobornable, gracias a su visión liberal de la vida y de la política y a su alto sentido del patriotismo.
Manuel José Quintana nace en Madrid el 11 de abril de 1772. Sus primeras lecciones de latín las recibió en Córdoba. A su vuelta a Madrid, con quince años, se revela como poeta en algunos actos públicos. En 1787 ingresa en la Universidad de Salamanca, donde cursó retórica y filosofía y derecho civil y canónico. Entre sus profesores destacan Meléndez Valdés y Jovellanos. Con sólo dieciséis años, Quintana publica en 1788 su primer libro de poesías. En los años que siguen de la etapa salmantina Quintana desarrolla una intensa actividad literaria. En 1800 Quintana contrajo matrimonio con María Antonia Florencia “una señora de Zaragoza, de familia distinguida, y que según fama de aquellos tiempos era una de las mujeres más hermosas de entonces”.
A lo largo de la última década del siglo dirige una tertulia que se hizo famosa en Madrid. Funda una revista Variedades de Ciencias, Literatura y Artes. Se introduce en el mundo del teatro con El duque de Viseo y El Pelayo. En 1805 publica su oda Al combate de Trafalgar que le acarrea un primer tropiezo con la Inquisición.
El año 1808, con el levantamiento popular contra el invasor francés, es una fecha clave en la vida de Quintana, que abraza desde un principio la causa nacional en nombre de la libertad. En agosto de ese año publica sus Odas con el título general de España libre, y en octubre del mismo año, las Poesías patrióticas. Un mes antes había fundado el Semanario Patriótico, periódico portavoz de la ideas liberales de su tertulia y órgano de la Junta Central.
Quintana ha de abandonar Madrid por la entrada de las tropas francesas y tras recorrer varias ciudades logra llegar a Sevilla, donde es nombrado, en enero de 1809, Oficial Mayor de la Junta Central. En esta ciudad sigue dirigiendo el Semanario.
En enero de 1810, Quintana, ya en Cádiz, fue nombrado Secretario de Interpretación de las Lenguas. En noviembre del mismo año vuelve a publicarse en Cádiz el Semanario Patriótico. Tras la firma de la Constitución de 1812, Quintana interviene activamente en la Junta de Instrucción Pública y en la Dirección General de Estudios. En 1813 publica sus Poesías. En 1814 Quintana ingresa en la Real Academia Española y en la de San Fernando.
Aunque su prestigio como prosista es grande por sus Vidas de españoles célebres (1807), Quintana es ante todo un “poeta cívico”. En prosa también hay que destacar sus Cartas a Lord Holland, que no se publicaron hasta 1852. En ellas hace una descripción de la situación en España durante la segunda época constitucional y expone sus propias ideas sobre la administración pública.
Fue Quintana el poeta que más influyó en el Bolívar de Madrid, para la independencia americana. Y junto a la proclamación de la independencia de nuestras antiguas colonias, también Quintana pide la libertad de los negros: “Bárbara Europa que a África / llevó la sed del oro / peste fatal: su violencia”.
Con la vuelta de Fernando VII, el 10 de mayo de 1814, Quintana fue detenido y trasladado a la ciudadela de Pamplona, acusado de ser el principal, inspirador y propagador de las ideas liberales. En Pamplona permaneció hasta la sublevación de Riego. Blanco-White dijo que Quintana era “uno de los españoles más distinguidos y honestos que he conocido en mi vida”.
Tras la muerte de Fernando VII formó parte del Parlamento como senador vitalicio. En 1855 recibió el raro honor de ser coronado como poeta por la propia reina. Manuel José Quintana moría en Madrid el 11 de marzo de 1857. Su poesía siempre estuvo al servicio de unos ideales patrióticos y cívicos. Y como dijo el poeta: “Mil grandiosas esperanzas / eran mi existencia toda, / que el ánimo me exaltaban / entre ilusiones hermosas”.
Francisco Arias Solís
Por esa libertad bella como la vida.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad dedicado a Benedetti.
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sábado, 15 de agosto de 2009
Alfonso Daniel Rodríguez Castelao por Francisco Arias Solís
ALFONSO DANIEL RODRÍGUEZ CASTELAO
(1886-1950)
“Sólo en las formas inmóviles del rostro se revelan
las tendencias insobornables del alma.”
Alfonso Daniel Rodríguez Castelao.
LA VOZ DEL PENSAMIENTO GALLEGUISTA
En abril de 1943, Castelao concurre con Mártinez Barrio, presidente de la República en el exilio y con el general Miaja, a un acto al que asisten en el estadio Centenario, de Montevideo, cincuenta mil oyentes. Interviene en el acto el presidente de aquella República, doctor Batlle Berres. El discurso de Castelao en aquella ocasión figura en las últimas páginas de Sempre en Galiza, que salió de las prensas el 10 de marzo de 1944, y que desde entonces ha sido considerado como la Biblia del pensamiento galleguista.
Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, gran figura de las artes y las letras, nació en Rianxo, A Coruña, el 30 de enero de 1886 y falleció en Buenos Aires el 7 de enero de 1950. Cuando sólo contaba cuatro meses, su padre emigra a la Argentina. Castelao permanece en su ciudad natal hasta 1895, que parte con su madre para la Argentina, donde resdide hasta 1900. Vuelve a Rianxo y estudia bachiller en el Instituto General y Técnico, y más tarde medicina en la Universidad de Santiago. “Me hice médico por amor a mi padre -nos dijo Castelao-; no ejerzo la profesión por amor a la humanidad”. Sin embargo, en Rianxo es especialmente recordada su presencia en el año 1918, con motivo de la terrible epidemia de gripe, durante la que ejerció la medicina en su localidad de nacimiento. Cursa el doctorado en Madrid. Participa en varias publicaciones como ilustrador y caricaturista. Contrae matrimonio con Virxinia Pereira en 1912 y dos años después sufre un desprendimiento de retina. En 1916 ingresa como funcionario en el Instituto Geográfico y Estadístico de Pontevedra. Participa en varias asambleas nacionalistas e ingresa en Irmandades de Fala. Fue director artístico de la revista Nós y creador de la Coral Polifónica de Pontevedra. Su viaje por Francia, Alemania y Bélgica en 1921 dio lugar a un Diario, que no sería publicado hasta 1977. Fue elegido diputado por Pontevedra en las Cortes Constituyentes de la Segunda República y fue uno de los fundadores del Partido Galeguista. En 1933 fue elegido miembro de la Real Academia Gallega. A finales de 1934 fue confinado a Badajoz. En 1936 nuevamente es elegido diputado. Encabezó la campaña para aprobar el primer Estatuto de Autonomía de Galicia. La rebelión militar del general Franco le sorprendió en Madrid. Funda en 1937 en Barcelona la revista Nova Galiza, órgano del partido galleguista, y colabora en Galicia Nueva, de Madrid. Este mismo año aparecen en Valencia sus albúmes Galicia mártir y Atila en Galicia, cuyas estampas expone en Moscú, en mayo del año siguiente, aprovechando una misión cultural que le había encomendado el gobierno de la República. De regreso, y después de una corta estancia en España, sale a finales de julio para Nueva York, invitado por las asociaciones gallegas de todo el continente americano. Castelao se había convertido en el indiscutible guía y apóstol de la libertad de Galicia. Da múltiples conferencias en los Estados Unidos y exhibe en varias salas y centros su álbumes y publica otro, Miliciano. Invitado por las colectividades gallegas, se traslada a Cuba, donde continúa su labor de propaganda republicana y galleguista. En 1939 regresa a Nueva York y continúa infatigable su labor, dibujando estampas de negros sobre apuntes tomados en Cuba. En julio de 1940 embarca para Buenos Aires donde se establece e ilustra una serie de libros de la editorial Atlántida.
