lunes, 17 de agosto de 2009

Eugenio Fernández Granell por Francisco Arias Solís

EUGENIO FERNÁNDEZ GRANELL
(1912-2001)

“La única condición para ser surrealista
es la integridad del individuo, que no se vende,
que no traiciona.”
Eugenio Fernández Granell.

LA VOZ DEL ARTE SURREALISTA

La contribución de Eugenio Fernández Granell a las artes plásticas y a la literatura del surrealismo ha sido extraordinaria. Fue músico antes de la guerra, provocada por la rebelión militar del general Franco, soldado en ella y pintor y literato más tarde, Francia, Santo Domingo, Guatemala, Puerto Rico y Estados Unidos han sido los lugares de su exilio, y en la mayoría de ellos se ha dedicado a la enseñanza, de las artes, primero; de la literatura, en sus últimos años de docencia. A poco de llegar a Santo Domingo, Granell, violinista formado con Fernández Bordás en el Conservatorio de Madrid, actúa en la Orquesta Sinfónica Dominicana, que dirigía otro exiliado español, Enrique Casal Chapí. Pero pronto deriva y se entrega a la pintura, y su obra fecundísima comienza a merecer los más altos elogios por parte de André Breton, que le conoce en su visita a Santo Domingo. Y de nuevo comienza a alternar su rica experiencia plástica con la literatura, primero como periodista en Santo Domingo, Guatemala y Estados Unidos, y luego como novelista. Esta múltiple expresión artística se da en Granell como se dio en otros casos de artistas surrealistas. Afiliado al surrealismo y creyente en sus doctrinas, los cuadros y narraciones de Granell llevan la marca del onirismo y la carga subconsciente propios de la Escuela.

Eugenio Fernández Granell nació en A Coruña el 28 de noviembre de 1912 y falleció en Madrid el 24 de octubre de 2001. En Santiago de Compostela estudia bachillerato e inicia sus estudios musicales. En 1928 ingresa en la Escuela Superior de Música del Conservatorio de Madrid. Escribe en la revista Nueva España. En 1933 ingresa en la Oposición de Izquierda, futura Izquierda Comunista. Dos años más tarde se afilia al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). Después del golpe militar se incorpora a las milicias republicanas y dirige el diario El Combatiente Rojo, en el frente de Guadalajara, y colabora en el diario La Batalla y en la revista La Nueva Era. En 1939 se exilia en Francia, donde estuvo prisionero en varios campos de concentración. Durante su viaje a América conoce a su futura esposa, Amparo Segarra Vicente. Llega a la República Dominicana fijando su residencia en Santo Domingo. Realiza varias exposiciones de pintura. Entra en la redacción del periódico dominicano La Nación. En 1943 crea, junto con Alberto Baeza Flores, la revista La Poesía Sorpendida. No firma una carta de adhesión al régimen del dictador Trujillo y se ve obligado a abandonar Santo Domingo. Se instala en Guatemala en 1946, donde ejerce como profesor de la Escuela de las Artes Plásticas. Cuatro años más tarde fija su residencia en Puerto Rico donde ocupa la cátedra de Historia del Arte en la Facultad de Humanidades. En 1959 se establece en Nueva York. Después de terminar sus estudios de Humanidades se doctora en Sociología en la New School for Social Research, de Nueva York. En 1960 gana una cátedra como docente de literatura del Brooklyn College de la City University of New York. En 1969, a los treinta años de su exilio, realiza un viaje a España. En 1985 fija definitivamente su residencia en Madrid.

Granell ha obtenido, entre otros, los siguientes premios y reconocimientos: Premio de pintura de The William and Norma Copley Foundation (1957), Premio de Novela Don Quijote (México, 1968), Premio de las Artes Plásticas de la Comunidad de Madrid (1989), Premio Pablo Iglesias de las Artes, Medalla al mérito de Bellas Artes (1994), Medalla de Oro de las Artes Plásticas (1995). En 1995 se inaugura en Santiago de Compostela la Fundación Eugenio Granell y, dos años más tarde, se le nombra hijo adoptivo de la ciudad de Santiago y se le concede la Medalla de Oro del Mérito Cultural de dicha ciudad.

Su obra Aventuras del indio Tupinamba (1959), es considerada la mejor novela surrealista española. Como novelista es autor también de El clavo (1967), Lo que sucedió (1968) y Federica no era tonta y otros cuentos (1970), y como ensayista, Arte y artistas en Guatemala (1949) e Isla Cofre Mítico (1951). Muchos de sus cuadros tienen titulación poética, precisamente el cuadro primero de su exposición de 1947, en Guatemala, se llama en el catálogo: Nacimiento de Venus en Galicia. Y como dijo el artista surrealista: “No se trata de saber qué es la verdad. Pues la verdad es el todo. Y no se puede saber qué es el todo, pues ya hemos dicho que el todo es la verdad y la verdad no se sabe lo que es”.

Francisco Arias Solís

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