El 14 de agosto de 1941 estrena en el teatro Mayo, de Buenos Aires, con extraordinario éxito, su farsa dramática Os vellos no deben namorarse, que marca en la literatura gallega un momento decisivo en la hasta entonces débil y lenta experiencia teatral. Esta farsa de Castelao tiene aún una gran validez literaria y resulta dotada de una modernidad sorprendente. Castelao se había iniciado en la narrativa con Un ollo de vidro (1922), su primera novela, Cousas (1926), As cruces de pedra na Bretaña (1929) y Os dous de sempe (1934). Libro de los destierros, podría llamarse su Sempre en Galiza (1944), que comienza, a manera de prólogo, con una serie de artículos escritos en Badajoz, que según nos dice Castelao “cuando Lerroux tuvo a bien ordenar que me preparase para mayores ausencias”. Se trata de una colección de ensayos políticos, escritos con bella sencillez narrativa y humor. Su éxito ha sido rotundo y cada día es mayor. En el año de su publicación se constituye el Consello de Galiza en el exilio bajo la presidencia de Castelao. También se funda con catalanes y vascos la revista mensual Galeuzca, que se abre con un ensayo de Castelao (“La posición ideológica de Galicia”). En marzo de 1946 es nombrado ministro sin cartera del gobierno de la República, con sede en París y allí reside hasta julio del año siguiente que regresa a Buenos Aires. En 1949 aparecen los primeros síntomas de la enfermedad que le costaría la vida. En agosto de este año, la editorial Nós manda a las prensas su último y monumental libro As cruces de pedra na Galiza, y a fines de este año se tira el primer pliego para que Castelao, en gravísimo estado, pueda ver parte de su obra. Poco después fallecería Castelao en el sanatorio del Centro Gallego de Buenos Aires, siendo enterrado en el Cementerio de Chacarita. En 1984, sus restos mortales fueron repatriados y llevados al Panteón de Gallegos Ilustres, en el monasterio de Santo Domingo de Bonaval. Recientemente (Decreto 61/2009, de 12 de marzo) se ha declarado bien de interés cultural, con la categoría de sitio histórico, la casa familiar de Alfonso Daniel Rodríguez Castelao en la villa coruñesa de Rianxo. Y como dijo la figura más relevante de la Galicia del siglo XX: “Antes muertos que esclavos”.
Francisco Arias Solís
Jamás hubo una guerra buena o una paz mala.
Portal de Internautas por la Paz y la Libertad y de Foro Libre.
URL: http://www.internautasporlapaz.org
(1886-1950)
“Sólo en las formas inmóviles del rostro se revelan
las tendencias insobornables del alma.”
Alfonso Daniel Rodríguez Castelao.
LA VOZ DEL PENSAMIENTO GALLEGUISTA
En abril de 1943, Castelao concurre con Mártinez Barrio, presidente de la República en el exilio y con el general Miaja, a un acto al que asisten en el estadio Centenario, de Montevideo, cincuenta mil oyentes. Interviene en el acto el presidente de aquella República, doctor Batlle Berres. El discurso de Castelao en aquella ocasión figura en las últimas páginas de Sempre en Galiza, que salió de las prensas el 10 de marzo de 1944, y que desde entonces ha sido considerado como la Biblia del pensamiento galleguista.
Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, gran figura de las artes y las letras, nació en Rianxo, A Coruña, el 30 de enero de 1886 y falleció en Buenos Aires el 7 de enero de 1950. Cuando sólo contaba cuatro meses, su padre emigra a la Argentina. Castelao permanece en su ciudad natal hasta 1895, que parte con su madre para la Argentina, donde resdide hasta 1900. Vuelve a Rianxo y estudia bachiller en el Instituto General y Técnico, y más tarde medicina en la Universidad de Santiago. “Me hice médico por amor a mi padre -nos dijo Castelao-; no ejerzo la profesión por amor a la humanidad”. Sin embargo, en Rianxo es especialmente recordada su presencia en el año 1918, con motivo de la terrible epidemia de gripe, durante la que ejerció la medicina en su localidad de nacimiento. Cursa el doctorado en Madrid. Participa en varias publicaciones como ilustrador y caricaturista. Contrae matrimonio con Virxinia Pereira en 1912 y dos años después sufre un desprendimiento de retina. En 1916 ingresa como funcionario en el Instituto Geográfico y Estadístico de Pontevedra. Participa en varias asambleas nacionalistas e ingresa en Irmandades de Fala. Fue director artístico de la revista Nós y creador de la Coral Polifónica de Pontevedra. Su viaje por Francia, Alemania y Bélgica en 1921 dio lugar a un Diario, que no sería publicado hasta 1977. Fue elegido diputado por Pontevedra en las Cortes Constituyentes de la Segunda República y fue uno de los fundadores del Partido Galeguista. En 1933 fue elegido miembro de la Real Academia Gallega. A finales de 1934 fue confinado a Badajoz. En 1936 nuevamente es elegido diputado. Encabezó la campaña para aprobar el primer Estatuto de Autonomía de Galicia. La rebelión militar del general Franco le sorprendió en Madrid. Funda en 1937 en Barcelona la revista Nova Galiza, órgano del partido galleguista, y colabora en Galicia Nueva, de Madrid. Este mismo año aparecen en Valencia sus albúmes Galicia mártir y Atila en Galicia, cuyas estampas expone en Moscú, en mayo del año siguiente, aprovechando una misión cultural que le había encomendado el gobierno de la República. De regreso, y después de una corta estancia en España, sale a finales de julio para Nueva York, invitado por las asociaciones gallegas de todo el continente americano. Castelao se había convertido en el indiscutible guía y apóstol de la libertad de Galicia. Da múltiples conferencias en los Estados Unidos y exhibe en varias salas y centros su álbumes y publica otro, Miliciano. Invitado por las colectividades gallegas, se traslada a Cuba, donde continúa su labor de propaganda republicana y galleguista. En 1939 regresa a Nueva York y continúa infatigable su labor, dibujando estampas de negros sobre apuntes tomados en Cuba. En julio de 1940 embarca para Buenos Aires donde se establece e ilustra una serie de libros de la editorial Atlántida.
El 14 de agosto de 1941 estrena en el teatro Mayo, de Buenos Aires, con extraordinario éxito, su farsa dramática Os vellos no deben namorarse, que marca en la literatura gallega un momento decisivo en la hasta entonces débil y lenta experiencia teatral. Esta farsa de Castelao tiene aún una gran validez literaria y resulta dotada de una modernidad sorprendente. Castelao se había iniciado en la narrativa con Un ollo de vidro (1922), su primera novela, Cousas (1926), As cruces de pedra na Bretaña (1929) y Os dous de sempe (1934). Libro de los destierros, podría llamarse su Sempre en Galiza (1944), que comienza, a manera de prólogo, con una serie de artículos escritos en Badajoz, que según nos dice Castelao “cuando Lerroux tuvo a bien ordenar que me preparase para mayores ausencias”. Se trata de una colección de ensayos políticos, escritos con bella sencillez narrativa y humor. Su éxito ha sido rotundo y cada día es mayor. En el año de su publicación se constituye el Consello de Galiza en el exilio bajo la presidencia de Castelao. También se funda con catalanes y vascos la revista mensual Galeuzca, que se abre con un ensayo de Castelao (“La posición ideológica de Galicia”). En marzo de 1946 es nombrado ministro sin cartera del gobierno de la República, con sede en París y allí reside hasta julio del año siguiente que regresa a Buenos Aires. En 1949 aparecen los primeros síntomas de la enfermedad que le costaría la vida. En agosto de este año, la editorial Nós manda a las prensas su último y monumental libro As cruces de pedra na Galiza, y a fines de este año se tira el primer pliego para que Castelao, en gravísimo estado, pueda ver parte de su obra. Poco después fallecería Castelao en el sanatorio del Centro Gallego de Buenos Aires, siendo enterrado en el Cementerio de Chacarita. En 1984, sus restos mortales fueron repatriados y llevados al Panteón de Gallegos Ilustres, en el monasterio de Santo Domingo de Bonaval. Recientemente (Decreto 61/2009, de 12 de marzo) se ha declarado bien de interés cultural, con la categoría de sitio histórico, la casa familiar de Alfonso Daniel Rodríguez Castelao en la villa coruñesa de Rianxo. Y como dijo la figura más relevante de la Galicia del siglo XX: “Antes muertos que esclavos”.
Francisco Arias Solís
Jamás hubo una guerra buena o una paz mala.
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viernes, 14 de agosto de 2009
Alvaro Cubillo de Aragón por Francisco Arias Solis
ALVARO CUBILLO DE ARAGON
(1596?-1661)
“Mas la comedia búscala graciosa,
entretenida , alegre, caprichosa...
y breve, que no es bien, faltando el tiempo
que gaste mucho tiempo el pasatiempo...”
Alvaro Cubillo de Aragón.
LA VOZ DE LA ORFEBRERÍA GRANADINA
Lo que en sus comedias más representativas interesa a Cubillo es el juego escénico, la gracia menuda, la pincelada suave, la certera metáfora, que el autor organiza y dispone para lograr un ingenioso pasatiempo, y siempre –como dice Valbuena Prat- “con labor de orfebre y no de arquitecto”. Es ese sentido de la comedia lo que le sitúa en un plano artístico muy moderno para su época, puesto que anticipa primores y delicadezas de la centuria inmediata.
El estilo de Cubillo participa de la imagen de Góngora y de la construcción de Calderón; pero sin la dureza marmórea del primero ni la rigurosa estructura del segundo, antes bien con una minúscula complacencia en los detalles, en la que se advierte la peculiar sensibilidad de su ingenio granadino.
Alvaro Cubillo de Aragón nace en Granada hacia 1596. De familia modesta pero no carente de recursos, pudo Cubillo cursar estudios de jurisprudencia, aunque parece que no llegó a recibirse de abogado. Ocupado en oscuras profesiones vivió temporalmente a más de su ciudad natal, en Córdoba y en Sevilla, donde fue adquiriendo reputación de escritor y sobre todo de poeta dramático. Vélez de Guevara lo califica como “excelente cómico y gran versificador, con aquel fuego andaluz que todos los que nacen en aquel clima tienen”.
En 1641 Cubillo adquirió por compra un cargo de escribano en Madrid, y allí se inscribió como tal en la Sala de Alcaldes de Casa y Corte. Cubillo había casado en Granada con doña Inés de la Mar, de la que tuvo once hijos, y el sostener tan dilatada prole fue la tragedia de su vida. Ni su cargo ni sus comedias le daban para vivir, y sus apuros económicos fueron tan continuados como acuciantes. Muchas de sus composiciones adulatorias, con expresas demandas de dinero a los magnates o al propio rey, fueron incluidas por el propio Cubillo en el volumen antológico de su producción, poética y dramática, que publicó en Madrid en 1654 bajo el título de El enano de las musas.
En un primer momento, Cubillo sigue de cerca las huellas de Lope y de su escuela. A él pertenecen Ganar por la mano el juego, comedia de santos y bandoleros; El vencedor de sí mismo y El amor cómo ha de ser.
En un segundo periodo sobresalen especialmente las comedias heroicas. El conde de Saldaña –también llamada El bastardo de Castilla- con su segunda parte Hechos de Bernardo del Carpio, en las que ya está patente la interpretación del momento calderoniano con su reducción a unidad. Notables son también las comedias El rayo de Andalucía y Genízaro de España. Sin embargo, la forma más perfecta del teatro de Cubillo, la más personal y la que justifica, por lo tanto, el puesto que ha de otorgársele en la dramática de su tiempo, está representado por las comedias de costumbres y sobre todo por cuatro de ellas: La perfecta casada, Perderse por no perderse, El señor de Noches-Buenas, y, especialmente, Las muñecas de Marcela, delicada miniatura, que observa con cariño los detalles y las cosas nimias de lo cotidiano, dejando a un lado el enredo típico de al comedia de capa y espada.
Cuando el duque de Gramont llegó a Madrid como embajador extraordinario de Francia para firmar la paz de los Pirineos, Cubillo fue encargado de escribir la relación de su entrada y de las fiestas que se le hicieron. Falleció el poeta en Madrid el 21 de octubre de 1661. En un romance biográfico, que puso al frente de El enano de las musas afirma haber escrito cien comedias. Y como dijo el poeta granadino: “Si a la comedia fueres inclinado / y dejares tu casa estimulado / de tus propios dolores, / nunca vayas a ver en ella horrores”.
Francisco Arias Solís
Si quieres la paz, trabaja por la justicia.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad dedicado a Benedetti.
URL: http://www.internautasporlapaz.org
(1596?-1661)
“Mas la comedia búscala graciosa,
entretenida , alegre, caprichosa...
y breve, que no es bien, faltando el tiempo
que gaste mucho tiempo el pasatiempo...”
Alvaro Cubillo de Aragón.
LA VOZ DE LA ORFEBRERÍA GRANADINA
Lo que en sus comedias más representativas interesa a Cubillo es el juego escénico, la gracia menuda, la pincelada suave, la certera metáfora, que el autor organiza y dispone para lograr un ingenioso pasatiempo, y siempre –como dice Valbuena Prat- “con labor de orfebre y no de arquitecto”. Es ese sentido de la comedia lo que le sitúa en un plano artístico muy moderno para su época, puesto que anticipa primores y delicadezas de la centuria inmediata.
El estilo de Cubillo participa de la imagen de Góngora y de la construcción de Calderón; pero sin la dureza marmórea del primero ni la rigurosa estructura del segundo, antes bien con una minúscula complacencia en los detalles, en la que se advierte la peculiar sensibilidad de su ingenio granadino.
Alvaro Cubillo de Aragón nace en Granada hacia 1596. De familia modesta pero no carente de recursos, pudo Cubillo cursar estudios de jurisprudencia, aunque parece que no llegó a recibirse de abogado. Ocupado en oscuras profesiones vivió temporalmente a más de su ciudad natal, en Córdoba y en Sevilla, donde fue adquiriendo reputación de escritor y sobre todo de poeta dramático. Vélez de Guevara lo califica como “excelente cómico y gran versificador, con aquel fuego andaluz que todos los que nacen en aquel clima tienen”.
En 1641 Cubillo adquirió por compra un cargo de escribano en Madrid, y allí se inscribió como tal en la Sala de Alcaldes de Casa y Corte. Cubillo había casado en Granada con doña Inés de la Mar, de la que tuvo once hijos, y el sostener tan dilatada prole fue la tragedia de su vida. Ni su cargo ni sus comedias le daban para vivir, y sus apuros económicos fueron tan continuados como acuciantes. Muchas de sus composiciones adulatorias, con expresas demandas de dinero a los magnates o al propio rey, fueron incluidas por el propio Cubillo en el volumen antológico de su producción, poética y dramática, que publicó en Madrid en 1654 bajo el título de El enano de las musas.
En un primer momento, Cubillo sigue de cerca las huellas de Lope y de su escuela. A él pertenecen Ganar por la mano el juego, comedia de santos y bandoleros; El vencedor de sí mismo y El amor cómo ha de ser.
En un segundo periodo sobresalen especialmente las comedias heroicas. El conde de Saldaña –también llamada El bastardo de Castilla- con su segunda parte Hechos de Bernardo del Carpio, en las que ya está patente la interpretación del momento calderoniano con su reducción a unidad. Notables son también las comedias El rayo de Andalucía y Genízaro de España. Sin embargo, la forma más perfecta del teatro de Cubillo, la más personal y la que justifica, por lo tanto, el puesto que ha de otorgársele en la dramática de su tiempo, está representado por las comedias de costumbres y sobre todo por cuatro de ellas: La perfecta casada, Perderse por no perderse, El señor de Noches-Buenas, y, especialmente, Las muñecas de Marcela, delicada miniatura, que observa con cariño los detalles y las cosas nimias de lo cotidiano, dejando a un lado el enredo típico de al comedia de capa y espada.
Cuando el duque de Gramont llegó a Madrid como embajador extraordinario de Francia para firmar la paz de los Pirineos, Cubillo fue encargado de escribir la relación de su entrada y de las fiestas que se le hicieron. Falleció el poeta en Madrid el 21 de octubre de 1661. En un romance biográfico, que puso al frente de El enano de las musas afirma haber escrito cien comedias. Y como dijo el poeta granadino: “Si a la comedia fueres inclinado / y dejares tu casa estimulado / de tus propios dolores, / nunca vayas a ver en ella horrores”.
Francisco Arias Solís
Si quieres la paz, trabaja por la justicia.
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jueves, 13 de agosto de 2009
Màrius Torres por Francisco Arias Solís
MÀRIUS TORRES
(1910-1942)
“En los recodos amarillos de lirios, verdes de paz,
siento, como si me siguiera, tu palpitar suave.
Y escucho tu agua temblorosa y amiga,
de la fuente a la mar, nuestra patria antigua.”
Màrius Torres.
LA VOZ DE UN EXILIADO INTERIOR
El poeta catalán Màrius Torres, dejó un libro poético único y póstumo: Poesíes (México,1947), publicado por su amigo Joan Sales, exiliado en México y por el grupo “Quaderns del l'exili” que tomaron al poeta como una bandera de combate. Torres fue sin duda, lo que se ha definido como “un exiliado interior”. La tuberculosis, que acabó con una obra ya madura, le recluyó ya desde la guerra en la habitación de un sanatorio. Vivió, pues, la guerra y supo del exilio de su padre, hermanos y amigos. Su obra es la de un ensimismado, que se asoma al paisaje y la gente. “En la ventana / de mi añoranza / los nomeolvides / se marchitan al ver / siempre el mismo paisaje”.
En la poesía de Torres hay un culto a la muerte, tan familiar para él, y un lirismo, sobrecargado de misterio y de una musicalidad a veces inefable, que revelan un devoto de la música clásica. Alude a la tragedia de su patria pero no es trágico.
Màrius Torres i Pereña nació en Lleida el 30 de agosto de 1990 y falleció en el sanatorio de Puig d'Olena el 30 de agosto de 1942. Su padre, el doctor Humbert Torres ocupó diversos cargos políticos, fue el primer alcalde de Lleida por elección popular, vicepresidente del Parlamento de Catalunya y diputado de las Cortes Generales por ERC. El poeta realizó sus estudios primarios en un Liceo escolar de Lleida y el bachillerato en el Instituto general y técnico de la misma ciudad. Estudia Medicina en la Universidad de Barcelona y se doctora en Madrid. A su regreso a la ciudad natal ejerce como especialista de enfermedades del aparato digestivo. Escribe algunos artículos sobre los conciertos de la filarmónica de Lleida en el semanario La Jornada. En 1935 se manifiesta la enfermedad que le acompañará hasta la muerte, ingresa en el sanatorio antituberculoso de Puig d'Olena. Allí escribe sus poemas colabora con artículos políticos en el periódico de la Juventud Republicana de Lleida, L'Ideal, en el que firma sus publicaciones con el seudónimo de Gregori Sastre, y escribe una farsa teatral inédita Una fantasma como n'hi ha poques (1935). En 1939 se le aplica la Ley de Responsabilidades Políticas por sus colaboraciones en L'Ideal y es sancionado. Su casa familiar había sido saqueada y confiscada, su padre y hermanos se habían exiliado al sur de Francia. Sólo Nuria, su hermana más pequeña, pudo cruzar clandestinamente la frontera para visitarle en el sanatorio. Màrius Torres muere a finales de 1942.
Los poemas de Màrius Torres se hacen eco tanto de su sufrimiento físico, provocado por la tuberculosis, como del sufrimiento colectivo provocado por la rebelión militar del general Franco. Fueron como una especie de diario íntimo de los últimos años de su vida. Su exquisito intimismo lo hace apto para sensibilidades muy diversas, incluso contradictorias. Sus composiciones poéticas nos recuerdan las creaciones del simbolismo francés: Charles Baudelaire, Paul Verlaine y Jean Moréas. Depurado en el idioma y en la forma poética, sin el noucentisme hubiera sido un poeta romántico. Y como dijo el poeta catalán: “Entre tantos gritos extraños, que tu voz pura / nos hable. Ya no me queda casi ningún otro consuelo / que el de crecer y esperar la nueva arquitectura / en la que brazos más libres, puedan labrar tu suelo”.
Francisco Arias Solís
El futuro se gana, ganando la libertad.
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(1910-1942)
“En los recodos amarillos de lirios, verdes de paz,
siento, como si me siguiera, tu palpitar suave.
Y escucho tu agua temblorosa y amiga,
de la fuente a la mar, nuestra patria antigua.”
Màrius Torres.
LA VOZ DE UN EXILIADO INTERIOR
El poeta catalán Màrius Torres, dejó un libro poético único y póstumo: Poesíes (México,1947), publicado por su amigo Joan Sales, exiliado en México y por el grupo “Quaderns del l'exili” que tomaron al poeta como una bandera de combate. Torres fue sin duda, lo que se ha definido como “un exiliado interior”. La tuberculosis, que acabó con una obra ya madura, le recluyó ya desde la guerra en la habitación de un sanatorio. Vivió, pues, la guerra y supo del exilio de su padre, hermanos y amigos. Su obra es la de un ensimismado, que se asoma al paisaje y la gente. “En la ventana / de mi añoranza / los nomeolvides / se marchitan al ver / siempre el mismo paisaje”.
En la poesía de Torres hay un culto a la muerte, tan familiar para él, y un lirismo, sobrecargado de misterio y de una musicalidad a veces inefable, que revelan un devoto de la música clásica. Alude a la tragedia de su patria pero no es trágico.
Màrius Torres i Pereña nació en Lleida el 30 de agosto de 1990 y falleció en el sanatorio de Puig d'Olena el 30 de agosto de 1942. Su padre, el doctor Humbert Torres ocupó diversos cargos políticos, fue el primer alcalde de Lleida por elección popular, vicepresidente del Parlamento de Catalunya y diputado de las Cortes Generales por ERC. El poeta realizó sus estudios primarios en un Liceo escolar de Lleida y el bachillerato en el Instituto general y técnico de la misma ciudad. Estudia Medicina en la Universidad de Barcelona y se doctora en Madrid. A su regreso a la ciudad natal ejerce como especialista de enfermedades del aparato digestivo. Escribe algunos artículos sobre los conciertos de la filarmónica de Lleida en el semanario La Jornada. En 1935 se manifiesta la enfermedad que le acompañará hasta la muerte, ingresa en el sanatorio antituberculoso de Puig d'Olena. Allí escribe sus poemas colabora con artículos políticos en el periódico de la Juventud Republicana de Lleida, L'Ideal, en el que firma sus publicaciones con el seudónimo de Gregori Sastre, y escribe una farsa teatral inédita Una fantasma como n'hi ha poques (1935). En 1939 se le aplica la Ley de Responsabilidades Políticas por sus colaboraciones en L'Ideal y es sancionado. Su casa familiar había sido saqueada y confiscada, su padre y hermanos se habían exiliado al sur de Francia. Sólo Nuria, su hermana más pequeña, pudo cruzar clandestinamente la frontera para visitarle en el sanatorio. Màrius Torres muere a finales de 1942.
Los poemas de Màrius Torres se hacen eco tanto de su sufrimiento físico, provocado por la tuberculosis, como del sufrimiento colectivo provocado por la rebelión militar del general Franco. Fueron como una especie de diario íntimo de los últimos años de su vida. Su exquisito intimismo lo hace apto para sensibilidades muy diversas, incluso contradictorias. Sus composiciones poéticas nos recuerdan las creaciones del simbolismo francés: Charles Baudelaire, Paul Verlaine y Jean Moréas. Depurado en el idioma y en la forma poética, sin el noucentisme hubiera sido un poeta romántico. Y como dijo el poeta catalán: “Entre tantos gritos extraños, que tu voz pura / nos hable. Ya no me queda casi ningún otro consuelo / que el de crecer y esperar la nueva arquitectura / en la que brazos más libres, puedan labrar tu suelo”.
Francisco Arias Solís
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miércoles, 12 de agosto de 2009
Endre Ady por Francisco Arias Solís
ENDRE ADY
(1877-1919)
“Amo al que gime y al que en vigilia vive
y a la gente que se despega de todo.
Y amo, en la fría aurora,
los campos recubiertos de escarcha.”
Endre Ady.
LA VOZ DEL BAUDELAIRE HÚNGARO
Llamado por algunos el “Baudelaire húngaro”, Endre Ady es la figura más relevante de la literatura del siglo XX en su país, uno de los renovadores de la poesía nacional y un poeta fundamental de la literatura europea. Su poesía impregnó en la lengua húngara una gran vitalidad expresiva. Su producción lírica pasó por una primera etapa de carácter individualista y con una deliberada intencionalidad provocativa, para desembocar posteriormente en un atormentado y profundo pesimismo que le condujo a la exploración de un lenguaje de inspiración bíblica y rico en imágenes místicas y apocalípticas.
El escritor y poeta simbolista húngaro Endre Ady de Diósad nació en Ermindszent el 22 de noviembre de1877 y falleció en Budapest el 27 de enero de 1919. Aunque su familia pertenecía a la nobleza campesina, influido por Karl Marx y Charles Darwin, se sintió atraído por los movimientos de izquierda. Sus poemas se han considerados como precursores del comunismo húngaro. En 1904 viajó con Adele Brull (Léda), su amante y musa, a París, donde residió varios años en los que fue corresponsal de prensa. En la capital francesa entró en contacto con las vanguardias europeas occidentales, siendo influido especialmente por Charles Baudelaire y Paul Verlaine y los cánones estéticos del simbolismo francés. Viajó por Italia. De vuelta en su país, fue director y uno de los principales colaboradores de la revista Niugat (Occidente), a través de la cual intentó dar nuevos aires a la, según él, anquilosada realidad cultural y política húngara. Fue contrario a la participación de Hungría en la Primera Guerra Mundial. Tras su ruptura con Léda, en 1912, contrae matrimonio con la joven Berta Boncza. Su compleja enfermedad se va agravando y a los 41 años muere de “pulmonía, sífilis, alcoholismo, nicotina y melancolía”.
Entre sus colecciones de poemas se cuentan: Nuevos poemas (1906), su obra más famosa, Sangre y oro (1907), En el carro de Elías (1909), Quisiera ser amado (1910), Poemas de todos los misterios (1911), La vida que huye (1912), Nuestro amor (1913), ¿Quién me ha visto? (1914), A la cabeza de los muertos (1917) y Los últimos barcos, publicada póstumamente en 1923. Escribió también novelas cortas, ensayos y artículos, entre los que destacan su excelentes crónicas sobre la belle époque parisina. Y como dijo el poeta húngaro: “Yo también, héroe errante, pagano / Don Quijote nuevo, caballero moderno, loco...”.
Francisco Arias Solís
La violencia siempre ha sido reaccionaria.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad dedicado a Benedetti.
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(1877-1919)
“Amo al que gime y al que en vigilia vive
y a la gente que se despega de todo.
Y amo, en la fría aurora,
los campos recubiertos de escarcha.”
Endre Ady.
LA VOZ DEL BAUDELAIRE HÚNGARO
Llamado por algunos el “Baudelaire húngaro”, Endre Ady es la figura más relevante de la literatura del siglo XX en su país, uno de los renovadores de la poesía nacional y un poeta fundamental de la literatura europea. Su poesía impregnó en la lengua húngara una gran vitalidad expresiva. Su producción lírica pasó por una primera etapa de carácter individualista y con una deliberada intencionalidad provocativa, para desembocar posteriormente en un atormentado y profundo pesimismo que le condujo a la exploración de un lenguaje de inspiración bíblica y rico en imágenes místicas y apocalípticas.
El escritor y poeta simbolista húngaro Endre Ady de Diósad nació en Ermindszent el 22 de noviembre de1877 y falleció en Budapest el 27 de enero de 1919. Aunque su familia pertenecía a la nobleza campesina, influido por Karl Marx y Charles Darwin, se sintió atraído por los movimientos de izquierda. Sus poemas se han considerados como precursores del comunismo húngaro. En 1904 viajó con Adele Brull (Léda), su amante y musa, a París, donde residió varios años en los que fue corresponsal de prensa. En la capital francesa entró en contacto con las vanguardias europeas occidentales, siendo influido especialmente por Charles Baudelaire y Paul Verlaine y los cánones estéticos del simbolismo francés. Viajó por Italia. De vuelta en su país, fue director y uno de los principales colaboradores de la revista Niugat (Occidente), a través de la cual intentó dar nuevos aires a la, según él, anquilosada realidad cultural y política húngara. Fue contrario a la participación de Hungría en la Primera Guerra Mundial. Tras su ruptura con Léda, en 1912, contrae matrimonio con la joven Berta Boncza. Su compleja enfermedad se va agravando y a los 41 años muere de “pulmonía, sífilis, alcoholismo, nicotina y melancolía”.
Entre sus colecciones de poemas se cuentan: Nuevos poemas (1906), su obra más famosa, Sangre y oro (1907), En el carro de Elías (1909), Quisiera ser amado (1910), Poemas de todos los misterios (1911), La vida que huye (1912), Nuestro amor (1913), ¿Quién me ha visto? (1914), A la cabeza de los muertos (1917) y Los últimos barcos, publicada póstumamente en 1923. Escribió también novelas cortas, ensayos y artículos, entre los que destacan su excelentes crónicas sobre la belle époque parisina. Y como dijo el poeta húngaro: “Yo también, héroe errante, pagano / Don Quijote nuevo, caballero moderno, loco...”.
Francisco Arias Solís
La violencia siempre ha sido reaccionaria.
XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad dedicado a Benedetti.
URL: http://www.internautasporlapaz.org
martes, 11 de agosto de 2009
José Enrique Rodó por Francisco Arias Solís
JOSE ENRIQUE RODÓ
(1871-1917)
“Los gobiernos que han pretendido sofocar
la voz libre de los pueblos, han muerto asfixiados
apenas se ha hecho el silencio que apetecían.”
José Enrique Rodó.
LA VOZ DE LA PROSA MODERNISTA
El modernismo no se explica de forma completa sin situar al lado de Darío a un pensador y ensayista José Enrique Rodó, algo posterior cronológicamente (Ariel, 1900), pero cuya labor incidió tanto en el maestro como en los discípulos. Ariel señala y marca las pautas ideológicas con la que comulgaron todos los modernistas. El uruguayo José Enrique Rodó ha representado el pensar y sentir hispanoamericano en la época del resurgir del modernismo y puede ser considerado como el crítico continental de su época. Se distinguió por su idealismo, aunque tampoco despreció las ventajas del progreso materialista. Está considerado el mayor ensayista del modernismo hispanoamericano, particularmente, por sus ideas. Periodista de altura y gran orador, fue también un maestro de la juventud.
Rodó aceptaba las democracias, pero únicamente las selectas, las que no igualan con el rasero de lo bajo, sino las que tienden a superarse. Fruto de la ideología de Rodó es Ariel, que constituye un ataque al positivismo, intentando Rodó con su prédica borrar de las juventudes hispanoamericanas cierto complejo de inferioridad; y para alentarlos les hizo ver su acervo de idealismo y cómo con el podían evitar los peligros que para su originalidad representa el utilitarismo norteamericano. “Ariel triunfante significa idealidad y orden en la vida -nos dice el autor- , noble inspiración en el pensamiento, desinterés en moral, buen gusto en arte, heroísmo en la acción, delicadeza de costumbres. Es el héroe epónimo en la epopeya de la especie”.
José Enrique Rodó Piñeyro nace en Montevideo el 15 de julio de 1871 y fallece en Palermo, capital de la región autónoma de Sicilia, el 1 de mayo de 1917. Su padre, español de nacimiento, despierta su afición a la literatura. A la muerte de su padre tiene que trabajar, a temprana de edad, de aprendiz de un estudio de escribano. Estudia Filosofía y funda la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales (1895-1897). Colabora en diversos periódicos y revistas, y llega a ser profesor de literatura en la Universidad de Montevideo, diputado por el Partido Colorado, director de la Biblioteca Nacional y en 1912 es designado académico correspondiente de la Real Academia Española. Viaja a Europa, como corresponsal literario de la revista Caras y Caretas, pero su delicada salud se resiente y muere al poco tiempo de llegar a Sicilia.
En 1900 publicó Ariel, su obra más conocida, en la que exhorta a la juventud hispanoamericana a evitar toda limitación espiritual y a mantener la tradición grecolatina de su cultura frente a la estrechez utilitaria de Estados Unidos. Escribió también Motivos de Proteo (1909), de carácter espiritualista, a la que Rodó consideraba como su obra cumbre, El mirador de Próspero (1913) y una compilación de textos hispanoamericanos en la que aparecían representados Rubén Darío, Simón Bolívar y Juan Montalvo. Su estilo, que se distingue por la precisión, unida a la riqueza de imágenes, se refleja también en otras obras como El que vendrá (1896), La novela nueva (1897) y Liberalismo y jacobinismo (1906). Póstumamente se publicaron El camino de Paros (1918), Hombres de América (1920) y Nuevos motivos de Proteo (1918).
Rodó no solo es un pensador, sino también un artista. La crítica lo ha reconocido como “la cumbre de la prosa modernista” y su estilo ha servido con claridad y elegancia la expresión de sus ideas. Y como dijo el modernista uruguayo: “Los partidos políticos no mueren de muerte natural; se suicidan”.
Francisco Arias Solis
Se ama la libertad como se ama y se necesita el aire, el pan y el amor.
Para participar en el XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad
URL: http://www.internautasporlapaz.org
Enviar los poemas a pazylibertad@arrakis.es
Gracias.
(1871-1917)
“Los gobiernos que han pretendido sofocar
la voz libre de los pueblos, han muerto asfixiados
apenas se ha hecho el silencio que apetecían.”
José Enrique Rodó.
LA VOZ DE LA PROSA MODERNISTA
El modernismo no se explica de forma completa sin situar al lado de Darío a un pensador y ensayista José Enrique Rodó, algo posterior cronológicamente (Ariel, 1900), pero cuya labor incidió tanto en el maestro como en los discípulos. Ariel señala y marca las pautas ideológicas con la que comulgaron todos los modernistas. El uruguayo José Enrique Rodó ha representado el pensar y sentir hispanoamericano en la época del resurgir del modernismo y puede ser considerado como el crítico continental de su época. Se distinguió por su idealismo, aunque tampoco despreció las ventajas del progreso materialista. Está considerado el mayor ensayista del modernismo hispanoamericano, particularmente, por sus ideas. Periodista de altura y gran orador, fue también un maestro de la juventud.
Rodó aceptaba las democracias, pero únicamente las selectas, las que no igualan con el rasero de lo bajo, sino las que tienden a superarse. Fruto de la ideología de Rodó es Ariel, que constituye un ataque al positivismo, intentando Rodó con su prédica borrar de las juventudes hispanoamericanas cierto complejo de inferioridad; y para alentarlos les hizo ver su acervo de idealismo y cómo con el podían evitar los peligros que para su originalidad representa el utilitarismo norteamericano. “Ariel triunfante significa idealidad y orden en la vida -nos dice el autor- , noble inspiración en el pensamiento, desinterés en moral, buen gusto en arte, heroísmo en la acción, delicadeza de costumbres. Es el héroe epónimo en la epopeya de la especie”.
José Enrique Rodó Piñeyro nace en Montevideo el 15 de julio de 1871 y fallece en Palermo, capital de la región autónoma de Sicilia, el 1 de mayo de 1917. Su padre, español de nacimiento, despierta su afición a la literatura. A la muerte de su padre tiene que trabajar, a temprana de edad, de aprendiz de un estudio de escribano. Estudia Filosofía y funda la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales (1895-1897). Colabora en diversos periódicos y revistas, y llega a ser profesor de literatura en la Universidad de Montevideo, diputado por el Partido Colorado, director de la Biblioteca Nacional y en 1912 es designado académico correspondiente de la Real Academia Española. Viaja a Europa, como corresponsal literario de la revista Caras y Caretas, pero su delicada salud se resiente y muere al poco tiempo de llegar a Sicilia.
En 1900 publicó Ariel, su obra más conocida, en la que exhorta a la juventud hispanoamericana a evitar toda limitación espiritual y a mantener la tradición grecolatina de su cultura frente a la estrechez utilitaria de Estados Unidos. Escribió también Motivos de Proteo (1909), de carácter espiritualista, a la que Rodó consideraba como su obra cumbre, El mirador de Próspero (1913) y una compilación de textos hispanoamericanos en la que aparecían representados Rubén Darío, Simón Bolívar y Juan Montalvo. Su estilo, que se distingue por la precisión, unida a la riqueza de imágenes, se refleja también en otras obras como El que vendrá (1896), La novela nueva (1897) y Liberalismo y jacobinismo (1906). Póstumamente se publicaron El camino de Paros (1918), Hombres de América (1920) y Nuevos motivos de Proteo (1918).
Rodó no solo es un pensador, sino también un artista. La crítica lo ha reconocido como “la cumbre de la prosa modernista” y su estilo ha servido con claridad y elegancia la expresión de sus ideas. Y como dijo el modernista uruguayo: “Los partidos políticos no mueren de muerte natural; se suicidan”.
Francisco Arias Solis
Se ama la libertad como se ama y se necesita el aire, el pan y el amor.
Para participar en el XIII Festival Poético por la Paz y la Libertad
URL: http://www.internautasporlapaz.org
Enviar los poemas a pazylibertad@arrakis.es
Gracias.
lunes, 10 de agosto de 2009
Edmondo de Amicis por Francisco Arias Solís
EDMONDO DE AMICIS
(1846-1908)
“Las amistades son como los matrimonios: de cada diez, uno se hace por amor.”
Edmondo de Amicis.
LA VOZ DE UNO DE LOS ESCRITORES ITALIANOS MÁS POPULARES
El escritor italiano Edmondo de Amicis se halla en la línea de transición del realismo al que podríamos llamar modernismo. Preocupado por la formación de la infancia y de la juventud, publica en 1886 la conocidísima novela Quore (Corazón), en la que dentro de un ambiente sentimental, orienta pedagógicamente a los lectores niños, en un marco también patriótico. La novela supuso un éxito arrollador, en tres años se hicieron cien ediciones, y fue traducida a casi todos los idiomas europeos. De Amicis se convirtió en uno de los escritores más populares de Italia y más conocido en el extranjero.
Edmondo de Amicis nació en Oneglia el 21 de octubre de 1846 y falleció en Bordighera el 11 de marzo de 1908. Tras sus estudios en un liceo de Turín, ingresó muy joven en la Academia Militar, alcanzando el grado de oficial. En 1866 participó en la batalla de Custoza. En 1867 dirigió el diario L'Italia Militare, en el que publicó artículos y bocetos, que reunió en su primera obra La vida militar (1868), que le proporcionó una inmediata popularidad, abandonando pronto la carrera militar para dedicarse al periodismo y la literatura. Como corresponsal de La Natione de Florencia visitó numerosos países, lo que le permitió publicar diversos relatos de viajes: España (1873), Recuerdos de Londres (1874), Holanda (1874), Marruecos (1876), Constantinopla (1878) y Recuerdos de Paris (1879). Alcanzó otro notable éxito con su novela Los amigos (1883). Trató la problemática de la escuela popular y de la necesidad de expansión de la educación en sus obras Novela de un maestro (1890), Amor y gimnasia (1892), en el que su personaje principal es una profesora de gimnasia, y La maestrita de los obreros (1895). Otro éxito fue su obra La carroza de todos (Una novela en tranvía) (1899).
De Amicis dio un paso importante en su vida con su adhesión al Partido Socialista, en cuyo periódico Il Grido de Populo publicó una serie de artículos que reunió en su obra Cuestión social (1894), anteriormente había publicado algunos textos de una gran sensibilidad social como Sobre el océano (1889), en el que trata de la emigración y Primero de mayo, cuyo título evoca la primera celebración del Día Internacional de los Trabajadores, instituido por el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional celebrado en París en 1889, si bien este libro no llegó a publicarse hasta 1980.
Su obra más famosa, posteriormente llevada al cine, ya hemos dicho que fue Corazón, diario de un colegial, que fue acusada de un exagerado sentimentalismo idealista y moralizador, la obra presagia sus simpatías socialistas, cristalizadas en1891.
Finalmente hay que señalar que compartió con Alessandro Manzoni su deseo de depurar la lengua italiana, como se pone claramente de manifiesto en su obra El idioma gentil (1905). Y como dijo el escritor italiano: “Una casa sin libros es una casa sin dignidad”.
Francisco Arias Solís
No se debe admitir la violencia ni siquiera contra la violencia
Portal de Internautas por la Paz y la Libertad y de Foro Libre.
URL: http://www.internautasporlapaz.org
(1846-1908)
“Las amistades son como los matrimonios: de cada diez, uno se hace por amor.”
Edmondo de Amicis.
LA VOZ DE UNO DE LOS ESCRITORES ITALIANOS MÁS POPULARES
El escritor italiano Edmondo de Amicis se halla en la línea de transición del realismo al que podríamos llamar modernismo. Preocupado por la formación de la infancia y de la juventud, publica en 1886 la conocidísima novela Quore (Corazón), en la que dentro de un ambiente sentimental, orienta pedagógicamente a los lectores niños, en un marco también patriótico. La novela supuso un éxito arrollador, en tres años se hicieron cien ediciones, y fue traducida a casi todos los idiomas europeos. De Amicis se convirtió en uno de los escritores más populares de Italia y más conocido en el extranjero.
Edmondo de Amicis nació en Oneglia el 21 de octubre de 1846 y falleció en Bordighera el 11 de marzo de 1908. Tras sus estudios en un liceo de Turín, ingresó muy joven en la Academia Militar, alcanzando el grado de oficial. En 1866 participó en la batalla de Custoza. En 1867 dirigió el diario L'Italia Militare, en el que publicó artículos y bocetos, que reunió en su primera obra La vida militar (1868), que le proporcionó una inmediata popularidad, abandonando pronto la carrera militar para dedicarse al periodismo y la literatura. Como corresponsal de La Natione de Florencia visitó numerosos países, lo que le permitió publicar diversos relatos de viajes: España (1873), Recuerdos de Londres (1874), Holanda (1874), Marruecos (1876), Constantinopla (1878) y Recuerdos de Paris (1879). Alcanzó otro notable éxito con su novela Los amigos (1883). Trató la problemática de la escuela popular y de la necesidad de expansión de la educación en sus obras Novela de un maestro (1890), Amor y gimnasia (1892), en el que su personaje principal es una profesora de gimnasia, y La maestrita de los obreros (1895). Otro éxito fue su obra La carroza de todos (Una novela en tranvía) (1899).
De Amicis dio un paso importante en su vida con su adhesión al Partido Socialista, en cuyo periódico Il Grido de Populo publicó una serie de artículos que reunió en su obra Cuestión social (1894), anteriormente había publicado algunos textos de una gran sensibilidad social como Sobre el océano (1889), en el que trata de la emigración y Primero de mayo, cuyo título evoca la primera celebración del Día Internacional de los Trabajadores, instituido por el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional celebrado en París en 1889, si bien este libro no llegó a publicarse hasta 1980.
Su obra más famosa, posteriormente llevada al cine, ya hemos dicho que fue Corazón, diario de un colegial, que fue acusada de un exagerado sentimentalismo idealista y moralizador, la obra presagia sus simpatías socialistas, cristalizadas en1891.
Finalmente hay que señalar que compartió con Alessandro Manzoni su deseo de depurar la lengua italiana, como se pone claramente de manifiesto en su obra El idioma gentil (1905). Y como dijo el escritor italiano: “Una casa sin libros es una casa sin dignidad”.
Francisco Arias Solís
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